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lunes, 28 de julio de 2014

Se Planea un Sínodo Radical

Se Planea un Sínodo Radical para Octubre

El instrumentum laboris revela objetivos revolucionarios

por John Vennary

Publicado en el número de agosto 2014 de Catholic Family News enviado a la prensa el 25 de julio de 2014
Tomado de www.cfnews.org/page10/page96/radical_synod.html


Traducido del inglés por Roberto Hope

El Vaticano dio a conocer su instrumentum laboris para el próximo Sínodo de la Familia a verificarse en octubre. Este documento es un tedioso texto de 25,000 palabras.  Es un manuscrito enteramente conciliar. No hace mención de ningún documento del magisterio de la Iglesia que sea anterior al Vaticano II. Fuera de algunas citas de las Sagradas Escrituras, todas las referencias son a textos del Vaticano II o post-conciliares.

El documento contiene puntos buenos, importantes deficiencias y propuestas aterradoras. Las tres propuestas más radicales son:
  1.  Una nueva “solución pastoral” que permita a los divorciados y vueltos a casar a recibir la Sagrada Comunión;
  2.  Un nuevo “encauce pastoral” que permita el bautismo de hijos de parejas del mismo sexo, legitimando indirectamente esas uniones de esa manera.
  3.  Una re-definición de la ley natural en un “nuevo lenguaje”, que corre el riesgo de minar el total fundamento ético de la moral verdadera.
De hecho el instrumentum laboris del sínodo evidencia el actual triunfo de la Nueva Teología en el Vaticano, la misma teología que causó un desastre en el Vaticano II y sigue en su cami­no de destrucción hasta el día de hoy.

Detalles, detalles, detalles
Al leer el instrumentum laboris es fácil ser abrumado por la avalancha de detalles. El docu­mento enumera innumerables problemas y anomalías que afectan en estos tiempos la vida matrimonial y familiar. Pide demasiado – más que lo que jamás podrá resolverse aten­diendo cientos de particularidades dentro de un marco pastoral subjetivista. La solución verdadera exige principios generales fundados en la verdad objetiva, el magisterio inmutable de los siglos y la tradición escolástica de la Iglesia.

Como la Nueva Teología, sin embargo, está fundada en la inestabilidad modernista, el subje­tivismo y un fundamental anti-tomismo; estas soluciones reales probablemente nunca serán consideradas. El resultado de este sínodo será, por consiguiente, un continuo aggiornamento: más “nuevo lenguaje”, más experimentación, más confusión, más revolución.

Como lo observó el dominico, Padre Anthony Lee, en la época del Vaticano II, “El espíritu revolucionario muere lentamente, especialmente cuando puede asociarse sutilmente con una genuina reforma.”[1]

La razón de los excesivos detalles en el instrumentum laboris puede comprenderse cuando se ve cómo fue producido el documento: En noviembre de 2013, el Vaticano envió a los obispos de todo el mundo, a varias asociaciones, comunidades e individuos una encuesta sobre la enseñanza de la Iglesia.

Las 39 preguntas estaban clasificadas bajo nueve encabezados: 1) “Difusión de la Enseñanza sobre la Familia en las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia” (nótese que los dos únicos documentos de magisterio que se mencionan en esta sección son Gaudium et spes del Vaticano II y Familiaris consortio de Juan Pablo II), 2) “El Matrimonio Según la Ley Natural”; 3) “Atención Pastoral de la Familia en la Evangelización” 4) “Atención Pastoral en Ciertas Situaciones Matrimoniales Difíciles”; 5) “Sobre la Unión de Personas del Mismo Sexo”; 6) “La Educación de los Hijos en Matrimonios Irregulares”; 7) “La Actitud Receptiva de la Pareja Matrimonial hacia la Vida” (con un enfoque en Humanae Vitae); 8) “La Relación entre la Familia y la Persona”; 9) “Otros Retos y Propuestas”.[2]

Las respuestas que siguieron eran predecibles con respecto al estado actual de la vida matrimonial y familiar en la Iglesia post-Conciliar: total confusión; ausencia de una visión unificada, sobre-énfasis en las tendencias de la época, rechazo de la doctrina fundamental.

También hubo respuestas positivas de católicos que poseen una mejor comprensión de la fe, pero el cuadro general es de fragmentación, indiferencia, confusión e ignorancia de lo que concierne a la enseñanza moral de la Iglesia.

El instrumentum laboris refleja esta cacofonía de puntos de vista. Leemos de aquéllos que rechazan la doctrina de la Iglesia sobre el control de la natalidad porque lo ven como una intrusión de la Iglesia en su vida personal, también los hay que ven la práctica del control de la natalidad como un ejercicio de “paternidad responsable”. También se manifiestan la profu­sión de la cohabitación, de la vuelta a casar de divorciados, de la maternidad en adolescen­tes, de irregularidades canónicas, de parejas del mismo sexo que adoptan hijos. La lista sigue, sigue y sigue.

Como lo señaló la agencia Ansa News en su nota sobre el documento: “Muchos Católicos tienen dificultad para aceptar la doctrina de la Iglesia sobre el control natal, el divorcio, la homosexualidad, las parejas en amasiato, la infidelidad, el sexo pre-matrimonial y la fertilización in vitro” [3]

Se evidencia la ignorancia de la enseñanza moral de la Iglesia en afirmaciones recibidas de católicos divorciados y vueltos a casar que “se preguntan por qué los pecados de otros pue­den ser perdonados pero el de ellos no” [#92] [4]. Un ejemplo de uno de los puntos buenos del documento es que menciona que para la mayoría de las personas, lo que se considera “legal” se equipara con lo que es “moral”, y consecuentemente el surgimiento de leyes que minan el matrimonio y la familia confunden y desorientan a los fieles. [5] Hay afirmaciones preocupantes, que mejor dejaremos para después, con relación a las uniones de personas del mismo sexo.

Como se señaló arriba, es fatal descender a los miles de detalles contenidos en el instrumentum laboris. Cualquiera que tenga la fortaleza de leer el texto completo puede hacerlo, por tedioso que sea el ejercicio. [6]

Yo normalmente no me veo a la cara con el liberal Padre Thomas Reese, del National Catholic Reporter (NCR) pero se me hizo graciosa su observación de que: “Si la vida matrimonial es tan aburrida e infeliz como se describe en este documento, me alegro de ser célibe.” [7]

Pasaremos ahora a lo que considero las propuestas más radicales mencionadas anterior­mente, comenzando con una posible nueva “solución pastoral” para católicos divorciados y vueltos a casar.

Aggiornamento Matrimonial y Pastoral.
El instrumentum laboris contiene dos secciones que abren la puerta a un nuevo encauce. Hablando de católicos divorciados y vueltos a casar, el documento afirma: “... las respuestas y observaciones de algunas conferencias episcopales enfatizan que la Iglesia debe dotarse de medios pastorales que provean la posibilidad de que ella ejerza misericordia, clemencia, e indulgencia hacia nuevos tipos de uniones.”  [#93]

Más adelante, con respecto a los católicos divorciados y vueltos a casar que piden que se les dé la Sagrada Comunión, el documento dice: “En este respecto, algunos recomiendan consi­derar la práctica que siguen algunas iglesias ortodoxas, que, en su opinión abre un camino de carácter penitencial para un segundo y tercer matrimonio. “  [#95]

Tomados por sí mismos y considerados contra el resto del tonelaje verbal del documento, estos enunciados no parecen significar mucho. Es escandaloso, sin embargo, que obispos católicos puedan de hecho considerar adoptar una práctica de los ortodoxos que desafía la doctrina católica y las claras palabras de Nuestro Señor.

No obstante, la propuesta de comunión para los divorciados merece examinarse de cerca a la luz de las declaraciones escandalosas hechas en el consistorio de febrero, cuando el Cardenal Kasper argumentó la posibilidad de admitir a los divorciados y vueltos a casar a la Sagrada Comunión.

Un tremendo escándalo siguió al día siguiente cuando el Papa Francisco elogió públicamente a Kasper, por sus tóxi­cas propuestas, ante los demás cardenales del consistorio, de los cua­les se reporta que el 85% estaban marcadamente en desacuerdo con la osadía de Kas­per. [8] “Hallé una profunda teología y serenos pensamientos en teología, “ dijo Francisco, extasiado, de Kasper, “Esto es lo que yo llamo hacer teología de rodillas. Gracias, gracias” [9]

El padre Thomas Reese, del NCR. aludió a este episodio diciendo lo siguiente: “El Instrumen­tum Laboris también hace notar que 'algunos recomendaron considerar la práctica de algu­nas iglesias ortodoxas que, en su opinión, abre el camino de carácter penitencial para un segundo o tercer matrimonio.' " No menciona que el Papa Francisco esté entre los que están recomendando considerar la práctica de los ortodoxos.

En ese mismo tono, el Cardenal Lorenzo Baldiserri, Secretario del Sínodo de Obispos, dijo en su entrevista a Zenit del 27 de junio, “Con relación al modelo de los ortodoxos, está siendo sugerido como una propuesta en el instrumentum laboris y los Padres del Sínodo también discutirán esta propuesta.”

Esto equivale a abrir una discusión sobre si alguien que muere en pecado mortal sin haberse arrepentido puede ir al cielo. Es de fide del Concilio de Trento [11] que un matrimonio sacra­mental consumado es indisoluble. El padre Ludwig Ott enseña, “Del contrato sacramental del matrimonio emerge la Union Matrimonial, que une a ambos cónyuges en una indisoluble comunidad de vida para toda la vida!” [12]

Al igual que los cánones sobre el matrimonio, el Concilio de Trento proclama de manera infalible en el Canon 2, “Si alguien dice que es legítimo para los cristianos tener varias esposas al mismo tiempo y que eso no está prohibido por la ley divina (Mateo 19:4:f), que sea anatema.” [13]

Por lo tanto, no puede ser admitido a los sacramento ningún católico que esté divorciado y vuelto a casar y cuyo cónyuge original aun viva. Tal católico ha roto sus votos matrimoniales y, en el orden objetivo, vive en pecado mortal. Esta no es para los católicos una cuestión abierta, sino una verdad establecida solemnemente que se remonta a Nuestro Señor mismo, “quien se divorcie de su mujer y se case con otra comete adulterio.” (Lucas 16:18). Quienes viven en pecado no pueden recibir la Sagrada Comunión. La posibilidad de un tratamiento dife­rente no puede ser materia de discusión, aun bajo la engañosa rúbrica de un “nuevo encauce pastoral”.

¿Por qué entonces el Cardenal Kasper, el Cardenal Baldiserri y el Papa Francisco están con­siderando el modelo heterodoxo de los ortodoxos en vez de repetir la enseñanza solemne del infalible Concilio de Trento? ¿Por que no ahorrarse una enorme cantidad de tiempo y de moles­tia? ¿Por qué no evitar tremenda confusión y escándalo? ¿Por qué no reafirmar públicamen­te las verdades definidas de la fe católica sobre este punto, en vez de pretender que pueda haber algún otro punto de vista católico?

Como se demostró con la vorágine de respuestas al cuestionario del Vaticano, hay una igno­rancia masiva de la fe entre los católicos de ahora. Sin embargo, nuestros pastores parecen tener la intención de mantenerlos ignorantes con tal de promulgar nuevas “soluciones pasto­rales” que efectivamente desafíen la fe de todos los tiempos. Nuevamente cito al Padre Anthony Lee, “El espíritu revolucionario muere lentamente, especialmente cuando puede asociarse sutilmente con una genuina reforma.”

Probablemente no sea accidente que el instrumentum laboris no contenga referencias al Concilio de Trento, a Arcanum del Papa León XIII y a Casti Connubi de Pío XI, todos los cuales repiten la absoluta indisolubilidad del matrimonio. ¿No están los pastores de ahora aumentando el caos al rehusarse a reafirmar estas verdades básicas con todas sus conse­cuencias? ¿Qué dice esto de la calidad de nuestros guías como pastores? ¿Qué nos dice esto de su pretexto de querer actuar en forma verdaderamente pastoral?

Mesquino “No enjuiciamiento.”
Aun antes de que el Cardenal Kasper hiciera su imprudente propuesta, el entonces Arzobispo Baldiserri abrió la puerta a este nuevo encauce.  Como lo reportó el Vatican Insider del pasado 28 de noviembre el entonces Arzobispo Baldiserri, recién nombrado Secretario General del Sínodo de Obispos, dijo que el asunto de la comunión para los divorciados y vueltos a casar sería discutido “sin tabús." Baldiserri también dio a entender que el Sínodo pudiera encontrar una presunta solución, observando la práctica de los ortodoxos que permite a los divorciados volverse a casar en ciertas circunstancias.

Las repetidas alusiones a este tema por Baldiserri y el entusiasmo que el Papa Francisco mostró por la propuesta de Kasper garantiza que éste será un punto central de discusión en el sínodo de octubre.  De hecho, ya tenemos un esbozo de cómo va a resolverse el nuevo encauce.

El Instrumentum  Laboris, como ya lo mencionamos, pide “un ejercicio más amplio de misericordia, clemencia e indulgencia hacia las nuevas uniones.“ A lo largo del documento se nos pide un llamado tratamiento “no enjuiciante” ante varios tipos de uniones irregulares.  Parece, sin embargo, que cualquier sacerdote que prefiera la doctrina católica tradicional en vez de este nuevo encauce será aporreado de una manera inmisericorde, inclemente y nada indulgente:

A principios de julio el periodista Sandro Magister, especializado en noticias del Vaticano, relató el caso del Padre Tarcisio Vicario, párroco en la diócesis de Novaro, Italia, quien en un sermón reiteró la doctrina católica tradicional referente a la Eucaristía en el caso de divorciados y vueltos a casar. El obispo de la diócesis donde ejerce el Padre Vicario se enfureció de ese sermón. El Cardenal Baldiserri se sumó al subsecuente alboroto, calificando de irreflexivas las palabras de Vicario, calificativo difícilmente no enjuiciante.

