viernes, 22 de septiembre de 2023

 La Iglesia Católica Edificó la Civilización Occidental

Por Thomas E. Woods

The Free Lance-Star (Fredericksburg, Va.) 25 de diciembre de 2011


Traducido del inglés por Roberto Hope

La cosa menos en uso en estos días es decir algo halagador de la Iglesia Católica. La idea de que la iglesia ha sido un obstáculo para el progreso humano ha sido elevada al nivel de algo que todo el mundo cree saber. Pero por el contrario, es a la Iglesia Católica más que a ninguna otra institución a la que le debemos tantos de los tesoros de la civilización occidental. A sabiendas o no, los académicos durante dos siglos se han desempañado bajo un prejuicio de la Ilustración, que presupone que todo progreso ha de venir de escépticos de lo religioso, y que lo que sea que la iglesia toque es retrógrada, supersticioso y hasta bárbaro.

Desde la mitad del siglo  XX , este prejuicio antiacadémico afortunadamente ha comenzado a desaparecer, y profesores de una diversidad de antecedentes religiosos, o careciendo de ellos, reconocen cada vez más las aportaciones que ha hecho la iglesia.

En ninguna parte ha sido más dramática la reevaluación de lo que creíamos saber, que en el estudio de la historia de la ciencia. Todos recordamos lo que aprendimos en el cuarto grado. Mientras los científicos osadamente estaban tratando de descubrir verdades sobre el universo y mejorar nuestra calidad de vida, clérigos bobos que desdeñaban la razón y simplemente querían que los fieles obedecieran y se callaran, ponían una incesante serie de obstáculos en su camino.

Era así como se encontraba la idea generalizada hace poco más de un siglo, con la publicación del libro "Historia de la Guerra entre la Ciencia y la Teología durante la Cristiandad" por Andrew Dickson White en 1896. Y así es como la mayoría de los americanos (y europeos también, por cierto) creen que sigue siendo.

Pero hoy en día difícilmente se encontraría en Estados Unidos un historiador de la ciencia que secundara esta versión de tira cómica de los acontecimientos. Por el contrario, los modernos historiadores de la ciencia abiertamente reconocen las aportaciones de la Iglesia a la Revolución de la Ciencia -- tanto en el aspecto teórico como en el aspecto material. Fue la cosmovisión de la iglesia la que insistía en que el universo tiene un orden y funciona de conformidad con ciertas leyes inmutables. En primer lugar, sólo confiando en esa certidumbre, habría tenido algún sentido molestarse en investigar el mundo físico, o siquiera desarrollar el método científico (que sólo puede funcionar en un mundo ordenado). Así mismo, es algo aventurado afirmar que la iglesia ha sido un enemigo implacable de las ciencias cuando tantos sacerdotes han sido consumados científicos.

La primera persona en medir la aceleración de un cuerpo en caída libre fue el Padre Giambattista Riccioli.. Quien ha sido llamado el padre de la egiptología es el Padre Athanasios Kircher. El Padre Roger Boscovich, quien ha sido llamado el "mayor genio que Yugoslavia haya jamás producido" ha sido llamado con frecuencia el padre de la moderna teoría atómica. En las ciencias, han sido particularmente los jesuitas quienes se han distinguido; de hecho unos 35 cráteres de la luna han sido bautizados con el nombre de científicos y matemáticos jesuitas.

Para el siglo 18, escribe el historiador Jonathan Wright, los jesuitas "habían contribuido al desarrollo de los relojes de péndulo, pantógrafos, barómetros, telescopios de reflexión, y microscopios; a campos científicos tan diversos como el magnetismo, la óptica, y la electricidad. Ellos observaron, en algunos casos antes que nadie, las bandas de colores de la superficie de Júpiter, la nebulosa de Andrómeda, los anillos de Saturno. Teorizaron sobre la circulación de la sangre (independientemente de Harvey), la posibilidad teórica del vuelo, la forma en que la luna afecta a la marea, la naturaleza asemejable a ondas que tiene la luz."

Sus logros, así mismo, incluyen mapas de las estrellas del hemisferio sur, lógica simbólica, medidas de control de inundaciones en los ríos Po y Adigio, la introducción en Italia de los signos de más y de menos en las matemáticas.

¿Eran éstos los grandes opositores del progreso humano?

La sismología, el estudio de los terremotos, ha estado dominada a tal grado por los jesuitas que ha llegado a que se le conozca como la ciencia jesuita. Fue un jesuita, el Padre J.B. Macelwane quien escribió el primer manual de sismología en los Estados Unidos en 1936. Hasta ahora, la Unión Geofísica Americana, que por un tiempo fue dirigida por Macelwane, otorga anualmente una medalla a algún prometedor joven geofísico, la cual lleva el nombre de este brillante sacerdote.

Los jesuitas también fueron los primeros en introducir la ciencia occidental en lugares tan remotos como China e India. En particular en la China del siglo XVII. Los jesuitas introdujeron un volumen substancial de conocimiento científico y un amplio abanico de herramientas mentales para el conocimiento del universo físico, incluyendo la geometría euclidiana que hace comprensible el movimiento de los planetas.

Los jesuitas hicieron aportaciones importantes al conocimiento y la infraestructura científicos en otros países menos desarrollados, no sólo en Asia, sino también en África y Centro y Sudamérica. Comenzando en el siglo XIX, estos continentes vieron la apertura de observatorios astronómicos jesuitas que estudiaban campos tales como astronomía, geomagnetismo, meteorología, sismología y física solar.. Esos observatorios proporcionaban a estas regiones medición precisa del tiempo, pronósticos de clima, (especialmente importantes en los casos de huracanes y tifones), evaluaciones de riesgo de temblores, y cartografía.

La iglesia de los primeros siglos además institucionalizó el cuidado de las viudas, los huérfanos, los enfermos y los pobres, en formas que jamás se vieron en la Grecia o la Roma clásicas. Aun sus críticos más severos, desde el emperador del siglo IV Julián el Apóstata hasta Martín Lutero y Voltaire, reconocieron las enormes aportaciones de la Iglesia a la mitigación de la miseria humana.

El espíritu de la caridad católica - que demos asistencia a los necesitados, no esperando reciprocidad en el trato, sino como un regalo puro; y que ayudemos aun a aquéllos de quienes pudiéramos no ser de su agrado -.no tiene parangón en Grecia o Roma, pero ésta es la idea de caridad a que nos seguimos adhiriendo.

La universidad fue un fenómeno enteramente nuevo en la historia de Europa. Nada parecido había existido en la antigua Grecia o Roma. La institución que reconocemos hoy en día, con sus facultades, cursos de estudio, exámenes, y grados, así como la conocida diferenciación entre los graduados y los no graduados, vienen directamente del mundo medieval.

Para la época de la Reforma, ningún gobierno laico había establecido más universidades que la Iglesia. Eduard Grant, quien ha escrito sobre la ciencia en el Medioevo para Cambridge University Press señala que la vida intelectual era robusta y que el debate era vigoroso en estas universidades - lo opuesto enteramente a lo que popularmente se supone.

No es de sorprenderse que la Iglesia haya hecho tanto por fomentar y proteger el naciente sistema universitario, ya que la iglesia, según el historiador Lowry Daly "era la única institución en Europa que mostraba un interés consistente en la preservación y el cultivo del conocimiento.

Hasta mediados del siglo XX, la historia del pensamiento económico empezaba, más o menos en el siglo XVIII con Adam Smith. Pero comenzando con Joseph Schumpeter, el gran economista e historiador en ese campo, los estudiosos han comenzado a señalar, en cambio, hacia teólogos católicos de la Universidad de Salamanca, en España, como los precursores de la economía moderna.

Y la lista continúa.

Puedo ya oír la queja ¿Pero qué hay de esas horrendas cosas que hizo la Iglesia de las que oí en la escuela? En primera ¿no es algo curioso que en la escuela jamás hayamos visto nada del material que he expuesto aquí? ¿No parece eso ser algo injusto? 

Aun cuando un episodio como la Inquisición medieval ha sido dramáticamente aminorada en cuanto a su extensión y crueldad según estudios recientes - la Universidad de California en Berkeley, no precisamente un bastión de catolicismo tradicional, publicó un libro que corrige la visión popular - ese no es mi tema en este artículo. Mi objetivo es apuntar, como lo hago en mi libro "How the Catholic Church Built Western Civilization,", lo mucho que le debemos, sin darnos cuenta, a una institución que la cultura popular nos enseña a despreciar



Acerca del autor

Thomas E. Woods Jr. (www.TomWoods.com), quien tiene un doctorado en historia de Columbia University, es autor de 11 libros. Puede leerse gratuitamente un capítulo de "How the Catholic Church Built Western Civilization" en CatholicChurchBook.com.


martes, 19 de septiembre de 2023

 Los Protocolos de los Pajarracos de Cresta Alzada de Sion

(en cuyo contenido se identifica al autor de los Protocolos)


por el Profesor Banjo_Billy, judalimañólogo 

con ayuda de hombremanso, de las afueras de Londres, Europa, que colaboró con traducciones del Francés y asistencia en la investigación 


Traducido del inglés por Roberto Hope


Esas arteras criaturas, los Judíos de Cresta Alzada Comunes, homo judialimañus, son más difíciles de rastrear y meter bajo la lente de un microscopio que los de la especie relacionada con ellos, los murciélagos vampiros. De manera que, con gran trepidación, consternación, y copiosa aplicación de repelente de insectos y de whisky medicinal, fue como logré cercar estas criaturas fuera de su jungla y tenderlas sobre la mesa de laboratorio para someterlas a estudio científico.

Para evitar recorrer las mismas trochas que ya han sido andadas por investigadores anteriores, ningún explorador en safari se mete simplemente en la jungla sin antes hacer el estudio necesario de la literatura científica. De modo que la primera parada en mi expedición fueron los estantes de investigación de la biblioteca de mi universidad. Ahí, ocultos entre hileras de polvorientas disertaciones y arcanos volúmenes, hallé las primeras pistas para rastrear al elusivo Judío de Cresta Alzada.

Según las historias sobre el tema, parece ser que esta particular alimaña ha estado causando muchos problemas al género humano durante los pasados varios milenios, peor que los mosquitos combinados con los cocodrilos, De modo que me hice la determinación de poner un alto a esta depredación, estudiando su historia natural y sus características en su hábitat. Sin embargo, a diferencia de otra flora y fauna, los Judíos de Cresta Alzada saben leer y escribir. Hallé que sus extrañamente formadas huellas conducían directamente a un libro llamado El Antiguo Testamento.

Mostrando sus caras de cochambrosas barbas en ese libro, los Judíos de Cresta Alzada, mientras se rascan las pulgas, se autoproclaman los mejores ejemplos de criatura que haya en el planeta, solo después de Dios en su magnificencia inmaculada.

Esta sorprendente revelación me hizo caer en la silla en total consternación. Siempre había yo supuesto que los Judíos de Cresta Alzada eran similares a las plagas langosta o de termitas, por la manera como carcomían a la sociedad mediante estafas bancarias y timos en los mercados bursátiles y por la forma en que provocaban guerras en las que todo el mundo moría o se hacía indigente con excepción de ellos. Estos son unos monstruos muy peligrosos, pensaba yo. ¿Podría yo haber estado equivocado acerca de sus engaños, sus estafas, sus depravadas perversiones, su maldad y sus desagradables hábitos, simplemente por algún prejuicio intolerante de mi parte? Tomé un sorbo de mi bebida medicinal espirituosa para calmar mi punzante preocupación, y me animé a seguir con mis estudios.

En los libros que los Judíos Comunes de Cresta Alzada han escrito acerca de ellos mismos, su chillante piar y sus lastimeros gimoteos son claramente audibles — aun estando impresos. Leer sus epístolas laudatorias de sí mismos, era como si alcanzara yo a oír sus salvajes lamentos desde las junglas más obscuras, encogidos de hombros, palmas hacia arriba, estirados sus encorvados cuellos y lamiéndose los labios. Sus voces gimientes a través de los siglos, casi regurgitando bolas de pelo, ceceando acerca de cómo eran la luz del mundo, admirables, e inocentes de toda culpa, incomprendidos en su búsqueda de Dios, virtuosos, honestos, nobles, valerosos, supremamente inteligentes, generosos al extremo, y tan puros y brillantes como la seda de una telaraña.

"¡Válgame!" dije para mis adentros. "estos judíos ¡vaya que si son algo excepcional!" Luego de leer sus propias opiniones de sí mismos, me preguntaba cómo podía yo haber estado tan equivocado. Estos Judíos de Cresta Alzada eran nada menos que el regalo de Dios a la especie humana — a decir de ellos mismos.

Oír a los judíos explicarlo, ellos simplemente son la gente más maravillosa que jamás haya sido incubada del huevo de una serpiente. Sin embargo, como científico reputado, no podía yo fundamentarme en sólo un lado de la historia. Era necesario inspeccionar toda la evidencia contraria.

Parte de la evidencia contraria puede hallarse en un pequeño libro llamado Los Protocolos de los Sabios de Sion. Luego de leer los Protocolos, comencé inmediatamente a engrasar mis armas de fuego, llenar de balas mis cananas, afilar mis más largos machetes, y poner mi equipo de caza en orden para preparar mi safari. 

Sin embargo, había todavía más investigación que hacer en bibliotecas antes de partir. Casi podía yo oir los chillidos, rechiflas y maledicencias de los Judíos de Cresta Alzada, al leer cómo ellos alegaban que los Protocolos eran intentos fraudulentos de difamar al Pueblo Elegido de Dios.

Como científico, no podía yo aceptar, sean los alegatos de los judíos o las afirmaciones del autor de los Protocolos, sin inspeccionar ambos lados de la discusión. Así pues, con la ayuda de un muy capaz asistente de investigación que domina el francés, hurgamos en la obscura y traicionera historia de los Protocolos de los Sabios de Sion. Y he ahí que, en los pantanos más obscuros de la historia de Francia, siguiendo las huellas de sus pezuñas hendidas, estampadas en el lodo primordial junto con los sinuosos rastros de sus colas puntiagudas arrastradas sobre el cieno, hallamos los senderos secretos de los Judíos Comunes de Cresta Alzada.

Si usted ha leído Los Protocolos de los Sabios de Sion, quizás esté familiarizado con su historia. Sin embargo, mi asistente de investigación en lengua francesa, hurgando en los archivos históricos originales de esa gran nación europea, ha descubierto algunos nuevos datos de los cuales aun los mejores investigadores de las historias anteriores no habían podido tener conocimiento. Alguna de la información que estoy a punto de narrarles es nueva, nunca antes publicada.

