Carta Abierta al Papa Francisco:
¿Está Usted planeando redefinir la doctrina de la Iglesia?
por Kelly BowringTomado de: twoheartspress.com/blog/open-letter-to-pope-francis-are-you-planning-to-redefine-church-doctrine/
Traducida del inglés por Roberto Hope
Querido Papa Francisco:
La Iglesia nos enseña que, como teólogo católico, se me permite plantear preguntas con respecto al contenido de sus intervenciones (Sobre la Vocación Eclesial del Teólogo 24). De manera que eso es lo que pretendo hacer en esta carta abierta.
Desde que fue electo Papa, muchos de sus actos y afirmaciones han traído desasosiego entre no pocos cardenales católicos. Yo mismo he planteado algunas cuestiones anteriormente, en particular sobre cómo sus palabras y acciones parecen estar dando cumplimiento a las creíbles profecías católicas de nuestros tiempos. El centro de las crecientes inquietudes apunta a lo que parecen ser sus intenciones de cambiar o alterar la doctrina católica y posiblemente hacer concesiones pastorales en relación con la enseñanza doctrinal de la fe y la moral.
Sólo Pregunto:
Comienzo por preguntarle si Benedicto XVI no estaría refiriéndose a Usted cuando, como es bien sabido, al principio de su pontificado pidió: “Oren por que yo no huya de miedo a los lobos” ¿Está Usted planeando descarriar a muchos, primero fijando su objetivo en la familia (cambiando el significado del matrimonio, comprometiendo la moral sexual y las cuestiones de vida), ya que es el cimiento de la sociedad y de la iglesia doméstica? ¿ Por qué ha estado usted desenfatizando las doctrinas sobre la homosexualidad, la cohabitación, el aborto, y la anti-concepcíon? ¿Por qué ha estado Usted colocando estratégicamente en puestos clave a personas de mando que promueven hacer concesiones y cambios en la doctrina, causando ya confusión de esa manera? ¿Está usted por conducir a la Iglesia Católica a que haga un número de alarmantes declaraciones, referentes a por qué tiene que cambiar y modificar varias partes de su estructura y de sus creencias? ¿Por qué parece que las leyes tornadizas de nuestros países están siendo instigadas al unísono con los cambios que se están proponiendo en nuestras iglesias, con ambos juegos de nuevas leyes siendo compaginadas para redefinir y aceptar todo tipo de pecado?
¿Podrá esto Volverse una Cuestión de Validez Papal?
Es objetivamente imposible cambiar, descartar o comprometer una sola doctrina de la fe. Como lo he tratado en otro artículo, la Iglesia nos enseña que hasta un papa puede situarse en herejía personal si se rehusa a creer una sola doctrina, y si lo hace, se invalida a sí mismo como Papa. ¿Hay una sola doctrina de la fe que Usted se niegue a creer? ¿O que esté tratando de cambiar? ¿O que de hecho hará cambiar pronto?
Santo Tomás de Aquino confirma que todo miembro de la Iglesia, que obstinadamente descrea una sola doctrina de la Fe, pierde toda la gracia de la Fe teológica; y manteniendo voluntariamente de esa manera un solo tipo de opinión de acuerdo con su propia voluntad se hace hereje. Se vuelve más un asunto de escándalo cuando cuando quienes guían a la Iglesia tratan la doctrina como si no lo fuera, arguyen que una doctrina ha sido hasta ahora controvertida, y luego se esfuerzan por re-definirla, tratándola como materia abierta a cuestionamiento, discusión u opiniones entre expertos. Esto es en esencia una labor de engaño. Más inquietud surge cuando los miembros de la jerarquía de la Iglesia dicen que no tienen intención de cambiar la doctrina de la Iglesia, cuando se aprestan a hacer concesiones pastorales aparentemente misericordiosas pero en realidad condenables, con el efecto secretamente buscado de hacer obsoleta una doctrina.