En su sermón, el Padre Vicario expuso:  “Para la Iglesia, que actúa a nombre del Hijo de Dios, el matrimonio únicamente entre los bautizados es siempre un sacramento. El matrimonio civil y la cohabitación no son sacramento. Por consiguiente, aquéllos que se colocan fuera del sacramento [que anteriormente constituyeron] contrayendo matrimonio civil, viven en continuo adulterio.  No se trata de un pecado cometido una vez (por ejemplo un asesinato) ni de una infidelidad por descuido de hábito, en los cuales la conciencia nos llama al deber de reformarnos por medio de un sincero arrepentimiento y un verdadero y firme propósito de alejarnos del pecado y de las ocasiones próximas a él”

El Obispo de Novaro reaccionó con furia, caracterizando las palabras del Padre Vicario como “una ecuación inaceptable, aun cuando hayan sido introducidas como un ejemplo entre cohabitación y asesinato. El uso del ejemplo aun cuando hubiese sido escrito entre corchetes, prueba ser inapropiado y engañoso, y por ello errado.”

Sin embargo, nada hay de inapropiado en el sermón del Padre Vicario. Ël señaló simplemente la diferencia entre un pecado que pasa, no obstante cuán grave haya sido, el cual puede resolverse mediante la confesión, y la peor dificultad que es estar viviendo en pecado dentro de una relación continua. El Padre Vicario en efecto respondió a aquellos católicos divorciados y vueltos a casar que, según podemos leer en el Instrumentum Laboris, “se preguntan por qué los pecados de otros pueden ser perdonados, pero los de ellos no” 

Ahora el Cardenal Baldiserri Entra al Quite
Aun cuando Novaro está cerca de la frontera Suiza, a más de 600 kilómetros de Roma; aun cuando un prelado del Vaticano no tiene por qué meter sus narices en el asunto; aun cuando el Vaticano constantemente se hace de la vista gorda ante las innumerables andanzas de herejía, apostasía y escándalo que tienen numerosos sacerdotes por toda Italia, el Cardenal Baldiserri consideró de su incumbencia descalificar las palabras del Padre Vicario como “una insensatez; se trata de la opinión personal de un párroco que no representa a nadie, ni aun a sí mismo” (“una pazzia, si tratta di un’opinione strettamente personale di un parroco che non rappresenta nessuno, neanche se stesso.”) 

¿La llamada “opinión personal” del Padre Vicario no representa siquiera al propio Padre Vicario? Esto no es nada menos que un berrinche farfullado por Baldiserri en un acalorado arranque de furia.

Adicionalmente, las afirmaciones del Padre Vicario no son simplemente opiniones personales, sino la voz constante de la Iglesia. Por qué, entonces, gruñe y bufa Baldserri ante el catolicismo de Vicario, como vampiro ante un crucifjo? ¿Quién es el insensato en este caso? De entre los dos, es Baldisarro quien aparece como el que requiere de una celda acolchonada. No obstante eso, Baldiserrri es el prelado elegido personalmente por Francisco para ser la fuerza que guíe al próximo sínodo.

Creo que ya tenemos una perspectiva de cómo será la Iglesia después del sínodo de Francisco si la actual trayectoria continúa sin cambio, esperen ustedes ver sacerdotes fieles, que defienden la enseñanza íntegra sobre el matrimonio, ser atacados y humillados por el nuevo régimen de "¿quién soy yo para juzgar?”

Sobre las uniones antinaturales
La sección sobre homosexualidad del Instrumentum Laboris reitera, de hecho, ciertos preceptos de la enseñanza moral de la Iglesia, pero es aquí donde también vemos repetidos llamados a un tratamiento “no enjuiciante”. Vemos también la puerta siendo abierta para el bautismo de “hijos” de parejas del mismo sexo, legitimando indirectamente, de esa manera,  a este tipo de uniones.

Leemos en el párrafo #113: “Todas las conferenciash de obispos expresaron su oposición a 'redefinir' el matrimonio entre un hombre y una mujer con legislación que permita la unión de dos personas del mismo sexo. Las conferencias episcopales demostraron ampliamente que están tratando de encontrar un balance entre la enseñanza de la Iglesia sobre la familia y una actitud respetuosa, no enjuiciante, hacia la gente que vive en tal tipo de uniones."

Igualmente en el #115: “Las conferencias episcopales proporcionaron una diversidad de información sobre uniones entre personas del mismo sexo. En países donde existe legislación sobre uniones civiles, muchos de los fieles se expresan en favor de una actitud respetuosa y no enjuiciante hacia esa gente y un ministerio que busque aceptarlos.” [16]

Desafortunadamente, no se explica el término “no enjuiciante”, y eso sirve para alimentar la suposición secular de que el catolicismo es irrazonablemente “enjuiciante” con respecto a la homosexualidad. Sin embargo la Iglesia Católica sólo reitera las enseñanzas del Antiguo y del Nuevo Testamento, así como las enseñanzas de los santos, de los doctores de la Iglesia y de los padres de la Iglesia..

Los actos homosexuales son intrínsecamente malos; ningún conjunto de circunstancias podría jamás justificar estos actos, que son un grave pecado contra la naturaleza, grave pecado contra Dios, pecado mortal que lleva al alma al infierno por toda la eternidad si no se arrepiente de él, y es uno de los cuatro pecados que claman venganza al cielo. Muchos católicos modernos, y un gran número de jesuitas modernos temblarían de horror ante esta honesta reafirmación de la enseñanza moral de la Iglesia. Sin embargo la verdad no cambia. Como lo observó G.K. Chesterton, “Las falacias no dejan de ser falacias sólo porque se pongan de moda.”

En lo que respecta a “enjuiciar”. Sí, de hecho podemos juzgar que los actos homosexuales son pecaminosos (hasta el Catecismo de 1992 menciona el término “depravación grave”) [17], pero en cuanto a la culpa subjetiva del homosexual, no podemos juzgar, pues tales movimientos interiores del alma son conocidos por Dios solamente.

Así pues, como ya lo dijimos antes en CFN, {18] podemos juzgar acciones morales objetivas, sea que esas acciones se conformen con la ley de Dios o no, mas no podemos juzgar los motivos morales de la persona, [19] Esta simple pero crucial distinción no se encuentra en parte alguna del Instrumentum Laboris. Además, el término “no enjuiciante” es más un término contemporáneo que usan los medios para inflamar las emociones, es el lenguaje de las tendencias modernas, no tiene la precisión de la teología escolástico que ha resistido la prueba del tiempo.

Vale la pena hacer notar que no debemos ser excesivamente severos con aquéllos que luchan con tentaciones que no nos agravian. La Iglesia tiene apostolados dignos de ser notados, tales como Courage del Padre James Harvey, [20] que está dirigido hacia aquéllos que sufren de atracciones hacia su mismo sexo, y les ayuda a sobreponerse a estas tentaciones y pecados. Courage es un tratamiento católico y compasivo. No “celebra” el estilo de vida homosexual como lo hacen demasiados “Ministerios Católicos de Homosexuales y Lesbianas” (como los que pueden encontrarse en varias universidades jesuitas y otras que se dicen católicas, que organizan la celebración de “días de destaparse”): La página de Courage en Internet no muestra banderas con los colores del arcoiris. El apostolado ayuda a aquéllos que reconocen la homosexualidad como un desorden moral, que buscan sobreponerse a estos pecados y que viven una vida católica de gracia santificante.

¿Bautismo?
Mucho más puede decirse de la sección de “mismo sexo” del Instrumentum Laboris, pero por razones de tiempo, pasamos al punto final, que es el tratamiento que da el Instrumentum Laboris al bautismo de niños de parejas del mismo sexo.

Leemos en el párrafo #120: “Las respuestas recibidas se oponen claramente a toda legislación que pueda permitir la adopción de niños por personas que formen una unión del mismo sexo, pues ven un riesgo para el bien integral del niño, que tiene el derecho a tener una madre y un padre. Sin embargo, cuando personas que viven en tales uniones piden el bautismo del niño, casi todas las respuestas enfatizan que los niños deben ser recibidos con el mismo cariño, ternura e interés que se les da a otros niños.”

A esta ambigua sección sólo le falta alentar explícitamente el bautismo, pero el mensaje es claro. Se abre la puerta al bautismo de niños de “parejas del mismo sexo”. Esto no sólo constituye un mal uso del sacramento del bautismo, sino que va a legitimar aún más las uniones homosexuales y la nueva definición de “familia”.

El propósito del bautismo no es simplemente el llevar a cabo una ceremonia; es la entrada a la vida de la gracia santificante y el primer paso para ser criado en la fe católica. Esto incluye necesariamente la adhesión a todas las verdades dogmáticas y morales, y excluye el abandonar a un niño a una casa donde se siguen formas de vida inmorales como si fueran legítimas.

En su magnífica serie en cuatro tomos sobre Teología Moral y Pastoral, el Padre Henry Davis explica: “Es contrario al parecer de la Iglesia el bautizar a un niño que no va a ser criado como católico. Erróneamente se insiste en que el bautismo le dará gracia, el derecho al cielo, y quizás hasta lo conducirá a la fe católica.”  El Padre Davis continúa de esta manera: “Las mismas reglas dadas arriba son aplicables a los hijos de herejes, cismáticos, y católicos que han apostatado o se han vuelto herejes o cismáticos, ya que esos niños están expuestos seriamente al peligro de su perversión.” [22]

Estos principios católicos antes estaban reflejados en el derecho canónico. Como me lo dijo un sacerdote tradicional, “Los principios para la resolución de este caso vienen de los cánones 750 y 751 de la Ley de Derecho Canónico de 1917” que prohiben el bautismo de hijos de herejes, cismáticos y apóstatas. Así pues, aplicando estos principios inmutables, tales personas [las parejas de un mismo sexo] deben ser consideradas como apóstatas formales pues han rechazado formalmente la enseñanza de la iglesia sobre el sexo y el matrimonio, y esto aplica especialmente si han intentado un llamado “matrimonio” del mismo sexo. Por lo menos, esas personas deben ser consideradas pecadores públicos, ya que abertamente llevan una forma de vida que la Iglesia siempre ha considerado ser pecado grave. ¿No han considerado la ley moral de Dios los homosexuales (que adoptan esta forma de vida) y han respondido: “No serviré”?

Es cierto que la Iglesia algunas veces ha admitido al bautismo a hijos de apóstatas, herejes, etc. Eso ha sido cuando puede preverse que recibirán una educación y una formación verdaderamente católicas. Sin embargo, resulta obvio que las parejas de homosexuales viven desafiando la fe católica. Entonces, siguiendo las palabras del Padre Davis: “Estos niños [los criados por esta clase de uniones] están expuestos seriamente al peligro de perversión.”

Aun la “Instrucción sobre el Bautismo de Infantes” del Papa Juan Pablo II, del 20 de octubre de 1980, reitera este principio: “Debe asegurarse que el don así concedido (el bautismo) pueda crecer mediante una auténtica educación en la fe a fin de cumplir el verdadero significado del sacramento. Como regla general, esta seguridad debe ser dada por los padres o los parientes cercanos, aun cuando es posible que dentro de la comunidad cristiana se hagan varios tipos de sustituciones. Pero si estas seguridades no son realmente serias, puede haber base para retrasar el sacramento, y si ciertamente son inexistentes, el sacramento puede hasta ser negado.” [23]

Sin embargo, bajo el reinado del Papa Francisco, si puede creérsele al Intrumentum Laboris, ahora tenemos que la mayor parte de los obispos del mundo están abiertos al bautismo de niños de parejas del mismo sexo. ¿Cuánto nos hemos alejado de los principios que aun en las escuelas protestantes del antiguo Boston podían observarse: la ley de 1789 dice "Todo pueblo o distrito dentro de esta comunidad ... deberá ser provisto de un maestro de escuela o maestros de escuela de buena moral...” [24] ¿No debiera nuestro clero moderno exigir de los tutores católicos la buena moral que antes exigían las instituciones protestantes?

Finalmente, como lo hemos señalado, el bautismo de “hijos” de tales parejas no puede menos que interpretarse como una aprobación tácita de una forma de vida anti católica que es incompatible con cualquier concepto de verdadera crianza católica de los niños.

El hecho de que la mayoría de los obispos favorezca el bautismo en tales casos refleja la pobreza doctrinal de hombres que son producto de una formación mutilada o que se han dejado torcer hacia una desorientación modernista.

La advertencia del Papa Pío VIII nos viene a la mente inmediatamente. “Nada contribuye más a la ruina de las almas que los clérigos impíos, débiles o desinformados” [25] ¿Cuánto peor es cuando los clérigos impíos, débiles o desinformados son nada menos que la mayoría de los obispos?

Ley Natural y Nuevo Lenguaje.
El tema de la Ley Natural es un asunto mayor que lo que tenemos tiempo de cubrir en este número. Por lo pronto mencionaremos brevemente un punto.

El Instrumentum  Laboris señala que la mayoría de los católicos parecen no entender la Ley Natural. Sin embargo, no toca la causa de esta ignorancia. Los católicos no entienden la Ley Natural porque no les ha sido enseñada.

Esta deficiencia se debe a la extendida confusión relacionada con doctrina y moral que resultó del Vaticano II: los incontables “teólogos” heterodoxos que ahora infestan los colegios, universidades y seminarios católicos y que a pesar de ello siguen siendo considerados sacerdotes de buen crédito; el deprecio de la filosofía y de la teología tomista con la desaparición resultante de libros de texto escolásticos tradicionales, organizados y sistemáticos, sobre filosofía y teología, particularmente en las ciencias de la ética y de la teología moral.