Para aquéllos de ustedes que ya estén familiarizados con los Protocolos, inspeccionemos la nueva evidencia que ha estado oculta cuidadosamente durante más de ciento cincuenta años. Sin embargo si usted todavía no ha leído este famoso libro, haga un alto aquí y no siga adelante hasta que haya subsanado esta deficiencia en su educación ya que, sin haber leído los Protocolos, los secretos de los Judíos de Cresta Alzada permanecerán ocultos a sus ojos para siempre. Lo que sigue es sólo para ustedes, valientes exploradores e investigadores, ustedes que ya han leído los protocolos y quieren saber más acerca de ellos y de los secretos que contienen.

Esto es lo que hay de conocimiento general: Fue en 1905 cuando un Ortodoxo Ruso de nombre Serge Nilus tradujo los Protocolos del francés al ruso.

Está claro, de una afirmación de Nilus, que él los consideraba como una parte del plan bíblico del Anticristo, a saber, un plan mediante el cual los judíos crean el reinado de Satanás sobre la tierra. No puede haber duda de que el autor de los Protocolos era una criatura muy perversa.

En 1906, un ejemplar en ruso fue registrado en el British Museum. Sin embargo, causaron muy poca controversia. Nilus se lamentaba del hecho de que los Protocolos, como plan del poder judío, causara tan poco interés antes de la revolución Rusa de 1905 que el judaísmo había maquinado. Sin embargo, después de la Revolución Comunista de 1917, Los Protocolos levantaron un intenso interés por toda Europa y en los Estados Unidos de América porque, mediante el comunismo, los judíos estaban desplegando toda la crueldad y carnicería que los Protocolos planeaban. Por medio de la fachada del comunismo, los judíos infligieron sobre los pueblos traicionados de Rusia, todos los males demoníacos de los cuales se regocijan los Protocolos.

Cuando los judíos tomaron Rusia con su revolución Bolchevique, inmediatamente torturaron a muerte y asesinaron a 40,000 monjes y sacerdotes cristianos, convirtieron iglesias cristianas en bodegas y establos para caballos, y luego pasaron a asesinar, torturar brutalmente y hacer morir de hambre a otros 60 millones de rusos y ucranianos. Esos judíos seguían a la perfección los métodos descritos en los Protocolos. El mismo Nilus fue arrestado por los Bolcheviques judíos y torturado hasta morir.

De manera semejante a las "leyes de crimen de odio" inventadas por los judíos de los modernos Estados Unidos y de Europa, bajo la dictadura de los judíos, la primera ley decretada por Lenin fue para proclamar la pena de muerte por antisemitismo. Publicar cualquier cosa que criticara a los judíos o decir cualquier cosa que no los halagara o elogiara lo suficiente era considerado antisemitismo, según su propia definición.

De modo que sí, después de la Revolución comunista de 1917, surgió un tremendo interés en los Protocolos de los Sabios de Sion. La gente de Occidente quería conocer más acerca de los Judíos de Cresta Alzada que vivían entre nosotros. ¿Podía a estos judíos que afanosamente robaban nuestra riqueza mediante timos bancarios y fraudes financieros, serles confiado nuestro dinero, o eran también asesinos y traidores, sólo aguardando su momento?

Con este nuevo y alarmante interés de los gentiles en los Protocolos de los Sabios de Sion y con este creciente cuestionamiento de los métodos y de la moral judía, los Judíos de Cresta Alzada del mundo entero iniciaron una demostración orquestada de sus irritantes quejas. Al apremio de sus rabinos, a la mera mención de los Protocolos, los Judíos de Cresta Alzada de todo el mundo comenzaban a chillar al unísono la famosa llamada de alarma del Común Judío de Cresta Alzada. Usualmente suena así: "¡Fanático! ¡Está usted prejuiciado! ¡Somos inocentes judíos! ¡Fanático! ¡Está usted prejuiciado! ¡Somos inocentes judíos!". Este chillido se repetía desde las junglas más profundas hasta las cimas de los montes, y era difundida en toda transmisión de radio, y publicada a plana completa en todos los diarios del mundo — el estridente chilido de inocencia de los Judíos de Cresta Alzada.

Fue un asombrosamente colorido despliegue de plumas esponjadas y chillidos estridentes, gesticulaciones embravecidas, agitación de puños, y pisoteo de pezuñas. Y consiguió los resultados deseados cuando la gente de todo el mundo se tapaba las orejas, incapaz de oir otro mensaje cualquiera que no fuera el estridente e interminable alarido primitivo de los Judíos de Cresta Alzada.

Sin embargo no había otra cosa más que los judíos pudieran hacer, fuera de quejarse. En Rusia, los judíos Bolcheviques confiscaban y destruían todo ejemplar de los Protocolos, y torturaban a muerte o fusilaban a cualquiera que encontraran en posesión de un ejemplar. ¡Trato rudo, por cierto, por poseer un libro que los judíos alegaban que no era más que una simple falsificación! Si embargo, los judíos no pudieron suprimir los Protocolos en Occidente, porque Víctor E. Marsden, que había sido corresponsal especial en Rusia y estaba bien versado en el idioma. los había traducido del ruso. Esta traducción fue luego publicada en todo el mundo.

Como los judíos no podían suprimirlos del mundo libre, primero envenenaron a Marsden y luego cambiaron su estrategia al Plan B

El Plan B era una total negación de que los Protocolos fueran genuinos. "!Son una mentira! ¡Son una falsificación! ¡Somos inocentes judíos!" se volvió su nueva queja. Parvadas de Judíos de Cresta Alzada descendieron a las bibliotecas y centros de investigación buscando cualquier cosa que pudieran utilizar para desacreditar los Protocolos. No se atrevían a debatir el contenido de los mismos pero podían tratar de desacreditarlos en su totalidad, ya que los judíos son expertos en calumniar y difamar. No estaban dispuestos a debatir el contenido de los Protocolos porque habrían perdido cualquier debate honesto. Pero, por lo menos, podían usar sus patas traseras para echarles tierra.

¿Qué es un protocolo? La palabra protocolo significa boceto de documento o resumen del acta de una reunión. Por lo tanto, los Protocolos de los Sabios de Sion son la sustancia de las discusiones tratadas en el círculo más cerrado de los dirigentes judíos, condensados de manera sucinta. Ya que los judíos no podían suprimir los Protocolos en Occidente, su estrategia fue la misma que sigue un abogado judío cuando va perdiendo el caso; a saber, pasar de defender un caso perdido a tratar de desacreditar el carácter del oponente. Una vez que los rabinos mentirosos y los timadores banqueros judíos hubieron convenido en la estrategia, las parvadas de Judíos de Cresta Alzada Comunes levantaron el vuelo de regreso a sus cuevas y campanarios alrededor del mundo e iniciaron un ataque sistemático contra la autenticidad de los Protocolos.

Sin embargo, lo que la gente no entendía es que, no obstante cuántos cientos o miles de páginas de mentiras y maniobras distractoras que los Judíos de Cresta Alzada escribían sobre los Protocolos, no obstante cuántos millones de veces negaban que fueran legítimos, no obstante todas las combinaciones imaginables de teorías que ellos urdían sobre los orígenes de los Protocolos, los judíos nunca estaban dispuestos a discutir el contenido real de éstos. La discusión del contenido estaba prohibida. Sin embargo, esta táctica no era algo a lo que los Judíos recurrieran en el fragor del momento; era una táctica descrita en los propios Protocolos: 

El protocolo # 14 dice:

"Nuestros filósofos discutirán todas las debilidades que tengan las diversas creencias de los goyim. Pero ninguno jamás va a traer a discusión nuestra fe desde su verdadera perspectiva, ya que esto por nadie deberá ser plenamente conocido salvo por los nuestros que jamás se atreverán a revelar sus secretos."

Nunca, nunca quisieron argüir el contenido real de los Protocolos porque la desventaja para ellos habría sido demasiado grande para ser superada. La discusión del contenido no sólo habría llevado a que se hicieran revelaciones embarazosas acerca de sus triquiñuelas políticas y financieras sino que pondría en el banquillo de los acusados al mismo judaísmo. Si probara el contenido ser verdadero, eso también probaría entonces que los judíos son embusteros, timadores y traidores. Ya que toda la evidencia apuntaba tan abrumadoramente a la verdad que los Protocolos revelan, discutir el contenido de los Protocolos habría implicado su ruina. El discutir el contenido destaparía todos lo viejos timos y fraudes que habían dado a los judíos una ventaja tan lucrativa sobre los demás pueblos. Sin embargo, todas estas conclusiones indeseables podrían ser evitadas fácilmente, atacando los Protocolos en su integridad como una falsificación. De esa manera podía evitarse una inspección más profunda del judaísmo o de las verdaderas creencias de los Judíos de Cresta Alzada. Culparían de falsificar los Protocolos a mil personas diferentes pero ni uno solo de esos chivos expiatorios sería un judío.

El único problema con esta táctica es que una falsificación requiere de algún documento original sobre el cual el falsificador haya basado su obra. Los Judíos ciertamente no querían presentar documento alguno de origen judío pues eso habría sido todavía más inculpatorio. Su ardid fue alegar que los Protocolos habían sido falsificados y plagiados de documentos no relacionados de gentiles que exhibían un odio malévolo hacia los inocentes judíos y que tenían la intención de causarles daño. En su propia investigación en bibliotecas, los judíos hallaron obras y escritos de numerosos autores que convenían a sus propósitos. Sin embargo, antes de tratar de estos presuntos falsificadores, lo mejor sería plantear tres preguntas. (1) ¿Qué es una falsificación? (2) ¿Quiénes eran estos judíos que acusaban a otros de falsificar documentos importantes? y (3) ¿Puede una falsificación ser probada meramente mintiendo acerca de contar con pruebas o deben realmente exhibirse las pruebas?

Primero, una falsificación es "un acto consistente en la creación, modificación, o reproducción de un documento, firma, o dinero con la intención de engañar. Algo se considera falsificado si se afirma que fue hecho por alguien que no lo hizo."

Muy bien, basta de definiciones. Sabemos ya lo que es una falsificación. De modo que ¿quiénes son ahora los judíos que acusan a otros de falsificar documentos importantes? Un estudio del Antiguo Testamento, del Talmud de Babilonia y de evidencia producida por la arqueología moderna responden a esta pregunta.

Según la religión judía, robarle a un no judío no es realmente robar, porque Dios dio el mundo entero a los judíos. Así pues, según los Judíos de Cresta Alzada Comunes todo lo que está sobre la tierra pertenece a los judíos. Los judíos asumen que la propiedad de la demás gente es realmente propiedad de los judíos. El único cuidado a tener es robar sin causar demasiada consternación en las víctimas. Los rabinos enseñan a los Judíos de Cresta Alzada, que pueden robar siempre que puedan salir bien librados. La única estipulación es que sólo se les permite robar algo de los Gentiles pero nunca de sus correligionarios judíos. Para ellos, robar algo de los gentiles es un regalo de Dios pero robar algo de los judíos es un pecado.

Y actuando en bandas y carteles de familia y grandes corporaciones, algunos judíos robando y otros ocultando el botín y protegiendo al ladrón, los Judíos de Cresta Alzada han podido amasar enormes fortunas a lo largo de los siglos, formadas en su totalidad de dinero de la demás gente

Con estos principios rabínicos como guía, cuando los judíos escribieron la biblia, plagiaron las historias sumerias y babilónicas de Noé y el Diluvio, del Jardín del Edén, de la Épica de la Creación, los cuentos de magia egipcios, el Código de Hammurabi, y luego éstos fueron compendiados en los Cinco Libros de Moisés. Los escribanos judíos no ponían notas al calce de sus plagios. Cuando los judíos plagiaron los libros de sabiduría egipcios y babilónicos para escribir el Cantar de los Cantares de Salomón, el libro de los Proverbios y el libro de Job, no pusieron notas al calce respecto a sus fuentes sino simplemente copiaron lo que les gustaba y le añadieron su propio nombre. Enormes secciones del Antiguo Testamento no son ninguna otra cosa que documentos plagiados, robados de las bibliotecas de Babilonia y de Egipto por los sacerdotes judíos. Con estos libros robados, pudieron engañar a sus congregaciones a que creyeran que esa "sabiduría" y "rectitud" provenía de los rabinos. Sin embargo, todas las afirmaciones de los rabinos estaban basadas en fraude, engaños, plagios y robo descarado.

Los Comunes Judíos de Cresta Alzada sacaron mucho provecho de esos libros bíblicos falsificados y plagiados. Leyendo esos libros, los Gentiles del mundo asumieron que los judíos eran sabios, y santos, más bien que astutos, taimados y estafadores.

Los pavoneados y enorgullecidos Judíos de Cresta Alzada no tenían ninguna prisa por corregir esa idea equivocada, porque el pavonearse les da el supremo placer de verse en alta estima por los Gentiles del mundo. De hecho, insisten en ello. Más aún, se quejan si no reciben la suficiente admiración. El alto prestigio es la única manera apropiada para los Gentiles de considerar al mismo pueblo al que Dios mismo eligió por encima de todos los demás.

Según lo que ellos escriben de sí mismos, todo lo que sea menos que la suprema apreciación hacia algún judío, los Judíos de Cresta Alzada han tildado de intolerancia, prejuicio e insulto a Dios, que les hace chillar estridentemente. Y ahora, esos mismos ladrones que habían plagiado y robado casi cada uno de los libros de su Biblia hebrea, estaban chillando que los Protocolos son una falsificación.

En tanto que una baja apreciación es un mero prejuicio, una crítica a los judíos, cualquiera que sea su forma, es una intolerable blasfemia. La crítica los pone nerviosos. ¿Y eso por qué? Porque criticar a los judíos es igual que criticar a Dios y Su gran sapiencia al elegir a estos piratas y ladrones maestros como sus creaturas especiales. — especiales, dicho sea de paso, según lo que los Judíos de Cresta Alzada han escrito sobre ellos mismos en libros que han robado y plagiado. 

Crítica de cualquier tipo lleva a las bandadas de Judíos de Cresta Alzada a emitir cacofónicos chirridos, insultos y desprecios. Hacen tanto ruido, de hecho, que todas las demás criaturas de la jungla se tapan los oídos con sus manos, patas y garras, cierran fuertemente los ojos adoloridos y silencian a sus críticos con la esperanza de que los Judíos de Cresta Alzada sólo paren de gritar y se callen. Pero los Judíos de Cresta Alzada jamás se callan hasta que toda crítica de ellos quede encerrada trás labios sellados. Sólo así pueden seguir pavoneándose en paz y sintiéndose orgullosos, sabiéndose tan maravillosos al grado de estar por encima de toda crítica o censura terrenal.