Usted no Puede Cambiar Doctrina Alguna del Catecismo
Aun cuando no todas las doctrinas contenidas en el Catecismo han sido definidas de manera infalible, el Catecismo sólo enseña la verdad, “la verdad que fue confiada de una vez para siempre a los santos” (Judas 3). El alterar significativamente cualquier enseñanza contenida en el Catecismo, que es la fuente de enseñanza de la sagrada doctrina, “el texto de referencia seguro y auténtico para enseñar la doctrina católica”(FD 3), que "sin error sintetiza normativamente la totalidad de la fe católica” (GDC 120) y las “verdades salvíficas fundamentales” de la fe (GDC 124), conduce objetivamente a la herejía y a la apostasía. Sea que Usted cambie la doctrina o que simplemente sancione el transgredirla so pretexto de hacer una concesión pastoral (no obstante cuán noble en apariencia sea su razón) o que simplemente la reemplace con nuevas leyes de tolerancia, todo esto equivaldría a caer en herejía. El cambiar la doctrina de la Iglesia aun bajo la apariencia de una innovación pastoral no haría válido el cambio. Hoy en día hay un extendido liberalismo radical de compasión equivocada, falsa misericordia, y tolerancia excesiva propuestas en aras de ser pastoral y de estar al día. Pero sólo lo que sea verdadero pastoralmente puede ser verdaderamente pastoral. Nunca puede citarse a la misericordia como una alternativa o como opuesta a la doctrina: La verdad doctrinal nunca puede adaptarse al creyente o a la época, sino que el creyente y la época deben ser invitados a adaptarse a la verdad doctrinal. Una enseñanza nueva o modificada o una concesión que eluda o cambie cualquier artículo de fe o que sólo le de una interpretación diferente de la tradicional y verdadera sería necesariamente herética. ¿Es esto lo que Usted está planeando hacer?
Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida y no hay salvación a través de nadie más. Él es la plenitud de toda la Revelación divina, que subsiste en su integridad sólo en la Iglesia Católica. Los fieles católicos deben creer como cierta toda la doctrina de la Iglesia. Esta fe “es necesaria para la salvación” (CIC 183) para aquéllos que están conscientes de ella. Y no obstante que el Papa “tiene poder total, supremo y universal sobre toda la Iglesia” (CIC 882), éste es aplicable solamente cuando él sea un papa válido y así permanezca.. Su cargo de papa lo obliga a salvaguardar e interpretar debida y auténticamente las doctrinas confiadas al Magisterio auténtico de la Iglesia por nuestro Divino Redentor (Mateo 16:18, 18:18), pero no son para usted, como individuo, someterlas al juego y a los fines ocultos del poder. Y aun cuando la enseñanza de la Iglesia sobre el desarrollo de la doctrina permite un genuino progreso en la exposición y la comprensión de la Revelación, jamás autoriza cambiar, abandonar o desechar doctrina alguna de la Iglesia.
La Palabra, como nos la dan la Escritura (la Biblia) y la Tradición (el Catecismo), no pueden cambiar. La íntegra verdad divina de la Fe, entregada a nosotros en forma de la sagrada doctrina, es “sabiduría por encima de toda sapienza humana” y sólo se entiende y se acepta mediante un profundo y auténtico “temor de Dios”. Es el deber de la jerarquía de la Iglesia el llamar a los fieles a “obediencia de la fe” a la verdad completa de la sagrada doctrina contenida en la Escritura y la Tradición, con una libertad de conciencia que nunca los libera de la verdad, sino siempre y únicamente les da libertad en la verdad. Y toda labor de genuina pluralidad debe salvaguardar la unidad de la fe en su integridad doctrinal.