De hecho, no puede uno entender la Ley Natural sin tener un conocimiento de la ética escolástica y del marco completo del tomismo tradicional.  Pero en vez de pedir un retorno a que se reafirme la precisión escolástica, la solución que proyecta el Instrumentum Laboris causará aún más confusión.

El documento propone: “El lenguaje que se utiliza tradicionalmente para explicar el término 'Ley Natural' debe mejorarse para que los valores del Evangelio puedan comunicarse a la gente de ahora en una manera más inteligible” [#30]  Ahí lo tenemos: más “nuevo lenguaje” para hablar al hombre moderno de una manera que sea inteligible para él.  Esta fue también la promesa del Vaticano II.

Todos sabemos que la supuesta “actualización” y “mejoramiento” del lenguaje católico tradicional se ha venido estableciendo como un principio de subversión desde la época del Concilio Vaticano II. El mismo Concilio se rehusó a utilizar la precisión del lenguaje escolástico y optó por un nuevo e impreciso “lenguaje pastoral”. [26] El concilio procedió a emitir documentos ambiguos que permiten tanto una interpretación liberal como una conservadora.  Lo que siguió fue un continuo terremoto en la Iglesia.

El rechazo del tomismo en el Concilio ocurrió gracias al triunfo de la “Nueva Teología”.  Una marca que define la Nueva Teología es su repugnancia al tomismo, un problema de fondo que ya venía gestándose desde antes del Concilio. El Papa San Pío X observó que la fobia al escolasticismo es una marca del modernismo.

Refiriéndose a la modernista Nueva Teología; el Padre Anthony Lee observó en la época del Concilio: “Para 1946, la destrucción de la filosofía escolástica y de la teología había adquirido proporciones de una cruzada victoriosa.” [27]  No obstante, los teólogos que libraron esta cruzada contra el tomismo fueron las mismas personas que Juan XXIII permitió que participaran como “peritos” en el Vaticano II, y así condujeran la dirección del Concilio y de la Iglesia hasta el presente. La progenie modernista del Concilio prepara ahora el Sínodo de Octubre que lleva escrito “aggiornamento continuo” por todas partes.

Si se les permite a los suministradores de la Nueva Teología que socaven la Ley Natural, lo destruirán todo.

Trataremos más de este tema en el próximo número.

Referencias:
[1] “Thomism and the Council”, Padre Anthony Lee, del libro Vatican II: The Theological Dimension, [Washington: Thomist Press, 1963] p. 743
[2] Documento Preparatorio: Retos Pastorales para la Familia en el Contexto de la Evangelización, Noviembre, 2013.
[3] “Synod Opens to Rethink Unwed, Divorce,” Ansa News, Junio 26, 2014
[4] Para aquéllos que no lo saben, para ser absuelto en confesión, debe uno hacer un firme propósito de enmienda contra el pecado. Para una pareja de divorciados y vueltos a casar, esto necesariamente exige su separación hasta que (de ser posible) el matrimonio pueda regularizarse legítimamente, o que lleven a cabo su separación permanente (o que vivan verdaderamente como hermano y hermana).
[5] La sección sobre el Internet, los Medios Sociales y la consecuente fragmentación de la familia está sorprendentemente bien hecha. [#68-69].
[6] El documento está accesible en la página de Internet del Vaticano – (y sí, ya leí el documento entero – JV).
[7] “Synod Working Paper is Boring and Joyless,” Thomas Reese, National Catholic Reporter Junio 27, 2014.
[8] “The Secret Consistory: What Happened?”, La Stampa, Marzo 14, 2014.
[9] Un resumen acerca de Kasper y el Consistorio, puede encontrarse en Catholic Family News, Abril 2014 pp. 6 & 7 (articúlos del Padre Brian Harrison y del Profesor Roberto de Mattei, respectivamente); y en la conclusión de “Traditional Catholics and Noah’s Nakedness,” pp. 16-17 en el mismo número.
[10] “Synod Working Paper is Boring and Joyless,” Reese (énfasis añadido).
[11] Sobre este punto, el Concilio de Trento, Sesión XXIV (Nov. 11, 1563) enseña de manera infalible: “El primer padre de la raza humana expresó la unión perpetua e indisoluble del matrimonio bajo la influencia del Espíritu divino cuando dijo “éste es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne. Por lo cual dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serén dos de una misma carne" [ Gen. 2:23 f.; cf. Eph. 5:31]. Pero acerca de que por esta unión sólo dos son unidos y atados uno con el otro, Cristo nuestro Señor habló más abiertamente al referirse a que esas últimas palabras fueron dichas por Dios. Él dijo: “Por lo tanto, no son dos sino una carne” [Mat. 19:6], e inmediatamente ratificó la fuerza de esta misma unión, pronunciada por Adán hace tanto tiempo, usado estas palabras: "Lo que por lo tanto Dios ha unido no lo separe el hombre" [ Mat. 19:6; Marco10:9.” Denzinger 969
[12] Fundamentals of Catholic Dogma, Padre Ludwig Ott [Rockford: Tan, republicado en 1974], p. 467 (énfasis añadido).
[13] Denzinger 972.
[14] “Church Should Take New Approach Towards Question of Communion for Remarried Catholics,” Vatican Insider, Nov. 28, 2014.
[15] El reporte en inglés de lo escrito por Magister apareció en la red en: 
http://the-hermeneutic-of-continuity.blogspot.com/2014/07/italian-parish-priest-deemed-crazy-for.html
[16] Énfasis añadido en ambas citas.
[17] Párr. 2357.
[18] “Judge Not”, J. Vennari, Catholic Family News, Marzo 2014.
[19] A menos que los motivos se nos digan abiertamente por la persona que comete estos actos.
[20] “Courage” es para aquéllos que sufren atracciones.del mismo sexo. “EnCourage” es para aquéllos que tienen un amigo, un ser amado, un miembro de la familia o un cónyuge que es homosexual. El grupo fue fundado por el Padre James Harvey, OSFS, y trata la homosexuality dentro de la tradición de la doctrina moral y práctica católicas. Courage está accesible en línea en http://couragerc.org
[21] Si el tiempo lo permite, comentaremos más sobre esta sección del Documento el més próximo.
[22] Moral and Pastoral Theology, Volume III, Padre Henry Davis, SJ [New York: Sheed and Ward, 1943], p. 52.
[23] Pastoralis action, “Instrucción sobre el Bautismo de Infantes,” Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Oct. 20, 1980, #28, (énfasis añadido ).
[24] Massachusetts School of Law, 1789, citado de The Story Killers, Dr. Terrence O. More, [Lexington, KY: 2014], p. 19 (énfasis añadido ).
[25] Traditi Humilitati, “Sobre Su Programa para el Pontificado,” Encíclica Inaugural del Papa Pío VII, Mayo 24, 1829.
[26] Los problemas inherentes al “lenguaje pastoral” fueron previstos por el Arzobispo Lefebvre aun antes que el Concilio principiara.  En una reunión con la Comisión Preparatoria, el Arzobispo Lefebvre propuso que el Vaticano II produjera dos conjuntos de documentos: un conjunto con la precision del lenguaje escolástico para los teólogos, y el otro en un lenguaje más simple (pastoral) para el hombre promedio. Los textos escolásticos precisos servirían de interpretación oficial de los textos pastorales. Esta propuesta fue aniquilada inmediatamente. El Arzobispo Lefebvre se dio cuenta de esta estratagema: "A los liberales y a los progresistas les gusta vivir en un clima de ambigüedad. La idea de clarificar el propósito del Concilio les molestaba excesivamente. Mi propuesta fue consecuentemente rechazada.I Accuse the Council, Marcel Lefebvre, rev. ed. [Kansas City: Angelus Press, 2009], p. 4.
[27] “Thomism and the Council,” p. 465.
[28] Por ahora, hasta el mes que entra, damos aquí una breve definición de la Ley Natural (también llamada la ley moral natural): La Ley Natural son “los juicios de razón universales, prácticos y obligatorios, conocibles por todos los hombres, que les obliga a  hacer el bien y evitar el mal, y que descubiertos por la recta razón forman la naturaleza del hombre considerada adecuadamente [o sea  entendida adecuadamente]”. Es “la participación en la ley eterna por la creatura racional; los dictados de la recta razón en lo concerniente a la ordenación necesaria de la naturaleza humana.” Dictionary of Scholastic Philosophy, Bernard Wuellner, S.J. [Milwaukee: Bruce, 1955], pp. 68-69. Esperamos cubrir más acerca de este tema en el número de septiembre.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Meditación protestante del Papa Francisco

La meditación protestante del Papa Francisco sobre Nuestra Señora

¿Puede Nuestra Señora haber pensado, “Mentiras! he sido engañada!”?

Por John Vennary

Traducido por Roberto Hope 

del artículo publicado en la página Web de Catholic Family News:
http://www.cfnews.org/page88/files/051719b1c386102f78e4a615712b748e-170.html

El Papa Francisco dijo una homilía el viernes 20 de diciembre, en la cual da la impresión de que la Crucifixión de Nuestro Señor fue algo que tomó por sorpresa a Nuestra Señora, y que ella pudo haber estado inclinada a pensar que la promesa que le había hecho el Ángel habían sido 'mentiras' y que había sido 'engañada'. Presentaremos primero el texto del Papa Francisco, tomado del Sevicio de Noticias del Vaticano y luego daremos la respuesta católica.

“La Madre de Jesús ha sido el ícono perfecto del silencio,” dijo el Papa. “Desde el anuncio de su excepcional maternidad hasta el Calvario.” “Pienso, meditó Francisco en cuántas veces ha guardado silencio y cuántas veces no ha dicho aquello que sentía para custodiar el misterio de la relación con su Hijo”, hasta el silencio más crudo, “al pie de la Cruz.” El Evangelio no nos dice nada: si ella dijo o no una palabra … Estaba en silencio, pero dentro de su corazón, ¡cuántas cosas diría al Señor! ‘Tú, aquel día – esto es lo que hemos leído – me has dicho que será grande; tú me has dicho que le habrías dado el Trono de David, su padre, que habría reinado por siempre ¡y ahora lo veo allí!’. ¡La Virgen era humana! Y quizás tenía ganas de decir: ‘¡Mentiras! ¡He sido engañada!’: Juan Pablo II decía esto, hablando de la Virgen en aquel momento. Pero Ella, con el silencio, ha cubierto el misterio que no comprendía y con este silencio ha dejado que este misterio pudiese crecer y florecer en la esperanza”.[1] El Papa Francisco ha sido ciertamente objeto de noticias, pues continuamente pronuncia confusas expresiones que dejan anodadados a los católicos de todo el mundo. El enunciado de arriba es ciertamente uno de los más desconcertantes.

El Papa Francisco, contendiendo que Nuestra Señora estaba probablemente confundida por el drama de la Crucifixión, promueve, de hecho, una concepción protestante de la Virgen María, que enfatiza su “humanidad” por encima de los exaltados dones singulares que recibió como Madre de Dios. Se haya él dado cuenta o no, esas expresiones del Papa Francisco son, en efecto, una deshonor a Nuestra Señora, y el primero que lo habría afirmado así es San Alfonso María de Ligorio.

Reina de los Mártires
En Las Glorias de María, uno de los más grandes tratados de nuestra Bendita Madre, San Alfonso explica que la comprensión que ella tuvo de las profesías del Viejo Testamento sobrepasaba la comprensión de los mismos profetas. Citando a santos y a maestros, San Alfonso escribe que la Virgen María, aun antes de ser Madre de Nuestro Señor, sabía “cuánto habría de sufrir el Verbo Encarnado por la salvación de los hombres”

San Alfonso explica que esta comprensión profunda del sufrimiento de Nuestro Señor fue uno de los grandes sufrimientos de su vida, pues cuando iba a dar a luz a Nuestro Señor, cuando amamantaba y calentaba al bebé Jesús en sus brazos, estaba consciente de la muerte que le esperaba, y esta espada atravesaba continuamente su Corazón Inmaculado.

San Alfonso enseña que Nuestra Señora fue la “Reina de los Mártires” como lo recitamos en la Letanía, pues su martirio fue más prolongado y mayor que el de todos los demás mártires. En pocas palabras, la Pasión y Crucifixión de Nuestro Señor no tomó a Nuestra Señora por sorpresa, como parece sugerir el Papa Francisco, ni malinterpretó las Escrituras pensando que el “reino” habría de ser un glorioso resurgimiento del Reino Davídico.

Una “Continuidad” de Confusión
Lo más triste de todo esto es que el Papa Francisco aluda a las palabras del Papa Juan Pablo II para sustentar su meditación. En este sentido Francisco no miente. En el nuevo Via Crucis, compuesto por Juan Pablo II, leemos lo siguiente en la cuarta Estación, “Jesús se Encuentra con su Madre Dolorosa.”  La meditación contiene una mirada al pasado, al momento de la Anunciación, y un relato de la profesía del Ángel con relación a Nuestro Señor “...y el Señor Dios le dará a Él el trono de su padre David, y Él reinará para siempre sobre la casa de Jacob, y su reino no tendrá fin.”

