lunes, 30 de agosto de 2021

Hambruna y Genocidio

 Hambruna y Genocidio igual a ganancias

por Deanna Spingola

Tomado de: https://www.spingola.com/Famine1.html
Traducido del inglés por Roberto Hope


Es significativo que los políticos y los medios de comunicación ocultan los genocidios masivos de ciertas poblaciones, en tanto que los políticos de los países que ganan una guerra en particular, y sus cómplices en los medios, publicitan y hasta llegan a institucionalizar por conveniencia política y para generar compasión, favoritismos, desagravios, y la desaparición de algunos grupos étnicos. Conjuntamente con el genocidio masivo de poblaciones en sus colonias, Inglaterra tiene una larga historia de explotar los recursos naturales de éstas, en tanto que las calculadas políticas de esa nación han provocado hambrunas mortales.

Comenzando a fines de los años 1750s, la Compañía Británica de la India Oriental gobernaba la nación de Bengala. La hambruna de Bengala (1769 y 1773) redujo la población en unos 10 millones estimadamente. Las políticas de la Compañía Británica de la India Oriental exacerbó una hambruna relacionada con el clima. La compañía deseaba aumentar sus utilidades al máximo, y apropiarse de más tierras. La producción y distribución de la amapola, el cultivo comercial más redituable, reemplazó los cultivos esenciales de alimentos en Bengala, y provocó la muerte de hambre de los residentes indígenas. Desde 1757 hasta 1947, bajo dominio británico, el ingreso per cápita de la India permaneció estáticamente bajo. Inglaterra ha explotado por completo a la India, una de sus posesiones más redituables, que decayó para convertirse en un país del tercer mundo como muchas naciones africanas, las Islas del Caribe, y otras áreas ricas en recursos. Los imperialistas, por su avaricia, convierten a los países en países del tercer mundo. No es que estos países carecieran de riquezas geográficas adecuadas. Más bien, no pudieron defenderse contra las prácticas despóticas de una clase local elite y de sus avariciosos amos colonizadores.

En 1821, Inglaterra adoptó el patrón oro, y obligó a otros países a seguir su ejemplo: Después de la primera guerra de independencia de la India en 1857, diez millones de personas murieron de pobreza en los siguientes diez años. Enormes cantidades de plata desmonetizada inundaron el mercado mundial, que deliberadamente devaluaron la moneda de la India y de China. Entre 1873 y 1895, bajo el control británico y el nuevo patrón oro, la rupia de plata de la India perdió un tercio de su valor. La devaluación de la plata destruyó los ahorros de los campesinos e impuso un sistema de crédito y usura. El inequitativo sistema fiscal británico y la desvergonzada apropiación de recursos, despojó a la India de la mayor parte de sus recursos durante dos siglos. Los ingleses descuidaron el mantenimiento de la infraestructura de la India, incluso de la esencial irrigación. Los agricultores de la India se vieron obligados a producir cultivos comerciales como la amapola, exclusivamente para exportación, lo cual creó privaciones en las economías locales.

En 1876, una sequía producida por El Niño asoló la planicie Deccan en la India, pero los agricultores habían producido un superávit neto de arroz y trigo en la temporada anterior. Sin embargo, Lord Robert Bulwer-Lytton, el virrey local, exigió que los agricultores exportaran los cereales a Inglaterra. En 1877 y 1878, durante la hambruna, los comerciantes de granos exportaron 6.4 quintales de trigo. Cuando los campesinos comenzaron a morir de hambre, no había organizaciones caritativas que pudieran donar alimentos o, como en el caso de la Hambruna de Siete Años en Irlanda (1845 - 1852), los campesinos fueron forzados a emigrar a otras partes como mano de obra barata. Los funcionarios en la India de hecho desalentaban la ayuda. Las elites promulgaron legislación, la Ley Contra las Aportaciones Caritativas, que hacía ilegales los donativos privados bajo pena de encarcelamiento. Las elites británicas alentaban a los campesinos a buscar empleo en las zonas urbanas. El gobierno estableció campos para trabajadores, pero la mayoría de los campesinos, muriéndose de hambre, estaban físicamente incapacitados para trabajar. Los internos en los campos de trabajadores subsistían con exiguas cantidades de alimento, y la mayoría estaba en un estado avanzado de inanición. [i]

En 1877, la mortandad mensual en los campos para trabajadores alcanzó una tasa anual de mortandad del 94%. La hambruna afectó a Bombay y a Madras, un total de 138,911 millas cuadradas. Los británicos fueron responsables de la increíblemente dolorosa y cruel muerte por hambre de 26,897,971 almas, un genocidio deliberado, del cual escasamente, si acaso, oímos hablar.

Durante la misma época, Oudh y Punjab, provincias noroccidentales de la India, habían también logrado cosechas abundantes en los tres años anteriores. No obstante, debido a las políticas de exportación británicas, por lo menos otro millón y cuarto murió de hambre. Debido a que los ingleses controlaban tanto el sistema educativo y los medios de comunicación de la India, los detalles de este genocidio deliberado también son relativamente desconocidos. La India, en un tiempo todavía más productiva y adelantada que los Estados Unidos, ha sufrido tremendamente bajo el imperialismo inglés. El sudor y sangre de la India financió la economía y las guerras inglesas. Los hindús en la India experimentaron la misma hambruna catastrófica, de efectos duraderos, como la que sufrieron los budistas en China y los católicos en Irlanda – en todos los casos causadas por el mismo culpable, constituido en una guerra económica en la que los ingleses no tuvieron que disparar un solo tiro.

