lunes, 20 de agosto de 2018

La Nueva Edad Obscura. II

La Nueva Edad Obscura

 La Escuela de Frankfort y la Corrección Política 


Por Michael Minicino

Tomado de: https://www.schillerinstitute.org/fid_91-96/921_frankfurt.html
el cual a su vez es una reproducción tomada del número de invierno de 1992 del Magazín Fidelio

Traducido del inglés por Roberto Hope



Parte II


Control Social: El "Proyecto Radio"

Aquí, pues, se hallaban algunas potentes teorías de control social: Las grandes posibilidades que se abrían con este trabajo de la Escuela de Frankfort acerca de los medios fueron quizás el principal factor que contribuyó al apoyo que los bastiones del grupo dirigente de los Estados Unidos le dio al Instituto de Investigación Social cuando éste se trasladó a ese país.
En 1937, la Fundación Rockefeller comenzó a financiar la investigación de los efectos sociales de los nuevos medios de comunicación masiva, el radio en particular. Antes de la Primera Guerra Mundial, el radio no había sido más que un juguete para aficionados, con sólo 125,000 radio receptores en todos los Estados Unidos. Veinte años después ya se había convertido en la forma principal de entretenimiento en el país: de 32 millones de familias que había en los Estados Unidos, 27,5 millones tenían radio en su casa — ¡un porcentaje mayor que el de las que tenían teléfono, automóvil, plomería o electricidad! Sin embargo, casi no se había hecho investigación sistemática alguna hasta entonces. La Fundación Rockefeller reclutó a varias universidades y les estableció su cuartel general en la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Princeton, y lo llamó la Oficina de Investigación del Radio; se le conocía popularmente como el Proyecto del Radio.
El director del proyecto fue Paul Lazersfeld, hijo adoptivo del economista marxista austriaco Rudolph Hifferding, y por largo tiempo colaborador del Instituto de Investigación Social, desde principios de los años 1930s. Debajo de Lazersfeld estaba Frank Stanton, que había obtenido recientemente un doctorado en psicología industrial de la Universidad Estatal de Ohio, y quien hacía poco tiempo había sido nombrado director de investigación del Columbia Broadcasting System (CBS) — título grandioso pero cargo de nivel muy bajo. Después de la Segunda Guerra Mundial, Stanton fue nombrado presidente de la división de noticias de la CBS, y finalmente llegó a ser Presidente de CBS, en la cima del poder de la cadena de Televisión CBS, también fue nombrado presidente del consejo de la RAND Corporation, y fue miembro de "gabinete de cocina" del Presidente Lyndon Johnson. Entre los investigadores del Proyecto estaban Herta Herzog, quien se casó con Lazersfeld y llegó a ser nombrada la primera directora de investigación de Voice of America; y Hazel Gaudet, quien llegó a ser una de las principales sondeadoras de preferencias políticas. Theodor Adorno fue nombrado jefe de la sección de música del Proyecto.
No obstante el objetivo oficial, las actividades del Proyecto del Radio hacen ver claro que su propósito era probar empíricamente la tesis de Adorno-Benjamin de que el efecto neto de los medios masivos de comunicación podía ser el atomizar a la gente y aumentar la inestabilidad emocional — lo que la gente posteriormente se dio en llamar "lavar el cerebro"