 La cuarte Estación de Juan Pablo II continúa así:  “María escuchó estas palabras. Con frecuencia volvía a ellas en el secreto de su corazón.  Cuando se encontró con su Hijo en el Camino de la Cruz, quizás volvieron estas palabras a su mente con una fuerza particular, “Él reinará, Su Reino no tendrá fin” que le había dicho el mensajero celestial. Ahora, al ver a su hijo condenado a muerte, llevando la cruz en que habrá que morir, pudiera preguntarse a sí misma, de manera demasiado humana. “Entonces ¿cómo pueden cumplirse estas palabras? ¿de qué manera reinará sobre la casa de David? Y ¿cómo puede ser que su reino no tendrá fin?” Hablando humanamente, éstas son todas preguntas razonables. Pero María recordaba que cuando primero oyó el mensaje del ángel, había respondido, “He aquí la esclava del Señor, Hágase en mí según su palabra” [2] Aquí también, el texto da la falsa impresión de que la Pasión y Crucifixión de Jesús había sido algo que tomó a Nuestra Señora por sorpresa. Como sí en el Camino de la Cruz hubiera quedado desconcertada de cómo “Su Reino no tendrá fin” podría concordar con la realidad que tenía ante sí, de la sangrienta Pasión, antes de que Él hubiera establecido su Reino.

En cierto sentido, esta meditación pone a la Reina de los Profetas al mismo nivel que los ciegos fariseos, que no tenían idea de lo que Nuestro Señor hablaba cuando Jesús les decía que estaba estableciendo Su Reino, que es la Nueva Alianza de su Santa Iglesia Católica, comprada con Su Preciosísima Sangre. El texto de Juan Pablo dice simplemente que ella hizo un acto de fe en algo que probablemente no entendía. Las palabras del Papa Francisco simplemente aducen que María tuvo la prudencia de “permanecer callada” sobre algo que ella no entendía.

Cuánto más satisfactoria y más católica no es la enseñanza de San Alfonso de Ligorio en la cual él incorpora las enseñanzas de santos sobre este tema: “ 'La Pasión de Jesus comenzó con su nacimiento.' dice San Bernardo. Ahora bien, de la misma manera como Jesús sufrió durante toda su vida, así también María, en todas las cosas como su Hijo, padeció su martirio durante su vida entera. Uno de los significados del nombre María, nos dice San Alberto Magno, es 'mar amargo'; de ahí el texto de Jeremías es aplicable a ella. Grande como el mar es tu destrucción [Lam 2:13]. Así como el mar es extraordinariamente amargo y salado, de igual forma fue la vida de María, siempre llena de amargura, pues el pensamiento de la Pasión de su Hijo estaba siempre presente en su mente” Trágicamente en su embrollada enseñanza sobre la Virgen María, los Papas Juan Pablo II y Francisco nos dicen más de su deficiente formación teológica que lo que nos dicen acerca de Nuestra Bendita Madre.

Al contrario de la irreverente afirmación de que “en su humanidad, Nuestra Señora pudo haber pensado para sus adentros “¡Mentiras! Fui engañada”, San Alfonso, junto con maestros santos y católicos, nos asegura que Nuestra Señora estaba completamente consciente del sufrimiento que Nuestro Señor habría de padecer. Ella no estaba confundida acerca del “reino” predicho por Nuestro Señor como lo estaban los ciegos fariseos. La Pasión no la tomó por sorpresa ni la hizo dudar en forma alguna.

“María es la Reina de los Mártires” dice San Alfonso, porque su martirio duró más tiempo [la vida entera de Jesús] y fue más severo que el de todos los demás mártires.” [3]

Notas

  1. El silencio dejó crecer el misterio en la esperanza” Vatican.va, Dic. 20 de 2012
  2. El Camino de la Cruz del Papa Juan Pablo II fue publicado en L'Osservatore Romano el 13 de mayo de 2000.
  3. Para las citas, ver The Glories of Mary (Las Glorias de María, de San Alfonso María Liguori, [Liguori Publications, 2000] edición de Aniversario 250 pp. 282-298.

viernes, 10 de enero de 2014

El Papa Francisco y la Antigua Alianza

El Papa Francisco y la Antigua Alianza
La Exhortación Apostolica Evangelii Gaudium

por John Vennari
Publicado en Catholic Family News http://www.cfnews.org
Traducido por Roberto Hope

El jueves 26 de noviembre, el Papa Francisco emitió su Exhortación Apostólica Evangelii Gau­dium, “Sobre la Proclamación del Evangelio en el Mundo Actual”.  Es un texto abrumador de más de 51,000 palabras.

El documento está regido por la nueva orientación proveniente del Vaticano II, aun cuando lleva la impronta personal de Francisco.  Por ahora, vamos a enfocarnos en una sección de la Exhortación, que trata de la religión judaica actual.

En el contexto de exhortar a los católicos aún más profundamente al programa ecuménico, el Papa Francisco dice:  “Una mirada muy especial se dirige al pueblo judío, cuya Alianza con Dios jamás ha sido revocada, porque «los dones y el llamado de Dios son irrevocables» (Rm 11:29). La Iglesia, que comparte con el Judaísmo una parte importante de las Sagradas Escri­turas, considera al pueblo de la Alianza y su fe como una raíz sagrada de la propia identidad cristiana (cf. Rm 11,16-18). Como cristianos, no podemos considerar al Judaísmo como una religión ajena, ni incluimos a los judíos entre aquéllos llamados a dejar los ídolos para con­vertirse al verdadero Dios[1] (cf. 1 Ts 1,9). Creemos, igual que ellos, en el único Dios que actú­a en la historia, y con ellos aceptamos su Palabra revelada.” [2] No hay mención de necesidad alguna de su conversión a Cristo y a Su Iglesia.

El papa Francisco en efecto continúa la iniciativa del programa del Concilio, y concretado por los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, de que la Antigua Alianza no ha sido superada por la Nueva.  Éste es un concepto novedoso que va en contra de la Sagrada Escritura y del magis­terio perenne de la Iglesia.

Nuestro Señor Jesucristo les dijo a los judíos de su época:  “Si ustedes no creen que yo soy Él (el Mesías) morirán en sus pecados” (Juan 8:24).  En otra parte dijo a los judíos, “Buscan en las Escrituras porque en ellas creen que tienen vida pedurable.  Pero son aquéllos que dan testimonio de Mí; sin embargo no quieren ustedes venir a Mí para tener vida” (Juan 5:39 - 40)

San Juan, fiel a la enseñanza de Nuestro Señor, dice asimismo, “¿Quién es el mentiroso si no aquél que niega a Jesucristo?  Aquél que niega al Padre y al Hijo es el Anticristo” (1 Juan 2:22).  Los judíos de los tiempos modernos niegan que Jesús sea el Cristo y viven su vida como si Jesús no existiera.

San Pedro, en su primer sermón en la mañana de Pentecostés dijo a los judíos que se habí­an reunido para oírle hablar, que deben ser bautizados y hacerse miembros de la verdadera ecclesia de Cristo para su salvación (Hechos 2).  Aun cuando estos hombres eran judíos reli­giosos, judíos piadosos que habían viajado gran distancia para ir a celebrar la Fiesta Judía, San Pedro no les dijo que tenían su propia alianza viable, independiente de Cristo.  Para su salvación tenían que abandonar su lugar en el judaísmo y pasarse a la única Iglesia verdade­ra, establecida por Cristo.

La Sagrada Escritura, asímismo, nos enseña que la Antigua Alianza fue sobreseída por la Nue­va. Nuestro Señor advirtió a los judíos que lo rechazaban:  “por lo tanto les digo que el Reino de Dios les será despojado y será entregado a gente que rinda sus frutos.” (Mat. 21:43)

San Pablo declara explícitamente que la Nueva Alianza de Nuestro Señor “ha hecho obsole­ta la anterior,” o sea que hizo obsoleta la Antigua Alianza judía (Heb. 8:13).  La Iglesia Católi­ca a través de los siglos ha sido fiel a esta verdad.

La doctrina de la suplantación del Viejo Testamento por el Nuevo es una doctrina universal y perpetua de la Iglesia Católica.  Es un artículo definido de la Fe Católica.  La solemne Profe­sión de Fe del Concilio Ecuménico de Florencia, bajo el Papa Eugenio IV, dice lo siguiente:

“La sacrosanta Iglesia Romana.... firmemente cree, profesa y enseña que las legalidades del Antiguo Testamento, o sea, de la Ley de Moisés, que se dividen en ceremonias, objetos sagrados, sacrificios y sacramentos, como quiera que fueron instituídas en gracia de signifi­car algo por venir, aunque en aquella edad eran convenientes para el culto divino, cesaron una vez venido nuestro Señor Jesucristo, Quien por ellas fue significado, y empezaron los sacramentos del Nuevo Testamento.... Denuncia consiguientemente como ajenos a la fe de Cristo a todos los que, después de aquél tiempo, observan la circuncisión y el sábado y guar­dan las demás prescripciones legales y que en modo alguno pueden ser partícipes de la sal­vación eterna, a no ser que un día se arrepientan de esos errores.”[3]

Francisco y el judaísmo
No debería sorprendernos, sin embargo, que el Papa Francisco diga de los judíos actuales que “su alianza con Dios jamás ha sido revocada.”  Él siempre ha sido un prelado ecuméni­co.  En diciembre de 2012, celebró al Hanukka con judíos argentinos en Buenos Aires.[4]

Además, como Cardenal Bergoglio, fue co-autor del libro Sobre el Cielo y la Tierra, con su amigo el Rabino Abraham Skorka. Aquí va lo que el entonces Cardenal Bergoglio dijo sobre el tratamiento de este tema por el Concilio Vaticano II:

“Hay una frase del Segundo Concilio Vaticano que es clave, dice que Dios se manifiesta a todos los hombres y en primer lugar rescata al pueblo depositario de las promesas. Y como Dios es fiel a sus promesas, no fue rechazado. La iglesia oficialmente reconoce que el pue­blo de Israel sigue siendo depositario de las promesas.  En ningún momento dice 'perdieron el partido, ahora nos toca a nosotros.'  Es un reconocimiento al pueblo de Israel. Eso, pienso, es lo más valiente del Concilio Vaticano II sobre el tema.”[5]

Donde el Cardenal Bergoglio observa que en ningún momento dice el Vaticano II “perdieron el partido, ahora nos toca a nosotros,” se está refiriendo a la doctrina de que la Antigua Alian­za ha sido superada por la Nueva, pero que el Vaticano II parece haber alterado esta enseñan­za.  Regocijándose de este nuevo enfoque, Bergoglio en efecto rechaza las palabras dichas a los judíos por Nuestro Señor, señaladas arriba: “por lo tanto les digo que el Reino de Dios les será despojado y será entregado a gente que rinda sus frutos.” (Mat. 21:43)

Es la verdadera doctrina de la supercesión sobre la cual la Iglesia Católica basaba su doctri­na tradicional de que los Judíos fueron el “pueblo anteriormente elegido” pero que ya dejaron de ser el Pueblo Elegido.  Vemos un ejemplo de esto en la consagración que el Papa Pío XI hizo de la Raza Humana al Sagrado Corazón de Jesús, una oración litúrgica emitida junto con su Encíclica Quas Primas.  La oración dice en parte: “Vuelve tus ojos de misericordia hacia los hijos de esta raza, que fueron tu pueblo elegido. De antaño ellos derramaron sobre sí la sangre del Salvador. Descienda sobre ellos el fruto de redención y de vida”.

Una Continuidad del Modernismo
Nostra Aetate, del Vaticano II, fue el documento que provocó el cambio fundamental en la actitud de los modernos hombres de iglesia hacia los judíos.
El Cardenal Kurt Koch, actual cabeza del Concilio Pontificio para la Promoción de la Unidad Cristiana, celebra Nostra Aetate como la “brújula crucial” de todos los esfuerzos para el diálo­go Católico-Judío.  En su discurso del 16 de mayo de 2012 en el Angelicum de Roma, Koch se refiere a Nostra Aetate como el “documento fundacional”, la “Carta Magna” del diálogo entre la Iglesia Católica Romana y el judaísmo.  Llama a Nostra Aetate un texto que llevó a efecto “una re-orientación fundamental de la Iglesia Católica” que siguó al Concilio.[6]

Nostra Aetate fue diseñada para ser sólo el principio de algo mucho mayor.  Es la culmina­ción de más de dos décadas de trabajo por teólogos de inclinación modernista que estaban determinados a evadir la teología tradicional y establecer una nueva base para las relaciones entre los católicos y los judíos.[7]  Un texto clave de Nostra Aetate sobre este punto se encuentra en el capítulo cuarto del docu­mento:

“Como es, por consiguiente, tan grande el patrimonio espiritual común a cristianos y judíos, este Sagrado Concilio quiere fomentar y recomendar el mutuo conocimiento y aprecio entre ellos...no se ha de señalar a los judíos como réprobos de Dios ni malditos, como si esto se dedujera de las Sagradas Escrituras.... La Iglesia.... deplora los odios, persecuciones y mani­festaciones de antisemitismo de cualquier tiempo y persona contra los judíos.”

Por supuesto, ningún católico debe estar a favor del maltrato de judíos ni de nadie más.  Lo que inquieta, sin embargo, es la ambigüedad que contiene la frase, “no se ha de señalar a los judíos como réprobos de Dios ni malditos, como si esto se dedujera de las Sagradas Escri­turas.”

Esta frase carece de algunas distinciones necesarias:
En primer lugar, todos somos miembros de una “raza maldita” ‒ la raza humana.  Ninguno de nosotros nace católico, sino que entramos a este mundo manchados con el pecado original como hijos de Adán y Eva.  Nacimos, pues,  “enemigos de Dios”, como lo explica el beato Abad Marmion [8]. Los Salmos nos enseñan, “en verdad fui nacido en culpa y mi madre me concibió en pecado” (Salmo 5:7)  San Pablo afirma “Pues todos por naturaleza somos hijos del mal.” (Eph. 2:3). Todos nacemos como parte del Reino de Satanás.

