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domingo, 18 de agosto de 2019

El Delirio del Cuanto

El Delirio del Cuanto


De cómo una buena ciencia se trocó en una mala filosofía


Por Christopher A. Ferrara

Tomado de: https://remnantnewspaper.com/web/index.php/fetzen-fliegen/item/4565-the-quantum-delusion-how-good-science-became-bad-philosophy

Traducido del inglés por Roberto Hope

Se me ocurre a mí que unas cuantas reflexiones sobre la maravilla de la creación divina pudieran ser una distracción bienvenida del nocivo reinado de ese dictadorcillo argentino que de alguna manera consiguió sentarse en la Cátedra de Pedro. Por lo menos esa era la intención en la conferencia que dicté en el simposio del Roman Forum de 2019 en el Lago Garda — evento que no puedo dejar de recomendar altamente a cualquier católico que esté interesado en saber qué significa lo que John Rao llama "una experiencia holística católica". Asista una vez, y el Lago Garda se convertirá en su segundo hogar.

En mi conferencia demostré cómo la fe nada tiene que temer de los descubrimientos genuinos de la ciencia moderna. Así, la fe nada tiene que temer de lo que los físicos atómicos han estado descubriendo desde los principios del siglo veinte. Por el contrario, lo que han descubierto ha vindicado la metafísica Aristotélico-Tomística de forma y materia de una manera que los físicos honestos tienen que reconocer, como lo trato abajo. Sin embargo, los ideólogos en la disciplina han recurrido a varias fantasías a fin de eludir la conclusión obvia de que no hay explicación material de la transición del misterioso micro-mundo al macro-mundo de los objetos cotidianos en los que, por el poder de Dios, "vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser," como lo dijo San Pablo a quienes le daban culto al Dios Desconocido en el Aerópago. (Hechos 17:18)

Algunos Descubrimientos Asombrosos

A fin de entender el motivo detrás de estas fantasías se requiere repasar algunos antecedentes. Primero que todo, considerar el átomo, el constituyente fundamental de lo que popularmente conocemos como materia, pero que ahora se entiende mejor como una dualidad de masa y energía,

Una pila de un millón de átomos de hidrógeno, cada uno de los cuales mide 0.10 nanómetros de diámetro (un nanómetro es la millonésima parte de un milímetro) no sería más alto que el espesor de una hoja de papel. Sin embargo, cada átomo es un mundo en sí mismo: posee un núcleo (protones y neutrones hechos de quarks unidos entre sí por gluones) que contiene alrededor del 95% de la masa atómica, y uno o más electrones, tan distantes del núcleo que, si un átomo fuera del tamaño de un estadio de fútbol, el núcleo sería del tamaño de una canica colocada a la mitad de la cancha. El núcleo es tan denso — en promedio dos y media veces diez a la decimosexta potencia libras por pie cúbico (2.5x10^16 lbs/ft3), o sea, en el orden de 2.475 x 10^15 gramos por centímetro cúbico — que el igualar la masa nuclear promedio dentro de una caja de zapatos requeriría poder comprimir dentro de ella a 6.2 miles de millones de automóviles que pesaran 2 toneladas cada uno. De hecho, el núcleo está sujeto de una manera muy apretada por una fuerza (la fuerza nuclear fuerte) que es 10^38 veces más potente que la fuerza de gravedad.

Sin embargo, en la mayor parte del espacio de los átomos se extienden fuerzas electromagnéticas. Los electrones distantes ocupan niveles de energía sucesivos llamados capas, que comprenden orbitales de electrones, que no son los trayectos circulares que nos describían en la secundaria, sino más bien difusas "nubes probabilistas" en las cuales los electrones de cierto nivel de energía pueden encontrarse la mayor parte del tiempo. Las formas de los orbitales se hacen más complejas con cada nivel que se alejen más del núcleo.

A nivel atómico, encontramos la llamada escala de Planck, nombrada en honor de Max Planck cuyo descubrimiento de la constante de Planck le ganó el Premio Nobel. Planck estaba tratando de resolver el problema de por qué un cuerpo obscuro que se calienta irradia colores diferentes conforme se eleva su temperatura: primero rojo, luego amarillo, luego azul blancuzco, y no inmediatamente azul blancuzco como lo predecía la física clásica. Poco se imaginaba que un cierto factor inventado que él introdujo solamente para que funcionaran las matemáticas, realmente expresaba una constante universal de la naturaleza, según la cual, la energía radiante se emite en paquetes discontinuos — llamados cuantos (o quanta en latín) — y no en un continuo sin quebraduras. El grado de cuantización de la energía expresado por la constante de Planck, el mínimo cuanto de energía posible, es un número increíblemente pequeño: 6.626176 x 10^-34 joules por segundo. Eso equivale a seis dividido entre diez mil quintillones de la energía que toma, por ejemplo, el levantar una barra de mantequilla un metro.

La famosa fórmula E= hf significa en cristiano, que la energía de un fotón emitido es igual a la constante de Planck multiplicada por la frecuencia del fotón emitido. Cuando son múltiples los fotones, la fórmula se expresa E=nhv, en la cual n es simplemente un integral que indica un múltiplo de la constante de Planck basado en el número de fotones. 

Debido a que los saltos de energía son integrales — números enteros, no fraccionarios — hay in incremento en la energía por escalones y no en una escala infinitamente divisible de frecuencias. Si no fuere así, las emisiones de energía ocurrirían en frecuencias infinitamente divisibles en el intervalo ultravioleta (la "catástrofe ultravioleta"), la materia emitiría toda su energía radiante de un golpe, y pasaría al cero absoluto, el espectro de radiación de nuestro universo no existiría, ni tampoco nosotros.

Además, como lo conjeturó Einstein más tarde, la cantidad de energía total de los fotones de una onda de luz se determina no por la amplitud (altura) de la onda sino por su frecuencia (cuántas crestas de la onda pasan por un punto dado en un tiempo determinado). Es como si una serie de olas cercanamente espaciadas una de la otra tuvieran más energía que una serie de olas de seis metros de altura separadas ampliamente entre sí. Esa es la razón por la qué, tal como lo predijo Einstein con su idea ganadora del premio nobel, la luz en ciertas frecuencias podría botar electrones fuera de un metal (el efecto fotoeléctrico) sin importar la intensidad (cantidad) de luz que se dirija hacia el metal.

La cuantización aplica a todas las formas de energía electromagnética, que, como lo intuyó Einstein, son todas acarreadas por fotones, que son partículas sin masa. Todos los objetos materiales de manera variada absorben o emiten fotones. Usted en este momento está emitiendo fotones en la escala infrarroja. El espectro electromagnético va de las ondas de radio, a las microondas, a la luz infrarroja, a la luz visible, a la luz ultravioleta, a los rayos x, a los rayos gamma. El espectro completo puede llamarse luz, como lo observó el físico Católico Rodolfo Hilfer en su fascinante conferencia sobre la transustanciación desde la perspectiva de un físico, en Lago Garda. Cuando Dios declaró "Que se haga la luz" y de su voluntad ésta se hizo, creó más que la luz que podemos ver.

Tanto los fotones como los electrones, exhiben características similares a las de las ondas, como se ha demostrado en los famosos experimentos de doble rendija. Fotones o electrones individuales lanzados a las dobles rendijas parecen pasar por las dos rendijas al mismo tiempo, como lo hace una onda, de manera que cuando un número suficiente de ellos se registran en un detector en el lado opuesto de las rendijas, se forma un patrón de interferencia parecido al de las ondas en conflicto producidas por piedras que se dejan caer en un estanque. (Esto no le preocupa a un metafísico Aristotelico-Tomista, ya que la dualidad de onda-partícula refleja meramente dos aspectos de la misma cosa, sin violarse el principio de la no contradicción.)