De esta manera, mediante la selección natural a lo largo de los siglos, los Judíos de Cresta Alzada Comunes han desarrollado una clase especial de autoestima basada, no en sus propios méritos, sino enteramente en las opiniones equivocadas de los no judíos a quienes han logrado engañar con sus libros falsificados — para luego intimidarlos al silencio. Este resultado darwiniano ha permitido a los Judíos de Cresta Alzada fanfarronear, esponjando orgullosamente su plumaje con sus picos alargados, disfrutando de su propia inmensa autoestima. Gozan, si no de la adulación de todos los demás animales, por lo menos de la buena opinión que tienen de sí mismos derivada de que son la única criatura de la jungla que nadie se atreve a criticar bajo pena de los ruidosos chirridos de estos extraños pajarracos.

Este teatro callejero de chirridos de los judíos ha estado ocurriendo por más de 3,000 años, durante los cuales los Judíos de Cresta Alzada han estado plagiando y apropiándose de las obras literarias de la demás gente y poniendo sus propios nombres en el resultado. Hasta el famoso Judío de Cresta Alzada, Albert Einstein, le robó las ideas al francés Henri Poincaré, y luego les puso el nombre suyo como todo buen y devoto judío debe hacerlo.

Y para protegerlo, los judíos en los medios de comunicación mantuvieron ocultos sus plagios, y a sus delatores relegados a las páginas traseras de los diarios, para que él pudiera gozar del prestigio que constituye un derecho otorgado por Dios a todo Judío de Cresta Alzada.

Sin embargo, después de varios miles de años de robar y plagiar. a la publicación de los Protocolos de los Sabios de Sion, estos falsificadores y ladrones maestros ¡se hallaron en la incómoda situación de tratar de probar que alguien más falsificó un libro que se les atribuye a ellos! Y no un libro cualquiera, sino un libro que muestra claramente y con minucioso detalle todos los métodos que ellos han estado siguiendo para apropiarse de la riqueza, destruir a la gente, y subvertir a las naciones del mundo con la perfidia y la traición judías. Todas sus sucias y secretas tretas eran reveladas en un pequeño libro. Típicamente, como por un mecanismo de relojería, los Judíos de Cresta Alzada Comunes estaban encolerizados.

Los Protocolos de los Sabios de Sion relacionaban con odiosa malicia todos los timos y subterfugios que los judíos estaban empleando contra la raza humana. Quienquiera que leyera los Protocolos vería con certeza que los Protocolos hacían un retrato real del embrollo político y moral que envolvía al mundo y destruía a la población. Quienquiera que leyera los Protocolos vería con certeza que lo que estaba leyendo era un plan de acción para destruir el género humano a manos de los judíos. Intrigas maquiavélicas estaban siendo emprendidas dondequiera por los judíos, y sólo por los judíos. Con certeza indudable, quienquiera que leyera los Protocolos vería que eran auténticos. Entonces, el nuevo objetivo de los rabinos, de los financieros judíos y de los políticos judíos era trocar esta certidumbre en duda, Sin embargo, aun mientras se desgañitaban vociferando los ancestrales chillidos, simultánea e hipócritamente practicaban las mismas tácticas de los Protocolos cuya autoría ellos negaban. Después de todo ¿por qué no? Mientras más fuertemente vociferaban más fuertemente la gente cerraba los ojos.

Como lo declara el Protocolo # 8:

"Debemos pertrecharnos de todas las armas que nuestros oponentes pudieran emplear contra nosotros. Debemos buscar, en los matices de expresión más finos y en los puntos espinosos del léxico legal, la justificación para aquellos casos donde tengamos que pronunciar juicios que pudieran parecer anormalmente audaces e injustos. Pues es importante que estas resoluciones se presenten en forma de expresiones que hayan de aparentar ser los más exaltados principios morales puestos en lenguaje legal. Nuestro directorado debe rodearse de todas esas fuerzas de la civilización entre las cuales habrá de trabajar. Debe rodearse de publicistas, juristas prácticos, administradores, diplomáticos y. finalmente. de personas preparadas por medio de un adiestramiento super-educacional en nuestras escuelas especiales."

Con sus bandadas de escritores, investigadores y publicistas empleando todo matiz de expresión y tergiversando todo punto espinoso, presentaron un frente unificado; todos ellos bramando ese chirrido primitivo: "¡Es una mentira! ¡Es una falsificación! ¡Somos inocentes judíos!" Sin embargo, no se atrevieron a discutir el contenido de los Protocolos porque eso sólo habría atraído mayor indagación sobre las profundidades de la conspiración judía contra el género humano. La única manera de ocultar el contenido real de los Protocolos y de mantener sus estratagemas y defraudaciones secretas alejadas de la luz pública era alegar que los Protocolos en su integridad eran una falsificación, Y así, de un solo golpe, negar toda creencia en la veracidad de los planes secretos contenidos en los Protocolos. Pero ¿cómo podrían hacerlo?

Esto nos lleva al punto (3):¿Puede una falsificación ser probada mintiendo sobre la posesión de pruebas o es necesario exhibir las pruebas? Es mucho peor en nuestros días, pero aun en el siglo XIX, los judíos eran propietarios de una muy grande porción de los medios de comunicación de aquel tiempo.

El telégrafo, el teléfono, el radio, los servicios de noticias, los periódicos, y las revistas estaban en alta medida en manos de los mentirosos judíos. Y, si no eran directamente propietarios de una casa editorial, podían controlar lo que ella publicara amenazando con exigir el pago de sus créditos bancarios o conspirando para boicotear los ingresos por publicidad de la misma forma como lo hacen en nuestro tiempo.

Como lo declara el Protocolo # 7:

"Debemos obligar a los gobiernos de los goyim a que tomen acción en la dirección favorecida por nuestro ampliamente concebido plan. Ya acercándose a su deseada consumación por lo que habremos de representar como opinión pública, promovida secretamente por nosotros por medio del llamado "Cuarto Poder" — la prensa que, con pocas excepciones que pueden pasarse por alto, está enteramente en manos nuestras."

Y tal como sucede ahora, cuando los judíos dicen mentiras ¿cómo puede usted enterarse de ellas si todas sus fuentes de información están diciéndole las mismas mentiras? Así es como los judíos trataron de probar que Los Protocolos de los Sabios de Sion eran una falsificación. No tenían prueba alguna de ello

Simplemente mintieron sobre eso a través de su monopolio sobre los medios de comunicación. Lo que sigue es el rastro de sus mentiras y la identificación del verdadero autor de los Protocolos.

Los investigadores judíos descendieron como buitres sobre las bibliotecas de Europa, buscando algo, cualquier cosa, que pudiera despistar a los Gentiles de todo el mundo para evitar que se enteraran de la verdad sobre los Protocolos. El defenderse de las auténticas verdades halladas en los Protocolos no era su intención porque tal defensa habría sido imposible contra la abrumadora evidencia de la perfidia judía que ha sido cometida contra todos los niveles de la sociedad.

Pero en un libro publicado en Francia en 1864 encontraron algo que podría serles útil. Este libro llevaba el título 'Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu’, escrito por un abogado francés de nombre Maurice Joly, que tenía 43 años de edad cuando lo publicó por primera vez. Dicho de manera sencilla, el libro de Joly era una deliberación sobre los principios de Maquiavelo como eran aplicados a los métodos políticos de la Francia de los años 1860s. Narraba simplemente un diálogo entre dos muy grandes filósofos de la política que habían sostenido opiniones muy diferentes y contrarias sobre lo que es el gobierno y cómo deben los gobernantes gobernar

Este abogado, Maurice Joly, había pasado diez años trabajando como secretario de un miembro de la Asamblea Constituyente en el Ministerio de Estado de Francia. Por lo tanto, tenía conocimiento profundo de las maquinaciones, tanto de la política francesa como de Napoleón III (Luis Bonaparte). Para evitar los censores políticos franceses, publicó su libro anónimamente en Bélgica y lo introdujo secretamente a Francia.

Sin embargo, su autoría fue descubierta, y el 25 de abril de 1865 fue sentenciado a quince meses de prisión por "incitación al odio y desprecio del gobierno".

Así pues. el libro que los judíos decidieron usar para desacreditar la autenticidad de los Protocolos, fue un libro escrito por un experto en la política de Francia. En su libro, que le trajo tantos problemas, Joly describe las maquinaciones de Luis Bonaparte y de su gobierno. Pero lo que Joly no sabía era que las estratagemas maquiavélicas que él observaba en su emperador, eran las lecciones que le estaban siendo enseñadas de manera secreta a Luis Bonaparte por un muy sigiloso asesor judío; asesor que por un tiempo había sido Ministro de Justicia. Ese asesor secreto era el mismo judío que había escrito los Protocolos.

Por lo tanto, toda semejanza entre el libro de Joly y los Protocolos no es porque los Protocolos hayan sido plagiados del libro de Joly. sino que, en su libro, Joly deriva sus ideas de observar el gobierno de Luis Bonaparte, a quien los secretos de los Protocolos le habían sido enseñados por su sigiloso mentor judío. De modo que el libro de Joly no prueba haber sido la base de los Protocolos. Lo que el libro de Joly prueba es que los Protocolos habían existido desde antes de que Joly escribiera su libro.

Como lo apunta el título, el libro de Joly es un diálogo imaginario entre Maquiavelo y Montesquieu. Pero ¿quiénes eran estos personajes?

En nuestro tiempo, todo político en el mundo ha leído las obras de Nicolás Maquiavelo (1469 - 1527 DC). De hecho, ningún político podría dejar de leer a Maquiavelo porque su carrera política así como su propia vida no perdurarían sin caer víctimas de esos políticos expertos que hayan leído los libros de Maquiavelo. Tal es la importancia de Nicolás Maquiavelo para los políticos modernos, quienes consideran a Maquiavelo el padre de la teoría política moderna.

La mayor fuente de la reputación de Maquiavelo es, por supuesto, El Príncipe (1532) El tema principal de este pequeño libro es que todos los medios pueden ser utilizados para establecer y conservar el poder político — el fin justifica los medios — y que aun los peores y más desleales actos del gobernante se justifican por la maldad y deslealtad de los gobernados. El Príncipe está tan repleto de intrigas diabólicas, de admiración por los asesinatos políticos, traiciones, engaños. y sucios crímenes de toda clase — todo por el poder político, que fue condenado por el Papa Clemente VII como obra del demonio,

Todo político de hoy en día practica la filosofía de Maquiavelo, a la que llaman 'corrección política' con el fin de ocultar de la gente su naturaleza traidora y demoníaca.

Ante la censura Papal, además del hecho de que las imprentas no eran muy comunes en esa época, los libros de Maquiavelo permanecieron ignorados durante doscientos cincuenta años. La primera gran edición de sus obras fue publicada en 1782. Desde esa época su fama como fundador de las ciencias políticas ha aumentado constantemente en tanto que el caos, la guerra, y los métodos políticos de las dictaduras y los genocidios también se han vuelto más eficientes. Para la época cuando Maurice Joly escribió sus Diálogos en el Infierno, El Príncipe y otras obras de Maquiavelo habían estado en circulación en Europa durante apenas unos ochenta años, tiempo durante el cual sus métodos eran bien apreciados y empleados por los monarcas y príncipes que gobernaban.

De modo que, en sus Diálogos en el Infierno, Joly puso al maestro de reyes y al más famoso de los modernos tratadistas de ciencias políticas como sus personajes principales. ¿Quién, pues, fue Montesquieu? En tanto que Maquiavelo era considerado el lado diabólico de la política, Montesquieu puede ser considerado el lado benévolo y humano de la política.

Charles-Louis de Secondat, barón de La Brède y de Montesquieu (1689-1755 DC), fue un comentarista social y pensador político francés que vivió durante la Ilustración. Para 1776, los escritos de Montesquieu eran, fuera de la Biblia, las obras más frecuentemente citadas por los fundadores de los Estados Unidos sobre el tema de gobierno y política en la América Colonial Inglesa. Montesquieu enseñaba que el gobierno debe existir para beneficio del pueblo. Luego de la Revolución Americana, las Obras de Montesquieu siguieron ejerciendo una poderosa influencia sobre muchos de los Fundadores, más notablemente sobre James Madison, de Virginia, el "Padre de la Constitución de los Estados Unidos".

Puede observarse que en los Diálogos en el Infierno, Maurice Joly combinó su propia experiencia política como abogado, observador político y secretario de la asamblea política francesa. Utilizó como contraposición en su libro los escritos y filosofías de Maquiavelo, fundador de la moderna ciencia política, y de Montesquieu, originador de los fundamentos filosóficos humanistas básicos iniciales del Gobierno de los Estados Unidos 

Su libro es un diálogo entre esos dos pensadores políticos como los imaginó encontrándose uno y otro en alguna parte en ultratumba. De eso se trata el libro de Joly, un diálogo entre dos famosos pensadores políticos discutiendo asuntos de Estado. Naturalmente cada uno de ellos toma de fundamento sus propias opiniones políticas. Así pues, el diálogo es una discusión de toma y daca entre dos extremos de gobierno, uno benévolo y el otro de diseño diabólico. Y en ninguna parte se habla de los judíos.

De modo que los mendaces judíos que intentaban probar que los Protocolos de los Sabios de Sion era una falsificación tenían como prueba "básica" un libro escrito por un abogado de alto nivel que usó como protagonistas a dos de los filósofos políticos más famosos de todos los tiempos. Digo mendaces judíos porque si uno lee los documentos originales que utilizaron los judíos, no habrá de encontrar prueba alguna de que los protocolos son una falsificación. No probaban que los Protocolos fueran falsos; lo que probaban era solamente que los judíos son falsos.

Además, los judíos hallaron una serie de libros escritos por un tal Hermann Goedsche en 1868 que tenían cierta similitud con el Diálogo en el Infierno de Joly. Ellos alegaban que Goedsche había utilizado el Diálogo como material fuente y que quien fuera que haya falsificado los Protocolos había copiado de los libros de Goedsche. Esa era su así llamada "prueba" de que los Protocolos eran una falsificación, prueba basada en una vaga similitud de un libro con la borrosa similitud de otro libro. Y detrás de todo este humo y neblina estaban los Judíos de Cresta Alzada cacareando acerca de cómo una noción vaga y una idea borrosa constituían prueba sólida de que estaban en lo correcto.