En vez de llamar a la humanidad a su conversión a Cristo y a la verdad de la doctrina, desempeñando el gran mandamiento de Jesucristo de: “id y haced discípulos de todas las naciones, enseñándoles a que observen todas las verdades” para que se conviertan por el bautismo, algunos vemos que su forma de proceder es buscando amoldar y comprometer la doctrina ante las tendencias actuales del pensamiento y comportamiento seculares, y tergiversarla para acomodarla a otras orientaciones religiosas. Papa Francisco, debemos mantenernos firmes en lo que ha sido encomendado a nosotros por Cristo y sus Apóstoles, o sea, el depósito íntegro de la fe que se halla en la sagrada doctrina (1 Tim 6:20). Estamos llamados a dejar que la verdad sobrenatural de Cristo hable por sí misma, pues “lo que nos hace creer (la doctrina) no es que las verdades reveladas nos parezcan ciertas e inteligibles a la luz de nuestra razón natural (mucho menos dentro del contexto de nuestra sociedad moralmente corrupta); creemos porque es la autoridad de Dios mismo quien nos las revela, quien no puede engañar ni ser engañado” (CIC 156). Sin embargo, aunque Dios no puede engañar, un papa sí puede hacerlo; especialmente con la engañosa bandera de (falsa) humildad y (falso) amor a la humanidad, que se despliega pero que no se practica en forma genuina.
Para reiterar mi punto principal, Papa Francisco, Usted no puede cambiar, alterar o desechar una sola doctrina sin desmantelar con ello todo el depósito de la fe. “Porque cualquiera que guardare toda la ley pero faltare en un solo punto se hace culpable con respecto a toda ella” (Santiago 2:10). Aun cuando sólo la doctrina más pequeña e insignificante sea rechazada, comprometida o alterada, la verdad entera de Dios se pone en riesgo. Papa Francisco, Usted puede poner al día o cambiar las costumbres de la iglesia, como válidamente lo han hecho muchos en la jerarquía, pero no puede cambiar la doctrina de la iglesia una iota, no sólo la doctrina menos significativa (por ejemplo dar la comunión a los divorciados y vueltos a casar, dar la bendición de la Iglesia a parejas del mismo sexo o cambiar el significado de la Eucaristía) sin invalidar de hecho su pontificado. Sería imposible para un dirigente de la Iglesia permitir cualquier cambio pastoral substancial a una doctrina, pues tal cambio necesariamente haría esa adaptación pastoral incompatible con la doctrina, que además sería semejante a una herejía y apostasía. Transija con una sola doctrina católica y abrirá una caja de Pandora que en efecto deslegitimizará toda la doctrina católica.
¿Está Usted llevando a la Iglesia a la Gran Apostasía y Cisma?
Papa Francisco ¿está usted organizando un nuevo movimiento evangélico, que vaya a ser dado a conocer por etapas, mediante una estrategia de pasos graduales, a fin de evitar demasiadas preguntas, pero que será recibido como una bocanada de aire fresco por muchos? ¿Está Usted formando una falsa hermandad ecuménica como parte de una Iglesia ahora renovada, buscando unir a las iglesias del mundo en una Nueva Iglesia del Mundo, que llevaría a practicar nuevos ritos y abominaciones? La Iglesia no puede hacerse que se acomode al mundo moderno, ni puede su doctrina cambiarse para volverse incluyente con el fin de agradar a otras denominaciones, religiones y modas.
Y no importa qué otro bien haga Usted, no importa qué otro compromiso humanitario Usted promueva, o concurso de popularidad Usted gane, si Usted conduce a los fieles por un camino errado, no será nada más que un falso papa. Igual como todo el resto de nosotros, tiene Usted dos opciones – permanecer leal a la Verdad de Cristo o acoger mentiras como sustitutos de ella, lo cual es herejía, y diseminar esas mentiras por medio de engaños y artera apostasía, dividiendo de esa manera a la Iglesia en un cisma.
Papa Francisco, cualesquiera que sean sus planes, el hecho es que a muchos nos parece que usted está contribuyendo a la confusión espiritual de nuestros tiempos. Su centro de atención parece estar más en el hombre que en Dios, en agradar o impresionar al hombre más que a Dios, en aparentemente secundar al hombre en sus pecados más que en auxiliarlo en servir y obedecer a Dios y Sus Mandamientos. De ser esto así, entonces ¿a dónde quiere llegar con esto? Y ¿a dónde está conduciendo a la Iglesia?