Los ingleses, movidos por el amor al lucro de los banqueros internacionales, habían seguido las mismas atroces políticas de exportación, arrendamiento e imposición fiscal, en Irlanda, donde más de cinco millones de personas murieron de hambre, y miles más se vieron forzados a emigrar para conseguir empleo con salarios de esclavo y habitaciones infestadas de ratas en Manhattan, en edificios propiedad de la familia Astor. Esto no era una opción para los ciudadanos de la India, cuya etnicidad hacía menos probable que pudieran integrarse a un entorno anglo-americano.

A pesar de la desesperada situación, la hambruna y la inanición, el gobierno británico lanzó una campaña militar para recaudar impuestos atrasados de los hambrientos residentes de la India. Confiscaron los pocos recursos que los ciudadanos todavía poseían, a fin de emplearlos en su ofensiva militar contra Afghanistán en 1878, su segunda invasión – la primera había ocurrido en 1842. En 1878, Inglaterra exigió que el gobierno afgano aceptara una misión diplomática británica. Los afganos se rehusaron, por lo que Inglaterra emprendió una guerra a finales de 1878.

Durante otra hambruna más, de 1899 a 1890, aproximadamente 143,500 residentes de Behar murieron de hambre, al mismo tiempo que la provincia exportaba decenas de miles de pacas de algodón, y 747,000 fanegas de cereales.

Los Bolcheviques, respaldados por banqueros, invadieron Ucrania y sometieron al país bajo su control en marzo de 1921. De acuerdo con tratados firmados en París, todas las nuevas naciones estaban obligadas a firmar acuerdos de derechos de las minorías como condición para ser reconocidas diplomáticamente, lo cual aplicaba también a Rusia, recientemente reorganizada bajo el dominio de los rufianes soviéticos. Ucrania, el granero de Europa, era el hogar de agricultores tradicionales, ucranianos étnicos y germanos del Volga, que todavía eran propietarios y cultivaban la tierra. Los germanos del Volga se habían establecido en Rusia antes de 1775, a invitación del gobierno. Los germanos cultivaban centeno, girasol (para extracción de aceite), papas, mijo, avena y cebada – ambas estas últimas usadas principalmente para forraje de animales – cáñamo y lino. No usaban fertilizantes comerciales, y aplicaban una rotación de cultivos de tres a cuatro años. Cada colonia tenía amplios campos alrededor suyo, que les suministraba suficiente alimento para todos.

Casi inmediatamente después de su invasión, los bolcheviques tomaron medidas para confiscar los alimentos y hacer morir de hambre a la población. De una carta fechada el 4 de julio de 1921, un germano del Volga escribe: "Ahora quiero decirte como están las cosas aquí en mi casa. La situación está muy difícil. No hemos tenido pan durante todo el verano. No hemos tenido nada de harina de trigo. Hemos tenido que cocinar con desechos. El verano ha estado muy mal. Mucha gente no ha recibido nada de semilla. Mucha gente está muriéndose de hambre y muchos ya han muerto de inanición ... Papá quiere que le escribas de cuándo en cuándo... Escribe si podemos irnos para allá. Aquí está muy difícil poder sobrevivir." [iii] Stalin había impuesto el Primer Plan Quinquenal el 5 de enero de 1930, que implantaba la conmutación de una agricultura independiente por una colectivizada. Compañías americanas, con el conocimiento y beneplácito del gobierno de los Estados Unidos, participaron en el desarrollo del Primer Plan Quinquenal de Rusia. [iv]

Después de la liberación de unos veintitrés millones de siervos por el Zar Alejandro II, muchos de ellos obtuvieron título de propiedad sobre su tierra, lo cual aceleró la producción agrícola. Sin embargo, cuando el nuevo sistema de Stalin entró en plena operación, entre febrero y marzo de 1930, el número de granjas colectivas creció de 59,400 con 4,400,000 familias a 110,200 con 14,300,000 familias. El gobierno confiscó la tierra de los campesinos que se resistían a la colectivización y, o los asesinaba, o los exilaba a zonas remotas. La gente se refiere a este programa de purificación étnica como la "liquidación de los kulaks", proceso que afectó a cinco millones de familias kulaks. En vez de ceder sus rebaños a las granjas colectivas del estado, muchos campesinos los mataban, en tanto que las políticas del estado redujeron el número de cabezas de ganado bovino de 30.7 millones en 1928 a 19.6 millones en 1933. Durante el mismo período, (1928-1933) el número de borregos y cabras cayó de 146.7 millones a 50.2 millones, el de puercos de 26 a 12.1 millones, y el de caballos de 33.5 a 16.6 millones. La actividad del Estado perturbó la temporada de siembra de 1930 y de los años posteriores, cosa que redujo la producción de alimentos de manera dramática. El gobierno, como lo había hecho Inglaterra en Irlanda y en la India, insistió en confiscar los alimentos a la población rural para poder sustentar a la población urbana. Con alimentos insuficientes, los campesinos morían de hambre. [v]