Otros Judíos de Cresta Alzada crearon mayor confusión alegando que los Protocolos eran obra de un policía secreto ruso de nombre Golovinski. Pero su alegato de que un oficial de policía del gobierno Zarista los haya escrito basado en el libro de Joly tiene tres fallas graves. Estas tres son las mismas fallas que se encuentran en todos y cada uno de los ejemplos de presunto plagio que los judíos han urdido.

En primer lugar, hay muy poco en los Protocolos, menos del 5%, que pueda identificarse con algo contenido en el libro de Joly.

La segunda falla en lo que los judíos alegan está en la naturaleza misma de una falsificación.

Los falsificadores tratan de hacer pasar algo falsificado haciéndolo tan convincente como sea posible para que su engaño no sea descubierto. En estos días es muy difícil hallar un ejemplar del libro de Joly publicado hace 150 años. Pero en 1897 el libro era relativamente abundante. Entonces ¿por qué habría un policía secreto escrito un libro en 1897 (los Protocolos) que citara directamente otro libro (los diálogos en el Infierno de Joly) que podía encontrarse fácilmente en una biblioteca? Si hubiera querido hacer una falsificación ¿por qué escribir él mismo el 95% y plagiar el otro 5% que fácilmente podría ser descubierto? Lo que es más probable es que los uno o dos insignificantes párrafos de los Protocolos que pudieran ser atribuidos vagamente a Joly fueron copiados por alguien que no le importaba si alguien descubriera su plagio o no. El único al que no le importaría que alguien pusiera objeción a sus plagios sería un judío que estuviera escribiendo para un público lector estrictamente judío.

Y la tercera falla en el alegato que hacen los Judíos de Cresta Alzada, de que un ruso fue el que escribió los protocolos es ésta: Ningún policía que trabajara para el Zar habría gozado del conocimiento para entender las complejidades de los acontecimientos mundiales y los timos financieros que se describen cuidadosamente en los Protocolos, Las pocas líneas que los judíos falsamente alegan que fueron plagiadas son sólo vagamente semejantes uno con el otro y ninguna es en absoluto una copia directa, de modo que no califican como plagio.

Pero si alguien hubiera realmente plagiado algunas líneas del libro de Maurice Joly, sería entonces alguien a quien no le importara su hurto ser descubierto. No estaba escribiendo una falsificación, estaba utilizando unas cuantas líneas de maquinación maquiavélica para agregarlas al 95% que era obra original de él. Sólo un judío podría haber escrito ese libro; un judío que fuera un confabulado en la misma conspiración. Y las pocas líneas que pudieran haber sido tomadas del libro de Maurice Joly no lo fueron por un falsificador sino por alguien al que no le importaba que su hurto fuera descubierto o no, alguien cuya organización encubierta mostraría transcripciones de los Protocolos solamente a sus conjurados más comprometidos. De hecho, existía un judío así que vivía en esa época en París, quien no solamente conocía y trataba de tú a tú a todos los judíos más ricos de Europa, sino que también conocía a Maurice Joly.

Además, todas las falsas acusaciones concernientes a la autoría son típicas de la básica deshonestidad del intelectual judío. En sus intentos de hacer chivo expiatorio a algún autor no judío, estaban ocultando el hecho general de que todo escritor político en Europa — incluyendo al autor de los Protocolos — había sido influenciado por Maquiavelo. Aun cuando su influencia era común a todos ellos, estos intelectualmente falaces judíos trataban de hacer a un lado por completo a Maquiavelo a modo de poder apuntar hacia algún individuo menos influyente, No deseaban poner a Maquiavelo como base porque sus teorías estaban generalmente incorporadas en todas las teorías políticas de la época.

Sangre es lo que querían, no generalizaciones filosóficas. Se podría exprimir sangre de autores recientes o que aún vivieran pero no de aquéllos que habían muerto 500 años atrás. De modo que pasaron por alto la influencia general de Maquiavelo y, en vez de eso, buscaron autores que hubieran vivido por la época en que se publicaron los Protocolos. Deseaban víctimas específicas cuyos pequeños escritos los Judíos de Cresta Alzada pudieran cercar y picotear. Un autor tan famoso como Maquiavelo era demasiada grandeza a arremeter para los cobardes e intelectualmente pusilánimes Judíos de Cresta Alzada.

Bien, recapitulemos todo lo anterior. Montesquieu fue un famoso escritor francés versado en filosofía política cuyas ideas fueron incorporadas a la Constitución de los Estados Unidos. 

Maquiavelo fue un famoso escritor y filósofo italiano, considerado el fundador de la filosofía política 

Maurice Joly fue abogado de profesión y secretario político del gobierno francés

Un secretario naturalmente lee todo lo que pasa por el escritorio de su jefe y tiene la posibilidad de frecuentar la compañía de otros secretarios y funcionarios del gobierno francés.

De esa manera, tenía acceso a información secreta y confidencial concerniente al aparato gubernamental. De su experiencia en el gobierno y de sus lecturas de Montesquieu y de Maquiavelo, Jolý escribió en 1864 un libro intitulado Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, el cual describe sus observaciones sobre el gobierno de Luis Bonaparte. Bien, estos son los hechos básicos del caso.

Pero si los Protocolos son una falsificación, entonces ¿qué estaban haciendo los inocentes judíos durante esa época? Los Judíos de Cresta Alzada estaban haciendo muchas cosas y ninguna de ellas era buena. Por ejemplo:

● Para 1791, los Rothschild habían establecido un banco central llamado First Bank of the United States a través de su agente en el gabinete de George Washington, un judío de nombre Alexander Hamilton. Con este banco, podían succionar la riqueza de la nueva República Norteamericana.

● Para 1793, los judíos habían fomentado exitosamente la Revolución Francesa por conducto de sus sociedades jacobinas; ya habían decapitado al Rey de Francia, eliminado la posibilidad de la iglesia católica de recibir diezmos, y se habían hecho dueños de propiedades en Francia. 

● Para 1797, los judíos habían financiado a Napoleón (un Masón Gentil), quien emancipó a los judíos de Venecia y liberó a los judíos de las restricciones del ghettto.

● En 1800, los judíos Benjamin Seixas, Isaac Gomez, Alexander Zuntz y Ephraim Hart co- fundaron el Gremio de los Accionistas que posteriormente habría de convertirse en la Bolsa de Valores de Nueva York.

● En 1811 expiró la concesión del Bank of the United States de los Rothschild, y el Congreso de los Estados Unidos votó contra su renovación. Entonces, Nathan Mayer Rothschild, quien poseía Bonos y Obligaciones Británicas, ordena la guerra de 1812 para ejercer coerción sobre los empobrecidos estadounidenses.

● En 1815, al recibir antes que los demás información de la derrota de Napoleón en Waterloo, Nathan Rothschild tuvo 48 horas para desfalcar a toda la economía inglesa y hacerse de la propiedad de toda la industria inglesa antes de que las noticias de esa derrota llegaran a Inglaterra.

● En 1816, el Congreso de los Estados Unidos aprobó una propuesta que permitía la creación de otro banco central, dominado por los Rothschild que, una vez más, daba a los Rothschild el control de la oferta de dinero en los Estados Unidos. Éste fue el llamado Second Bank of the United States. Con eso, la guerra de Inglaterra contra los Estados Unidos llegó a su fin.

● En 1823, después de 30 años de no poder recibir diezmos, la Iglesia Católica pasó sus operaciones financieras mundiales a los Rothschild.

● En 1837, los Rothschild enviaron a uno de sus correligionarios judíos, August Belmont, a los Estados Unidos a invertir en ferrocarriles, silvicultura, minería, manufactura y comercio del algodón. 

● En 1848, los Rothschild se convirtieron en los corredores de metales preciosos en lingote del Banco de Inglaterra, Establecieron agencias en California y Australia. y tomaron control de las minas de mercurio de Almadén, España, que habrían de suministrar mercurio para la refinación de los minerales en los campos auríferos de California y de Australia.

● En 1848, los judíos de Damasco asesinaron ritualmente al sacerdote Católico, Padre Tomás

● En 1848, el judío Karl Marx publicó su Manifiesto Comunista, y una ola de revueltas socialistas financiadas por judíos e inspiradas por el comunismo se extendió por toda Europa.

● En 1854 se formó el Partido Republicano de los Estados Unidos como una alianza de socialistas, abolicionistas, feministas y anti-masones. Fueron judíos alemanes los que fundaron el Partido Republicano en Nueva York, Chicago, Filadelfia y otras ciudades importantes.

● En 1864, el agente de los Rothschild, August Belmont, llegó a ser Presidente Nacional del Partido Demócrata. Eran judíos los principales suscriptores de los bonos emitidos por el Gobierno de la Unión. Se abolió la esclavitud, para llevar al Sur a la bancarrota, y los Estados Unidos fueron forzados a contender una Guerra Civil, en la cual el Norte era financiado por los Rothschild de Francia y el Sur era financiado por los Rothschild de Inglaterra

● En 1865, Jacob Schiff, pariente de los Rothschild, que había nacido en su casa de Frankfurt, llegó a los Estados Unidos a la edad de 18 años con las instrucciones y el financiamiento necesario para adquirir una casa bancaria en los Estados Unidos, Años más tarde, él y sus colegas banqueros judíos financiaron la Revolución Bolchevique.

Y así, para 1864, cuando el libro de Joly se publicó por primera vez, los judíos de Europa ya habían logrado un gran número de muy redituables timos y estafas.

Eran expertos en los negocios y en la manipulación de precios de acciones. Controlaban a los gobiernos mediante las ventas de bonos, Sus operaciones se llevaban a cabo en todo el mundo. Tenían el control de las finanzas inglesas, francesas y norteamericanas, y con el dinero de sus estafas podían manipular a los gobiernos y sobornar a funcionarios de gobierno para que hicieran su voluntad. Estos eran los judíos de 1864, una compleja banda de estafadores bancarios y conspiradores políticos internacionales.

Maurice Joly era un mero neófito y su libro ni siquiera se aproxima a describir las complejas defraudaciones que se delinean en los Protocolos. Su libro no muestra compenetración alguna sobre el dinero y las consecuencia de la deuda gubernamental en los prestamistas. Las ideas del pago de deuda gubernamental utilizando dinero prestado, a ser logrado mediante engaño y manipulación de libros, son atribuidas por Joly a Maquiavelo, Él no comprendía el desfalco que es inherente a los bonos gubernamentales. Sin embargo, estos defectos no se encuentran en los cálculos y maquinaciones que pueden leerse en los Protocolos.

Los Protocolos ya existían desde antes de 1884 cuando una mujer de nombre Justine Glinka estaba desarrollando labores de inteligencia para el gobierno ruso en Francia. Siguiendo el rastro de varias líneas de información secreta, oyó acerca de los Protocolos y se enteró de que podían encontrarse copias en los archivos de la Logia Masónica Mizraím de Francia.

La logia Mizraim había estado bajo la dirigencia del Gran Maestro del Gran Oriente Masónico y del Rito Escocés, el judío Adolphe Isaac Crémieux (1796-1880).

Según el libro Occult Theocracy de Edith Starr, "Las actividades raciales judías de Cremieux están ejemplificadas en el papel que él desempeñó con Moisés Montefiore, un judío (banquero) de Inglaterra, en el Asunto de Damasco cuando la judiada, con éxito pero no de manera convincente, silenció la acusación de asesinato ritual cometido contra el Padre Tomás, sacerdote católico, en Damasco en 1840, Crémieux tuvo una participación importante en la fundación de la Alliance Israélite Univereselle. Fundada oficialmente en 1860, esta unión internacional de judíos diseminados había existido, como sabemos, desde siglos atrás. Pero luego del Caso de Damasco, los dirigentes judíos sabían que habían adquirido suficiente poder para sentirse capaces de demostrar a todo el mundo que aun cuando los derechos civiles de que gozaban les habían sido concedidos por distintos países, la verdadera lealtad de todos y cada uno de ellos era debida a su nacionalidad judía" y a las inmensas fortunas que les habían escamoteado a los Gentiles.

"Las actividades masónicas de Adolphe Crémieux fueron muchas y muy poderosas. Se hizo miembro del gobierno provisional y fue nombrado Ministro de Justicia. Abogó vigorosamente por la candidatura de su amigo Luis Napoleón para el cargo de Presidente de la República Francesa. Crémieux había abrigado la esperanza de ser nombrado Oficial Mayor bajo el gobierno de Luis Napoleón y desempeñar de esa manera en Francia el mismo papel que Disraeli desempeñaba en Inglaterra, o sea gobernar el país tras bambalinas. Tanto Disraeli como Crémieux disfrutaban del mismo apoyo financiero, específicamente la riqueza de los Rothschilds y Montefiores, que, en Londres, eran amigos de Disraeli y, en París, amigos de Crémieux."

"En ésta, así como en todas las actividades durante su vida, Crémieux sólo estaba obedeciendo las enseñanzas del Talmud y tratando de destruir toda religión excepto la contenida en el judaísmo. Su tema favorito era que debería profesarse sólo un culto — y ese culto debería ser judío."

En una asamblea de la Alliance Israélite Universelle del 31 de mayo de 1864, Crémieux había dicho: 'La Alianza no está limitada a nuestro culto, Profiere la atracción de todos lo cultos y desea penetrar todas las religiones así como ha penetrado todas las naciones. Tratemos osadamente de llevar a cabo la unión de todos los cultos bajo una bandera de Unión y de Progreso. Esa es la consigna para la humanidad."

Pero cuando un judío habla de humanidad está hablando solamente de correligionarios judíos, ya que es una creencia religiosa judía el que sólo los judíos son humanos y todo el resto de la gente es "goyim" o insectos y rebaño no judío, Por lo tanto, oculto detrás de la duplicidad judía Crémieux, en su discurso, estaba propugnando por la subordinación de todas las demás religiones bajo el judaísmo. Sus actividades son uno de los ejemplos más claros del internacionalismo judío y de su ideal mesiánico. La Alliance Israélite Univereselle surgió del Rito de Mizraim unido a la masonería universal, y fue subvencionada por la Finanza Internacional Judía. Su objetivo era conjurar la destrucción de la civilización cristiana, la supresión del nacionalismo y la ruina de las naciones sobre cuyos despojos buscaban erigir una estrella judía.