¿Está entre Nosotros el Falso Profeta?
Papa Francisco, hay muchas enseñanzas y profecías bíblicas acerca del falso profeta, a algunas de las cuales parece Usted estar dando cumplimiento. ¿Por qué está usted apoyando vigorosamente a obispos disidentes que están proponiendo hacer concesiones pastorales heréticas y están buscando manosear la doctrina sagrada, mientras usted despiadadamente echa afuera, depone o les quita poder a otros obispos, conocidos por ser fieles a la doctrina? ¿Por qué le ofrece usted una tremenda sensibilidad pastoral a gente que ni siquiera quiere practicar la fe y está inclinada a ofenderla, pero en cambio ha dirigido un antagonismo despiadado hacia aquéllos que sí la practican? ¿Por qué cada vez más nos parece a algunos, que está en marcha una desorientación diabólica, aunque intencionalmente nebulosa, en la doctrina de la Iglesia bajo el gobierno de Usted?
La Biblia nos previene de falsos maestros que llevan al pueblo de Dios por un camino errado con sus mentiras y su temeridad. San Judas dice que ellos habrán de pervertir la gracia de nuestro Señor, tornándola en libertinaje. Nuestro Señor también advirtió repetidamente acerca de los falsos maestros que llevarán a muchos a su ruina espiritual. Jesús nos cuenta la parábola del trigo y la cizaña, con la cual nos ilustra que las semillas de la cizaña (la falsa doctrina) se parecen tanto a las del trigo, que aun los labradores (teólogos/ apologistas/obispos) tienen dificultad para distinguirlas, pues al demonio le gusta disfrazar la falsedad con la verdad, usar la virtud para justificar el vicio, y tergiversar la doctrina para justificar la herejía, tanto que hasta los fieles son engañados. Jesucristo de hecho nos amonestó a que estuviéramos alerta de los falsos profetas, que vienen a nosotros vestidos con piel de oveja pero que en su interior no son otra cosa que lobos voraces. Y San Pablo declara de esos villanos “Pero aun si nosotros o un ángel del cielo, les enseñara un evangelio contrario al de Jesucristo, que sea condenado”.
Papa Francisco ¿es Usted el lobo vestido de pastor, contra el cual la profecía católica nos ha prevenido? ¿Es usted el profetizado falso profeta de embustes y engaños que habrá de llevar a la Iglesia a un cisma? ¿Es usted el anti-Juan Bautista y precursor del anticristo que dominará al mundo? ¿Estará usted pronto a la puerta de la muerte, como lo profetiza el Libro de la Revelación, sólo en ese momento, justo como si un milagro hubiera tenido lugar, parezca haberse levantado de entre los muertos?
Aquí vale la pena considerar dos fuentes aprobadas de revelación privada: Primero, en La Salette, nuestra Señora nos previno que Roma habría de perder la fe y habría de volverse sede del anticristo; la Iglesia habría de ser eclipsada y no sabremos quién es el verdadero papa. Y segundo, en Akita Nuestra Señora nos previno de que el engaño de Satanás habrá de infiltrar a la Iglesia en un grado tal que veremos (buenos) cardenales divididos contra (malos) cardenales, en que la Iglesia será enredada en una revolución, Y hay muchas otras profecías católicas creíbles que nos dan una percepción, nos previenen y nos dan dirección para nuestros tiempos; profecías que todo católico debe tener presentes. Ellas nos dicen que habrá de venir un dirigente de la Iglesia por medio de quién el mundo habrá de ser engañado por sus muchos actos que serán considerados obras de gran caridad pero llevadas a cabo detrás de una falsa fachada de humildad y de palabras dulces presentadas con un maravilloso y amoroso carisma externo. Mediante sus enseñanzas alentará a la humanidad a caminar hacia un humanismo exaltado en vez de hacia Dios.