Así, la teoría cuántica incluye la mecánica cuántica, en la cual los cálculos implican una función de onda que predice el estado probabilístico de un sistema de mecánica cuántica, y no posiciones y trayectorias fijas como sucede con la mecánica Newtoniana, que funcionan muy bien con los objetos macro de nuestra experiencia cotidiana (por ejemplo, la colisión in-elástica de dos objetos de masa igual.)

Finalmente, a modo de antecedente, a nivel subatómico la materia se torna algo indistinta. Cuando uno mide la posición de una partícula, queda incertidumbre acerca de su momento (en el sentido mecánico Newtoniano de la palabra) de fuerza, en tanto que la medición de su momento de fuerza impide tener certidumbre acerca de su posición, y viceversa. Este es el llamado principio de incertidumbre de Heisenberg, expresado por la famosa fórmula ∆x∆p ≥ h, que en cristiano significa que el producto de la incertidumbre de posición y la incertidumbre de momento es prácticamente igual a la ubicua constante de Planck (que tiene diferentes minúsculos valores de distancia y tiempo en la escala atómica). Este es un grado de incertidumbre evanescentemente pequeño, por cierto, y sólo opera en la escala atómica, no en el mundo de los objetos cotidianos.

Con estos antecedentes en mente, veamos cómo la física cuántica ha sido tergiversada en una mala filosofía por los ideólogos de la "comunidad científica."

La Física Llevada Demasiado Lejos: Materia sin Forma.

Los efectos cuánticos se manifiestan en innumerables tecnologías, incluyendo las celdas fotoeléctricas, los transistores, los rayos láser, la tomografía por resonancia magnética y los relojes atómicos. De hecho, la mecánica cuántica es la rama más espectacularmente exitosa de la física en general, cuyos logros prometéicos implican la explotación de las propiedades de entidades — electrones y fotones — que son innegablemente reales y, sin embargo, no pueden nunca ser observadas directamente. Los descubrimientos en el campo de la mecánica cuántica son asombrosos, y los descubridores merecen su reconocimiento. Repetimos, la fe no tiene nada que temerle a la ciencia.

Pero es precisamente el éxito práctico de la mecánica cuántica, el que ha inducido a una soberbia científica en algunos físicos, que los ha llevado a dar tumbos en el terreno de la filosofía, y en particular de la metafísica. Ellos alegan que lo que la ciencia ha aprendido en el terreno de la física cuántica explica la existencia de todo. Los ideólogos materialistas de la física han estado alegando desde principios del siglo pasado, que los efectos cuánticos deben de gobernar el mundo macro y que, en consecuencia, los "objetos clásicos", tales como los árboles y los hombres, son meramente ondas de materia que se colapsan en forma de objetos aparentemente sólidos, solamente cuando los observamos (una versión de la llamada interpretación de Copenhague de la teoría cuántica.)

Por más de un siglo, sin embargo, una demostración de que el mundo macro es una ilusión los ha eludido, y siguen incapaces de explicar en términos puramente cuantitativos cómo algo como un árbol, un perro, un gato y, por encima de todo, un hombre, pudieran ser solamente un agregado de partículas gobernado por reglas cuánticas. Después de todo, si usted ha visto un átomo de algún elemento particular, especialmente del carbón, los ha visto todos. ¿Cómo, pues, puede haber tantas cosas tan distintas, con tantas cualidades tan diferentes, basadas en ninguna otra cosa que cantidades indistinguibles a nivel atómico? En pocas palabras ¿cómo puede de plano existir un mundo macro?

El físico Chad Orzel expresa la frustración de los físicos que están determinados en reducir el mundo a átomos y moléculas: 
"el determinar por qué las leyes cuánticas parecen no aplicar al mundo macroscópico cotidiano de perros y gatos es un problema sorprendentemente difícil. Exactamente qué pasa en la transición de lo microscópico a lo macroscópico ha inquietado a muchos de los mejores físicos de los últimos cien años, y todavía no hay una respuesta clara".
¡Cierto! Orzel más se incomoda por que 
"En tanto que la mecánica cuántica hace una labor extraordinaria al describir el comportamiento de objetos microscópicos y de colecciones de objetos, el mundo que vemos permanece tercamente, exasperantemente clásico. Algo misterioso sucede en la transición del extraño mundo de los simples objetos cuánticos al mucho más grande mundo de los objetos cotidianos." (Orzel, 2009, p. 79)
Nótese la palabra "exasperantemente." ¿Por qué habría alguien considerar exasperante la existencia de objetos cotidianos que no estén sujetos a las leyes cuánticas? He aquí el motivo: un convencimiento a priori de la proposición de que nada hay en el universo más allá de cantidades de materia. Todo lo que existe no es más que un montón de átomos que forman moléculas que forman objetos que no son más que ondas de materia, de modo que toda la realidad puede ser modelada matemáticamente como una función de ondas "sin residuo." En esa cosmovisión no hay lugar para un "residuo" o para "algo misterioso."

Pero si todo lo que existe es meramente una onda de materia que se colapsa cuando es observada como lo sostiene la interpretación de Copenhague ¿por qué la onda de materia de un objeto determinado siempre se colapsa precisamente en la forma de ese objeto y no de otro? Como lo plantea Orzel: 
"El proceso de colapsamiento de una función de onda es como la famosa caricatura de Sidney Harris, de un científico que que ha escrito 'Entonces ocurre un milagro' como segundo paso del problema." 

En la misma caricatura, su asociado sugiere: "debe usted ser más explícito acerca del segundo paso."

Todo lo que Orzel puede decir ante "algo misterioso" que pasa en la transición del mundo micro al mundo macro es que en esto "la física está forzada a volverse filosofía," Pero ¿por qué están forzados los físicos a hacerse filósofos? La respuesta es que bien saben que el universo es un vasto conjunto de materia formada y que no tienen una explicación de las formas que tienen las cosas.

Ahora bien, esos filósofos motivados ideológicamente deben admitir que sería absurdo declarar que la existencia de una silla de madera se explica en su totalidad señalando una cierta calidad y cantidad de moléculas de madera y su estructura sub-atómica. La silla existe como silla porque un formador humano le dio forma con su idea de silla a la madera sin labrar, produciendo así lo que los filósofos aristotélico-tomistas llaman una "forma accidental." La idea de silla del carpintero es un principio inmaterial por el cual el potencial de la madera de volverse silla se actualiza. La filosofía aristotélico-tomista llama a esto la causa formal, que determina la estructura de la causa material, que es la madera sin labrar convertida en silla por medio de la causa eficiente, que es el carpintero que trabaja con herramientas para lograr la causa final de la silla, siendo ese el propósito para el cual el carpintero la diseñó: para sentarse en ella.

El delirio del cuanto

Confrontados con un universo de objetos naturales infinitamente más complejo que una mera silla de madera — incluyendo los propios átomos y moléculas de la misma madera — los partidarios de lo que Wolfgang Smith ha llamado "el Reino de la Cantidad" hacen todo lo que esté en sus manos para ocultar la verdad de que el universo en todo su esplendor debe ser obra de un formador, que parece encajar con la descripción de lo que llamamos Dios.