Así pues, Adolphe Crémieux había sido amigo y asociado de los banqueros, industriales y editores judíos de su época. Aun cuando es imposible hallar una prueba definitiva, es mi tesis que Adolphe Crémieux es el autor real de los Protocolos. Gozaba de información confidencial, de la amistad internacional con los jugadores judíos en las luchas por el poder de su época, conexiones masónicas con sus confabulados de entre los Gentiles, su experiencia de primera mano en el gobierno como Ministro de Justicia de toda Francia, y la malicia talmúdica y rencor judío que los Protocolos exhiben tan claramente. Sin duda, asistía a las mismas reuniones secretas de los judíos más poderosos de su época. Y entre el Caso de Damasco de 1840 y la fundación de la Alliance Israélite Universelle en 1860, tuvo la capacidad y bastante tiempo para combinar sus conocimientos de la finanza judía y de la política judía para escribir los Protocolos para sus discípulos más cercanos. Uno de sus discípulos más cercanos era Napoleón III, Luis Bonaparte, el mismo gobernante cuyas intrigas fueron descritas por Maurice Joly en su Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu. Entonces, pues, los Protocolos ya habían sido escritos desde antes de que Joly escribiera su libro.

Luego de la muerte de Crémieux en 1880, quedó en la logia masónica Mizraim un suficiente vacío de poder que, entre algunos de sus miembros debe haberse percibido una relajación de su naturaleza secreta. De la señorita Glinka se dice que recibió doscientos cinco mil francos que entregó a un judío de nombre Joseph Schorst, que era miembro de la logia Mizraim. Teniendo acceso a sus archivos secretos, Schorst pudo obtener los Protocolos que la Srta. Glinka inmediatamente transmitió a San Petersburgo. De modo que para 1884, los Protocolos habían sido robados de la logia masónica Mizraim por un judío y vendidos a un agente del gobierno zarista. Según registros policiales de Francia, Schorst fue asesinado en Egipto poco después de que se hubiera completado esta transacción.

La Sra. L Fry de Londres, esposa de un noble ruso, en su libro Waters Flowing Eastward dice: "Mientras tanto, por conducto de miembros judíos de la policía secreta rusa se habían obtenido las actas del Congreso de Basilea de 1897 y se descubrió que éstas concordaban con los Protocolos."

La Srta. Glinka conservó una copia de los Protocolos y, cuando regresó a su tierra en el distrito Orel de Rusia, se la entregó a un funcionario de gobierno de nombre Alexis Sukhotin quien, a su vez, la mostró a dos amigos, Philip Stepanov y Sergius A. Nilus. 

Esto fue en el año de 1897. Percatándose de su importancia, Stepanov los hizo imprimir para circulación privada entre sus amigos más íntimos. La primera vez que Nilus los publicó fue en 1901, en un libro que intituló Lo Grande Dentro de lo Pequeño. Los reimprimió nuevamente en 1905.

La siguiente afirmación fue escrita por Nilus en 1905: "En nuestros días, todos los gobiernos del mundo entero están sometidos, consciente o inconscientemente, a las imposiciones de este super-gobierno de Sion, porque todos los bonos y obligaciones están en manos suyas, ya que todos los países están endeudados con los judíos en sumas que jamás podrán pagar. Todos los negocios — industria, comercio y diplomacia — están en las manos de Sion. Es por medio de sus préstamos de capital, que Sion ha esclavizado a todas las naciones, Dirigiendo la educación en líneas puramente materialistas, los judíos han cargado de pesadas cadenas a los Gentiles, con las que los han uncido a su 'Súper Gobierno'. El final de la libertad de las naciones está muy próximo; por lo tanto, la libertad personal está acercándose a su fin, pues la verdadera libertad no puede existir donde Sion usa la palanca de su oro para gobernar a las masas y dominar a la clase más respetable e ilustrada de la sociedad.”

Explicando de dónde había obtenido las copias originales de los Protocolos, Nilus aparentemente trató de proteger a los compatriotas que le habían ayudado a obtenerlos. En una ocasión escribió "Estos Protocolos fueron extraídos secretamente de un libro entero repleto de Protocolos. Todo esto fue sustraído de los repositorios secretos de la Cancillería Superior de Sion por mi corresponsal. En el presente, esta Cancillería está en territorio francés." La logia masónica Mizraim,

Cuando se estableció la dictadura Bolchevique Judía en Moscú, el poseer los Protocolos fue declarado crimen y castigado con la pena de muerte. La Cheka Judía de la Ciudad de Kiev arrestó a Nilus en 1924 y lo sometió a severas torturas.

Quienquiera que sea que haya escrito los Protocolos, su contenido demuestra que, detrás de su preparación había tremendos poderes intelectuales y un amplio conocimiento de la finanza e intriga política internacional, todos ellos eran habilidades y conocimiento que Adolphe Crémieux poseía en abundancia, Estos documentos llegan a lo más profundo de los asuntos políticos y económicos internacionales. 

Revelan un ataque político, religioso, y económico contra las naciones Gentiles, que, de no resistirse con alguna fuerza contraria, acabará por poner el mundo entero en manos de un pequeño grupo de banqueros y financistas judíos.

En 1921, Henry Ford dijo: La única afirmación que me atrevo a hacer sobre los Protocolos es que encajan con lo que está pasando. Tienen 16 años de haberse publicado y han encajado con la situación mundial hasta ahora. Encajan en esta época". Y ahora, casi un siglo después, los modernos lectores fácilmente pueden ver que los Protocolos describen con exactitud el presente desorden que sufre el mundo moderno y también quiénes están detrás de este desorden. Independientemente de quién los haya escrito, contienen una descripción precisa de la realidad, El contenido de ellos es auténtico, sólo su autoría es lo que está en cuestión.

Sin embargo, para un judío una descripción precisa de la Realidad para nada es la realidad, sino más bien intolerancia anti-semíta. Cuando los Protocolos de los Sabios de Sion se publicaron por primera vez, los Judíos de Cresta Alzada Comunes de todo el mundo comenzaron sus ancestrales y ensordecedores chirridos: ¡Fanático! ¡Está usted prejuiciado! ¡Somos inocentes judíos! Y empleaban este estridente cacareo al mismo tiempo que metían su enorme pico en toda discusión sobre los Protocolos. Los judíos habían escrito casi todo el Antiguo Testamento basados en documentos plagiados y ahora estaban tratando de defenderse en contra de una información verídica contenida en los Protocolos, de sus métodos criminales arguyendo que los Protocolos son una falsificación, Y, como prueba, alegaban que eran una falsificación basada en el libro de Maurice Joly y los libros de Hermann Goedsche pero ciertamente en nada escrito por un judío.

Detengámonos sólo un momento: Los judíos alegaban que podían probar que los Protocolos son una falsificación. Muy bien, gente alrededor del mundo estaba interesada en examinar esta prueba, Si era una falsificación, entonces ¿qué era la prueba? ¡Vóytelas! Esta es la parte difícil para los judíos porque prueba es algo que se exhibe al público, algo que pueda sostenerse en las manos y ser inspeccionado por uno mismo. Pero, ¿presentaron los judíos una prueba así? No; no lo hicieron. Ofrecieron en vez de eso la promesa de varios judíos que alegaban que habían encontrado la prueba que los Protocolos eran falsos. ¡Momento! ¿podrían repetirlo?

En lugar de la evidencia real que alegaban tener, los Judíos ofrecieron el título de ciertos obscuros libros que nadie podía encontrar. Como nadie pudo encontrar esos libros, entonces los judíos se contentaron con decirnos en sus propias palabras lo que decían esos libros.

No estoy seguro de que entienda esto. Si los judíos tenían evidencia pero no exhibieron la evidencia ¿entonces cómo podían de plano argüir que tenían evidencia alguna? Esto fue la parte sencilla de su ardid — mintieron sobre eso. Los periódicos de todo el mundo anunciaron "el descubrimiento de la evidencia" sin presentar la prueba en sí, Como la gente tenía solamente el anuncio del descubrimiento, mas no la evidencia en sí, Entonces tenían que aceptar el anuncio del descubrimiento como única prueba de que realmente una evidencia había sido descubierta. He aquí cómo funcionó ese engaño judío en particular.

Varios pomposos Judíos de Cresta Alzada que estaban en el negocio de escribir y publicar y que tenían cierto prestigio de ser Grandes Personalidades en el campo de las publicaciones anunciaron que, comparando los Protocolos con las obras de Maurice Joly y de Hermann Goedsche habían encontrado 'muchos segmentos plagiados' y que estos plagios 'probaban' que los Protocolos eran una falsificación. 

Como lo dice el Protocolo #5:

Además, el arte de dirigir a las masas y a individuos mediante la ingeniosa manipulación de la teoría y del lenguaje , mediante la reglamentación de la vida en común y mediante toda clase de otras extravagancias, sobre todo lo cual los Goyim nada entienden, pertenece igualmente a los especialistas de nuestro cerebro administrativo. Educados desde temprana edad en el análisis y la observación, en la exquisitez del calculo fino , en esta clase de habilidades no tenemos rivales,.ni tampoco en el diseño de planes de acción política y solidaridad.

La mayoría de la gente de todo el mundo fue engañada con estas mentiras de los judíos, Después de todo, si alguien había hallado una evidencia, eso lo probaba,.¿o no? En vez de que los judíos usaran ninguna otra cosa fuera de sus ruidosos chirridos y chillidos para negar la validez de los protocolos, estaban ahora alegando que tenían sólida evidencia de que los Protocolos eran una falsificación. Todos los periódicos y revistas judías informaban que esa prueba se había hallado. De modo que ha de ser cierto que los Protocolos son una falsificación ya que una prueba es una prueba y no hay forma de darle vuelta a eso ¿no es cierto?

Muy bien, entonces ¿cuál es esa prueba y dónde puede encontrarse? Consiste en nada más que la palabra de los judíos porque, cuando realmente te pones tú mismo a leer los libros de Maurice Joly y de Hermann Goedsche, puedes ver que los judíos son mentirosos. Estos libros nada contienen que pudiera haber sido plagiado en los Protocolos. Hay algunas semejanzas vagas y generales que podrían encontrarse en cualquier libro que empleara métodos maquiavélicos en su filosofía. Pero eso es todo, La prueba no está allí. Lo que hay en el libro de Joly es una descripción de aquellos Protocolos que estaban siendo empleados por el gobierno de Luis Bonaparte tan temprano como en 1864 — casi cuarenta años antes de que fueran publicados en Rusia.

Aun en los tiempos modernos, encontrar libros del siglo XIX, raros y dejados de imprimir es difícil, aunque las computadoras han aumentado mucho el grado de éxito. Pero en los años 1920s, para un americano o aun un europeo que pueda ser capaz de hallar ejemplares raros y ya dejados de imprimirse de Joly y de Goedsche era casi imposible. Por consiguiente la gente tenía que descansar en lo que los judíos decían que esos libros contenían. Típicamente, los judíos mentían acerca de ello.

Un judío de nombre Lucien Wolf constituye un buen ejemplo — y ejemplo citado con frecuencia — de cómo los judíos mentían acerca de su llamada "prueba" En varios artículos a los que se les daba un lugar prominente en los periódicos principales en 1921, Wolf el judío mentiroso negaba que los judíos tuvieran nada que ver con la Revolución que en aquel entonces estaba arrasando a Rusia. Detrás de sus transparentes mentirijillas estaba la incesante queja de los Judíos de Cresta Alzada "Fanático, está usted prejuiciado, ¡Somos inocentes judíos! Así se caracterizó de mentiroso arguyendo que los judíos eran inocentes de lo que se les acusaba de Bolchevismo, paso a proclamar que los Protocolos son una falsificación. Y ¿cómo lo hace? Utiliza un párrafo del libro de Goedsche y un párrafo de un panfleto todavía más difícil de encontrar de un conde Ruso Pobyandonoeseff y los compara con sólo dos párrafos de los Protocolos. Y ¿coinciden? ¿son idénticos de manera que pueda darse por probado el plagio? ¡De ninguna manera! Sólo vagamente asemejan las ideas generales de cada uno. Para nada son plagios sino simplemente vagas similitudes.

Puede usted leer el panfleto de Wolf y sus comparaciones en los enlaces mostrados al final de este artículo - Quizás pueda usted observar una similitud en las ideas, pero las ideas no gozan de derechos de autor; sólo las palabras pueden sujetarse a derechos de autor. Teniendo los documentos originales para usted mismo compararlos, podrá notar que la comparación que hace Wolf realmente prueba que los Protocolos no son plagios de las obras de Joly y Goedsche ni de nadie más. Los Protocolos son un trabajo original que refleja ideas originales que pueden o pueden no haber sido influidas por Maquiavelo.

Una obra que está influenciada no es una obra plagiada. Éste es un hecho conocido por lo menos desde Aristóteles. Toda literatura está basada en todo lo que ha sido escrito anteriormente, sea mediante escrito original, copia directa, plagio, símil, metáfora, influencia literaria, etc. De modo que creer que los protocolos no son genuinos simplemente por tener semejanzas con escritos publicados anteriormente, es negar a toda la literatura su carácter genuino porque toda la literatura ha sido influenciada por obras escritas con anterioridad. 

Además ¿qué clase de prueba presentaron los Judíos de Cresta Alzada para sustentar sus argumentos? Una prueba real no era necesaria. Bastó con que un judío individual anunciara que había encontrado la prueba para que eso fuera señal para que el resto de los judíos graznara y cacareara y anunciara el supuesto "descubrimiento". Por todo el mundo, cientos de Judíos de Cresta Alzada escribieron largos artículos, publicados prominentemente en periódicos y revistas judías, magnificando el "gran descubrimiento" de que los Protocolos son una falsificación, basado en una comparación de una obra con la otra. Sí, se había hecho una comparación de una obra con la otra, pero, de hecho, los dos miserables párrafos que Lucien Wolf comparó uno con otro nada probaban. No obstante, él alegaba haber encontrado prueba de plagio y por consiguiente, de falsificación. Esto era todo lo que los judíos necesitaban para lanzar un bombardeo de desinformación por todo el mundo, anunciando el "descubrimiento" mediante una "comparación de una obra con otra."

Los judíos pudieron salirse con la suya durante los años 1920s y 1930s simplemente porque todos ellos dijeron las mismas mentiras y porque sabían que los documentos originales eran casi imposibles de encontrar. Aun si algún investigador hubiera sido verdaderamente capaz de comparar los documentos originales con los protocolos, cómo hubiera él podido anunciar los resultados al mundo si los Judíos de Cresta Alzada eran propietarios de las editoras. Una vez más, llevaban a la práctica los planes que describen los Protocolos, al mismo tiempo que denunciaban que eran una falsificación.

Como lo manifiesta el Protocolo N°12:

"Y si se encontrara alguien que deseara escribir algo contra nosotros, no hallará persona alguna dispuesta a imprimir sus obras .. Ni un solo anuncio llegará al público sin nuestro control. Aun ahora. esto está siendo logrado por nosotros ya que todas las noticias son recibidas por unas cuantas agencias a cuyas oficinas se dirigen desde todas partes del mundo. Estas agencias serán enteramente nuestras y darán publicidad solamente de lo que les dictemos a ellas."