El plan exigía una reducción masiva en la población de ganado en Ucrania. Los funcionarios soviéticos llevaron a cabo la muerte sistemática por inanición de las anteriormente autosuficientes almas que se oponían al colectivismo, luego de la confiscación autorizada de todos sus cereales y ganado, de su provisión personal y de la provisión nacional. Por lo menos el 25% de los ucranianos murieron de hambre durante esta hambruna orquestada. Cálculos conservadores indican que cerca de 4,800,000 personas murieron, mientras que otros estiman el número de muertos de hambre tan alto como de diez millones. El Presidente Franklin D. Roosevelt concedió reconocimiento diplomático a los soviéticos el 16 de noviembre de 1933. En 1945, Stalin le admitió a Winston Churchill que doce millones de campesinos habían muerto de hambre durante la transición hacia una agricultura colectivizada; una catastrófica hambruna provocada por el hombre. [vi]

Luego, en 1942, en la India dominada por los ingleses, el Japón derrotó totalmente a Birmania. Los ingleses temían que los japoneses invadieran la India a través de la provincia de Bengala. Por lo tanto, el ejército inglés puso en marcha una operación de tierra arrasada cerca de la frontera con Birmania. Destruyeron los arrozales en algunos de los distritos costeros, confiscaron todas las lanchas pesqueras, los vehículos de motor, las carretas, y hasta los elefantes, a fin de impedir que los japoneses pudieran tomar posesión de ellos si trataran de atravesar Bengala para llegar a la India. El ejército no se molestó en compensar a los residentes por los transportes que les habían confiscado, ni de distribuirles raciones alimenticias para reponer lo que les habían destruido, ni de proveerles de pescado, el cual podrían haber sacado si no les hubieran confiscado sus lanchas. Bengala, no obstante que podría haber producido lo suficiente para satisfacer sus necesidades, se volvió dependiente del arroz importado de la Indochina Francesa, de Tailandia y de Birmania, zona también devastada por la guerra. [vii] Los ingleses todavía exportaron el arroz restante por el afán de sacar ganancias.

Bengala es donde se encuentra el mayor delta de río en todo el mundo, y los botes son esenciales para la distribución de granos alimenticios. Debido a las atroces políticas británicas, 30,000 familias dejaron de poder obtener alimentos. Los militares británicos por fin reubicaron a algunas de ellas, con el fin de mitigar la situación. Sin embargo, el insuficiente abasto de alimento por toda la zona escaló a una situación muy grave y, para enero de 1943, el Times de Nueva York y la revista Time publicaron que, hombres, mujeres y niños, estaban muriéndose de hambre luego de que los funcionarios ingleses los habían reubicado por la fuerza a las calles de Calcutta. No fue hasta el 11 de enero de 1943 cuando Londres reconoció que sus políticas habían producido la extrema escasez de alimentos en la India. Ahora la India se hizo dependiente de las importaciones. No obstante, Churchill, el Primer Ministro, redujo el transporte al Océano Índico en un sesenta porciento, a pesar de las advertencias del Ministro de Transporte de Guerra, de que tal acción habría de afectar grandemente el comercio marítimo de la India y de los países adyacentes. [viii]

Muriéndose de hambre, los refugiados siguieron volcándose en Calcutta durante la monstruosa hambruna infligida por los ingleses. El novelista indio Bhabhani Bhattacharya atestigua el hecho de que esta gente hambrienta no pedía arroz, estaba tan increíblemente desesperada, que pedía fanna, el agua de desecho de la preparación del arroz. Las calles de Calcutta, al día de hoy, están abarrotados de gente que vive en una pobreza desgraciada atribuible al imperialismo británico, sus agentes locales, y su codicia insaciable, sin consideración a la población india de hombres, mujeres y niños. Durante la hambruna Bengalí, hombres y mujeres se peleaban entre sí por la basura, tratando de encontrar algún alimento ahí. La gente comía raíces, ramitas y hojas, para tratar de sobrevivir. Mientras tanto, la gente, que creía que la hambruna había sido impuesta por Dios, no se percataba de que gente apegada al dinero, como Samarendra Basu, vendía arroz a precios inalcanzablemente altos. Muchas mujeres con frecuencia recurrían a la prostitución para poder alimentar a sus familias. Es interesante enterarse de que la UNESCO verificó que, de 128 países donde vivían judíos antes de que se creara Israel, solamente la India permitía a los judíos prosperar y practicar su judaísmo. [ix]

La situación de la alimentación en la India era peligrosa. El Consejo de Economía de Guerra publicó un documento en julio de 1943, 'Problemas de Agricultura y Alimentación en la India', que predecía una hambruna y "cientos de miles de muertes por inanición." El 25 de agosto de 1943, el Times de Nueva York publicó un mensaje enviado por cable, del alcalde de Calcutta al alcalde de Nueva York y al Presidente Roosevelt: "Una aguda angustia prevalece en la Ciudad de Calcutta y en la provincia de Bengala, debida a la escasez de productos alimenticios. Toda la población está siendo desvitalizada, y cientos de personas están muriendo de inanición. Apelo a Ustedes y al Sr. Churchill, a nombre de la humanidad hambrienta, que organicen el inmediato embarque de granos alimenticios de América, Australia y otros países [x]

La censura británica en la India eliminaba palabras perturbadoras, como inanición, cadáveres, y hambruna, de los reportajes noticiosos de corresponsales americanos en la India. No obstante eso, para septiembre de 1943, artículos publicados en periódicos americanos informaban de las condiciones miserables de la gente en Calcutta y en las áreas rurales. Para octubre, comedores para pobres trataron de alimentar a 60,000 personas de una creciente horda de gente empobrecida y hambreada. En septiembre, Churchill y Roosevelt se reunieron para correlacionar sus estrategias militares y los requerimientos logísticos de los soldados aliados. Las crónicas no hacen mención de discusión alguna sobre la hambruna en la India. Sin embargo, el Departamento de Estado recibía informes regulares sobre la desesperada tragedia de una severa inanición masiva en la India. Sin embargo, Churchill y Roosevelt estaban mucho más interesados en la invasión de Italia por los aliados. [xi]