Algunos están tan desesperados por negar la existencia de un "mundo clásico" de materia formada, que llegan a negar el colapso de la función de onda planteado por la interpretación de Copenhague sobre la mecánica cuántica. En lugar de ello se imaginan fantasías de que las ondas de materia nunca se colapsan en estados fijos, sino que se ramifican en un número infinito de universos, de manera que lo que creemos que son "objetos clásicos" son solamente una rama de una onda de materia que se ramifica infinitamente. Así, un gato pardo en nuestro universo puede ser un gato anaranjado en algún otro. o quizás alguna otra clase de animal, y así al infinito. Esta idea de un "multiverso," que abarca un número infinito de versiones diferentes de nuestro mundo, del cual no hay evidencia en absoluto y ninguna posibilidad de ser probado algún día, puede apropiadamente llamarse un delirio del cuanto.

Pero cualquier fantasía es buena en lugar de la realidad evidente de nuestro mundo, que en todas partes manifiesta la mano creativa de ese Ser quien, excediendo infinitamente el mero artificio humano, unió una vasta diversidad de formas sustanciales (no meramente accidentales) a lo que Santo Tomás llamó "materia primaria" (materia sin forma), dándoles actos de existencia como seres que subsisten con sus propias cualidades, potencias y operaciones inherentes — por encima de todos al hombre, el único animal racional, cuya forma sustancial es su alma inmortal. Como lo advirtió San Pablo a los Romanos: 
"Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y divinidad, se hacen visibles claramente desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, aun su eterno poder y divinidad, de modo que no tienen excusa....Profesando ser sabios, se hicieron necios..." (Rom 1:20, 22)
Ciertamente, y de lo más irónico, los físicos partidarios de un universo de cantidades solamente, ni siquiera pueden explicar la existencia de los átomos que claramente son materia formada (o energía-masa, si así lo prefiere.) Para explicar cómo los átomos llegaron a ser, los opositores ideológicos de una Causa Primera — o sea Dios —, deben recurrir al repertorio del cientificismo, el cuento de 'porque sí'. Por ejemplo, lo siguiente publicado por el laboratorio CERN:
"En los primeros momentos después del Big Bang, el universo era extremadamente caliente y denso. Conforme el universo fue enfriándose, llegó un momento en que las condiciones se pusieron justamente las apropiadas para hacer que surgieran los elementos constructivos de la materia — los quarks y los electrones — de los que todos estamos hechos. Unas millonésimas de segundo después, los quarks se agregaron para producir protones y neutrones. En minutos, estos protones y neutrones se combinaron formando núcleos."
"Conforme el universo siguió expandiéndose y enfriándose, las cosas comenzaron a ocurrir más despacio: tomó 380,000 años para que los electrones quedaran atrapados en órbitas alrededor de los núcleos, formando los primeros átomos. Éstos fueron principalmente de helio y de hidrógeno, que siguen siendo, por mucho. los más abundantes elementos en el universo. 1.6 millones de años más tarde, la gravedad comenzó a formar las estrellas y las galaxias de nubes de gases."
Así pues, los átomos se formaron ellos mismos, logrando de alguna manera el balance perfecto de masa y fuerzas unitivas que ha mantenido su existencia estable, continua y sin cambio durante eones e hicieron posible la existencia estable del universo. ¡Cuando las condiciones fueron "justamente las apropiadas," claro!

Ni la más rústica silla de madera puede formarse a sí misma, pero estos narradores de cuentos mágicos, dignos de un chamán, proponen seriamente que el universo entero y todo lo que en él existe hizo precisamente eso. Un vacío dio lugar a los átomos, los átomos dieron lugar a moléculas y luego fue sólo cuestión de tiempo y mucho ajetreo fortuito de partículas fungibles, antes de que las moléculas dieran lugar a las estrellas, a los planetas y por último, a Mozart. ¿Alguna pregunta?

Aun el relativamente modesto cuento chino de la auto-formación de los átomos tiene más hoyos que una coladera. Por una parte ¿de dónde vinieron todos los átomos de carbono que constituyen la base de la vida, dado que, según esta fábula, en sus comienzos el universo estaba formado principalmente de átomos de helio y de hidrógeno? Refiriéndose a la "coincidencia del carbono," el físico Jim Baggot reconoce que hay un gran problema:

¿Y qué hay del carbono? Un núcleo de carbono tiene seis protones y seis neutrones. Esto parecería haber requerido que se fusionaran tres núcleos de helio. Energéticamente esto es posible, pero la probabilidad de que tres núcleos de helio se unan en una sola colisión de tres cuerpos es extremadamente remota. Es mucho más factible suponer que dos núcleos de helio se fusionan primero, formando un núcleo inestable de berilio, el cual luego a su vez se fusiona con otro núcleo de helio antes de que se pueda volver a separar. Esto suena plausible en base a la energía, pero las probabilidades no parecen buenas. El núcleo de berilio tiende a separarse demasiado rápidamente. 

Sin embargo aquí estamos, seres inteligentes que evolucionaron de una bioquímica rica en carbono. Dado que existimos, el carbono ha de formarse de alguna manera en mayor abundancia, a pesar de lo que parecen haber escasas probabilidades. Hoyle [Fred Hoyle, el físico ganador del premio Nobel] razonó que las probabilidades han de estar de alguna manera sesgadas en favor de la formación del carbono. [Baggot 2013, págs 263-264]

Hoyle teorizó que una propiedad especial de "resonancia del carbono" pudo haber facilitado las reacciones entre el "núcleo inestable del berilio y otro núcleo de helio" a fin de que los átomos de carbono se formaran en el interior de las estrellas ― las cuales, según va el cuento, también se formaron a sí mismas. Pero Hoyle observó otra notable coincidencia que menciona Baggot, que "si la resonancia del carbono fuera ligeramente más alta o más baja en energía, el carbono no podría formarse con suficiente abundancia en el interior de las estrellas" y habría habido carbono insuficiente para permitir que evolucionaran formas de vida inteligente." Hoyle se vio forzado a reconocer que el carbono debe haber sido formado precisamente por un intelecto creativo.

No te dirías, "algún intelecto supercalculador debe haber diseñado las propiedades del átomo de carbono, de lo contrario mi posibilidad de encontrar un átomo así por las ciegas fuerzas de la naturaleza serían enteramente minúsculas"

Por supuesto que sí... Una interpretación de sentido común de los datos, sugiere que un súper intelecto ha manipulado la física, así como la química y la biología, y en la naturaleza no hay fuerzas ciegas de las que valga la pena hablar. Los números que uno calcula de los datos parecen tan apabullantes que debe llegarse a esta conclusión casi más allá de toda duda.