Para ser librados de este este reino, debemos ser salvados.  Como lo explica el eminente Monseñor Joseph Clifford Fenton, el  proceso de salvación requiere de un pasar del reino de satanás al Reino de Dios.  Este Reino de Dios, conforme a la milenaria doctrina de los Dos Reinos, es la Iglesia Católica, la sola y única sociedad sobrenatural establecida por Cristo, donde puede encontrarse la salvación

El proceso de salvación, como lo observa Fenton, es semejante a ser rescatado de un bote de remo que zozobra, en el cual el individuo seguramente habrá de perecer, y pasar de ahí a un buque marinero.  Este traspaso necesario del reino de satanás al Reino de Dios requiere del bautismo y de la aceptación de Jesucristo y de su Revelación Divina.  “Aquél que crea y sea bautzado será salvado. Aquél que no crea será condenado.” (Marco 16:6)  Esta ense­ñanza es aplicable a todos los pueblos de la tierra, sean judíos, musulmanes, hinduistas o humanis­tas seculares.

Todos nacemos, pues, siendo parte de una “raza maldita.”  La única forma de librarnos del reino de satanás es dejar el imperio del diablo y pasar a la única y verdadera Iglesia de Cristo y mantenernos en estado de gracia por medio de la oración y de los sacramentos.

En segundo lugar, Nostra Aetate omite hacer una distinción crucial entre los judíos como indi­viduos y la religión judía. Es cierto que los judíos no sufren una maldición que imposibilite su salvación, ya que nuestra historia sagrada abunda en judíos conversos que abandonaron la religión de la sinagoga adhiriéndose a la Iglesia Católica. Sin embargo, lo que ahora se llama la religión judía no es de Dios, ya que se basa en el rechazo del Mesías.
El Papa Juan Pablo II

Una nueva evolución de Nostra Aetate fue consumada por el Papa Juan Pablo II.  El texto prin­cipal en esta etapa fue el discurso que dió Juan Pablo II a la comunidad judía de Magun­cia, Alemania, el 17 de noviembre de 1980. Es un discurso que posteriormente fue citado en documentos del Vaticano:

“La primera dimensión de este diálogo, o sea, el encuentro entre el pueblo de la Antigua Alian­za, nunca revocada por Dios, y el de la Nueva Alianza, es al mismo tiempo un diálogo dentro de nuestra Iglesia, es decir, entre la primera y la segunda parte de su Biblia.  Judíos y cristia­nos, como hijos de Abraham, están llamados a ser una bendición para el mundo. Mediante  su entrega conjunta a la paz y la justicia entre todos los hombres y todos los pue­blos,”[9]

Darcy O’Brien, autor de The Hidden Pope (el Papa Oculto), que detalla la amistad de toda la vida entre Karol Wojtyla (Juan Pablo) y su amigo judío Jerzy Kluger, correctamente explica el alcance cabal del enunciado revolucionario de Juan Pablo.  El discurso, dice O´Brien, contie­ne una “aseveración dramática” de que “La antigua Alianza... nunca ha sido revocada.  Esto significa que se abandona el objetivo de convertir a los judíos, y que se acoge su salvación como un pueblo, echando a un lado, para siempre, la noción de que su bautismo sea nece­sario.”[10]

Esta nueva dirección del Papa Juan Pablo II fue impulsada aún más por las Notas para una Correcta Presentación de los Judíos y el Judaísmo en la Predicación y la Catéquesis de la Iglesia Católica Romana.  La introducción del documento pide al lector que tome especial nota del párrafo 3 “que habla del judaísmo como una realidad presente y no sólo como una realidad histórica (y consecuentemente superada)” Cuando pasamos al párrafo 3, leemos que las Notas citan el discurso mencionado arriba, en el que Juan Pablo habla de “..el pueblo de Dios de la Antigua Alianza, nunca revocada...”

Lejos de manifestar que las Notas malintepretaron sus palabras, Juan Pablo habló de su apoyo ilimitado del documento.  El 28 de octubre de 1985, Juan Pablo II dijo (Las) Notas para una Correcta Presentación de judíos y judaísmo en la Predicación y la Catéquesis de la Iglesia Católica Romana” es “prueba del interés continuo y del compromiso de la Santa Sede en esta renovada relación entre la Iglesia Católica y el pueblo Judío.” [11]

Además, el Papa Juan Pablo II, en todos sus tratos con los judíos de ahora, jamás aludió a la necesidad de su conversión a Cristo y a Su Iglesia.  Los trató como un cuerpo religioso cuyos miembros tienen su propio camino legítimo para llegar a Dios.  Ésta es una manifestación del indiferentísmo religioso que había sido condenado por los Papas León XII, Gregorio XVI, Pío IX y todos los demás papas hasta que llegó el Concilio.

Benedicto y Francisco Siguen el Programa
El sentido general de los escritos del Cardenal Ratzinger/Papa Benedicto XVI a través de los años es que los católicos no necesariamente deben tratar de convertir a los judíos, sino más bien, los judíos y los cristianos deben ser testigos comunes “del único Dios, que no puede ser adorado separadamante de la unidad de amor de Dios y prójimo, deben abrir las puertas al mundo por este Dios...”

Estos temas se encuentran en sus libros: Muchas Religiones, una Alianza; Dios y el Mundo; Jesús de Nazareth Parte II, y Luz del Mundo. Con anterioridad he documentado esto en núme­ros anteriores del Catholic Family News y no voy a repetirlo todo aquí.[12]

Baste decir que el Cardenal Kurt Koch, en su discurso del 16 de mayo en el Angelicum, enco­mió la dedicación del Papa Benedicto a Nostra Aetate.  Koch celebra al Papa Benedicto como un hombre entregado a la nueva orientación del Con­cilio, y elogió a Benedicto por seguir los exactos mismos pasos del Papa Juan Pablo II en este asunto.  De hecho, durante un período de 26 años, el Papa Juan Pablo II visitó una sina­goga, mientras que en un lapso de 7 años, el Papa Benedicto XVI visitó tres.  Así, se regocijó el Cardenal Koch, “Podemos decir con gratitud que ningún otro papa en la Historia ha visita­do tantas sinagogas como Benedicto XVI.”[13]

De manera semejante, cuando el Papa Benedicto visitó la sinagoga en Roma, el Rabino David Rosen, director de Asuntos Interreligiosos del Comité Judaico Americano estaba exta­siado y comprendió mejor que muchos católicos la verdadera naturaleza revolucionaria de tales actos:

“Con su visita a la sinagoga el Papa Benedicto está institucionalizando revoluciones,” dijo el Rabino Rosen.  “Al visitar una sinagoga romana, el Papa Benedicto está haciendo difícil para un futuro papa dejar de hacer una visita así.  La visita de Juan Pablo [1986] pudo haber sido una excepción, pero ahora con la visita de Benedicto XVI, hay una sensación de continuidad.

El Papa Francisco es también un hombre de Nostra Aetate.  Él ha abolido, en efecto, la ver­dad infalible de que la Antigua Alianza fue superada y hecha obsoleta por la Nueva.  En esta y en otras áreas, él acepta que puede haber “alguna transformación del mensaje dogmático de la Iglesia” en el tiempo, lo cual constituye la sucinta definición de Modernismo del Mose­ñor Joseph Clifford Fenton.[14]  La orientación Modernista continúa bajo el Papado de Francisco.

Cuatro Puntos para Mantener el Equilibrio
A fin de ayudarle a usted a mantener el equilibrio ante la desorientación en curso de la máxi­ma jerar­quía de la Iglesia, cerraremos con cuatro puntos clave de la infalible Verdad Católica.  Éstas son enseñan­zas centrales de la Fe Católica, ya sea negadas o desdeñadas por nues­tros diri­gentes post-conciliares.   Estos cuatro puntos clave le ayudarán a usted a estabilizar su fe, y demues­tran la falacia de la nueva orientación del Vaticano II:

1)   Fuera de la Iglesia no hay salvación.  El concilio de Florencia enseña infaliblemente que “La sacrosanta Iglesia Romana.... Firmemente cree, profesa y predica que nadie que no esté dentro de la Iglesia Católica, no sólo paganos, sino también judíos o herejes y cismáti­cos, puede hacerse participe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está apareja­do para el diablo y sus ángeles [Mt. 25, 41], a no ser que antes de su muerte se uniere con ella ...”

Esta doctrina ha sido definida infaliblemente en tres ocasiones y enseñada continuamente a través de los siglos por el magisterio ordinario, tal como en las repetidas condenaciones al indiferentismo religioso en el Siglo 19 y por Pío XII en Humani Generis.  Nada hay cruel ni “anti-semita” acerca de este dogma, como ha sido enseñado por la Iglesia desde tiem­pos de Cristo y viene de las palabras de nuestro Señor mismo:  “Aquél que crea y sea bau­tizado será salvado. Aquél que no crea será condenado.” (Marco 16:6)

2)  La Doctrina Católica no puede cambiar: Es de la naturaleza propia de la realidad mis­ma el que la verdad objetiva no pueda cambiar.  Así pues, lo que el Concilio de Florencia definió infaliblemente es verdadero para toda época.  Ni siquiera el Papa puede alterarlo.[15]  El Con­cilio Vaticano II fue tan solo un concilio pastoral que nada definió formalmente, ni pue­de modifi­car la doctrina para nada.  El Concilio Vaticano I anteriormente había demolido toda idea de “una evolución en la doctrina” cuando enseñó que estamos obligados a creer la doc­trina cató­lica “en el mismo sentido y con la misma interpretación” como la Igle­sia lo ha ense­ñado siem­pre y sin cambio.  Esta fórmula viene de San Vicente de Lerins, del Siglo IV, y esta­ba también contenida en el Juramento Anti-Modernista – de mantener la fe cató­lica “siempre en el mismo sentido y con la misma interpretación” sin cambio ni altera­ción.
Vaticano I enseñó, además, infaliblemente “El significado de los Dogmas Sagrados, que debe preservarse siempre es aquél que nuestra Santa Madre Iglesia ha determinado.  Nunca es permisible apartarse de esto en interés de un entendimiento más profundo.” [16]
La llamada “hermenéutica de la continuidad y reforma” popularizada por el Papa Bendicto es esencialmente Modernista.  Nunca repite el deber católico de mantener la Fe Católica siem­pre “en el mismo sentido y con la misma interpretación”, ya que la fidelidad a la inmu­table doc­trina Católica prohibiría la nueva orientación del Concilio hacia la libertad religio­sa, el ecume­nismo, y el “diálogo judeo-católico” contemporáneo.

El método de la “hermenéutica de continuidad y reforma” es simplemente una nueva sín­tesis entre Tradición y Vaticano II – una síntesis entre la Tradición y el Modernismo – que no es una síntesis legítima.  Es un enfoque fraudulento de la Tradición, no obstante la buena inten­ción que pudieran tener sus promotores.  Es este principio modernista el que permite al Car­denal Koch celebrar Nostra Aetate como “una re-orientación fundamental de la Iglesia Católi­ca.”

3)  La Antigua Alianza fue superada por la Nueva:  Por lo tanto no puede uno afirmar que los judíos tengan su propia alianza con Dios, o que ejerzan alguna clase de fidelidad a con­secuencia de su anteriormente gozada condición de Pueblo Elegido.

El eminente teólogo Moseñor Joseph Clifford Fenton explica la enseñanza perenne de la igle­sia sobre esta materia, de que la palabra 'Iglesia' tiene un significado:  Es el Reino de Dios en la tierra, el pueblo de la Alianza Divina, el verdadero Israel de Dios, la única uni­dad social fuera de la cual no puede hallarse la salvación.  Antes de que Cristo viniera, esta ecclesia, este pueblo de la Alianza Divina, había sido el pueblo de Israel.  Pero cuan­do rechazaron a Nuestro Señor Jesucristo, perdieron esa condición como el verdadero Israel de Dios.  Los judíos de los tiempos modernos no pueden verdaderamente ser con­siderados hijos de Abra­ham, ya que han abandonado la Fe de Abraham en relación con Jesucristo nuestro Redentor[17]

Así pues, hablar como si los judíos de ahora no tuvieran necesidad de convertirse se opo­ne a las Escrituras, se opone a la doctrina infalible de la Iglesia enseñada a través de los siglos, y demuestra una falta suprema de caridad.  Los judíos, al igual que los no católicos, necesitan, en caridad cristiana, que se les recuerde que para ellos es crucial aceptar a Cristo y a Su Iglesia Católica como el solo y único medio establecido por Dios para su salvación.

Haciendo esto, podemos fácilmente adoptar el gentil fraseo del teólogo moral, Padre Fran­cis Connel, quien en 1944 dijo que los católicos tienen que ser instruidos para que, cuan­do se les pregunte, puedan contestar a los no católicos que “los consideramos privados de los medios ordinarios de salvación, no importando cuán excelentes sean sus intencio­nes.” [18]

4)  La Doctrina de los Dos Reinos:  Nuestra Fe Católica siempre ha enseñado que la huma­nidad entera está dividida en dos reinos.  Como lo enseña en Humanum Generis el Papa León XIII, la raza humana desde el tiempos de Adán “se separó en dos partes distintas y opues­tas”, una que se aferra firmememente a la verdad y la otra de aquéllos que se opo­nen a la virtud y a la verdad.  “La una es el Reino de Dios en la tierra, específicamente la verda­dera Iglesia de Jesucristo,  aquéllos que de su corazón deseen estar unidos a ella a fin de ganar su salvación... La otra es el Reino de Satanás, en cuya posesión y control están todos los que siguen el ejemplo fatal de su caudillo y de nuestros primeros padres, todos los que se rehusan a obedecer la ley divina y eterna...”[19] Cada hombre en la tierra es parte de uno de estos dos reinos. No hay una tercera alternativa.

Desafortunadamente – hablando del orden objetivo – todos los que están separados de la Iglesia son parte del Reino de Satanás, sea que lo reconozcan o no.  Están fuera de la reali­dad de la gracia santificante y de la pertenencia a la ecclesia de nuestro Señor.