Pero con la Internet moderna cualquiera puede buscar con Google y encontrar lo que los judíos no quieren que usted lea. Usted mismo puede leer estos libros en los enlaces mostrados abajo.

Recapitulemos; Los Diálogos en el Infierno de Joly fueron publicados en 1894. Los Protocolos fueron publicados en 1905. En el lapso de esos 40 años, según los judíos, se tuvo bastante tiempo para que alguien utilizara el libro de Joly de base para redactar los Protocolos. Hay dos problemas, sin embargo, con esta mentira judía: (1) los Protocolos están mucho más adentrados en sus intrigas diabólicas y su malicia de lo que se encuentra en el libro de Joly. Su libro es una lectura ligera y elemental en comparación con los siniestros, tenebrosos y maliciosos planteamientos de los Protocolos, que penetran las profundidades de la intriga política internacional y del poder financiero. Nadie que esté familiarizado con las creencias reales de los judíos, habiendo leído su Talmud de Babilonia puede dejar de ver que quienquiera que haya escrito los Protocolos era un judío endemoniado que conocía los entresijos de la banca y de la política. Un judío así era Adolphe Crémieux.

En cuanto al problema (2): Los judíos tienen una larga historia de falsificación y plagio cuando les es conveniente . Los mismos libros que ellos dicen haber sido escritos por el mítico Moisés son mayormente plagios de fuentes babilónicas y egipcias. Esos plagios les han dado a esos criminales una reputación internacional de "santidad" ya que nada de lo que jamás han hecho puede ser usado como prueba de que se han ganado esa reputación. No podían honestamente ganarse una reputación de santos, entonces la plagiaron y robaron de otros pueblos. Esa es toda la base del judaísmo del Antiguo Testamento, libros plagiados, y mitologías robadas mantenidas en alto por pavoneados Judíos de Cresta Alzada que los proclaman como propios.

Sobre la pregunta de quién fue capaz de escribir los Protocolos, ciertamente no fue un antisemita conocedor que meramente haya basado su escrito en el libro elemental de Maurice Joly. Fue escrito por alguien que poseía información privilegiada y un dominio preciso de los niveles más altos de la política y de las artimañas financieras judías de todo el mundo. Un judío que haya escrito los protocolos no tenía que haber leído los Diálogos en el Infierno de Joly, ya que haber leído a Maquiavelo habría sido todavía mejor. Los Protocolos eran un plan de acción no derivado de los escritos elementales de un abogado francés, sino más bien de las extensas y complejas reflexiones de judíos que ocupaban altos puestos gubernamentales y financieros. Judíos que estuvieran también familiarizados con planes maquiavélicos y que fueran consejeros de Louis Bonaparte.

Entonces ¿quién redactó los Protocolos? Quizás jamás lo sepamos con certeza, pero luce improbable que haya sido un místico ruso o un policía ruso prejuiciado o un abogado francés quien haya podido producir un análisis tan penetrante, y tan indefectiblemente profético.

Es mi tesis que fueron escritos por Adolphe Isaac Crémieux, el Gran Maestro del Gran Oriente Masónico y de la Logia Mizraim del Rito Escocés en Francia y uno de los fundadores de la Alianza Israelita Universal. Tenía amistad muy cercana con todos los banqueros judíos más ricos y más poderosos del mundo, incluyendo al simple abogado francés Maurice Joly. Ciertamente habría poseído todos los requisitos intelectuales y financieros para poder ser el autor, y fue de su logia Mizraim que los Protocolos fueron robados después de su muerte.

No obstante, quince años después de que Lucien Wolf hubiera publicado la falsedad de haber descubierto la "prueba" y de que, en grandes encabezados, sus correligionarios judíos hubieran anunciado su "descubrimiento", la gente en todo el mundo seguía sin convencerse. Estaban sucediendo muchas cosas en el mundo idénticas en todo aspecto a los planes descritos en los protocolos.

Si los Protocolos hubieran sido falsos, por lo menos una o dos cosas no hubieran llegado a fructificar. O, más probablemente, si los Protocolos fueran falsos, la mayor parte de lo que describen no habría ocurrido. Sin embargo, aun con la confusión perpetrada por las mentiras cacareadas por los judíos, la gente seguía viendo que cada tema individual que los Protocolos planeaban se convertía en un acontecimiento real. La gente de todo el mundo podía ver que los Protocolos resultaban ser cien porciento exactos en todo lo que proponían, De modo que ¿cómo podían ser falsos como lo alegaban lo Judíos de Cresta Alzada? 

Nadie, excepto los judíos, insistía en que eran una falsificación. Cualquiera que insinuara que los Protocolos eran genuinos era atacado inmediatamente por parvadas de Judíos de Cresta Alzada, rodeándolo con sus incesantes chirridos y chillidos de "Fanático, Está usted prejuiciado. Somos inocentes judíos, ¡Es una mentira! ¡Es una falsificación! ¡Somos inocentes judíos!" 

Sí, la gente estaba confundida. Estaba confundida por el conflicto entre lo que con su propios ojos veían realmente pasar y los ruidoso chirridos de los Judíos de Cresta Alzada resonando en sus oídos

Finalmente los Judíos de Cresta Alzada decidieron que si su falsa evidencia no bastaba para convencer a los goyim, tendrían que recurrir a su método de persuasión favorito — opresión por medio de los tribunales de justicia. Tendrían que poner a juicio a los Protocolos y probar ante el tribunal que son una falsificación. Con una sentencia de la corte conseguirían el poder del estado para protegerlos de las acusaciones. Con una decisión judicial, los arteros Judíos de Cresta Alzada, sabían que podían convertir ese precedente en un instrumento legal para demandar y encarcelar a cualquiera que afirmara la autenticidad de los Protocolos. Durante miles de años, los Judíos de Cresta Alzada habían procurado la protección de reyes y príncipes y presidentes porque, con el poder de la ley respaldándolos, podían asolar y embaucar legalmente a los goyim. Haciendo legales sus fraudes por el peso de la ley y el peso de la policía para protegerlos de la furia de la gente, podían robar y traicionar con seguridad, todo con la bendición del gobierno corrompido por los judíos.

Por lo tanto, los Judíos de Cresta Alzada necesitaban una resolución legal a su favor con la cual pudieran atacar con todo el poder de la ley a quienquiera que pudiera pensar por sí mismo y pudiera ver que los Protocolos son una descripción exacta de la realidad.

Tales personas representaban un peligro para la admiración que los Judíos de Cresta Alzada exigían para ellos mismos, y eran especialmente peligrosas para su constante enriquecimiento por la práctica de lo que describen los Protocolos. Mediante cuidadosas maquinaciones concibieron una manera de conseguir esa resolución legal.

Estimado lector, permítame preguntarle ¿Cuál sería su propia reacción ahora si leyera en la primera plana de un diario la misma noticia que publicó el New York Evening Post el 14 de mayo de 1935?

"Nos complace enterarnos de que el 14 de mayo de 1935, la Corte Cantonal de Berna, Suiza, denunció abiertamente que los así llamados Protocolos de los Sabios de Sion son falsificaciones, plagios obvios, inmorales y manifiestamente preparados con el propósito de incitar la pasión popular contra los judíos."

¿Cuál sería su reacción al leer gigantescos encabezados con tal noticia hoy en día? ¿No son esos encabezados prueba de que los Protocolos son una falsificación ya que un tribunal judicial real los sometió a juicio y así los juzgó? Es más, un periódico publica la verdad ¿o no? Un tribunal de justicia es imparcial, no está prejuiciado y está interesado solamente en la verdad y nada más que en la verdad y que Dios le ayude? ¿No es cierto? Sí, es cierto — excepto cuando los abogados y los jueces y los reporteros de prensa y los columnistas son todos ellos Judíos de Cresta Alzada conspirando entre sí y diciendo mentiras. Así es como los Judíos de Cresta Alzada lograron esta particular trastada.

El Plan B había fallado. No logrando persuadir de que los Protocolos son falsos siquiera a la persona medianamente instruida, los Judíos de Cresta Alzada finalmente se percataron de que sus mentiras y negaciones y sus maniobras distractoras de información falsa que habían diseminado entre el público a través de su monopolio de medios de comunicación eran insuficientes. la gente alrededor del mundo había visto la verdad que contenían esos protocolos y ninguna cantidad de griterío y rechiflas lanzada desde los conciliábulos judíos podía convencerlos de lo contrario. La verdad es como el oro, no importa qué tanta mugre frotaran sobre ella los Judíos de Cresta Alzada, la Verdad permanecía sin tacha debajo de sus embarraduras. Por consiguiente, el Plan C entró en acción.

Los Judíos de Cresta Alzada decidieron que, calumniando y acusando a escritores muertos hace mucho tiempo como Joly, Goedsche y Nilus no estaba funcionando. La gente no se convencía y podía seguir viendo la verdad de los Protocolos no obstante cuánto fueran ellos vilificados por los judíos. Entonces viraron hacia el Plan C, hallando a una persona viviente a quien ellos pudieran perseguir y luego someter a proceso ante un juez. Sin embargo, tenían que ser cuidadosos. No querían que saliera a la luz pública discusión alguna sobre el contenido de los Protocolos. Todo lo que querían era un veredicto inculpatorio de un tribunal judicial, que luego pudieran emplear para anunciar al mundo una sentencia a favor suyo. Los hechos considerados en el caso no importaban, solo una sentencia inculpatoria era lo que querían independientemente de los hechos. Y — utilizando de manera hipócrita las técnicas tomadas de los mismos Protocolos que ellos denunciaban públicamente y sobre los cuáles alegaban completa inocencia — no importaba cómo se lograra el veredicto inculpatorio, ya que los fines justificaban los medios, Su objetivo era un veredicto inculpatorio en tanto que sus medios eran el engaño, el fraude, y una actitud criminal.

De hecho, al tratar de probar que ellos eran inocentes de la autoría de los Protocolos, los judíos siguieron lo delineado en esos mismos protocolos para probar que los Protocolos eran falsos, realmente probaban que eran auténticos aun cuando los denunciaban como falsos. Esto pudiera parecer confuso pero lea usted mismo los protocolos y observe cómo los judíos emplearon ese fraude.

El Protocolo #5 dice:

"A fin de poner la opinión pública en nuestras manos, debemos llevarla a un estado de desconcierto. Dando expresión a tantas opiniones contradictorias provenientes de todas partes y durante el tiempo que sea suficiente para hacer que los goyim pierdan su cabeza en el laberinto, habrán de darse cuenta de que lo mejor es no tener opinión alguna sobre temas de política que no son para el público comprender porque sólo son comprendidos por quien dirige al público, Éste es el primer secreto."

En otras palabras, para poder controlar la opinión pública, los judíos buscaban que la gente fuera confundida. Ofreciendo una diversidad de opiniones conflictivas sobre cualquier tema que quisieran controlar, los judíos podían llevar a la opinión pública a un estado de confusión y luego salir adelante con su propio programa, que ellos prometían que sería la verdad. En este caso, las parvadas de Judíos de Cresta Alzada escribiendo narrativas acerca de diversas teorías y dando los nombres de diversos autores históricos y de sus obras y presentando miles de teorías sobre el lugar donde se originaron los Protocolos, todas tendían a darle al público tantas cosas conflictivas en qué pensar, que nadie pudiera resolver el enigma. Sin importar quién propusieran ellos que había sido el autor de los Protocolos – Nilus, Glinka, Sukhotin, Stepanov, Goedsche, Pobyadonoeseff, Katchkowsky, Joly o cien otros acusados de falsificar – ni uno de ellos podía ser judío. ¡Cualquiera menos un judío! Apuntar en todas direcciones pero nunca apuntar hacia un judío.

Lo que era aún peor que no creerles a los judíos, independientemente de las mentiras que les decían a la gente, la gente seguía creyendo lo que personas como Henry Ford o Nesta Webster tenían que decir acerca de los Protocolos.

"Someta a cincuenta de los financieros judíos más ricos. los hombres que tienen interés en causar guerras para su propio beneficio, contrólelos, y pondrá fin a la guerra.”

• Henry Ford, Cleveland News, septiembre 20, 1923

"Personalmente estoy inclinada más que nunca a creer que los Protocolos de los Sabios de Sion son genuinos. Sin ellos no veo cómo podría uno explicar las cosas que están pasando ahora. Más que nunca, creo que los judíos están en en el fondo de todas nuestras tribulaciones.”

• Nesta Webster, en una carta escrita el 4 de mayo de 1934, a Arthur Goadby, publicada en “I Testify,” por Robert E. Edmondson pág, 129.

Para los judíos, que hicieron su dinero defraudando a naciones de todo el mundo mediante timos bancarios y estafas financieras y fraudes de importación y exportación, éstas eran serias amenazas para los miles de millones de dólares de que se habían hecho y compartían con el resto de los judíos mediante sus diezmos a las sinagogas. Las sinagogas eran redes de distribución de la riqueza que les habían embaucado a los gentiles. En el financiamiento, los Gentiles de todo el mundo sólo podían meterse a los negocios tomando dinero prestado a interés por los judíos. Pero los judíos siempre llevaban una ventaja en los negocios porque podían tomar prestado a cero interés para iniciar cualquier clase de negocio que ellos quisieran. El descubrimiento por los gentiles de que los Judíos de Cresta Alzada eran una banda conspiratoria de monopolistas y carteles corporativos y los más traicioneros intrigantes, todo eso disfrazado de instituciones religiosas y caritativas, significaba el final de la finanza judía en todo el mundo. Con el final de la finanza judía, todo el poder de los judíos sobre las naciones gentiles se desvanecería como la neblina en un día asoleado. Por consiguiente, los judíos de todo el mundo estaban apanicados de pensar que los Protocolos fueran aceptados como lo que realmente son — la verdad sobre la estrategia y táctica internacional judía.

Así pues, los Judíos de Cresta Alzada idearon el Plan C, poner a juicio los Protocolos en un tribunal judicial y probar, bajo la autoridad judicial, que eran falsificaciones. Querían una prueba sólida aun cuando la prueba fuera tan falsa como la virtud de un rabino. Aquí también de manera hipócrita siguieron el plan de los Protocolos como guía. 