Esto sin mencionar todas las constantes físicas en nuestro universo cuya magnitud precisa hace la vida posible. Como lo reconoce Baggot: "La coincidencia del carbono es sólo el principio... En Just Six Numbers (sólo seis números) el astrofísico inglés Martin Rees identifica una serie de seis constantes físicas adimensionales, y combinaciones de constantes, que determinan la naturaleza y la estructura del universo en que vivimos. Cámbiese cualquiera de estas constantes en tan sólo el uno por ciento y, según lo arguye Reed, el universo que resultaría sería inhóspito para la vida," [Baggot, p 265]

Como podemos ver, la narrativa seudocientífica fundacional de un universo puramente cuantitativo consistente en ninguna otra cosa que partículas diversamente agregadas aun cuando básicamente idénticas, es imposible de creer aun cuando se trate de objetos inanimados. Pero cuando se trata de seres vivientes, la narrativa es expuesta como un puro mito. Para citar al filósofo Aristotelo-Tomista Michael Hanby:
"El reduccionismo darwiniano de todo tipo fracasa en el organismo vivo y, en particular, en la persona humana. Dos siglos de biología evolutiva han fracasado en producir una explicación adecuada para el fenómeno de la vida como es vivida. Este fracaso no es cuestión de una investigación inconclusa sino de una ontología equivocada."
Esa falsa ontología implica, como Hanby lo arguye correctamente, una negación de la primacía ontológica de la forma sobre la materia. Se niega la forma porque la forma no puede encontrarse en la materia de la que están compuestas las cosas, sino más bien en sus principios constitutivos organizadores — en este caso, los principios divinos — ejemplificados en la materia que individualiza cada ser material en el universo y le da a cada uno cualidades que no pueden reducirse a cantidades. Como resultado de esta negación, observa Wolfgang Smith, los físicos ignoran la naturaleza corpórea y las cualidades de los objetos naturales y confinan su visión de la realidad meramente a sistemas físicos — átomos y moléculas — las cuales ocupan un "dominio sub-existencial" que yace entre los objetos corpóreos con sus formas y cualidades, y la materia primitiva informe. ¡Ellos estudian, como si fuera el pleno de la realidad, entidades puramente físicas que en realidad no existen! (Smith  2019, págs 18-19)

Particularmente absurdos son los intentos de reducir la conciencia humana a átomos y moléculas. Citemos al físico Nick Herbert, uno de los más cándidos popularizadores de la ciencia: 
"El más grande misterio de la ciencia es la naturaleza de la conciencia. No es que tengamos teorías malas o imperfectas de la conciencia humana; simplemente de eso no tenemos teoría alguna. Todo lo que sabemos de la conciencia es que es algo que tiene que ve con la cabeza y no con el pie."

¿Prevalecerá la Honestidad?

Hace más de sesenta años, en su obra Física y Filosofía, Werner Heisenberg, el mismo autor del principio de la incertidumbre, reconoció que es precisamente una explicación de la relación entre la materia y la forma, de lo que adolece la visión que el físico tiene de la realidad.
"... en la filosofía de Aristóteles, se pensaba de la materia en la relación entre forma y materia. Todo lo que percibimos en el mundo de los fenómenos que nos rodean es materia con forma. La materia en sí misma no es una realidad, sino sólo una posibilidad, una 'potentia'; existe solamente a través de una forma. En el proceso natural, la 'esencia', como la llama Aristóteles, pasa de ser una mera posibilidad a ser una realidad actual por medio de la forma."
"Uno pudiera esperar que el esfuerzo combinado de los experimentos en la región de alta energía con el de análisis matemático llevará algún día a alcanzar una comprensión plena de la unidad de la materia. El entendimiento pleno significaría que las formas de la materia en el sentido de la filosofía aristotélica aparecería como resultados, como soluciones a un esquema matemático cerrado que represente la leyes naturales de la materia." (Heisenberg, 121-122, 140)
Sigue siendo una aproximación puramente cuantitativa pero, por lo menos, Heisenberg tuvo la honestidad de decir que la física moderna carece de una explicación de la existencia de "objetos o procesos en una escala comparativamente grande, en la que la constante de Planck pueda ser considerada infinitamente pequeña."

Mucho más recientemente, y representando una pequeña vanguardia de honestidad en la física, la escarmentada física matemática Sabine Hossenfelder observó con admirable candor:
"Resulta que la información de las cosas más pequeñas no es relevante para entender las cosas grandes. Decimos que la física de corta distancia "se desconecta" de la física a distancias más grandes o que "las escalas se separan". Esta separación de escalas es la razón por la que puede uno pasar por la vida sin saber nada de los quarks o del boson de Higgs o — para desencanto de los profesores de física de todo el mundo — sin tener una idea de lo que es la teoría cuántica de campos."
Hasta hay un movimiento en marcha entre algunos físicos, de adherirse a una clase de metafísica de materia y forma. Por ejemplo, la física Ruth Kastner, refiriéndose a la noción de Heisenberg, de 'potentia' en el campo de los cuanta, arguye que "la distinción entre una posibilidad cuántica y un hecho" en la así llamada materia-onda que supuestamente se colapsa al ser observada representa una "versión cuantitativa del antiguo concepto de 'potentia' en la filosofía aristotélica." Una versión cuantitativa de 'potentia' es casi una contradicción de términos ya que 'potentia' en el sentido aristotélico es una propiedad metafísica que entraña algún poder o cualidad de una cosa que todavía no se ha hecho actual, por ejemplo, el poder del oxígeno y el nitrógeno de tornarse en agua cuando se combinan de manera correcta.

Sin embargo, Kastner se acerca más a la verdad metafísica cuando describe "un nuevo cuadro metafísico, que argüiremos que esta soportado por la teoría cuántica y su éxito empírico" que entraña "una substancia ... en el sentido aristotélico más general, en el que la sustancia no necesariamente implica combinación con el concepto de materia física, sino es meramente una cosa... lo que se dice ser en respecto a sí mismo"

Aquí Kastner cita nada menos que la Metafísica de Aristóteles, aun cuando su aplicación del concepto de forma o esencia invoca una transacción que sigue siendo cuantitativa, entre el estado cuántico y el estado macro de un objeto (Kastner 2018, p 160). La forma sigue sin concebirse como un principio no material, y por lo tanto no hay una explicación real de por qué un estado cuántico debiera "transactuar" con un estado macro, precisamente en la forma que debe para hacer surgir un objeto macro particular y sólo ese objeto.

¿Prevalecerá la honestidad y el sentido común en la comunidad de físicos? ¿Habrá algún día el consenso de que la materia por sí misma nunca podrá explicar la forma, y que la cuestión de forma no pertenece a la ciencia física sino a la metafísica? No cuente con ello. Los ideólogos de la comunidad científica siguen estando firmemente en control del discurso público y de las escuelas del estado. Ejemplo de eso es esta asombrosa admisión del geneticista evolucionario Richard Lewontin, quien proporciona un resumen práctico de esa postura, en última instancia teológica, en su reseña de un libro de Carl Sagan en 1997:
"Nuestra voluntad de aceptar aseveraciones científicas que van contra el sentido común es la clave para comprender la lucha real entre la ciencia y lo sobrenatural." 
"Tomamos el lado de la ciencia a pesar de lo patentemente absurdo de algunas de sus conjeturas, a pesar de su fracaso para cumplir muchas de sus extravagantes promesas de salud y de vida, a pesar de la tolerancia de la comunidad científica a las narrativas no substanciadas de que así es porque sí, porque tenemos un compromiso prioritario, un compromiso con el materialismo." 
"No es que los métodos e instituciones de la ciencia de alguna manera nos obliguen a aceptar una explicación material del mundo de los fenómenos, sino por el contrario, que estamos forzados por nuestra previa adhesión a las causas materiales a crear un aparato de investigación y una serie de conceptos que produzcan explicaciones materiales, sin importar que vayan contra la intuición, sin importar qué tan mistificantes sean para los no iniciados." 
"Además, el materialismo es absoluto, pues no podemos permitir que un Pie Divino cruce la puerta." (Lewontin, 1997)
Por ya más de tres siglos, la filosofía y la ciencia han conspirado para negar la naturaleza del mundo en que vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser — para negar lo que era obvio hasta para las intuiciones de la sabiduría griega unos 400 años antes de la venida de Cristo. Ahora está en nosotros el excavar lo obvio, enterrado ahora profundamente en una veta madre de simples verdades, ocultas por tantas capas sedimentarias de mala filosofía disfrazadas de método científico,

Como Sócrates en sus últimas horas, nos maravillamos de la ignorancia elaborada de aquéllos que, como lo observó hace más de 2,400 años, hacen caso omiso a las manifestaciones de ese poder "que mantiene las cosas dispuestas en cualquier momento dado en la forma mejor posible" y "ni lo buscan ni creen que pueda tener una fuerza sobrenatural." (Phaedo 99c). Y por lo tanto, seguimos esforzándonos contra la más grande superstición de todos los tiempos en la más obscura de todas las edades obscuras: el tiránico Reino de la Cantidad y su negación del orden creado de forma y materia en el cual Dios está en todas partes conservando al mundo.

jueves, 26 de enero de 2017

¿Alianza del Vaticano con los Demócratas?