Aplicando esta verdad al tema que nos ocupa, el Monseñor Fenton explica, “Al rechazar al Redentor Mismo, la unidad social (la antigua comunidad religiosa judía) automática­men­te rechazó la enseñanza que Dios había dado de Él...  El rechazo de este mensaje consti­tuyó un abandono de la misma fe divina. Al manifestar este rechazo de la fe, la uni­dad reli­giosa judía cayó de su posición como la compañía de gente elegida. No fue ya más la ecclesia de Dios, Su reino sobrenatural en esta tierra.  Se volvió parte del Reino de Sata­nás.”[ 20]
Fenton continúa: “Al momento de la muerte del Señor en el Calvario, momento en que el antiguo designio terminó y la asociación religiosa judía cesó de ser el reino sobrenatural de Dios en la tierra, esta sociedad recientemente organizada de los discípulos de Nuestro Señor comenzaron a ser el Reino Sobrenatural de Dios en la tierra; esta sociedad organi­zada de los discípulos de Nuestro Señor comenzaron a existir como ecclesia o el Reino.” [21]

El pretender que los judíos de la era moderna gocen de alguna tercera alternativa de fideli­dad a Dios es una ruptura con la enseñanza de la Sagrada Escritura y con la Doctrina Cató­lica de todos los tiempos.  La verdadera doctrina de la Iglesia Católica a través de los siglos no puede menospreciarse como algo que, de alguna manera, sea cruel o “anti-semi­ta”, pues acusar a Dios y a su Divina Revelación como cruel es una manifestación de blas­femia.

Mantener la Fe Verdadera
Finalmente, ante la confusión que proviene del Vaticano de hoy, recordemos las palabras del Cardenal Juan de Torquemada (1388-1468), el reverenciado teólogo medioeval que fue el res­ponsable de exponer las doctrinas formuladas por el Concilio de Florencia.

El Cardenal Torquemada, explicando que es posible, aun para un Papa, errar, enseña:  “Si los Papas mandaran cualquier cosa contra la Sagrada Escritura, o los artículos de fe, o la verdad de los sacramentos, o los mandamientos de la ley natural o divina, no debe ser obe­decido, sino que en esas órdenes debe ser ignorado.”  Citando la doctrina del Papa Inocente III el Cardenal Torquemada enseña además: “Así es como el Papa Inocente III (De Consuetu­dine) afirma que es necesario obedecer al papa en todo mientras él mismo no vaya contra las costumbres universales de la Iglesia, pero si llegara a ir contra las costumbres universa­les de la Iglesia no debe ser seguido en esos puntos.”
Nuestro primer deber, como lo enseña el Vaticano I, es mantener la Fe Católica “siempre en el mismo sentido y con la misma interpretación” como la Iglesia lo ha enseñado a través de los siglos.

Así pues nos adherimos a la Fe Católica de todos los tiempos, rezamos por la conversión de quienes no son católicos a la una y sola ecclesia, resistimos las novedades modernistas que provienen de los más altos rangos de la Iglesia y seguimos el Mensaje de Fátima que nos dice que “recemos mucho por el Santo Padre”.


Notas:
  1.  Nota de CFN:  Hablando de la noción modernista de que varias religiones adoran al mismo Dios, el eminen­te teólogo, Padre Reginald Garrigou-Lagrange explicaba que tal opinión niega el principio de no contradic­ción, que es el principio más fundamental de la razón.  El Padre Garrigou-Lagrange explica: “Es injurioso decir que Dios consideraría con ecua­nimidad a todas las religiones cuando una enseña la verdad y la otra enseña el error, cuando una promete el bien y la otra promete el mal.  Decir esto equivaldría a afirmar que Dios sería indiferente al bien y al mal, a lo que es honesto y a lo que es vergonzoso.”  De Revelatione, Padre Garrigou-Lagrange, [París Galbalda, 1921], Tomo 2, p. 437. Citas toma­das de “Christians, Muslims and Jews: Do we have the same God?” por el Padre Francois Knittel, Christendom, Noviem­bre-Diciembre 2007.
  2.  Evangelii Gaudium, # 247. Énfasis añadido..
  3.  Denzinger, 1348.  Énfasis añadido.
  4.  El noticiero que muestra este evento de diciembre de 2012, puede verse en: http://www.youtube.com/watch?v=BkeaWNH2kCE
  5.  Sobre el Cielo y la Tierra, Jorge Mario Bergoglio y Abraham Skorka.  La edición original en español fue publicada  en 2010
  6. “Construyendo sobre Nostra Aetate   50 años de Diálogo Cristiano-Judío” conferencia del Cardenal Kurt Koch en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino (Angelicum). Centro Juan Pablo II, Roma, 16 de mayo de 2012.  Publicada por el Consejo de Centros de Relaciones Judeo-Católicas. Énfasis añadido
  7.   Ver From Enemy to Brother: The Revolution in Catholic Teaching on the Jews, 1933-1965 por el profesor John Connely (Harvard University Press, 2012).  El autor del libro simpatiza claramente con los progresis­tas, pero eso no va en detri­mento del valor de su documentación.  Este libro, publicado recientemente, documenta el esfuerzo de teólogos progre­sistas anteriores al Concilio Vaticano II por construir una nueva teología que reconciliase las modernas relaciones judeo-católicas.  Ha sido el trabajo de estos teólogos, principalmente el de Karl Theime, lo que tendió el basamiento para la nueva orientación expuesta en Nos­tra Aetate. Detallaremos más de este material en un número futuro de Catholic Fami­ly News.
  8.  Christ the Life of the Soul, Abbot Columba Marmion, [St. Louis: Herder, 1925], p. 33.
  9.  Cita tomada de The Hidden Pope, por Darcy O'Brien,  (Daybreak Books, New York, 1998), p. 316. Este mis­mo texto aparece en On Jews and Judaism, 1979-1986, publicado por the National Council of Catholic Bishops, Washington, D.C., 1987, p 35  (énfasis añadido)
10.  The Hidden Pope, pp. 316-317. (énfasis añadido)
11.   Papa Juan Pablo II, “Discurso ante el Comité de Enlace del Vigésimo Aniversario de Nostra Aetate.” Toma­do de Juan Pablo II On Jews and Judaism, 1979-1986, publicado por la Conferencia Católica de los Esta­dos Unidos, (Washington, 1987), p 75.
12.  El resumen más completo se puede encontrar en “Common Mission and Significant Silence” por John Ven­nari, Catholic Family News, Abril, 2011. 
13.  Koch, “Building on Nostra Aetate - 50 Years of Christian-Jewish Dialogue”.
14. “The Components of Liberal Catholicism” Msgr. Joseph Clifford Fenton, American Ecclesiastical Review, July 1958, p. 50.
15.  El Concilio Dogmático Vaticano I proclamó de fide que ni siquiera un Papa puede predicar una doctrina nue­va.  Al definir la Infalibilidad Papal, el Concilio Vaticano I enseña que “El Espíritu Santo no fue prometido al sucesor de Pedro para que por revelación del Espíritu Santo pueda dar a conocer una nueva doctrina, sino para que con Su ayuda pueda guar­dar sagradamente la revelación que fue transmitida por los Apóstoles y el depósito de la Fe, y pueda presentarla fielmen­te” Vaticano I, Sesión IV, Capítulo IV, Pastor Aeternus
16.  Vaticano I, Sesión III, Cap. IV, Dei Filius.
17.  El teólogo americano Mons. Joseph Clifford Fenton explica, “La nueva sociedad visible de Cristo continuó su profesión de la fe divina cuando la otra unidad social, la antigua comunidad religiosa judía, abandonó la fe al repudiar al Divino Redentor.  Así, la antigua unidad social perdió su status de ecclesia o reino de Dios en la tierra, en tanto que la nueva organización, el remanente de Israel que le fue fiel, pasó a ser ecclesia en un sentido mucho más completo y perfecto como jamás lo había sido la antigua.” Cita tomada de “The Meaning of the Word Church”, por Msgr. Joseph Clifford Fenton, American Ecclesiastical Review, Octubre de 1954.
18. “Communication with Non-Catholics in Sacred Rites,” Padre Francis Connell, C.Ss.R., American Ecclesiasti­cal Review, Septiembre, 1944.
19.  Humanum Genus, Sobre la Masonería y Otras Sectas, Papa León XIII,  20 de Abril de 1884.
20.  The Catholic Church and Salvation, Msgr. Joseph Clifford Fenton [Newman Press, 1958] pp. 138-139.
21.  Ibid. p. 139.
22.  Summa de ecclesia (Venecia: M. Tranmezium, 1561). Lib. II, c. 49, p. 163B. La traducción inglesa de este enunciado de Juan de Torquemada se encuentra en Patrick Granfield, The Papacy in Transition (New York: Doubleday, 1980), p. 171. y en Padre Paul Kramer, A Theological Vindication of Roman Catholic Traditional­ism, 2nd ed. (Kerala, India), p. 29. Enfasis añadido.

miércoles, 8 de enero de 2014

El Papa de Martini

El Papa de Martini

por John Vennary
Traducido por Roberto Hope del artículo publicado
en la página de Catholic Family News en Internet : http://www.cfnews.org/page88/files/065837621bedf51d45b91a5e75699ef5-174.html