Las comedias radiofónicas y la invasión de Marte

Los primeros estudios fueron prometedores. Herta Herzog produjo "On Borrowed Experiences" (Sobre las Experiencias Tomadas Prestadas), la primera investigación extensa sobre las comedias radiofónicas. El formato de drama radiofónico por episodios se utilizó por primera vez en 1929, inspirado por la vieja serie por episodios de la película de suspenso "The Perils of Pauline" (Los Peligros de Paulina). Debido a que esas pequeñas obras radiofónicas eran altamente melodramáticas, comenzaron a identificarse popularmente con la gran ópera italiana, y como eran patrocinadas por fabricantes de jabón, acabaron siendo llamadas con el nombre genérico de "soap opera" (opera de jabón.)
Hasta que Herzog hizo su investigación, se pensaba que la inmensa popularidad de este formato se hallaba principalmente entre mujeres del estado socio económico más bajo quienes, en las estrechas circunstancias de sus vidas, necesitaban de un escape a lugares exóticos y a situaciones románticas. Un artículo típico de ese período, escrito por dos psicólogos de la Universidad de Chicago, "La Serie Radiofónica Diurna: Análisis de los Símbolos" publicado en Genetic Psychology Monographs (Monografías de Psicología Genética), enfatizaba solemnemente lo positivo, argumentando que las comedias radiofónicas "funcionan en gran manera como las leyendas populares, expresando las esperanzas y temores de su auditorio femenino, y en general contribuyen a la integración de sus vidas en el mundo donde viven."
Herzog descubrió que, de hecho, no había correlación con la situación socio económica. Lo que es más, había poca correlación con el contenido. El factor clave — como las teorías de Adorno y Benjamín parecían indicar que debía ser — era la forma misma de la serie, las mujeres efectivamente se hacían adictas al formato, no tanto para entretenerse o tener un escape, sino para "saber qué sucede la próxima semana". De hecho, descubrió Herzog, uno puede casi doblar el auditorio de un drama radiofónico dividiéndolo en segmentos.
Los lectores modernos inmediatamente reconocerán que ésta no fue una lección perdida en la industria del entretenimiento. En nuestros días, el formato de serie se ha extendido a la programación para niños, así como a espectáculos de alto presupuesto en las horas de mayor audiencia. Los programas más ampliamente vistos en la historia de la televisión siguen siendo el episodio "¿Quién mató a JR?" de la serie Dallas, y el episodio final de M*A*S*H, ambos de los cuales estaban basados en la premisa del formato de "¿qué irá a pasar después?" Aun películas de largo metraje, como las trilogías de La Guerra de las Galaxias y Regresando al Futuro, se producen ahora como series, a fin de amarrar al auditorio para nuevos episodios. La modesta telenovela diurna también en la era actual retiene las cualidades adictivas. El 70% de las mujeres americanas mayores de 18 años ahora ven por lo menos dos de estos programas diariamente, y existe un auditorio de hombres y estudiantes pre-universitarios de ambos sexos que está creciendo rápidamente.
El siguiente estudio principal del Proyecto del Radio fue una investigación de los efectos del drama radiofónico de Orson Welles, transmitido el día de Halloween (víspera del día de Todos Santos) de 1938, basado en la novela La Guerra de los Mundos de H.G. Wells. Seis millones de personas escucharon el programa, que describía de manera muy realista el aterrizaje de una fuerza invasora marciana en un área rural del Estado de Nueva Jersey. A pesar de repetidas y claras afirmaciones de que se trataba de una obra de ficción, aproximadamente el 25% de los que lo escucharon pensaban que era real, algunos de ellos de plano entrando en pánico. Los investigadores del Proyecto del Radio descubrieron que la mayoría de la gente que había entrado en pánico no pensaba que fueran marcianos los que estaban invadiendo, sino que en realidad creían que los invasores eran los alemanes.
Sucedió de esta manera: Los radioescuchas habían sido pre-acondicionados psicológicamente por reportes radiofónicos de la crisis de Munich meses antes en ese año. Durante la crisis, al reportero de CBS en Europa, Edward R. Murrow, le vino la idea de interrumpir la programación regular para presentar breves boletines de noticias. Por primera vez en la radiofonía las noticias se presentaban, no en programas de análisis largos, sino en breves segmentos — lo que ahora se llaman sound bites en inglés. En lo más álgido de la crisis, estas interrupciones con fragmentos de noticias se hicieron tan numerosos, que, en palabras del productor de Murrow, Fred Friendly, "boletines de noticias interrumpían boletines de noticias." Como los radioescuchas pensaban que el mundo estaba avanzando hacia el borde de una guerra, la audiencia de CBS se elevó de manera dramática. Cuando Welles difundió su drama más adelante, luego que la crisis se había atenuado, empleó la técnica de boletín de noticias para darle verosimilitud a la trama: comenzó la transmisión aparentando un programa normal de música de baile, que era interrumpido repetidas veces con cada vez más terribles "reportes desde el lugar de los hechos" en Nueva Jersey. Los radioescuchas que entraron en pánico, reaccionaron, no al contenido sino al formato, Oían "Interrumpimos este programa para transmitir un boletín de emergencia" e "invasión", e inmediatamente deducían que Hitler había invadido. La técnica de las series de episodios, transpuesta sobre las noticias, había funcionado en una amplia e inesperada escala.