¿Alianza del Vaticano con los Demócratas?

Personalidades católicas piden a la administración de Trump que investigue


Carta abierta al Presidente Trump (20 de enero de 2017)

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Tomado de: http://remnantnewspaper.com/web/index.php/articles/item/3001-did-vatican-attempt-to-influence-u-s-election-catholics-ask-trump-administration-to-investigate
Traducido del inglés por Roberto Hope

"América es grande porque es buena. Cuando América deje de ser buena, dejará de ser grande” 
Alexis de Tocqueville


Estimado Presidente Trump:

Su lema de campaña “Hacer América grande de nuevo” resonó en millones de americanos comunes, y la tenacidad de Usted para dar marcha atrás a muchas de las más dañinas tendencias recientes, ha sido de lo más inspirador, Esperamos ser testigos de una continua reversión de las tendencias colectivistas de las décadas recientes.

Dar reversa a las tendencias colectivistas recientes va, por necesidad, a requerir de dar marcha atrás a muchas de las acciones tomadas por la anterior administración. Entre esas acciones, creemos que hay una que sigue envuelta en un velo de secreto. Específicamente, tenemos razones para creer que el “cambio de régimen” en el Vaticano fue maquinado por la administración de Obama.

Nos causó alarma descubrir que, durante el tercer año del primer período de la administración de Obama, la anterior opositora de Usted, la Secretaria de Estado Hillary Clinton y otros funcionarios gubernamentales con quienes ella se vinculaba, propusieron una “revolución” católica en la cual se llevaría a efecto la desaparición final de lo que quedaba de la Iglesia Católica en América [1]. 

Aproximadamente un año después de este coloquio por correo electrónico, que nunca se tuvo la intención de hacer público, nos encontramos con que el Papa Benedicto XVI abdicó en circunstancias inusitadas y fue reemplazado por un papa cuya misión aparente es proporcionar un componente radical a la agenda ideológica de la izquierda internacional.[2] El pontificado del Papa Francisco ha puesto en duda su propia legitimidad en un sinnúmero de ocasiones.[3]

Durante la campaña presidencial de 2016, quedamos pasmados de ver al Papa Francisco haciendo una activa campaña en contra de las propuestas de Usted concernientes a hacer seguras nuestras fronteras, llegando hasta el extremo de insinuar que usted no es cristiano [4]. Nosotros comprendemos su pronta y puntual respuesta a esta deshonrosa acusación [5]

Nos tiene desconcertados el comportamiento de este papa tan ideológicamente cargado, cuya misión parece ser la de promover las agendas seculares de la izquierda en vez de guiar a la Iglesia Católica en su misión sagrada. Simplemente no es papel apropiado para un papa el inmiscuirse en política al extremo de que se le considere el paladín de la izquierda internacional.

Tanto cuanto comulgamos con su objetivo declarado para América, creemos que el camino a la grandeza está en que América nuevamente se vuelva “buena”, para parafrasear a de Tocqueville. Comprendemos que no se le puede forzar el buen carácter a un pueblo, pero la oportunidad de vivir nuestras vidas como buenos católicos se ha estado haciendo cada vez más difícil por algo que parece ser una colusión entre un gobierno hostil de los Estados Unidos y un papa que parece tenerles tan mala voluntad a quienes siguen las enseñanzas perennes de la Iglesia como parece tenerle a usted.

Con todo esto en mente, y deseando lo mejor para nuestro país así como para los católicos de todo el mundo, creemos que es responsabilidad de los católicos leales e informados de los Estados Unidos el pedirle a usted que autorice una investigación de las siguientes cuestiones:
  • ¿Para qué fin estuvo la Agencia Nacional de Seguridad monitoreando el cónclave que eligió al Papa Francisco?  [6]
  • ¿Qué otras operaciones encubiertas fueron llevadas a cabo por operativos del Gobierno de los Estados Unidos con relación a la renuncia del Papa Benedicto o al cónclave que eligió al Papa Francisco?
  • ¿Operativos del gobierno de Estados Unidos hicieron contacto con la “Mafia del Cardenal Daneels”?  [7]
  • Se suspendieron las operaciones monetarias con el Vaticano durante los últimos días anteriores a la renuncia del Papa Benedicto. ¿Estuvieron agencias gubernamentales de los Estados Unidos involucradas en esto? [8]
  • ¿Por qué se reanudaron las operaciones monetarias internacionales con el Vaticano el 12 de febrero de 2013, día siguiente a la fecha en que Benedicto anunció su renuncia? ¿Fue eso una mera coincidencia?  [9]
  • ¿Qué acciones, de haberlas habido, fueron llevadas a cabo por John Podesta, Hillary Clinton y otras personas vinculadas con la administración de Obama, en el coloquio que propuso fomentar una “primavera católica”?
  • ¿Cuál fue el propósito y la naturaleza de la reunión secreta que hubo entre el Vicepresidente Joseph Biden y el Papa Benedicto XVI en el Vaticano el o alrededor del 3 de junio de 2013?
  • ¿Qué papeles jugaron George Soros y otros financieros internacionales que pudieran estar residiendo ahora en territorio de los Estados Unidos? [10]

Consideramos que la mera existencia de estas cuestiones no contestadas proporciona evidencia suficiente para ameritar esta solicitud de investigación:

De suceder que una investigación así, revelare que el gobierno de los Estados Unidos interfirió indebidamente en los asuntos de la Iglesia Católica, solicitamos además que los resultados se hagan públicos para que los católicos puedan pedir las acciones apropiadas a aquellos elementos de nuestra jerarquía que permanecen leales a las enseñanzas de la Iglesia Católica.

Comprenda, por favor, que no estamos solicitando una investigación de la Iglesia Católica: simplemente estamos pidiendo una investigación de actividades recientes del gobierno de los Estados Unidos, del cual es Usted el primer mandatario.

Gracias nuevamente y le damos la seguridad de nuestras más sinceras oraciones.