Italia Elogia al Liberal Cardinal Martini, quien quería que la Iglesia Católica Cambiara”
Ese fue el encabezado del Boston Globe del 4 de septiembre de 2012, a la muerte del Carde­nal Carlo María Martini. La prensa mundial se hizo una sola voz elogiando al antiguo arzobis­po de Milán, visto alguna vez como posible contendiente al papado.
Como usualmente es el caso, la prensa adoraba a Martini, no por su apego a la Fe Católica de todos los tiempos, sino por el gusto que tenía por desafiarla.
Los medios encomiaban a Martini como “un pensador con la mente abierta” que “tocaba un acorde original en los asuntos de la iglesia.” [1]
¿Cuáles eran algunas de las ideas radicales de Martini?
En su última entrevista, que Martini solicitó que no fuera publicada hasta después de su muer­te, Martini dijo que la Iglesia Católica está “atrasada 200 años.”
Martini dijo, además, “Nuestra cultura se ha hecho vieja, nuestras iglesias y nuestras casas religiosas son grandes y están vacías, el aparato burocrático de la Iglesia crece y nuestros ritos y nuestro atuendo son pomposos.”
Martini exhortaba a abrir la recepción de la Eucaristía a los católicos divorciados y vueltos a casar, aconsejando contra lo que él llamaba “discriminación”.
En su libro Conversación Nocturna con el Cardenal Martini, publicado en 2010, Martini insis­te, “No se puede hacer a Dios un Dios Católico. Dios está más allá de todas las barreras y fronteras que le intentemos crear.” [3]
En el mismo libro, hablando del diálogo con los no-católicos, el Cardenal Martini dijo que, una vez que hablas con franqueza con miembros de varias otras religiones, “Hasta vas a estar contento de que la otra persona sea protestante o musulmana.”[4]
Martini reconocía que el disentimiento de Humanae Vitae que manifestaron los obispos alemanes y austriacos, “apunta en una dirección que podríamos promover hoy en día.” [5]
Martini proponía un enfoque más colegiado y sinodal al gobierno de la Iglesia. [6]
En el 2007, “cuando la Misa Tridentina del Siglo XVI fue introducida como una opción para las iglesias católicas romanas, Martini dijo que se rehusaría a celebrarla.” [7]
No obstante eso, en el primer aniversario de la muerte del Cardenal, el Papa Francisco alabó a Martini como “un padre para la Iglesia entera”
Francisco prosiguió, llamando a Martini una figura “profética” y “un hombre de discernimiento y paz” [8]
De modo semejante, en su abyecta entrevista con el ateo editor de La Reppublica, Eugenio Scalfari, Francisco se refirió al Cardenal Martini como “alguien que me es muy querido y tam­bién lo es a Usted.”[9]
Los comentadores optimistas aducen que “debemos leer a Francisco a través de Benedicto.” Eso puede ser cierto en parte. Pero parecería ser más exacto, sin embargo, “leer a Francis­co a través de Martini,” ya que Francisco parece estar siguiendo el programa progresista deli­neado por el radical cardenal italiano.
La página web Chiesa, de Sandro Magister, identifica a Francisco como el “Papa de Martini”, y un sueño hecho realidad para el ala progresista de la Iglesia post-Conciliar. [10]
En la misma línea, Hans Küng no tiene más que elogios para el más reciente documento del Papa Francisco, señalando, “En su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, el Papa Fran­cisco habla claramente a favor de una reforma de la Iglesia a todos los niveles'. Él específica­mente aboga por reformas estructurales concretamente una descentralización hacia las dió­cesis y comunidades locales, una reforma de la función del papado, la elevación del laicado contra un clericalismo excesivo; está a favor de una presencia más efectiva de las mujeres en la iglesia, sobre todo en los cuerpos que toman decisiones. Y claramente se pronuncia a favor del ecumenismo y del diálogo inter-religioso, especialmente con el judaísmo y con el Islam.” [11]
Todas estas causas radicales, y otras más, fueron abanderadas por el Cardenal Carlo María Martini.
Cuando consideramos algunas de las palabras y acciones del Papa Francisco, no podemos sino observar que sigue la trayectoria del Cardenal Martini. No es poca cosa el que en el Cónclave de 2005, que eligió a Ratzinger al papado, el Cardenal Bergoglio no sólo era el contendiente principal, sino que “los votos de los que apoyaban a Martini, junto con otros más, convergieron en ese entonces precisamente en Bergoglio. Ocho años después, en mar­zo de 2013, fueron nuevamente los “martinianos” quienes apoyaron la elección de Bergoglio como papa. Esta vez con éxito”.[12]
Bergoglio ha sido considerado por mucho tiempo como el “candidato de Martini” que habría de convertirse en el “Papa de Martini”. Así fue que el editor del National Catholic Reporter, Thomas C. Fox, publicó el encabezado elogioso: “El sueño del Cardenal Martini: La Iglesia de Francisco”. [13]
Convergencia de Martini y Bergoglio
Tres áreas iniciales en las que el Papa Francisco parece hacer eco de Martini son su trata­miento de la homosexualidad, su afirmación de que Dios no debe ser considerado un “Dios Católico”, y la actual discusión de la posibilidad de permitir que los católicos divorciados y vueltos a casar reciban la Eucaristía.
Hay más temas de convergencia que serán tratados el mes próximo junto con otra similitud entre Bergoglio y Martini: ambos, de cuándo en cuándo, emiten declaraciones con las cuales un católico tradicional no estaría en desacuerdo.
Por ahora, sin embargo, nos enfocaremos en los tres puntos antes mencionados.
Homosexualidad
En Conversaciones Nocturnas, el Cardenal Martini dice, “Sé que hay parejas de homosexua­les que son gente tenida en alto y con espíritu público. Nunca se me ha preguntado, y nunca se me ocurriría, juzgarlas.”[14]
De manera semejante, el Papa Francisco dijo a reporteros en su vuelo de regreso de Río de Janeiro, “Si alguien es 'gay' y busca al Señor y tiene buena voluntad ¿quién soy yo para juz­garlo?” [15]
Cualquier moralista católico notará inmediatamente que la pregunta está siendo respondida a la inversa. “Mi” opinión personal sobre la disposición subjetiva de una persona no debe venir primero en la discusón, sino más bien la moralidad objetiva del acto. Tanto Bergoglio como Martini dan una falsa impresión de la enseñanza moral católica al empezar con lo subjetivo, en vez de con lo objetivo.
Ninguno de nuestros dos clérigos comienza manifestando que los actos homosexuales son intrínsicamente perversos; que no hay conjuntos de circunstancias que pudieran jamás jus­tificar los actos homosexuales; que el acto con personas del mismo sexo es una grave falta contra la naturaleza, grave pecado contra Dios, pecado mortal que lleva el alma al infierno por toda la eternidad si no se arrepiente de él, y que es uno de los cuatro pecados que cla­man venganza al Cielo.
Una vez que el orden objetivo ha sido establecido, podemos pasar a lo subjetivo. ¿Qué hay del alma que sufre estas tentaciones y trata de vencerlas? En tal caso, cualquiera que esté combatiendo la tentación de un pecado grave tiene derecho a nuestras oraciones y nuestro apoyo para ayudarle a sobreponerse a una inclinación inmoral. La cuestión de la homosexua­lidad puede ser explicada sin insertarse “uno mismo” en ella: “Jamás se me ocurriría juzgar­los”; “¿quién soy yo para juzgar?”
Más aún, estas declaraciones de “¿quién soy yo para juzgar?” lo hacen caer en manos de los enemigos de la Iglesia, que constantemente arguyen que el catolicismo es demesuradamen­te “moralista” en contra de los homosexuales.
Para Bergoglio, la observación más caritativa que podemos hacer es que es un hombre de declaraciones descuidadas, un hecho reconocido ahora por cualquier persona que piense con claridad (aun los que no son católicos).
Para Martini, sin embargo, su “jamás se me ocurriría juzgarlos” es un sutil embate, que des­carga en su intento de minar la doctrina católica contra la homosexualidad.
Esto resulta obvio cuando leemos los comentarios de Martini sobre la homosexualidad, con­tenidos en Conversaciones Nocturnas, que citaremos completos:
Después de decir “jamás se me ocurriría juzgarlos,” Martini dice, además, “La Biblia juzga la homosexualidad con palabras duras. El trasfondo de esta práctica problemática en el mundo antiguo, cuando los hombres utilizaban niños y amantes varones junto con sus familias. Ale­jandro el Grande es un ejemplo famoso. La Biblia quiere proteger a la familia, el espacio de la mujer y los hijos.”
Obsérvese lo que hizo Martini: Nada dice de lo objetivamente pecaminoso del acto, sino que arguye que la Biblia habla en contra de la homosexualidad sólo como un tipo de injusticia contra la mujer y los hijos de un hombre que comete actos homosexuales. Nuevamente, la moralidad es trasladada de un plano que se centra en Dios a uno en el terreno de lo humano. Y ¿qué hay de los homosexuales que no están casados? ¿es permisible para ellos la homo­sexualidad, ya que no invade el “espacio” de nadie?
Martini prosigue: “En la Iglesia Ortodoxa es considerada una abominación. En la Iglesia Pro­testante se trata más liberalmente; hasta tiene parejas de homosexuales en su clero, a las que se les permite ejercer su ministerio siempre y cuando no promuevan la homosexuali­dad. Estamos al tanto de las pruebas cruciales que sobre esta materia pasa la Iglesia Angli­cana. En el judaísmo, los ortodoxos prohíben severamente la homosexualidad; en el judaís­mo reformado también hay sinagogas particulares para los homosexuales.”
Una vez más, Martini traslada el énfasis, de la naturaleza objetiva del acto a un sondeo de cómo las religiones no católicas encaran el tema, lo cual carece de valor para esta discusión. Martini hace hincapié, más en un planteamiento ecuménico y colegial que en uno que descan­se en la verdad objetiva y en la moralidad católica tradicional.
Martini continúa: “Estamos buscando nuestro camino entre esta diversidad. Las inquietudes más profundas de las Sagradas Escrituras, sin embargo, son la protección de la familia y un espacio saludable para los hijos – algo que ahora se ve en las parejas de homosexuales.”
¿Qué ha hecho Martini? Poner en el lugar equivocado el énfasis primario, de la relación del alma del homosexual con Dios a su relación con su mujer y su familia; algo importante pero secundario. También cae en el discurso, supuestamente positivo, de que las parejas de homo­sexuales proveen un “espacio saludable para los niños”
Además insinúa, por la forma como estructura su argumento, que la Iglesia Católica debe tomar en cuenta las diversas actitudes de las religiones falsas para construir su propia ense­ñanza sobre este asunto, para “buscar su camino entre esta diversidad”, implicando que todos estos “diversos” puntos de vista tienen algún valor.
Martini sigue: “Como resultado, me estoy inclinando hacia una jerarquía de valores en estos asuntos y básicamente no hacia una igualdad. Ya he dicho más de lo que debía haber dicho. Procedamos juntos, respetuosamente, por caminos diferentes, pero no debemos llegar a los golpes por causa de esos caminos diferentes. Ya he mencionado los límites señalados por la Biblia.” [16]
Sin embargo, según lo encuadra Martini, los límites “bíblicos” parecen sólo proscribir la homo­sexualidad a hombres que sean maridos y padres.
Esta parece ser la táctica normal de Martini. No dice que una cierta enseñanza de la Iglesia esté equivocada, pero tampoco dice que sea la correcta. Luego desangra a muerte el tema con un montón de verborrea que encamina al lector hacia una postura liberal.
El Cardenal Martini prosigue, hablando de la compasión que el clérigo debe tener hacia cual­quiera que esté luchando con esta “orientación sexual.” Hasta aquí va bien. Pero luego rela­ta de un joven que conoció cuya homosexualidad le era “una carga” al joven, que le haciá “sentirse avergonzado.”
Curiosamente, Martini no habla de la lucha del joven en términos de un pecado que debe ser vencido, sino simplemente que debemos “ayudarle”. Y, como el psicólogo en quien el joven finalmente confió, “debemos prestarle un oído que escuche y le dé aliento.” [17] Martini nunca deja en claro si este joven estaba tratando de librarse de la práctica homosexual, o simple­mente aprendiendo a aceptar su orientación. Esto lo deja abierto. En ningún momento se refiere a los actos homosexuales como pecaminosos.
Éste no es el único caso en el que el antiguo Arzobispo de Milán propuso ideas perturbado­ras relacionadas con la homosexualidad.
En su libro de 2012, Credere e Conoscere (Fe y Conocimiento), el Cardenal Martini demarca su propio curso con relación a las uniones civiles de homosexuales. “Estoy en desacuerdo con las posturas de aquéllos en la Iglesia que objetan las uniones civiles,” dice Martini. “No está mal que, en vez del sexo casual entre hombres, dos personas tengan cierta estabilidad” y que “el estado pueda reconocerlas.”
Escribiendo en la época en que se publicó el libro, John Henry Westen advirtió, “El Cardenal Martini dice que hasta puede entender (pero no necesariamente aprobar) los desfiles del “orgullo gay”. Él dice estar de acuerdo con la promoción que la Iglesia hace del matrimonio tradicional para la estabilidad de la especie humana; sin embargo, agrega: 'no es correcto expresar discriminación alguna contra otros tipos de uniones'. “ [18]
Cuando tales declaraciones, viniendo de un hombre altamente reverenciado por los moder­nos jesuitas como un erudito y heróico caudillo ¿es de asombrarse que los jesuitas de hoy en día estén plagados de homosexualidad en el sacerdocio? ¿que las preparatorias y universi­dades jesuitas [de los Estados Unidos] sean amigables hacia los homosexuales? ¿que el apodo que se les da ahora a los presidentes de preparatorias jesuitas sea el de “Dueños de Galerías,” mismo apodo que se les da a los homosexuales?[19] [en los Estados Unidos].
Y la mayor cuestión de todas ¿por qué habría un Católico de pensamiento recto elogiar públi­camente al Cardenal Martini como una “figura profética” y un “Padre para la Iglesia entera”?
Dios “no es Católico”
Otro punto perturbador de intersección de Martini con Bergoglio es su declaración de que “Dios no es Católico”.
Como se citó anteriormente, en Conversaciones Nocturnas Martini asevera que “No puedes hacer de Dios un Dios Católico. Dios está más allá de todas las barreras y fronteras que nosotros queramos crearle.” [20]
En forma parecida, el Papa Francisco dijo en su entrevista con La Reppublica “Yo creo en Dios; no en un Dios Católico; Dios existe y yo creo en Jesucristo, su encarnación. Jesús es mi maestro y mi pastor, pero Dios, el Padre, Abba, es la luz y el Creador.” [21]
¿“No puedes hacer un Dios Católico”?
En días más cuerdos de la Iglesia, un niño de ocho años reprobaría el examen para su Pri­mera Comunión con sólo decir eso.
Es difícil descifrar lo que los prelados quisieron dar a entender con tales declaraciones, pero podemos intentar hacer un esclarecimiento educado, a la luz de la orientación ecuménica del presente. Los prelados inclinados al modernismo, tales como Martini y Bergoglio, argüirían que es triunfalista el afirmar que la Iglesia Católica es la única y verdadera Iglesia. ¿Quizás habrán ya evolucionado al punto en el que consideran triunfalista el sostener que Dios es un Dios Católico o, para expresarlo de mejor manera, que el único Dios verdadero es el Dios del catolicismo?