Churchill y Roosevelt, ambos posiblemente psicópatas, dada su aparente falta de empatía por las masas hambrientas de la India, se concentraban en hacer llegar provisiones adecuadas a las tropas aliadas en Europa y dar asistencia alimenticia a la Unión Soviética. La población india evidentemente carecía de importancia para ellos; era lo que actualmente llamamos daño colateral. En octubre de 1943, con ninguna palabra sobre la extendida hambruna de Bengala, el Vice Presidente Henry Wallace, masón, habló ante la Conferencia Nacional de Alimentos para los Consumidores reunida en Cleveland. Y dijo así: "Mientras más sean los alimentos que podamos poner en los estómagos rusos, más será la sangre americana que se habrá evitado derramar." [xii]

En noviembre de 1943, el Presidente Roosevelt invitó a delegados de cuarenta y cuatro países, que se reunieran con él en la Casa Blanca, con el fin de establecer una Administración de Rescate y Rehabilitación de las Naciones Unidas (UNRRA). Designó a Herbert H. Lehman como su director general. El objetivo de la organización era proveer de alimentos, ropa, suministros médicos, y otro tipo de asistencia a gente que buscaba su repatriación. En 1944, la agencia aceptó la responsabilidad administrativa por los campos de refugiados de  l Medio Oriente, que albergaban a unas 37,000 personas desplazadas, yugoeslavas, griegas, albanesas, e italianas, número que creció dramáticamente conforme las fuerzas aliadas avanzaban en Alemania. Por razones de insuficiencia de personal y de financiamiento en la UNRRA, el Cuartel General de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas (SHAEF) asumió esa responsabilidad para los millones de personas desplazadas y refugiados. El 25 de noviembre de 1944, las dos entidades acordaron que SHAEF dirigiría a UNRAA, la cual se concentraría en asuntos de la post-guerra. [xiii]

El congreso de los Estados Unidos aprobó legislación en febrero de 1944, para proveer de asistencia en alimentos a la India. Sin embargo, Churchill, para evadir responsabilidad y evitar que se le condenara, consistentemente alegaba que no había hambruna en Bengala y, por lo tanto, la población sufriente y hambrienta no recibió la ayuda que tan desesperadamente necesitaba. Ciertamente, los políticos estaban al tanto de tan severa situación, pero los funcionarios indios, bajo el estrecho control de Churchill, no solicitaron ayuda a la UNRRA, y no obstante eso, el gobierno indio, controlado por Inglaterra, aportó $24 millones a la UNRRA [xiv]

El 9 de febrero de 1944, el Mariscal de Campo Visconde Ravell, Virrey de la India, (1943-1947) le escribió a Churchill, pidiendo alimentos para los Bengalíes que se morían de hambre. Éste le contestó a Wavell el 15 de febrero de 1944: "Hemos dedicado una gran cantidad de reflexión a sus dificultades, pero simplemente no podemos encontrar el medio de embarcarlos. Todo está dedicado a la Operación, e hicimos nuestro propio recorte de importaciones al mínimo indispensable. El Secretario de Estado le está enviando un extenso cable. Le envío todos mis mejores deseos en medio de sus ansiedades." Wavell le envió un cable pidiéndole que reconsiderara, pero recibió la misma respuesta. [xv]

El 24 de abril de 1944, Churchill dijo que el Gobierno de Su Majestad sólo podría proveer de mayor ayuda para la situación de la India a costa de incurrir en graves dificultades en otras direcciones. Al mismo tiempo, se imponía una fuerte obligación en nosotros de reemplazar los granos que habían desaparecido en la explosión de Bombay. Era escéptico de esperar que llegara ayuda alguna de los Estados Unidos, salvo que fuera a costa de las operaciones o del programa de importaciones del Reino Unido. Al mismo tiempo, dijo que sentía gran conmiseración por el sufrimiento del pueblo en la India. [xvi] El 14 de abril había ocurrido una explosión en el puerto de Bombay cuando el carguero SS Fort Stikine, cargado con 87,000 pacas de algodón, aceite lubricante, treinta y un  embalajes de madera conteniendo oro, 50,000 toneladas de granos y arroz, y municiones, un desastre solamente esperando a que ocurriera, se incendió, explotó y se hundió. Aparentemente el incendio había empezado en el compartimento número dos. Los fragmentos resultantes hundieron otros trece barcos, en tanto que toda el área se incendió, causando lesiones a 2,500 personas, y la muerte de entre 800 y 1,300 personas más, la mayor parte de ellas civiles que habitaban los barrios bajos de la zona. Las políticas de censura indo-británicas prohibieron la divulgación del incidente hasta la segunda semana de mayo de 1944.