Respetuosamente

David L. Sonnier, teniente coronel del ejército de EU (retirado)
Michael J. Matt, Editor de The Remnant
Christopher A. Ferrara (Presidente de The American Catholic Lawyers Association, Inc.)
Chris Jackson, Catholics4Trump.com 
Elizabeth Yore, Esq., fundadora de YoreChildren

1.   https://wikileaks.org/podesta-emails/emailid/6293
2.   http://www.wsj.com/articles/how-pope-francis-became-the-leader-of-the-global-left-1482431940
3.   http://remnantnewspaper.com/web/index.php/articles/item/2198-the-year-of-mercy-begins
4.   http://www.cnn.com/2016/02/18/politics/pope-francis-trump-christian-wall/
5.   https://www.donaldjtrump.com/press-releases/donald-j.-trump-response-to-the-pope
6.   http://theeye-witness.blogspot.com/2013/10/a-compromised-conclave.html
7.   http://www.ncregister.com/blog/edward-pentin/cardinal-danneels-part-of-mafia-club-opposed-to-benedict-xvi
8.   http://www.maurizioblondet.it/ratzinger-non-pote-ne-vendere-ne-comprare/
9.   https://akacatholic.com/money-sex-and-modernism/
10. http://sorosfiles.com/soros/2013/03/soros-funded-catholic-groups-behind-african-socialist-as-next-pope.html

miércoles, 1 de junio de 2016

¿Qué se Propone Monseñor Ganswein?

¿Qué se Propone Monseñor Ganswein?

Por Christopher A. Ferrara

30 de mayo de 2016
Tomado de: http://www.fatimaperspectives.com/sv/perspective861.asp
Traducido del inglés por Roberto Hope

Durante su reciente presentación del libro Beyond the Crisis in the Church: The Pontificate of Benedict XVI, Monseñor Georg Ganswein, quien sirve como secretario personal del “Papa Emérito” Benedicto XVI, de manera inexplicable y muy misteriosa dio mayor profundidad, y consecuentemente un nuevo ímpetu, a la idea de que la renuncia de Benedicto al papado estuvo matizada por una “nueva concepción del papado", según la cual Benedicto retuvo para sí un aspecto pasivo del oficio petrino, pasándole el ejercicio activo a Francisco.

En el curso de la presentación del libro, Ganswein hizo comentarios que de seguro reflejan la percepción del propio Benedicto sobre la situación, incluyendo el significado preciso del texto de la renuncia, fraseado cuidadosamente para referirse al “ministerio del Obispo de Roma, sucesor de San Pedro”. Es inconcebible que Ganswein meramente hubiera expresado su propia opinión del asunto sin haberlo antes consultado con Benedicto.

Según Ganswein, aun cuando “no hay dos Papas” como resultado de la renuncia, hay no obstante “un estado en cierta forma excepcional así querido por el cielo” conforme al cual "el ministerio papal dejó de ser lo que había sido antes...” Benedicto más bien “lo ha transformado profunda y perdurablemente” en forma tal que “no ha abandonado el oficio de Pedro [sino que] ha innoovado este cargo” de modo que es “de hecho un ministerio ampliado — con un miembro activo [Francisco] y un miembro contemplativo [Benedicto].”

Antonio Socci observa que sólo hay dos conclusiones posibles : una que no tiene sentido y la otra de una gran significación trascendental. La primera conclusión, como lo expresa Socci, es que Benedicto ha creado “un punto de inflexión trascendental que de hecho entraña una mutación radical del papado, que ahora se ha convertido en un órgano colegiado (pero esto es imposible según la doctrina católica).” Ciertamente es imposible y por lo tanto el traerlo a colación resulta absurdo. No importa lo que Benedicto piense haber hecho; ningún Papa tiene la potestad para cambiar la naturaleza de un oficio establecido a perpetuidad por Dios Encarnado. O sea, ningún Papa tiene el poder de alterar la constitución divina de la Iglesia. Como hasta Juan Pablo II lo dijo cuando estaba por someterse a una cirugía mayor: “Tiene Usted que curarme, pues no hay lugar para un papa emérito”.

La otra conclusión, dice Socci, es que “este discurso [el de Ganswein] trae a luz la 'nulidad' de la renuncia de Benedicto XVI.” De hecho, si la renuncia de Benedicto al papado se basaba en la premisa de esta falsa opinión, de que seguiría como un 'miembro contemplativo' de un oficio petrino 'ampliado' en virtud de una innovación que él mismo recién había originado, entonces ¿cómo podría no ponerse en duda la validez de esa renuncia matizada? ¿No es que Benedicto sigue considerándose a sí mismo en cierto sentido Papa? Y de ser así ¿cómo puede decirse que él ha renunciado al papado de manera inequívoca?

Ciertamente, como lo comentó Ganswein: “Por esta razón, Benedicto no ha renunciado ni a su nombre ni a la túnica blanca. Por esta razón, el apelativo correcto con el cual él se refiere a sí mismo, aun ahora, es el de  'Santidad', y por esta razón, además, no se retiró a algún monasterio remoto, sino que permaneció dentro del Vaticano...”

No ofrezco una respuesta acerca de cómo esta total novedad afecta la renuncia de Benedicto al papado. Eso es algo que la Historia tendrá que juzgar — si de veras hay algo que juzgar. Yo solamente planteo otra pregunta: ¿Por qué es ahora cuando Monseñor Ganswein está empujando este punto, habiendo ya transcurrido tres años de tumultuoso pontificado del Papa Francisco? Muy seguramente estas observaciones fueron bien ponderadas con anterioridad. De manera que ¿que es lo que él se propone?

Una pista puede encontrarse en la asombrosa referencia que hizo Ganswein a la perfidia que se obró en el cónclave del 2005, durante el cual la llamada “mafia de San Gallen”, que incluye a los infames cardenales Daneels y Kasper, tramaron la elección del Cardenal Bergoglio. Sorprendentemente, Ganswein se refiere a este acontecimiento como un simple hecho histórico, notando que el cónclave del 2005 entrañó “una lucha dramática entre el partido ´Sal de la Tierra' [de orientación Ratzingeriana], que gira alrededor de los cardenales López Trujillo, Ruini, Rouco Varela y Medina, y el 'grupo San Gallen', que gira alrededor de los cardenales Daneels, Martini, Silvestrini y Murphy-O'Connor...”

Ganswein luego vincula la lucha en el cónclave con dos hechos reveladores: Primero, la homilia del Cardenal Ratzinger al inicio del cónclave, en la cual censuró “la dictadura del relativismo, que no reconoce nada definitivo y considera como medida última el propio yo y la voluntad propia.” Segundo, la petición del Papa Benedicto a los fieles, inmediatamente después de su inesperada elección, de que rezaran por él para que no fuera a “huir por miedo a los lobos.”

Esto es ciertamente muy extraordinario. A fin de cuentas, los comentarios de Ganswein implican que el papado de Benedicto estuvo siendo atacado por fuerzas malignas de principio a fin. Deja eso claro cuando ridiculiza la idea de que algo tan trivial como “Vatileaks” haya forzado a Benedicto a abandonar su cargo: “Ese escándalo era demasiado pequeño como para provocar algo de tal envergadura, y algo mucho mayor [motivó] la medida de importancia histórica milenaria, cuidadosamente ponderada, que Benedicto tomó.