La declaración de Martini/Bergoglio destruye la unidad de la Revelación Divina. En última instancia, la Revelación Divina es una verdad coherente, no un desarticulado montón de fragmentos engarzados entre sí. Contrariamente a la aseveración de Martini, no somos nosotros quienes le imponemos “barreras y fronteras” a Dios, sino que es la Revelación entera que Dios enseña de Sí Mismo.
Pues ¿qué es el Dios verdadero, si no Aquél que es “omnipotente, eterno, inmenso, incom­prensible, infinito en intelecto y voluntad y en toda perfección”, Aquél que es “sustancia espi­ritual singular, totalmente simple e inmutable” junto con todos los demás atributos definidos por Vaticano I? [22]
Y¿quién es este Dios, si no el Dios Trino y Uno, Padre, Hijo y Espíritu Santo?
Y ¿quién es Jesús, si no la Segunda Persona de la Santísima Trinidad que se encarnó, murió en la Cruz para nuestra Redención y fundó una ecclesia para enseñar, gobernar santificar y ofrecer adoración al Padre en nombre de Él?
Y ¿qué es esta ecclesia, si no la unidad social establecida por Cristo para la salvación, el Cuerpo Místico de Cristo?
Y ¿cuál es el nombre de esta sola y única unidad social establecida por Cristo, fuera de la cual no hay salvación? La Iglesia Católica.
Entonces, el único Dios verdadero es el Dios del Catolicismo; o, para usar su expresión, el “Dios Católico”.
¿Por qué están tan ansiosos el Cardenal Martini y el Papa Francisco de decir a los periodis­tas que “No hay un Dios Católico”? Esto es preocupante, pues sólo aquéllos con una men­talidad no católica consideran a Dios algo distinto del Dios del Catolicismo: “Un Señor, una Fe, un Bautismo” (Eph. 4). Sólo los no católicos le rezan a un dios no católico. Y si Martini y Bergoglio no desean confundir o ser mal intepretados ¿por qué insisten en hacer declaracio­nes temerarias a la prensa mundial?
¿Es Dios un espíritu de forma libre – una 'fuerza' nebulosa – a la cual podamos imponerle cualquier forma que queramos? ¿No sería éste un encuadre Kantiano de Dios, que no parte de la realidad objetiva de Quién y Qué es Dios, sino más bien de la perspectiva subjetiva que tenemos de Él? ¿Tienen los protestantes su propio Cristo, que no fundó una Iglesia? ¿Tienen los judíos, los musulmanes y los Hindús su propio Dios, que no es Trinidad y en el cual no hay lugar para Jesucristo? ¿Es este dios no católico un tipo de deidad masónica que, supuesta­mente, está por encima de todas las religiones?
No podemos separar a Cristo de su Iglesia, como lo hacen los protestantes. No podemos separar a Cristo de la Divinidad, como lo hacen los judíos, los musulmanes, los hindús y las religiones paganas. No podemos separar a Cristo de la unidad entera de la Revelación Divi­na, la cual sólo se encuentra en Su única y verdadera ecclesia.
Entonces, afirmar que Dios no es un “Dios Católico”, da la impresión de que Dios puede ser cualquier otra cosa distinta del Dios de la Única Iglesia Verdadera, es separar a Cristo de la plenitud de la Revelación Divina. Esto no es un pequeño crimen, ya que San Juan nos amo­nesta: “Todo espíritu que separa a Jesús no es de Dios sino del Anticristo.” (1 Jn 4:3)
En efecto, la desorientación diabólica que sufre la alta jerarquía, de la cual nos previno la Her­mana Lucía de Fátima, nunca pareció más diabólica que ahora.
Comunión para los divorciados y vueltos a casar
El Cardenal Martini favorecía un nuevo trato que abriría la recepción de le Eucaristía a los católicos divorciados y vueltos a casar.
Mientras repite que “la Iglesia sostiene la indisolubilidad del matrimonio”, Martini presenta luego una historia emocional para pedir una nueva política: “Una mujer, por ejemplo, es aban­donada por su marido y encuentra a un nuevo compañero, quien se hace cargo de sus tres hijos. Este nuevo amor tiene éxito. Si a esta familia se le discrimina, no sólo es la madre apartada (de la Iglesia) sino también sus hijos. Si los padres sienten como si estuvie­ran fue­ra de la Iglesia y no experimentan su apoyo, la Iglesia perderá a la generación futura.” [23]
En primer lugar, alguien debía haberle recordado a Martini el principio moral fundamental de que no podemos hacer el mal (administrarle sacrílegamente la comunión) para alcanzar un bien.
Aunque nos conmiseremos de cualquiera que se encuentre en circunstancias difíciles, una discusión de la doctrina y la moral católica debe siempre partir de lo que es objetivamente verdadero y no de los casos difíciles. Necesitamos reafirmar los hechos de la indisolubilidad del matrimonio, la imposibilidad de cualquier autoridad humana para romper lo que Dios ha unido, y la verdad, como la manifestó Nuestro Señor Mismo, que aquéllos a quienes Dios ha unido en un matrimonio sacramental válido no pueden divorciarse y casarse nuevamente. [24] Quienquiera que haga eso “comete adulterio”, (Lc 16:18) lo cual es un pecado mortal que impide recibir la Eucaristía sin previa confesión y enmienda de vida.
Es imposible para el Cardenal Martini, o para otros clérigos, del rango que sea, cambiar la verdad sobre estos puntos.
Sin embargo, bajo el Papa Francisco, un declarado entusiasta de Martini, se habla de pronto de un todavía no especificado “nuevo trato” que pueda permitir a los divorciados y vueltos a casar a recibir la Eucaristía.
Los obispos de Alemania al presente están considerando lineamientos para permitir esta nueva práctica. Arguyen que el Papa Francisco abrió esta posibilidad en su entrevista con periodistas en el avión en que regresaba de Río de Janeiro en agosto. Los obispos también alegan que tienen la autoridad para promulgar estos nuevos lineamientos según el Evangelii Gaudium de Francisco, que, como ellos lo interpretan, señala que esos asuntos pueden decidirse localmente por las conferencias nacionales de obispos.[25]
Ya el Cardenal Kasper dijo al periódico semanal Die Zeit, que a los católicos divorciados y vueltos a casar, pronto se les permitirá recibir el Sacramento (la Eucaristía)[26]
Igualmente, el Sínodo Extraordinario de Obispos sondeará si los católicos divorciados y vuel­tos a casar podrían recibir la Comunión. El Arzobispo Lorenzo Baldisseri, recién nombrado Secretario General del Sínodo de Obispos, dijo que el asunto se discutirá “sin tabús”. Baldis­seri también dio a entender que el Sínodo podría encontrar una solución considerando la prác­tica de la Iglesia Ortodoxa, que permite volverse a casar bajo ciertas circunstancias. [27]
El jaloneo ya ha comenzado, cuando el Arzobispo Gerhard Múller, Prefecto de la Congrega­ción para la Doctrina de la Fe, del Vaticano, reafirmó la enseñanza de la Iglesia que prohíbe los sacramentos a esos católicos si no hay una previa anulación de su matrimonio. Müller señaló en un artículo del Osservatore Romano del 22 de octubre que “la plena economía sacramen­tal no puede hacerse a un lado con un 'llamado a la misericordia' ”. A pesar de eso, el anun­cio de la discusión “sin tabús” del tema en el Sínodo de octubre, apareció un mes des­pués de la declaración de Müller. [28]
El episodio entero trae a la mente el recuerdo de la Comisión sobre el Control de la Natalidad designada durante el Concilio Vaticano II, que hizo surgir las falsas esperanzas de que algo inmutable, la prohibición de la contraconcepción por la Iglesia, podría cambiarse de alguna manera. Como resultado de las opiniones vertidas en esa Comisión, los católicos comenza­ron a actuar como si la enseñanza ya se hubiera alterado, lo que los llevó a su ruina espiri­tual. Una expectativa semejante se ha establecido aquí, que predeciblemente tendrá resulta­dos semejantes. [29]
Cómo habrá de desarrollarse el asunto está por verse. Bajo el Papa Francisco y esto es algo que no está a su favor parece que todo puede suceder.
Pues ¿qué debemos pensar si el Papa Francisco elogia al renegado Cardenal Martini como un “Padre para la Iglesia Entera” y una “figura profética”? [30]
El próximo mes cubriremos otros aspectos perturbadores del Cardenal Martini, incluyendo su ecumenismo, sus desquiciantes declaraciones sobre la eutanasia y el aborto, su llamado a los católicos a que asistan a servicios religiosos no católicos, y otras observaciones de “men­talidad abierta” que lo hacen una “figura profética” para no otra cosa que una apostasía masiva
Notas:
[1] “The Man Who Never Got to be Pope Bows Out” (El Hombre que Nunca Llegó a ser Papa se Retira), Irish Times 11 de septiembre de 2002
[2] “Translated Final Interview with Martini,” (Entrevista Final con Martini traducida) National Catholic Reporter (NCR), del 4 de sep de 2012 [énfasis añadido]. John Allen de NCR explica que Martini concedio la entrevis­ta el 8 de agosto de 2012 a su correligionario jesuita el Padre George Sporschill, con quien colaboró en Conversaciones Nocturnas, y a una amiga italiana llamada Federica Radice Fossati Confalonieri. Radice dijo a los medios italianos que Martini leyó y aprobó el texto de la entrevista, con el propósito de que fuera un tipo de “testamento espiritual” a ser publicado después de su muerte. Fue publicado originalmente en el periódico italiano Corriere della Sera.
[3] “Night Conversations with Cardinal Martini, The Relevance of the Church of Tomorrow” (Conversaciones Nocturnas con el Cardenal Martini, La Relevancia de la Iglesia del Mañana), Entrevista con el Padre George Sporschill [Mahwah; Paulist Press, Traducción al inglés, 2012; el original en italiano se publicó en 2010] p 15
[4] Ibid., p. 29.
[5] Ibid., p. 93.
[6] “Martini calls for a New Council" (Martini llama a un Nuevo Concilio.... Casi), National Catholic Reporter, 11 de octubre de 1999. Ver también “The Pope´s Debt to Martini” (La Deuda del Papa con Martini), Marco Garzonio, traducción al inglés en chiesaexpressonline.it, 15 de octubre de 2013; publicado originalmente por Corriere della Sera, 11 de octubre de 2013.
[7] Cita de “Cardinal Carlo Mario Montini; Obituarios, Arzobispo de Milán que abogaba por una reforma de la Iglesia y en una época fue visto como papa potencial” Daily Telegraph, 5 de septiembre de 2013.
[8] Pope Francis Hails Cardinal Martini as ‘a Father for the whole Church’” (El Papa Francisco Elogia al Cardenal Montini como 'un Padre para la Iglesia Entera'), Catholic Herald, 2 de septiembre de 2013.
[9] “El Papa, Cómo Cambiará la Iglesia”, La Reppublica, 1° de octubre de 2013.
[10] “El Papa de Martini: El sueño hecho Realidad” Chiesa, 15 de octubre de 2013.
[11] “El texto del Papa Francisco es un llamado para la reforma de la iglesia en todos los niveles” Hans Küng, The Tablet, 29 de noviembre de 2013.
[12] “Cardinal Martini’s Dream, the church of Francis” (El sueño del Cardenal Martini, la iglesia de Francisco) Thomas C. Fox, National Catholic Reporter, 23 de octubre de 2013
[13] Ibid.
[14] Conversaciones Nocturnas, p. 98
[15] “On Gay Priests, Pope Francis Asks, ‘Who Am I to Judge?’” (Sobre los Sacerdotes Gay, el Papa Francisco pregunta ¿Quién soy yo para juzgar?), New York Times, 29 de julio de 2013.
[15] Conversaciones Nocturnas, p. 98
[17] Ibid pp 98-99
[18] “Cardinal Martini and the False Theology Promoting Homosexuality” (El Cardenal Martini y la Falsa Teología que Promueve la Homosexualidad). John Henry Westen, Lifesite News, 27 de marzo de 2012
[19] El Padre jesuita Paul Shaugnessy afirma llanamente que el problema de los recintos univeritarios amiga­bles a los homosexuales puede rastrearse al gobierno mismo de los jesuitas. Observa que algunos de los más prestigiosos puestos en las universidades jesuitas, tales como los de administrador y presidente, son ocupados generalmente por sacerdotes jesuitas extraoficialmente conocidos como “Dueños de Galerías”. Esos jesuitas, hábiles para conseguir fondos, son descritos por el Padre Shaughnessy como “sacerdotes 'gay', discretos, convincentes, bien vestidos, en sus cincuentas o tempranos sesentas.” En su artículo ¿Son católicos los jesuitas?, el Padre Shaughnessy pasa a explicar “En tanto los jesuitas viejos son notorios por su acalorada pasión anti-papa, los Propietarios de Galerías despliegan una total apatía hacia la religión en todas sus formas. Convencionalmente liberales, son favorables al uso del condón y a la ordenación de mujeres, menos como una declaración de hecho que como un dicho de moda – como puede ser el ponerse la gorra de beisbol con la visera hacia atrás... Las enseñanzas de la Iglesia, siendo en gran medida una irrelevancia, tienen una mínima importancia en la formación de la opinión de los Propietarios de Galerías, que tienden a considerar al catolicismo ortodoxo – como el boxeo y la heterosexualidad – como una de las burdas diversiones de la clase trabajadora.” “Are Jesuits Catholic?” (¿Son católicos los Jesuitas?) Paul Shaughnessy, The Weekly Standard, 3 de junio de 2002 Citado en Status Envy: The Politics of Catholic Higher Education (Envidia de Estatus: La política en la Educación Superior Católica) por Ann Hendershott, {New Brunswick: Transaction Publications, 2009], p 83
[20] Conversaciones Nocturnas, p. 15
{21] “El Papa, Cómo Cambiará la Iglesia”, La Reppublica, 1 de octubre de 2013.
[22] Vaticano I, 1870, Constitución Dogmática Dei Filius, Capítulo 1°.
[23] Entrevista Final con Martini Traducida (al Inglés) National Catholic Reporter, 4 de septiembre de 2012.
[24] La teología moral católica permite la separación de los casados por razones graves, pero no el divorcio y vuelta a casar.
[25] “German bishops eye guidelines for divorced Catholics to take Communion” (Los obispos Alemanes delibe­ran lineamientos para que los católicos divorciados puedan recibir la comunión) National Catholic Reporter, 27 de noviembre de 2013
[26] “Divorced People Soon to Receive Sacraments, says Cardinal” (Los Divorciados Pronto Podrán Recibir los Sacramentos, Dice un Cardenal) Agencia Giornalistica Italia, Dec. 12, 2013.
[27] “Church should take new approach towards question of Communion for Remarried Catholics” (La Iglesia debe tomar una nueva postura respecto a la cuestión de la Comunión para los Católicos Vueltos a Casar) Vatican Insider, Nov. 28, 2013.
[28] Desafortunadamente, en la edición impresa del número de enero de CFN surgió una anomalía que acciden­talmente suprimió parte del texto. La edición impresa dice, “.. apareció un mes después de que el episodio de Múller vuelva a la mente...” en tanto que debe ser como se reproduce aquí: “... apareció un mes des­pués de la declaración de Müller. El episodio entero trae a la mente...” Pedimos disculpas por cualquier confusión que este error haya causado.
[29] Observaré aquí, que yo creo que Francisco a final de cuentas no cambiará esta práctica de negar la Euca­ristía a los divorciados y vueltos a casar. Sin embargo, una cantidad tremenda de sacrilegio y confusión innecesaria será el resultado de la necia noción que ahora está perpetrándose, de que esta prohibición podría ser relajada. Tiendo a creer que, no importando la dirección que el Papa Francisco quisiera seguir sobre este punto, habrá un número suficiente de cardenales y obispos que aconsejen al Papa, que habrán de convencerlo de que esto es algo que no puede ser cambiado. Hasta el Arzobispo Müller, quien no puede ser tachado de conservador, reconoce que, admitir a la Eucaristía a los divorciados y vueltos a casar no puede ser permitido.
[30] Al escribir este artículo, tan brutalmente honesto, sobre el triste estado de la Iglesia actual, me veo obligado a recordar a mis lectores, que nada de esto constituye un velado intento de presentar una postura sedeva­cantista, teoría que no comparto.



Impreso en el Catholic Family News de Enero de 2014.
Una Revista mensual, Católica y Tradicional