El 29 de abril de 1944, Churchill finalmente reconoció la hambruna de Bengala, pero jamás admitió tener responsabilidad alguna. Le preguntó a Roosevelt si los Estados Unidos podrían embarcar inmediatamente 350,000 toneladas de trigo, pero Roosevelt respondió en sentido negativo. Wavell, quien había ordenado al ejército que distribuyera provisiones de asistencia para los campesinos Bengalíes que estaban muriéndose de hambre, cuando fue nombrado Virrey quiso evitar una segunda ronda de muertes por inanición en la India. De abril de 1944 en adelante, a pesar de la situación, Roosevelt se negó a autorizar ayuda alimenticia para la India, o el uso de barcos norteamericanos disponibles, para transportar alimento a las víctimas de la hambruna en la India. Unos tres millones de personas murieron de hambre en Bangala, el muy deliberado genocidio de 1943 y 1944. [xvii]

A pesar de los desastes naturales, las políticas gubernamentales con frecuencia provocan hambrunas. Antes del gobierno colonial imperialista británico, pocas personas morían por inanición, ya que el obtener ganancias a costa del sufrimiento de otros durante períodos de hambruna siempre había sido considerado un crimen contra la humanidad (obviamente no aplicable a los británicos). Los Británicos impusieron sus propios patrones de política económica y social, financiados y fomentados por los banqueros judíos que asignan más valor al oro que a las personas, que regularmente ven como simple mercancía. Parecen ser indiferentes, aun ante niños letárgicos que están muriéndose de hambre, con sus abdómenes hinchados y sus cuerpos demacrados, cadavéricos y deshidratados, y sus ojos viendo al vacío, desmoralizados, sin esperanza pare el futuro. Los parasitarios oficiales del gobienro británico saquearon de $5 a $10 millones de millones de dólares de la India durante el período colonial, dinero que pasó a las arcas de esos banqueros, quienes son los mismos parásitos que controlan los medios de comunicación que han ocultado y siguen encubriendo el genocidio masivo que ha ocurrído durante muchas décadas alrederor del mundo.

Los Estados Unidos trataron de persuadir a los ingleses, que erigieran fábricas de aviones en la India durante la guerra (1939-1945) en vez de embarcar aviones por aguas peligrosas, vulnerables a ataques de submarinos. Sin embargo, los británicos estaban empeñados en mantener a la India como país no industrializado, dependiente de ellos. Fábricas indias independientes podrían competir con la industria británica después de la guerra. Inglaterra había ordenado la des-industrialización de la otrora pujante industria textil india, así como la destrucción de otros medios de producción, a fin de mantener a la India dependiente de ellos, y pobre, cual si fuera una plantación, perfecto mercado cautivo para la inferior mercancía británica.

Los gobiernos aliados cometieron durante la Segunda Guerra Mundial los mismos tipos de atrocidades que les atribuían a los alemanes. Los Estados Unidos, socios de Inglaterra, utilizaron tácticas de provocar hambrunas y desestabilización, en la Guerra del Golfo Pérsico (2 de agosto de 1990 a 28 de febrero de 1991), motivada por la invasión de Kuwait llevada a cabo por Irán, que la embajadora de los EEUU, April Glaspie fomentó sutilmente, provocada por mentiras sobre bebés Kuwaitíes arrebatados de sus incubadoras. El presidente George H.W. Bush, al final de la guerra, extendió las fronteras de Kuwait para que contuvieran los campos pétoleros de Rumalia, en el sur de Irak. Kuwait había sido un protectorado Inglés, en el cual tanto compañías británicas como compañías americanas tenían intereses. La guerra incrementó sus propiedades y sus ganancias. [xviii] El día anterior a la invasión, Bush aprobó la venta de $395 millones de dispositivos avanzados de transmisión de datos. Esto fue en adición a los $1.5 miles de millones de tecnología que las administraciones, tanto de Reagan como de Bush, le habían vendido a Hussein entre 1985 y 1990.

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[i] Mike Davis, Late Victorian Holocausts: El Niño Famines and the Making of the Third World, Verso Publishing, Londres, 2001, pp. 31-32
[ii] Agriculture, Norka, a German Colony in Russia, http://www.volgagermans.net/norka/agriculture.html; accesado el 7/sep/2013
[iii] Famine Letters, Norka, a German Colony in Russia, http://www.volgagermans.net/norka/famine_letters.html; accesado el 7/sep/2013
[iv] Antony C. Sutton, America’s Secret Establishment, An Introduction to the Order of Skull & Bones, Trine Day, Walterville, Oregon, 2002, p. 163
[v] Carroll Quigley, Tragedy And Hope, A History of the World in our Time, G. S. G. & Associates, Incorporated, San Pedro, California, 1975, pp. 398-399
[vi] Carroll Quigley, Tragedy And Hope, A History of the World in our Time, G. S. G. & Associates, Incorporated, San Pedro, California, 1975, pp. 398-399
[vii] Eric Markusen and David Kopf, The Holocaust and Strategic Bombing: Genocide and Total War in the Twentieth Century, Westview Press, Boulder, Colorado, 1995, pp. 108-111
[viii] Eric Markusen and David Kopf, The Holocaust and Strategic Bombing: Genocide and Total War in the Twentieth Century, Westview Press, Boulder, Colorado, 1995, pp. 108-111
[ix] Dr. Krushna Ch. Mishra, Bhabani Bhattacharya’s So Many Hungers! from the Human Rights Point of View, http://yabaluri.org/TRIVENI/CDWEB/bhabanibhattacharyassomanyhungersoct2005.htm, accesado el 11/sep/2013
[x] Eric Markusen and David Kopf, The Holocaust and Strategic Bombing: Genocide and Total War in the Twentieth Century, Westview Press, Boulder, Colorado, 1995, pp. 108-111
[xi] Eric Markusen and David Kopf, The Holocaust and Strategic Bombing: Genocide and Total War in the Twentieth Century, Westview Press, Boulder, Colorado, 1995, pp. 108-111
[xii] Eric Markusen and David Kopf, The Holocaust and Strategic Bombing: Genocide and Total War in the Twentieth Century, Westview Press, Boulder, Colorado, 1995, pp. 108-111
[xiii] Arieh J. Kochavi, Post-Holocaust Politics: Britain, the United States & Jewish Refugees, 1945-1948, University of North Carolina Press, Chapel Hill, NC., 2001, pp. 13-14
[xiv] Eric Markusen and David Kopf, The Holocaust and Strategic Bombing: Genocide and Total War in the Twentieth Century, Westview Press, Boulder, Colorado, 1995, pp. 108-111
[xv] Bengal Famine, Churchill, October 2008, http://www.mail-archive.com/churchillchat@googlegroups.com/msg00094.html
[xvi] Minuta de una reunión del Gabinete de Guerra sobre el tema de importaciones de alimentos el 24 de abril de 1944
[xvii] Eric Markusen and David Kopf, The Holocaust and Strategic Bombing: Genocide and Total War in the Twentieth Century, Westview Press, Boulder, Colorado, 1995, pp. 108-111
[xviii] Uncle Sam’s Christian Patriots, A Personal, Political and Religious Discussion of September the 11th,
War and Peace, and Freedom and Oppression by Glen Stanish, Tate Publishing, Mustang, Oklahoma, 2006, p.