Hágase las conjeturas que Usted quiera. Pero no subestime el significado de los comentarios de Ganswein en medio de lo que claramente es el papado más perturbador de que se tenga memoria en la Iglesia: ése del sucesor de Benedicto, en circunstancias misteriosas sin precedentes.

sábado, 26 de marzo de 2016

Un Enjuiciamiento Histórico. 1

Un Enjuiciamiento Histórico

Reseña del libro La Profezia Finale, de Antonio Socci

(primera de tres partes)
por Christopher A. Ferrara

Tomado de : http://www.cfnews.org/page10/page104/socci_indictment_of_francis.html
Traducido del inglés por Roberto Hope

Introducción

Una y otra vez, el intelectual público italiano, y católico, Antonio Socci, ha sacudido a los católicos 'convencionales' con un desenmascaramiento explosivo que confirma el diagnóstico de la actual crisis de la Iglesia que se hace en los círculos 'tradicionalistas' y 'Fatimistas'. A diferencia de tantos de sus colegas comentaristas católicos, Socci no se tienta el corazón al publicar lo que la honestidad intelectual exige con respecto a nuestra situación actual. De ahí su Cuarto Secreto de Fátima, que exhibió directamente a la luz pública ― de donde simplemente no desaparecerá ― la evidencia masiva que existe sobre la falta de una revelación completa del Tercer Secreto por parte del Vaticano. De igual manera, su Non é Francesco (juego de palabras del título de una canción popular italiana), valientemente confronta el desastre del pontificado actual, aun si uno pusiera reparos con respecto a los dudosos argumentos de Socci contra la validez de la elección del Cardenal Bergoglio (como aparentemente el mismo Socci lo ha hecho posteriormente).

Ahora llega La Profezia Finale, que consiste principalmente en una carta abierta a Francisco luego de un repaso introductorio de las apariciones marianas aprobadas y de otras profesías, especialmente del Mensaje de Fátima y del completo Tercer Secreto, que convergen unos con otros en  “calificar a nuestro tiempo como una época de inflexión de proporciones casi apocalípticas.”

Como el libro ha sido publicado hasta ahora sólo en italiano, y pudiera jamás ver una edición inglesa ― las traducciónes aquí contenidas son mías ― lo que parece ser apropiado en este caso es una reseña del libro, consistente más bien en un repaso del texto más que una mera descripción sumaria. Lo que eleva este trabajo al nivel de un documento histórico es la carta abierta a Francisco. Aquí encontramos un texto bajo el cual caldea una furia apenas oculta pero plenamente justificada sobre los efectos perniciosos de lo que Socci ha dado en llamar 'Bergoglianismo' ― una mezcla de piedad popular, ideología izquierdista, desdén a la adhesión estricta a las doctrinas y disciplinas de la Iglesia, y culto a la personalidad, fomentado y sustentado por unos medios masivos de comunicación que se deleitan con un Papa que, dice Socci, parece haberse “empeñado en atacar a la Iglesia” en vez de defenderla contra quienes la atacan.

El título de la carta abierta, 'Una Responsabilidad Terrible ante Dios' establece el tono de lo que viene a ser un cáustico enjuiciamiento del pontificado entero, el cual, precisamente por razón de su manifiesta hostilidad hacia la Tradición, goza de la “insoportable adulación de los medios, sobre todo los laicistas y enemigos de Jesucristo, que propagan con respecto a Usted un verdadero culto a la personalidad” (p. 92)

Francisco, dice Socci, está promoviendo el error de un cristianismo 'puro' (citando a Andreas Hoffer), un tipo de 'supercristianismo' que pretende ser “más bueno que hasta el mismo Jesús porque sostiene que 'ya no basta con amar al pecador.... Es necesario amar hasta el mismo pecado'." (p. 98). No sin razón el irónicamente intitulado 'Sínodo de la Familia' ha sido ampliamente denigrado como el “Sínodo contra la Familia” y [en inglés, mediante un juego de palabras] el “Sin Nod” (asentimiento al pecado) . De hecho, mientras escribo estas líneas, el mundo católico espera con temor una 'Exhortación Apostólica' de 200 páginas, que pudiera llegar a hacer lo que el Sínodo no llegó a aprobar a pesar de la descarada manipulación de Francisco y de sus feroces denuncias contra los 'rigoristas' y fariseos' de entre los Padres del Sínodo: la admisión de los adúlteros públicos a la Sagrada Comunión y una mayor 'aceptación' de aquéllos que viven en concubinato y aun a las 'uniones homosexuales'.

En suma, arguye Socci, Francisco se ha afanado en la “abolición del enemigo externo y la fabricación de un enemigo interno” ― no los Modernistas, sino los defensores de la Fe en toda su integridad, de quienes Francisco habitualmente se mofa y ridiculiza como 'rigoristas' y 'fundamentalistas' (p. 99). Soccí denuncia que en medio de la 'dictadura del relativismo' que lamentaba Benedicto XVI, que “ahora se ha consolidado en Occidente,” los católicos que se le oponen son apaleados y marginados desde la cima más alta de la Iglesia: por Usted [énfasis añadido aquí y en el resto el artículo]

Sin embargo, con la Iglesia encarando un giro de carácter apocalíptico en el campo de lo espiritual, a Francisco se le ocurre publicar una encíclica sobre ecología, que aborda “la separación de los desperdicios y el abuso de las botellas de plástico y de los aparatos de aire acondicionado.” Socci pregunta; “¿Está Usted seguro de que ésta es la respuesta que el Vicario de Cristo debe dar a una crisis espiritual verdaderamente apocalíptica...?"

Socci exhibe una lista de detalles para su denuncia, bajo una serie de encabezados que representan diversos aspectos del programa Bergogliano.


Confusión Bergogliana

Bajo el encabezado 'Confusión', Socci hace notar la naturaleza sin precedentes del 'Jubileo de la Misericordia,' "el primer jubileo en la Historia de la Iglesia que no incluye la memoria de la vida terrena de Jesús... [y] celebra solamente un acontecimiento de la Iglesia: los cincuenta años desde el Concilio Vaticano Segundo." (p. 108).

La misericordia, dice Socci, “no fue inventada en el 2013,” pero este suceso ― con sus miles de “puertas de la misericordia” y sin requisitos claros para la obtención de indulgencia plenaria, parece insinuar (citando a Sandro Magister) “la cancelación total del pecado, ya sin señal alguna de la remisión de la pena consecuente. La palabra 'pena' es otra de las palabras que se han desvanecido" (p. 113). Hasta el llamado al arrepentimiento y a la conversión es “hecha a un lado porque Usted ― como lo ha dicho públicamente ― no quiere convertir a nadie y considera el proselitismo una insensatez.”

Socci cita la homilía de Francisco del 8 de diciembre del 2015, en la cual declara que es malo afirmar acerca de Dios “que los pecadores son condenados por Su Juicio, sin preferir decir, en vez de eso, que son perdonados por su misericordia.” La impresión es que Dios “ha perdonado todo 'a priori' y que ni siquiera es necesario enmendar la vida de uno.” Socci observa que Nuestro Señor Mismo lamentaba este 'terrible auto-engaño' en una locución interior narrada por Santa Brígida de Suecia, en la cual Él le dice que la fundamentación de la Iglesia en la Fe ha sido minada porque “todos creen en mí y predican la misericordia, pero nadie predica y cree que Yo Soy el juez justo... Yo no dejaré el menor pecado sin castigo, ni el menor bien sin recompensa.”

Socci pregunta: “Pero ¿por qué ha tomado este giro su pontificado?” El resto de la carta abierta presenta la evidencia de lo que considera que es la respuesta a esa pregunta, y esta respuesta no podría ser más explosiva:

“...en vez de combatir los errores (y algunos de los que yerran) se ha puesto Usted a combatir la Iglesia... Le recordaría que la Iglesia es la esposa de Cristo por la cual Él fue crucificado, y el siervo que ha recibido del Rey la encomienda de defender pro tempore a Su esposa no puede humillarla en la plaza pública, tratándola como un niño malcriado... Es necesario arrodillarse ante el Señor, no ante la prensa.” (pp. 119-120)

Sínodo de Subversión.