Es muy posible para un embaucador maestro engañar a los fieles católicos. El Padre Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, con sus simuladas ortodoxia, humildad y ostentosa santidad, engañó con éxito hasta a un papa (San Juan Pablo). El propio Catecismo señala que en los últimos tiempos, una gran parte de los fieles será conducida por mal camino, específicamente mediante un engaño religioso. Papa Francisco ¿es Usted un impostor que pondrá en riesgo la integridad de la doctrina de la Iglesia, que anunciará orgullosamente su solución de unir a todas las iglesias cual si fuera una sola, y que llevará a cisma a la Iglesia Católica? ¿Será Usted aplaudido por el mundo secular y loado como un moderno innovador por condonar el pecado? ¿Habrá Usted de encargar un referendo para adaptar las leyes de la Iglesia y condonar nuevas prácticas pecaminosas que congenien con los tergiversados derechos humanos, para luego forzar a la Iglesia a que preste un nuevo juramento a esta nueva falsa doctrina? ¿Va Usted a hacer una burla de la fe y la moral católica en nombre de una disciplina tornadiza, de una acción pastoral y de un respeto al voto popular, y proseguir con el plan oculto de colocar en lugar supremo la conciencia individual, por encima de la doctrina católica?
En nuestros tiempos, más que nunca, Satanás quiere causar un gran daño espiritual a la humanidad por medio de engaños. Sabemos que el falso profeta vendrá enmascarado como amigo de católicos, protestantes, judíos y musulmanes. En lugar de eso, es el falsario que ha entrado en la casa de Dios para engañar y destruir almas mediante lo que será el más grande engaño religioso de la historia.
Papa Francisco, si Usted es un falso profeta que busca arrebatar almas por medio de embustes, habrá de salir perdiendo. El libro de la Revelación dice que tanto el falso profeta como el anticristo serán arrojados al lago de fuego donde sufrirán para siempre. “El mal tendrá su hora, pero Dios tendrá Su día” (Venerable Fulton Sheen). Mucho de lo que sucederá en la Iglesia en estos tiempos ha sido predicho, y sabemos que Dios permite estas abominaciones por buena razón. La Iglesia, como Cristo, sufrirá su pasión, crucifixión y muerte, y sólo entonces para entrar en su resurrección en una Nueva Era de Paz (Fátima). Y sabemos que no habrá derrota para los fieles que se mantengan firmes en la fe y sostengan la Verdad – la Palabra de Dios – aun ante la adversidad, la herejía, la apostasía y el cisma. Papa Francisco, a cualquier defensa que Usted pudiera tener o hacer acerca de las cuestiones que he planteado, el tiempo habrá de revelar la verdad de las cosas.
A los Fieles Católicos:
A los fieles católicos yo digo lo siguiente: Vivimos en tiempos tenebrosos y peligrosos, en los que nuestra fe y nuestra moral están siendo atacadas y reprimidas por todas partes, y de la manera más siniestra desde el interior de la misma Iglesia. San Pablo nos previno en su primera carta a Timoteo que “en los últimos tiempos algunos habrán de apostatar de la fe por prestar atención a espíritus deshonestos y (falsas) doctrinas de demonios, seducidos por gente mentirosa" (1 Timoteo 4:1). Deben ustedes estar alertas a los signos de los tiempos que fueron profetizados en las Sagradas Escrituras, incluyendo el Libro de la Revelación, y en las creíbles profecías marianas y modernas. La sólida profecía católica señala que el tiempo de la gran batalla predicha en la Escritura, que tendrá lugar en los últimos tiempos está de hecho ante nosotros hoy en día. No obstante lo que venga, la Iglesia Católica de Jesucristo permanecerá intacta, aunque quede sólo un remanente. Jesucristo prometió que la Verdad jamás podría cambiar ni ser derrotada. Aquéllos que se separen de la Iglesia en estos tiempos transigiendo en la doctrina, aun por seguir al papa, dejarán de estar unidos a la verdadera Iglesia.