miércoles, 18 de agosto de 2021

Determinismo y negación de la libertad

Determinados a negarle a usted su libertad


por Peter A. Kwasniewski

Tomado de Catholic Answers

Traducido del inglés por Roberto Hope

"Determinismo" no es una palabra de todos los días, pero sufrimos diariamente los efectos de esta perspectiva filosófica — usualmente eso sucede en los supuestos tácitos del periodismo científico popular y en las críticas a la religión. Es útil estar conscientes de lo que implica esta forma de ver las cosas y de por qué es insostenible,

En su sentido más general, el determinismo podría ser descrito como la teoría que dice que la historia del mundo — todos los acontecimientos y el orden de su ocurrencia — está fijo y es unitario. En otras palabras, hay solamente una única historia posible del mundo hasta el más mínimo detalle. Hay varias clases de determinismo: el determinismo lógico, el determinismo teológico, el determinismo biológico, el determinismo científico. En este artículo me concentraré en éste último, que es el más conocido.

El determinismo científico brota de una creencia de que la ciencia moderna, particularmente la física, ha comprobado con éxito que la realidad es material, y que opera de acuerdo con leyes fijas de acción y de reacción. Es la postura filosófica de que todo acontecimiento, cualquiera que sea su tipo, es enteramente explicable (y consecuentemente predecible, en principio), por una cadena preexistente de acontecimientos físicos que lo hace necesario.

En un mundo en donde la ciencia ha sido elevada al estado de una cuasi-religión, y sus divulgadores a la categoría de sumos sacerdotes, habremos de encontrar gente que ocupa este cargo. Vale observar que la actitud o estructura mental que subyace esto, arremete contra la raíz de la religión como tal, impidiendo las conversaciones de cualquier cosa — de Dios y del alma humana, de Cristo y de la Iglesia, del pecado y de la gracia, aun del bien y del mal —  que no sea simplemente empírico o susceptible a ser sometido a análisis de laboratorio.

La Ciencia lo Explica Todo . . .

Esta forma de ver las cosas halló su expresión rudimentaria en los escritos de René Descartes, Francis Bacon, Galileo Galilei, Isaac Newton y sus contemporáneos, pero alcanzó su consistencia dogmática con el cínico materialismo de Thomas Hobbes, de Julien Offray de la Mettrie, de Voltaire, y del Barón Paul-Henri d'Holbach. Estos escritores inflaron el alcance de las ciencias físicas y argumentaron que la física experimental era el modelo para una explicación completa de la realidad. Más adelante, la teoría de Charles Darwin fue alimento de esta poderosa corriente. Su descripción pagana de la diversidad biológica se vio bien adaptada para integrarse en una más extensa filosofía de determinismo científico. El rápido y espectacular avance de la tecnología engendrada del matrimonio de la física moderna con el capitalismo, parecía confirmar fuera de toda duda, la mentalidad materialista que yace detrás de ambos. 

Dado que la gente hoy en día se ha más o menos habituado a aceptar el determinismo científico como un hecho, por obra de libos de texto, profesores y medios noticiosos, el apologista debería comenzar por explicar que esa postura es esencialmente una creencia o dogma. No puede deducirse de conocimoentos empíricos, que siempre han de ser imperfectos (ningún científico se atrevería a argüir que conoce o podría conocer todas las 'leyes de la naturaleza' ni todos los datos necesarios para predecir los aconteciminentos futuros). No puede considerarse evidente en sí misma porque contradice la experiencia de libertad, que tiene mayor peso que cualquie teoría. Quien plantee el determinismo como una explicación universal lo hace a priori; o sea cual si fuera un axioma, y sin evidencia suficiente. La ciencia empírica nunca puede ir más allá de los límites de lo mensurable u observable y, como consecuencia, está simplemente descalificada para emitir juicios sobre la existencia o inexistencia de nada que caiga fuera de su limitado campo.

... O Quizás No

Consideremos estos siete casos donde el determinismo científico fracasa;

No tiene sentido hablar de 'leyes de la naturaleza' universales a menos que éstas hayan sido instituidas por un legislador. La materia, como tal, no es capaz de darse leyes de comportamiento a sí misma. Esto significa que las cosas materiales no son la fuente de esas leyes; más bien, presuponen la existencia de leyes cuando actúan y reaccionan de una manera inteligible.