Bajo el encabezado 'Subversión', Socci dirige su mira hacia el tempestuoso Sínodo, que correctamente describe como “un ataque mortal a la familia y al sacramento de la Eucaristía, que fue sistemáticamente ... llevado a cabo por la cúspide Vaticana”, “auxiliado con el derrocamiento del Magisterio Perenne de la Iglesia a lo largo de dos años” y fue “promovido por aquél que debiera ser el custodio y defensor de esa enseñanza” (p. 126).

Socci cita la observación hecha por el Cardenal Pell, de que el Sínodo había sido una 'guerra teológica' en la cual la indisolubilidad del matrimonio era como una bandera a ser capturada en la “batalla entre lo que queda del cristianismo en Europa y un neopaganismo agresivo. Todos los adversarios del cristianismo quieren que la Iglesia capitule en este punto.”

Pero, sigue escribiendo Socci, en tanto que Francisco “debería haber encabezado la resistencia contra las fuerzas que buscaban la capitulación de la Iglesia, en vez de ello todo mundo, cada vez con mayor evidencia y fuerza ― lo vio encabezar la facción revolucionaria” (pp. 126-127). Así, Ross Douthat, del New York Times, pudo escribir: "en este momento, el primer conspirador es el propio Papa." "No es de extrañarse, observa Socci con disgusto, que la revista Newsweek haya publicado un artículo de portada, intitulado '¿Es católico el Papa?' ― pregunta que nunca antes había sido planteada acerca de sus predecesores y ningún católico se hubiera jamás planteado, pero con Usted estamos ante un Papa que, como lo reportó un notorio diario laicista [La Repubblica], declaró literalmente ´No existe un Dios católico'.” En la misma línea, The American Spectator pintó a Francisco “sentado encima de una bola de demolición que reducía a polvo un edificio” [la torre de una iglesia] (p. 124)


¿Un Papa meteorólogo?

Bajo el encabezado 'Obsesión con el Clima' Socci contrasta la declinación apocalíptica de la fe y la moral en todo el Occidente con la obsesión inexplicable de este Papa por un supuesto 'apocalipsis climático.' La pregunta de Socci es devastadora; “En verdad necesita la Iglesia de un Papa climatológo y meteorólogo?” (p. 131). Observando que no hay “certeza científica que pruebe indisputablemente que hoy haya un cambio catastrófico en el clima y que eso sea imputable a la actividad humana” Socci declara:

“Sin embargo, Usted, Santo Padre, que siempre se mantiene frío y ajeno con relación al dogma de la Iglesia, se ha casado sin cuestionarlos con absurdos dogmas ecológicos... haciendo una profesión de fe, esculpida en roca, en esa absurda ideología climática...Es impropio y ridículo que un Papa haga del clima y del medio ambiente (a cuyo tema dedicó la primera encíclica que escribió) el núcleo de su predicación... El Señor nunca dijo 'Conviértanse y crean en el calentamiento global', sino: 'Conviértanse y crean en el Evangelio.' Y nunca ordenó 'Segreguen su basura', sino 'Vayan y bauticen a todas las naciones'.” (p.134)

La escaldante conclusión de Socci (citando una editorial escrita por Riccardo Casciolo) es que “Uno tiene la impresión de que el mensaje fundamental de la Iglesia ha cambiado: 'De salvadora de los hombres a salvadora del planeta'.”

Leones y Tigres y Osos

Bajo el encabezado 'Exhibición Preocupante', Socci denuncia "la disparatada y escandalosa exhibición de luces proyectada en la fachada de [la Basílica de] San Pedro, nada menos que el día de la Inmaculada Concepción. Con el título Fiat Lux (Hágase la Luz) la exhibición fue una burlona afrenta y una parodia del Evangelio en el cual la expresión indica el acto del Creador y luego identifica la Luz con Cristo que ha venido a iluminar la obscuridad.”

Repleta de figuras de animales pero desprovista de siquiera un indicio de simbolismo cristiano, este espectáculo representa una total inversión del mensaje del Evangelio: “el mundo proyecta su luz sobre la Iglesia que está inmersa en la obscuridad. Y en ese espectáculo la Iglesia recibe la luz del mundo” (p. 138). Y mientras las imágenes del mundo eran proyectadas sobre la basílica que se yergue en el corazón de la Iglesia, la luz sobre el nacimiento que estaba colocado en la Plaza de San Pedro, fue apagada porque “la luz del niño Jesús no debe nunca perturbar la escenificación de la nueva religión ecológica.” (p. 139)

Aquí Socci cita un sorprendentemente apropiado pasaje de las Escrituras, de la Epístola [de San Pablo] a los Romanos: “Profesando ser sabios, se hicieron necios y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles (Rom 1:22:23).” Y todavía otra evaluación devastadora más es lanzada a los pies de Francisco.

“Pero sobre todo, Padre Bergoglio [una referencia al gusto del Papa por presentarse a sí mismo de esa manera] ¿cómo es posible que no se dé cuenta ni señale otras emergencias que aquéllas del clima; ni siquiera con la misma insistencia? ¿La apostasía de pueblos enteros, de la fe en el verdadero Dios no es un drama que amerite sus llamados más ardientes? ¿La guerra contra la familia y contra la vida? ¿El abandono de Cristo y la masacre de comunidades cristianas? Parece ser que solamente el medio ambiente y otros temas de la religión de corrección política ameritan la pasión de Usted."

“Un gran intelectual francés, Alain Finkielkraut, lo ha descrito a Usted como el 'Supremo Pontífice del mundo de ideología periodística.' ¿Está él equivocado? ¿Exagera?"

“En efecto, en la Iglesia 'de Usted' parece ser que los temas de separación de la basura y del reciclado tienen precedencia sobre la tragedia de pueblos enteros que, a la vuelta de pocos años han abandonado la fe. Usted suena la alarma por el 'calentamiento global' cuando durante dos milenios la Iglesia lo había venido haciendo por el fuego del Infierno.” (p. 142)

De aquí, Socci se embarca en una exposición del Mensaje de Fátima y precisamente de sus admoniciones sobre la pérdida de las almas en el Infierno por toda la eternidad. La Señora de Fátima, escribe él, “no presentó los cálculos de los ambientalistas sobre el clima del planeta, sino hizo que los pequeños niños vieran el fuego eterno del Infierno, y les dijo con tristeza: 'Han visto el Infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios desea establecer la devoción del mundo a mi Corazón Inmaculado. Muchas almas van al infierno porque no tienen a nadie que rece y haga sacrificios por ellos.' ”

Ésta, sigue diciendo Socci, “es la verdadera tragedia, Santo Padre, la perdición eterna de multitudes. No ― si me lo permite ― la pérdida de la biodiversidad, o por lo menos no para nosotros los cristianos. Sin embargo, Usted nunca habla de ello. Más bien, a veces casi induce Usted a la creencia de que todo mundo será salvado porque 'Dios no condena'.” (pp. 142-143).

Resumiendo su indisimulado desdén por la preocupación del Papa por el calentamiento global en vez de por el fuego eterno, del cual Nuestra Señora vino a advertir al mundo en Fátima, Socci escribe:

“Ante la catástrofe espiritual de la perdición eterna de multitudes, que indujo a la madre de Dios a venir seriamente a la Tierra, encuentro francamente incomprensible que se preocupe en su mayor parte ― como lo hizo en su encíclica Laudato si ― de la biodiversidad, la suerte de los gusanos y los pequeños reptiles, de los lagos, y del abuso de las botellas de plástico y del aire acondicionado.” (p. 148)

(Continuará)