Recen por recibir la gracia para discernir la Verdad, La victoria será de Nuestro Señor. Todo lo que necesitan hacer es evitar las trampas que pueden ser colocadas para arrebatar las almas de ustedes. No dejen que la falsa doctrina les sea impuesta, aun cuando sean ustedes acusados (falsamente) de falta de tolerancia, falta de compasión, falta de amor, falta de respeto para los derechos humanos o de ser injustificadamente moralistas. Que Jesús les abra los ojos a cualquier posible engaño que se presente o mentiras que les sean presentadas junto con verdades a medias, con ambigüedad; y que el Señor no permita que ningún dirigente falso divida a la Iglesia. Rueguen por la gracia del discernimiento, a fin de que nunca nieguen la Verdad. Sean firmes en su creencia en la Palabra de Dios, las Enseñanzas de la Iglesia y los Sacramentos. No importa cuánto sea atacada la Iglesia de Jesucristo, Dios no permitirá que sea destruida (el famoso sueño de San Juan Bosco de la guerra al interior de la Barca de Pedro nos viene a la memoria aquí). Puede estarse desplegando un plan taimado para conducirlos a ustedes a la gran apostasía, el primer sello del Libro de la Revelación, y será el engaño más grande de la historia, de manera que deben examinar todo lo que se les diga de ahora en adelante, aun cuando venga del Papa Francisco. Pues el hombre nunca puede vivir de pan solamente, sino de la verdadera Palabra de Dios. Negar o abandonar tan solo una doctrina de la fe equivale a negar y abandonar al mismo Jesucristo, como lo hizo Judas. Los fieles deben mantenerse alertas de cualquier posible plan de alterar o desechar doctrina a los caprichos del modernismo y del relativismo.
A los Fieles Católicos y a la gente de buena voluntad, declaro que ahora se requiere vigilancia. No permitan que los engañen con mentiras que provengan de la fuente que fuere de la Iglesia, y no mantengan indebidamente lealtades equivocadas. Sigan la Palabra de Dios como fue expresada desde el principio. No caigan por los falsos llamados a la caridad que hacen aquéllos que buscan la aceptación de sus propias vidas pecaminosas, mientras ellos desafían las Leyes de Dios y ahora pudieran pronto recibir la anuencia de la Iglesia para que sigan haciendo lo mismo. Y cómo pueden los fieles discernir qué es qué – si las nuevas enseñanzas aducen que Jesús condona el pecado, entonces sabrán que ésta es una mentira. La verdad es que Jesús siempre, clara y contundentemente detesta todo pecado aun cuando ame al pecador. Y Jesús jamás transigiría en Su verdad.
Para Concluir
Papa Francisco, si usted pretende amoldar cualquier doctrina de la fe al mundo profano y secular de ahora, o aun desenfatizar alguna cierta doctrina para producir una nueva tolerancia hacia el pecado, la Iglesia no se unirá a Usted, ni los fieles asentirán. Pues tal apostasía invalidaría su pontificado. Yo lo convido a que en vez de eso tome usted su verdadero deber de salvaguardar y promover activamente la sagrada doctrina y con ello formar evangelizadores que sean testigos vivientes de la fe, para formar los santos del tercer milenio Cristiano. En este momento, yo sólo animo a todos los católicos a que le amen y le obedezcan, Papa Francisco, en todos los asuntos de la verdadera fe, pero también aliento a los fieles a que se pongan más atentos a los signos de los tiempos. Papa Francisco, si usted todavía decide permitir cualquier cambio en la doctrina, entonces la jerarquía legítima de la Iglesia pondrá al tanto claramente de esos asuntos a los fieles en ese momento y nos indicará cómo debemos responder de buena fe. No siendo ésto lo que suceda, sólo amor, obediencia y oraciones por Usted, Papa Francisco, permaneciendo debidamente alertas y vigilantes con respecto a los proféticos signos de los tiempos presentes.
Sinceramente en Cristo
Kelly Bowring
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