El Protocolo #5 dice:

"En todas las épocas, los pueblos de todo el mundo, al igual que los individuos, han aceptado palabras por hechos, pues se contentan con las apariencias y rara vez se detienen a observar, en la arena pública, si las promesas han sido seguidas de cumplimiento. Por lo tanto, debemos establecer instituciones de apariencia que den prueba elocuente del beneficio que aportan al progreso,"

Durante siglos, los Judíos de Cresta Alzada habían ocultado sus hechos criminales tras sus estruendosos gritos de "¡Somos inocentes judíos! ¡Somos inocentes judíos!", Sus gimoteantes quejumbres habían enmascarado exitosamente sus actos de robo y homicidio porque el gritar alto distrae tan fácilmente de crímenes subrepticios, Empleando este mismo Protocolo, los rabinos y los banqueros decidieron que una farsa de juicio, una parodia de tribunal, habría de satisfacer sus necesidades. Con una farsa de juicio, los Judíos de Cresta Alzada podrían pavonearse vociferadamente y sacudir sus plumas con furiosa indignación moral, haciendo parecer que buscaban la verdad mientras ocultaban la verdad tras un velo de decisiones judiciales corruptas. Podían prometer la verdad mediante la sacralidad de un tribunal, al mismo tiempo que producían mentiras que eran legitimadas por un juez comprado.

Por otro lado, el Protocolo #5 da a los judíos el método preciso para distraer a la opinión pública.

"El objetivo principal de nuestro directorado consiste en esto; debilitar la opinión pública por medio de la crítica, para conducirla lejos de que hagan reflexiones serias calculadas para promover resistencia; distraer las fuerzas de la mente hacia una lucha simulada de vacua elocuencia .”

Nadie podría ofrecer una mayor parodia de juicio que los abogados judíos que contaban con una victoria garantizada por un juez corrupto. Los Judíos de Cresta Alzada decidieron que, ya que la gente estaba confundida por todo el conflicto de teorías que los escritores judíos habían generado, la gente no notaría que una farsa de juicio estaba sustituyendo a un juicio legítimo, especialmente cuando estaba siendo acompañada de un griterío causado por los ruidosos chillidos de los Judíos de Cresta Alzada de los medios de comunicación.

Para asegurarse de que el así llamado 'juicio' diera el resultado deseado, Berna, Suiza, ofrecía el mejor juzgado. Suiza tenía una reputación internacional de honestidad y ecuanimidad, y siempre fue un país neutral en conflictos internacionales.

La neutralidad era buena porque neutral significa que no habrá sesgo alguno en la decisión, como se le haría creer al mundo. Por lo tanto, Suiza era el lugar perfecto para una decisión judicial que fuera aceptada por los pueblos del mundo como válida y justa. Además, Suiza es el país donde se había celebrado el Primer Congreso Sionista, de manera que tenía una importancia simbólica para el judaísmo mundial como lugar donde alardear de su poderío, honestidad, virtud y santidad divina, para mostrarle al mundo lo que podían hacer como inocentes judíos, honestos y organizados.

En 1935, Suiza estaba suficientemente aislada como para que solamente los ricos Judíos de Cresta Alzada pudieran darse el lujo de viajar a regodearse allá, de modo que habría menos oportunidad de que hubiera observadores externos que descubrieran su engaño. Debido a su aislamiento relativo, los pueblos del mundo tendrían que descansar en la honesta, sincera, y exenta de reproche palabra de los judíos con respecto a las noticias del juicio.

¡Aun cuando los Judíos de Cresta Aislada utilizaron el sistema legal de Berna para 'probar' que los Protocolos eran una falsificación, lo que esos pájaros ladinos guardaran para sí era que estaban empleando los mismos Protocolos que estaban denunciando, como método de defensa! Escogieron Berna, Suiza, no sólo por su reputación de honestidad neutral, sino también por la deshonestidad de un juez corrupto. 

Como lo menciona el Protocolo # 15:

"En general, quienes nos juzguen serán elegidos por nosotros de entre aquéllos que entiendan perfectamente que el papel que habrán de desempeñar es castigar y aplicar leyes, y no soñar con las manifestaciones de liberalismo a expensas de la estrategia educativa del Estado....En estos días, los jueces de los goyim crean indulgencias para toda clase de crímenes, careciendo de una comprensión justa de su oficio, porque en la era presente los gobernantes, al designar jueces a su cargo, no tienen cuidado de inculcar en ellos un sentido del deber y conciencia de la materia que se exige de ellos."

El juez que eligieron era uno de ellos mismos, un tal Juez Meyer.. 'Meyer' es apellido tanto judío como Gentil. De modo que no se sabe si era judío o no, si era masón o no. Sin embargo, sí se sabe que era un conocido comunista.

Ya que el comunismo es una de las imposiciones judías, era ciertamente amigable con los Judíos de Cresta Alzada y de la fiscalía. Eso no era una buena señal para la defensa porque, como lo menciona el Protocolo #15

"Bajo nuestra influencia, la ejecución de las leyes de los goyim ha sido reducida a un mínimo. El prestigio de la ley ha explotado por las interpretaciones introducidas en esta esfera. En los asuntos y cuestiones más importantes y fundamentales, los jueces deciden de acuerdo como nosotros les dictamos."

Con su propio juez para asegurar la victoria, el único requisito era encontrar una víctima a quien someter a juicio. Habiendo sido ordenados a encontrar una víctima apropiada por el Kahal de Nueva York, los Judíos de Cresta Alzada de Berna, Suiza encontraron dos víctimas adecuadas para el sacrificio. No importaba que fueran solamente hombres pequeños y sin importancia que vendían panfletos en la calle.

De hecho, víctimas pobres son la presa preferida por los Judíos de Cresta Alzada ya que los hombres pobres no pueden costear litigios costosos. Nada importaba fuera de encontrarlos culpables y anunciar al mundo la decisión del juez. El objetivo era parar la circulación de los Protocolos y hacer que fueran declarados una falsificación por un tribunal judicial, un tribunal judicial neutral, un tribunal judicial honesto, un tribunal judicial suizo.

Pero en Suiza no había ley alguna contra la venta de ejemplares de los Protocolos. Era, después de todo, un panfleto político con las mismas protecciones bajo la ley como cualquier otro tratado político. Los abogados judíos lo sabían, y entonces torcieron la ley para poder arrastrar a las víctimas ante su compasivo y comunista juez Meyer. Las cuatro víctimas eran miembros de movimientos nacionalistas y anti-judíos que habían estado vendiendo ejemplares de los Protocolos a sus compatriotas suizos. Y no había ley alguna contra eso.

A fin de arrastrar a sus víctimas al juzgado del Juez Meyer, las Comunidades Judías Unidas de Suiza y la Sinagoga Judía de Berna denunciaron falsamente a los cuatro patriotas suizos de vender literatura que violaba el Artículo 14 de la Ley Cantonal de Berna, que prohibía la circulación de material que pudiera incitar al crimen, provocar la inmoralidad, ofender el sentido de la decencia o provocar la depravación de cualquier manera que sea. En otras palabras, estaban siendo acusados de vender literatura indecente e inmoral. Los Judíos de Cresta Alzada no podían llevarlos a la corte por vender los Protocolos pero sí por alegar que los Protocolos eran literatura indecente e inmoral. El comunista juez Meyer se complació de someterlos a juicio.

Aquí también. al mismo tiempo que denunciaban los Protocolos como una falsificación, estaban siguiendo a la letra los planes de los Protocolos.

“Por encima de las leyes existentes, y sin alterarlas sustancialmente sino sólo tergiversándolas hacia interpretaciones contradictorias, hemos erigido algo grandioso en lo que toca a los resultados. Estos resultados hallan su expresión en el hecho de que las interpretaciones ocultan la ley: posteriormente, ellas enteramente las esconden de los ojos de los gobiernos debido a la imposibilidad de sacar nada útil de la enmarañada red de legislación.”

Y así, los judíos de Suiza tergiversaron la ley que gobernaba la literatura lasciva, con el fin de llevar a los distribuidores de los Protocolos a una trampa.. No eran meramente los judíos locales quienes estaban molestos con estos libreros patrióticos No actuaban solos porque tenían poderosos amigos judíos esperando a ser llamados a la acción. Los Judíos de Cresta Alzada son una colección de pajarracos sumamente ricos.

En junio de 1933 comenzó el famoso Juicio de Berna, Sylvio Schnell y tres de sus amigos fueron llevados ante el Juez Meyer y acusados de distribuir literatura obscena. Pero los judíos no estaban interesados en que los protocolos fuesen declarados literatura obscena; estaban interesados en una sentencia de falsificación. Ahora que los abogados judíos ya tenían a sus víctimas ante la corte, después de varios recesos, el Juez Meyer permitió a los quejosos la ampliación del caso, de una simple acción policiaca ante el juez, a una cuestión de la historia y autenticidad de los Protocolos

Cuando se percataron de la verdadera naturaleza de la parodia de juicio montado en su contra, la defensa consiguió un aplazamiento para permitirle reunir material para su defensa. Varias organizaciones anti-judías se unieron para apoyar a la defensa. Pero éste no habría de ser un simple juicio sobre la distribución de literatura obscena; éste habría de ser una Inquisición, mediante la cual los judíos tratarían de obtener un veredicto inculpatorio que confundiera y engañara a los pueblos de todo el mundo. No era una simple venganza de los judíos suizos de la localidad, era una trampa en la que conspiraron los más grandes Judíos de Cresta Alzada de Europa.

El 29 y 30 de octubre de 1934, la Corte escuchó un despliegue de dieciseis testigos en favor de los judíos, afirmando que los Protocolos eran una falsificación. Los principales de entre estos testigos fue el Dr. Chaim Weizmann, presidente de la Organización Sionista Mundial y de la Agencia Mundial Judía, y el Dr. Mordecai Ehrenpreis, principal rabino de Suecia. El judaísmo internacional estaba esponjando su plumaje y pavoneándose con sus mejores elementos. Parte de la así llamada 'evidencia' fue una refutación de que los Protocolos hubieran emanado del Primer Congreso Sionista de 1897. Pero la cuestión del origen de los Protocolos también se tocó. De una innocua acusación de vender literatura obscena, simple infracción municipal, el juicio se había ampliado a un enjuiciamiento de los Protocolos mismos, Y de entre estos dieciséis judíos, por lo menos diez cometieron perjurio con descaradas mentiras.

Ahora, asegurémonos de que que entendemos los procedimientos que siguen las cortes suizas, Para asegurar la equidad de todos los procesos y para hacer disponibles todas las decisiones y testimonios para cotejar con los hechos, la ley suiza exige que se tomen declaraciones de todas las evidencias y que sean firmadas por los testigos, De esa manera, un testigo no sólo debe dar un testimonio verbal sino que también debe firmar una transcripción de su testimonio. Si cualquiera de sus declaraciones resultan ser cuestionadas posteriormente en la corte, se contará entonces con un registro escrito, debidamente firmado, como prueba de su testimonio.

Para evadir este procedimiento, el juez Meyer permitió a los judíos que proporcionaran sus propios taquígrafos privados para tomar notas taquigráficas del juicio. Como éstos eran secretarios privados; cuando concluyó, el juicio se llevaron sus notas consigo sin dejar registro alguno para los archivos de la corte. Así, los judíos por parte de la fiscalía pudieron decir ante el Juez Meyer cualquier cosa que hayan querido, pero su testimonio no quedó escrito en los registros oficiales y no había nada que tuvieran que firmar como garantía de su veracidad. En otras palabras, pudieron mentir sin que quedara evidencia alguna de sus mentiras en los registros de la corte. El único registro de su evidencia fueron las notas sin firma tomadas por su propio abogado.

El Juez Meyer decretó que se nombraran tres expertos para que informaran de la autenticidad de todos los documentos. Uno de ellos, M. Loosly fue designado por la corte, el Profesor Baumgarten fue nombrado por los judíos, y el Coronel Fleischhauer por la defensa. De manera que dos judíos fueron puestos contra un patriota para votar si un documento era o no auténtico.

Contra las mentiras de dieciséis judíos, en noviembre de 1934, la defensa nombró cuarenta testigos que deseaba llamar a atestiguar, pero el 26 de marzo de 1935, el Juez Meyer informó al Coronel Fleischhauer que descartaría cualquier moción de llamar más testigos. En otras palabras, después de que los dieciséis judíos habían dado su testimonio, no le fue permitido a la defensa presentar testigos en su defensa ni producir evidencia alguna. Sólo al Coronel Fleischhauer se le permitió hablar en favor de la defensa.

Todavía más extraño fue que, el 25 de febrero, en el "Jewish Daily Post" de Londres, un mensaje proveniente de Suiza afirmaba que el Juez Meyer había resuelto no oír a más testigos. Las propias notas del Juez Meyer sobre este punto no se fecharon hasta el 27 de febrero, y no se le comunicó a la defensa hasta el 26 de marzo; sin embargo, el corresponsal de un periódico judío había obtenido información anticipada para enviar un telegrama el 24 de febrero, tres días antes de la decisión del Juez Meyer y un mes completo antes de que se le notificara a la defensa.

El 15 de abril, el Dr. Rief, abogado de la defensa, solicitó permiso de presentar acciones de perjurio contra diez de los dieciséis testigos del lado judío. En mayo, el juez Meyer también rechazó esa solicitud. La razón dada para el rechazo era que los testigos "meramente habían dado expresión a su opinión y juicio personal." la defensa protestó en vano que lo que ellos disputaban no eran las expresiones de opinión sino las auténticas mentiras de los testigos judíos vertidas en el juicio. Sin embargo — ¡oh sorpresa! — debido a que los testimonios no habían sido transcritos ni firmados, no había un registro legal de la evidencia judía sobre la cual basar una acusación de perjurio, Los judíos habían mentido y se habían salido con la suya porque los secretarios privados habían salido de la corte con las transcripciones en sus bolsillos. No obstante eso, el comunista Juez Meyer había aceptado como válidos los testimonios de los judíos.

Finalmente, luego de oir los argumentos de los tres expertos nombrados por la corte, dos judíos contra un patriota, el Juez Meyer dictó su sentencia. Esta fue que tres de los acusados fueron exonerados y el cuarto fue multado 20 francos por circular literatura en violación al Artículo 14 de la Ley Cantonal de Berna referente a literatura indecente e inmoral. Así se logró el veredicto requerido de culpabilidad. A este acusado también le fue ordenado cargar con 10,000 francos de costos de la Corte. Otro acusado fue multado por 50 francos y cargado con 18,000 francos de costas legales por vender un panfleto que no contenía los protocolos, Las altas costas representaban principalmente el gasto de hacer traer del extranjero a los judíos para que atestiguaran. Esta era "justicia judía" en su mejor momento, cometiendo ellos mismos perjurio y acusando falsamente a sus víctimas y luego cargándolas con sus gastos de viaje.