Además ¿cómo alcanzaron su existencia las cosas materiales, no meramente como materia, sino como materia que funciona dentro de un sistema que conduce a la formación de estructuras estables y ordenadas? ¿'Saben' los átomos misteriosamente a dónde dirigirse con el fin de formar una cierta molécula dentro de un cierto tipo de organismo?

Los materialistas darán, por supuesto, respuestas elaboradas acerca de cómo un sistema da lugar a otro y cómo resulta que este entorno sucede ser el apropiado para producir esa reacción o resultado. Pero oculto dentro de ese lenguaje complicado subsiste el mismo problema de esquivar la pregunta. Presuponen aquello que debe ser demostrado.

Un animal viviente (o uno de sus órganos) es obvia y radicalmente diferente de un animal muerto (u órgano muerto) aun cuando las sustancias materiales de que está hecho parecen ser las mismas. Por lo tanto, algún principio destinto y más grande que las partes materiales que lo constituyen debe existir para explicar la vida del animal vivo. Este principio, según la tradición occidental, es el alma. Tanto Aristóteles como Santo Tomás de Aquino enseñan que las plantas, los animales y las personas humanas son seres animados (de ánima, alma). Es el alma de cada organismo la que le aporta su naturaleza distintiva y controla sus acciones. La presencia de un alma en los seres vivos atestigua contra el materialismo que comúnmente acompaña al determinismo científico.

El intelecto humano tiene un poder singular. Es capaz de conocer simultáneamente cosas que son mutuamente excluyentes. Por ejemplo, calor y frío son propiedades de un cuerpo (objeto físico) y no pueden existir al mismo tiempo en el mismo respecto; un cuerpo puede estar ya sea caliente o ya sea frío, pero no puede al mismo tiempo estar perfectamente caliente y perfectamente frío. El intelecto, sin embargo, en conocer el calor también conoce el frío y, de hecho, conoce el uno en, y a través del, otro. La mente de usted puede ser toda fria y toda caliente ya que usted es capaz de captar al mismo tiempo estos opuestos. Más que eso, el intelecto concibe lo caliente y lo frío, que son más que grados pertenecientes a un cuerpo — son esencias, Estas reflexiones ayudan a demostrar que el intelecto no es un cuerpo, pues algo es visto como cierto de él que no puede ser cierto de cuerpo alguno en absoluto.

Ahora bien, debido a que el intelecto tiene un poder sobre opuestos o contrarios que ningún órgano físico tiene, y porque adquiere un conocimiento de cosas universales que quedan fuera del alcance del poder de cualquier sentido, el intelecto debe de ser inmaterial. Dado que la materia es la propia causa de que una cosa sea corruptible (o sea, capaz de descomponerse o desintegrarse) el intelecto en sí mismo es incorruptible — nunca se descompondrá y desintegrará. Consecuentemente, el alma del hombre, en la medida que es intelecto, es inmortal. Lo que es más, el alma no está sujeta a oposición de, o coerción por, causas materiales. En otras palabras, ningún cuerpo puede hacerle a usted cambiar su parecer, a menos que su mente cambie por sí misma. Ésta es una poderosa indicación de que el intelecto (o mejor dicho, el alma intelectual, que incluye la libre voluntad), tiene sus pies puestos en el mundo material por medio de las potencias de los sentidos, pero mantiene su cabeza en alto en un mundo espiritual donde lo que está en juego son la verdad y la falsedad, el bien y el mal.

El argumento determinista de que la libre volntad es una ilusión se contrapone con nuestra conciencia firme e inmediata sobre las acciones morales.  Socava el elogio y el culpar, el premio y el castigo y la práctica de la justicia que da a cada quien lo que merece. Si el hombre no es la causa libre de sus acciones, cómo puede ser elogiado por defender a su familia contra un crimen o ser castigado por asesinar a otro ser humano como él? Toda la vida social y toda juriprudencia se funda en el hecho de la libertad moral, que conocemos con mayor certidumbre que la que nos ordena cualquier hipótesis científica. Algunas personas usan la expresión 'conocimiento pre-científico' para referirse a la experiencia fundamental del mundo natural y de nosotros mismos, que no solamente debe venir por delante, sino que debe dominar la interpretación de todo conocimiento subsecuente. Algunas teorías científicas hacen recordar al hombre subido en una escalera aserrando los peldaños que lo soportan o al equilibrista listo para cortar la cuerda en que está parado.

Nada es causa a menos de que tenga el poder de causar. Ninguna cosa física se da a sí misma el poder de causar, sino que recibe este poder de algo más. Además, ninguna cosa física es la causal de su propio ser, sino que existe como resultado de seres anteriores. Así, para cada causa debe uno buscar la fuente de su causalidad; para cada ser, uno debe buscar la causa de su existencia. Si no hubiera antes de todas las causas un origen no físico del poder de causalidad, entonces nada podría siquiera comenzar a causar y de hecho nada podría ocurrir. Las causas posteriores dependen de las causas anteriores; si no hay, antes de la existencia de todas las cosas físicas, un origen no físico de su existencia, entonces nada existiría — todo lo cual es absurdo. La existencia y la causalidad de las cosas materiales dependen completamente, por lo tanto, de una causa incausada perfectamente inmaterial tanto de su existencia como de su movimiento — específicamente, Dios. Más que prescindir de Dios, el determinismo científico no tiene ningún sentido para nada sin asumir implícitamente su existencia o más bien sin transferir los atributos divinos arbitrariamente a la materia y al azar.

Quien expone el determinismo científico es culpable de una dramática inconsistencia entre su pensamiento y su vida. Su dogma le dice que no es libre, que no es responsable de sus actos, y de manera semejante, que nadie más es libre ni responsable; sin embargo, en su vida se comporta como una persona libre frente a otras personas libres; exige deberes de sí mismo y de otros, y manifiesta misericordia o demanda justicia cuando se ha provocado un daño. Su dogma le dice que su mujer e hijos son basicemente autómatas; sin embargo, si es un buen hombre los ama y jamás podría pensar que la relación singular que tiene con ellos — las experiencias que han compartido, como cuando conoció a la que habría ser su esposa, su matrimonio con ella, la educación de sus hijos — no son más que átomos que desfilan sin propósito alguno.

Si alguien afirma que el determinismo es verídico ¿ha logrado comprender algo verídico sobre la realidad en conjunto? De ser así ¿cómo puede esta verdad, que es universal, carente de armonía, e independiente de todos los sucesos particulares, ser meramente un efecto de causas materiales? Se llega a un campo ya no sujeto a — y de hecho enteramente fuera de — la estricta cadena de causas y efectos físicos a la cual la teoría apela. En el mundo del determinista no queda espacio para la verdad en sí misma; quien dice 'el determinismo es verídico' se refuta a sí mismo por su propio acto de hablar.

No obstante, el apologista debe tener presente que el determinismo, como dogma cuasi-religioso, al que se aferran apasionada y tercamente sus adeptos, quienes casi siempre tienen ya predeterminado, por así decirlo, el resultado de su disputa antes de que siquiera la discusión se ponga en marcha. Un apologista es más probable que tenga éxito con gente común que ha dado crédito al determinismo sólo porque se le ha repetido hasta el cansancio en los libros de texto y en los medios masivos de comunicación. Su tibia aprobación de la teoría o de algunos aspectos de ella es así movida más fácilmente.

Repasando las débiles teorías que tratan de despojarnos de nuestra libertad, podríamos bien querer clamar nuevamente con San Pablo: "Para la libertad fue que Cristo nos hizo libres. Por lo tanto, mantenéos firmes y no os sometáis nuevamente al yugo de la esclavitud" (Gál. 5:1). "Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad." (2 Cor. 3:17)

Determinismo teológico.

Otra forma de determinismo es el determinismo teológico, que sostiene que Dios, como el supremo ser soberano, es el único agente o causa en el universo, haciendo imposible la existencia de causas o fuentes de acción secundarias fuera de Él mismo.

El determinismo teológico ha tomado varias formas a través de los siglos, siendo la más notoria la teoría de la doble predestinación que caracteriza a Juan Calvino y a otros reformadores; pero también la opinión de la causalidad singular de Dios (el Ser Divino es la única verdadera causa de todo) defendida por algunas escuelas islámicas.

La postura cristiana ortodoxa, por otra parte, hace hincapié en la compatibilidad de la causalidad y libertad dadas por Dios a la criatura racional con la causalidad y gobernación providencial que ejerce Dios como fuente y destino de todo ser. Ciertamente, la teología católica ha siempre entendido que la actividad creadora de Dios es la fuente del ser, de la bondad y de la libertad de las criaturas. Somos lo más libres cuando Dios está obrando más dentro de nosotros; somos lo menos libres cuando Su acción ha sido repudiada u obstruida por nuestros propios egoístas actos.

Es interesante hacer notar que el determinismo teológico — que se contrapone con nuestra innegable experiencia de libertad y evacúa el comportamiento humano de todo significado — nunca ha sobrevivido mucho tiempo en la esfera del cristianismo. Tiende con el tiempo a ser reemplazado ya sea por la creencia ortodoxa o por el ateísmo práctico (con su contraparte ética de nihilismo, que en la práctica equivale al narcisismo). En otras palabras, o debe uno madurar al punto de ver que Dios y el hombre no compiten en una misma cancha, o acaba uno rechazando a Dios como un rival que obstaculiza la auto-realización del hombre.

Lecturas recomendadas

Para los intelectualmente intrépidos, Santo Tomás de Aquino defiende la realidad de la libertad humana en cuatro textos principales. Leer especialmente:

Cuestiones Disputadas sobre el Mal, cuestión 6 ("De si el hombre tiene el libre albedrío sobre sus actos o elige por necesidad"))

Cuestiones Disputadas sobre la Verdad, cuestión 24 art 1. ("¿Está el hombre dotado de libre albedrío?")

Summa Teológica. Parte Primera cuestión 83, art. 1 ("De si el hombre tiene libre albedrío")

Summa Teológica. Primera Parte de la Parte Segunda cuestión 13, art. 6 ("De si el hombre elige por necesidad o libremente")

Para lecturas adicionales releventes a este tema, aunque de manera más general, recomiendo C.S. Lewis para el Tercer Milenio: Seis ensayos sobre la Abolición del Hombre, por Peter Kreeft, y Chance or the Dance; A Critique of Modern Secularism, por Thomas Howard.


El Dr. Peter Kwasniewski es profesor de filosofía y teología en el Wyoming Catholic College en Lander, Wyoming. También es director de del Coro del Colegio y la Schola Gregoriana. Es articulista habitual en publicaciones académicas y revistas católicas.