Con respecto a la autenticidad de los protocolos, el Juez Meyer dijo: "Los acusados no pudieron probar que los Protocolos de los Sabios de Sion fueran documentos genuinos." En cuanto al origen de los Protocolos el Juez Meyer dijo: "Los Protocolos son una falsificación; fueron falsificados por el General Katchkovsky." Este fue el caso planteado por el Profesor Baumgarten, el experto designado por los judíos, aun cuando la defensa había probado que este testimonio era falso.

Esto era exactamente lo que los Judíos de Cresta Alzada habían planeado. La parodia de juicio, violando todas las reglas legales de jurisprudencia, anunciaron al mundo la sentencia el 14 de mayo de 1935. Una vez más, algo extraño sucedió. Aun cuando la decisión de la Corte fue anunciada en esa fecha, el Jewish Daily Post, al comentar sobre el caso el 28 de abril, más de dos semanas antes de que la Corte anunciara su sentencia, había escrito: "Es mucho más una cuestión de tomar nota de los cargos que refutarlos. La cuestión ya ha quedado resuelta ... Lo importante ahora es dar la más amplia publicidad posible a la refutación. Este caso es una demostración de lo que puede lograrse con una buena organización de los judíos." También es un ejemplo de cómo los Judíos de Cresta Alzada pueden actuar de manera ilegal y aun así seguir proclamándose "inocentes judíos". Habían exigido que los Protocolos fueran declarados una falsificación al mismo tiempo que ellos mismos estaban siguiendo secretamente los planes de los Protocolos.

La noticia, adelantada dos semanas, que el Jewish Daily Post había dado a los periódicos, revistas y estaciones de radio de todo el mundo para prepararlos para el anuncio que habría de llegar, los dispuso a producir el bombardeo mediático que luego siguió. La noticia adelantada fue dada con pleno conocimiento del poder que tiene el Monopolio de Medios de Comunicación Judía, realmente siguiendo el plan de los propios Protocolos. 

Como lo plantea el Protocolo #12:

"La literatura y el periodismo son dos de las fuerzas educacionales más importantes y, por lo tanto, nuestro gobierno se hará propietario de la mayoría de los diarios. Esto habrá de neutralizar la influencia injuriosa de la prensa privada y nos pondrá en posesión de una tremenda influencia sobre la opinión pública.... Nuestros periódicos serán de todas las complexiones posibles — aristocráticos, republicanos, revolucionarios, y hasta anarquistas — por supuesto, mientras exista la constitución .... Como Vishnu, el ídolo del hinduismo, tendrán un cientos de brazos y cada uno de ellos tendrá un dedo apuntando a alguna de las opiniones públicas como se necesite. Cuando el pulso se acelere, estas manos guiarán la opinión en dirección de nuestros objetivos, pues un paciente excitado pierde todo poder de razonamiento y cede a sugerencias fácilmente. Estos bobos que pensarán que están repitiendo la opinión de un periódico de su propio bando, estarán repitiendo nuestra opinión o una que pudiera sernos conveniente, En la vana creencia de que están siguiendo el órgano de su partido, estarán, de hecho, siguiendo la bandera que nosotros les colguemos."

Así pues, alertados por el conocimiento adelantado del anuncio que habría de venir, el 14 de mayo de 1935, la prensa de todo el mundo, con grandes fanfarrias, publicó que los tribunales suizos (aquellos honestos e incorruptibles tribunales suizos), luego de un prolongado juicio, habían determinado que los Protocolos de los Sabios de Sion son una falsificación.

Además, se dio lugar de honor al pronunciamiento del Juez Meyer de que los Protocolos son una "ridícula insensatez" y que habían sido condenados como una ofensa a la moral pública. Aun en la remota Nueva Zelandia, numerosos periódicos de la época publicaron largos artículos sobre lo que llamaron una "falsificación histórica"; y de manera semejante se difundieron por la radio discursos que vigorosamente proclamaban que los Protocolos habían demostrado carecer de base alguna. Los anuncios crearon un gozoso cacareo de los Judíos de Cresta Alzada de todo el mundo. ¡Victoria! ¡Al fin habían conseguido la victoria!

Como correctamente lo había expresado el Jewish Daily Post: "Este caso es una prueba de lo que puede lograrse con una buena organización de los judíos." Los Judíos de Cresta Alzada habían organizado una fraudulenta parodia de juicio que infringió toda la legislación existente contra acusaciones en falso. uso de la ley para venganza privada, perjurio, soborno, corrupción de funcionarios públicos, calumnia y libelo, falsificación de evidencia, y destrucción de registros de la corte, entre los crímenes más obvios.

Habían logrado esta proeza de negar la autenticidad de los Protocolos al mismo tiempo que seguían exactamente los planes de los Protocolos. Además, habían ocultado su timo y su adhesión a los Protocolos mediante en uso del ancestral cacareo de los Judíos de Cresta Alzada: ¡"Fanático. Está usted prejuiciado. Somos inocentes judíos!"

Con ese cacareo difundido por todo el mundo mediante el Monopolio de los Medios de Comunicación, las gentes del mundo se taparon los oídos y cerraron bien los ojos, y mientras deseaban que los judíos simplemente, por favor, se callaran la boca, el engaño solapadamente pasó, evadiendo el conocimiento consciente de la gente. Una vez más, el griterío ocultó sus solapados crímenes.

Aun en los tiempos modernos, más de ochenta años después, cualquier mención de los protocolos es asociada con la frase "Oh, pero se probó que son una falsificación." Esto es lo que los mentirosos judíos han alegado todo el tiempo aun cuando el Juicio de Berna fue declarado por la Corte de Apelaciones de Suiza haber constituido una burla a la justicia. Pero se mantienen enteramente silentes del hecho de que su cuidadosamente erigido timo fue desechado y declarado nulo e inválido. En otras palabras los judíos hasta nuestros días siguen mintiendo. Más de ochenta años más tarde, el B'nai B'rith y todos los demás grupos subversivos judíos informan sólo sobre la primera parte del timo. La segunda mitad, cuando su timo fue desechado como una burla a la justicia, jamás lo mencionan. Dado que la gente solamente oye las mentiras judías ¿qué otra cosa puede creer?

La defensa y sus partidarios expresaron una gran insatisfacción con la forma como se condujo el caso. Inmediatamente apelaron la sentencia del juez. Arguyeron, en primer lugar, que siendo el Juez Meyer un socialista marxista y teniendo otros atributos favorables al judaísmo, no era un juez idóneo para resolver este caso; el Juez Meyer no había escuchado un solo testigo por la defensa, no había mantenido registro alguno de los procedimientos de la corte, y detallaron otras irregularidades más en el juicio. Ellos objetaron de la negación a escuchar a sus testigos para refutar la evidencia presentada por los quejosos, y también del bloqueo de su reclamación por perjurio; estas dos decisiones evitando la presentación de cualquier evidencia a su favor. No se había probado que los Protocolos fueran falsos como alegaban los judíos. La única falsificación fue el Juicio de Berna que los judíos habían producido y dirigido.

La Corte de Apelaciones exoneró completamente a los acusados, Resolvió que los llamados 'expertos´ en pro de los judíos, C.A. Loosi y el Prof A. Baumgarten designado por el Juez Meyer, no sólo estaban prejuiciados sobre la cuestión judía sino que, además, el tema de la autenticidad de los protocolos no tenía relevancia para el caso, dado que son de una naturaleza política y no pertenecen a la categoría de literatura obscena.

La Corte de Apelaciones denunció también "el prejuicio y las graves irregularidades" que habían sido cometidas durante el juicio. Ni uno solo de los 40 testigos por la defensa había sido permitido testificar; en cambio, a todos los 16 de los testigos de la comunidad judía que había iniciado el litigio sí se les había escuchado.

El proceso, por consiguiente, fue llevado a cabo solamente con el testimonio de los denunciantes judíos y además, no obstante que le ley suiza exige que en el caso de cualquier litigio se tomen minutas taquigráficas de los procedimientos por algún funcionario de la corte. el juez no se plegó a esta condición, sino permitió a dos de los quejosos judíos que designaran dos taquígrafos privados para mantener el registro de los procedimientos oficiales durante la presentación del testimonio de sus propios testigos. Como, por lo tanto, no se mantuvo un registro legal de los procedimientos, se concluye que todo el proceso y la misma sentencia son nulos e inválidos.

La corte de apelaciones resolvió que los Protocolos de los Sabios de Sion no constituyen literatura inmoral en el sentido de que su circulación merezca castigo, La condena de la corte inferior fue echada para atrás. Los dos acusados fueron completamente exonerados de todo comportamiento impropio al publicar y hacer circular los Protocolos. El 1° de noviembre de 1937, la Corte de Apelaciones suiza exculpó al principal acusado, Sylvio Schnell, gravó a cargo del Estado todas las costas del juicio, 30,000 francos, y dio reversa a la sentencia.

Dos años y medio habían pasado desde la condena hasta la exculpación. Durante dos años y medio, el Monopolio Judío de los Medios de Comunicación había estado produciendo un constante torrente de noticias y narrativas radiofónicas en todo el mundo acerca de cómo en un tribunal de justicia se había 'probado' que los Protocolos son un una falsificación. Los Judíos de Cresta Alzada habían tenido dos años y medio para lavarle el cerebro a la gente de todo el mundo con los falsos resultados de su corrupción del proceso judicial. Los Judíos de Cresta Alzada de todo el mundo intimidaban a la gente mientras bailaban la Horah y gozosamente celebraban su judaísmo con la canción temática de las comedias radiofónicas: "Fanático, Está usted prejuiciado. Somos inocentes judíos."

Pero cuando el Juicio de Berna fue desechado como una burla a la justicia ¿se dieron por enterados de esto los judíos? ¡No en absoluto! ¡Toda la judería mantuvo un silencio ensordecedor! No se oyó entonces acerca del veredicto exculpatorio ni tampoco se oye de él ahora. Todo lo que se oye ahora es que los Protocolos fueron declarados una falsificación por un tribunal de justicia suizo,

Cuando la decisión beneficiaba a los judíos era noticia apropiada para difundir por todo el mundo, tema de artículos especiales y de programas de radio, y motivo de gritos de júbilo victoriosos, Cuando no era lo que les gustara a los judíos, dejaba de plano de ser noticia 

Estas técnicas verdaderas de los Protocolos siguen siendo practicadas por los judíos hasta nuestros días en la manipulación de las noticias y de los acontecimientos mundiales por medio de su Monopolio de los Medios de Comunicación. Ocultando la verdad cuando no le beneficia y diciendo mentiras cuando pueden sacar provecho de ellas, son maestros en la manipulación de la opinión pública siguiendo los Protocolos con exactitud.

Los judíos de todo el mundo proclamaban que los Protocolos son una falsificación pero en vez de probarlo con métodos honestos de lógica y razonamiento legal, recurrieron al asesinato, soborno, chantaje, calumnia, perjurio, timos y mentiras — para nada métodos de un acusado honesto e inocente, sino ciertamente métodos de criminales que tratan de evadir su culpabilidad. De modo que aun las tácticas defensivas que utilizaron los judíos, señalan la autenticidad de los Protocolos pues usaron los mismos métodos de los protocolos tratando de 'probar' que los Protocolos no son auténticos. 

Para ahora, en el siglo XXI, los judíos se han apropiado de la riqueza de la totalidad de los Estados Unidos y Europa mediante sus fraudes bancarios. Se han robado las casas de millones de personas mediante sus fraudes hipotecarios. Han destruido la salud y los ahorros de la nación entera con sus timos médicos. Han cometido genocidio contra la raza banca. Han propagado sus perversiones de homosexualidad, prostitución, y libertinaje por todo el mundo. Han sumido a las naciones en guerra para beneficio de ellos mismos. Y se han vuelto el pueblo más rico de la tierra, con sus bolsillos repletos de riquezas sustraídas de los gentiles. Pero gracias a que también son dueños de los medios de comunicación y pueden imprimir y difundir lo que sea que les traiga beneficios, y entonces la gente se entera sólo de las mentiras que les dicen los Judíos de Cresta Alzada.

Escuche, escuche con cuidado cuando los Judíos de Cresta Alzada se agitan, aletean y revolotean alrededor de usted. Escuche cuando le roban su dinero, le confiscan su casa, le seducen a su hija, le depravan a su hijo, le destruyen su patria, y hacen que sea despojado por inmigrantes ilegales. Escuche, escuche con cuidado cuando los Judíos de Cresta Alzada siguen cada renglón y se adhieren a cada párrafo de los Protocolos de los Sabios de Sion. Escuche, escuche con cuidado cuando ese plan de destrucción se manifieste y llegue a fructificar ante sus propios ojos.

Lea los Protocolos y podrá ver por sí mismo toda la maquinaria que está destruyendo todo lo que en la vida, ha tenido usted como valioso y admirable. Escuche, escuche cuidadosamente y oirá detrás de cada banquero judío que defrauda a la nación, detrás de cada financiero judío que tima a un país a cambio de ganancia, detrás de cada político judío que traiciona al pueblo que juró defender, detrás de cada Judío de Cresta Alzada que hace ver su desagradable cabeza en una pantalla de televisión o que se presenta como candidato a elección para alcalde de su pueblo, detrás de estos pérfidos fraudes, siempre escuchará sus ancestrales chirridos ¡Fanático! ¡Está usted prejuiciado! ¡Somos inocentes judíos! ¡Fanático! ¡Está usted prejuiciado! ¡Somos inocentes judíos! 

Pero ¿cómo pueden los judíos ser inocentes si todo lo que hacen es un timo criminal?

"Que el pueblo americano por fin entienda que no es una degeneración natural lo que nos aqueja sino una subversión calculada, y que ellos están a salvo. La explicación es la cura."


Fin

Fuentes de Referencia:

Los Protocolos de los Sabios de Sion

Traducción al inglés por Victor E. Marsden

 http://www.biblebelievers.org.au/przion1.htm#PREFACE >

Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu por Maurice Joly, 1864

 http://www.notbored.org/dialogue-in-hell.html> (en inglés)

El mito de la Amenaza Judía en los Asuntos Mundiales

por Lucien Wolf

http://books.google.com/books?id=6_IHAAAAIAAJ&printsec=frontcover&dq=Lucien+Wolf&hl=en&ei=Wye_TNumGJGksQP6xpXNDA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=4&ved=0CDcQ6AEwAw#v=onepage&q&f=false>

La Decisión sobre los Protocolos Fue Anulada.

 http://www.biblebelievers.org.au/examiner.htm>


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