"Little Annie" y el "Sueño Wagneriano" de la televisión.

En 1939, uno de los números del Journal of Applied Psychology (Revista de Psicología Aplicada) le fue cedido a Adorno y al Proyecto del Radio, para que publicaran algunos de sus hallazgos. Su conclusión fue que los Americanos en los últimos veinte años se habían vuelto adictos al radio y que lo que escuchaban se había vuelto tan fragmentado, que la repetición de formato era la clave para la popularidad. La lista de lo que se transmitía determinaba los éxitos ("hits") — una verdad bien conocida por el crimen organizado, tanto antes como ahora — y su repetición podía hacer popular cualquier tipo de música, o hacer una "estrella" de cualquier ejecutante, hasta de un ejecutante de música clásica, Siempre que se retuviera una forma o contexto conocido, casi cualquier tipo de contenido podía hacerse aceptable. "No sólo las canciones exitosas, las estrellas, y las telenovelas, son cíclicamente recurrentes y constituyen tipos rígidamente invariables" dijo Adorno resumiendo este material años más tarde, "sino que el contenido específico del mismo entretenimiento se deriva de ellos y sólo parece cambiar . Los detalles son intercambiables."
La joya de la corona de lo que logró el Proyecto del Radio fue conocido como "Little Annie," intitulado oficialmente el Analizador de Programas Stanton-Lazersfeld. La investigación del Proyecto del Radio había demostrado que todos los métodos anteriores de sondeo previo no eran efectivos. Hasta ese momento, se convocaba al público a una audiencia preliminar para oír un programa radiofónico o ver una película y luego se le hacían preguntas generales, ¿les gustó el programa? ¿qué piensan de tal o cual actuación? El Proyecto del Radio descubrió que este método no tomaba en consideración la percepción atomizada del tema por el auditorio de prueba, y que le pedía que hiciera un análisis racional aun cuando lo que se buscaba viniera de una experiencia irracional. Entonces, el Proyecto creó un dispositivo en el que a cada miembro del auditorio de prueba se le proporcionaba un tipo de reóstato con el cual pudiera registrar la intensidad de lo que le gustaba o lo que le disgustaba en cada momento. Comparando las gráficas individuales generadas por el dispositivo, los operadores podían determinar, no si al auditorio le había gustado la función completa,  lo cual era irrelevante,  sino qué situaciones o personajes generaban un estado de sentimiento positivo, aunque fuera momentáneo.
Little Annie transformó la programación de radio, la cinematografía, y finalmente la televisión. CBS todavía mantiene instalaciones de analizador de programas en Hollywood y en Nueva York; se dice que los resultados se correlacionan al 85% con los índices de audiencia ("ratings"). Otras redes de medios de comunicación y estudios cinematográficos tienen operaciones semejantes. Análisis de este tipo son los responsables de ese extraño sentimiento que a veces uno tiene cuando al ver una nueva película o programa de televisión siente uno que ya lo había visto anteriormente. Lo ha visto, y muchas veces. Si un analizador de programa indica, por ejemplo, que los auditorios fueron particularmente excitados por una breve escena en un drama de la Segunda Guerra Mundial, que mostraba un cierto tipo de autor besar a un cierto tipo de actriz, entonces el formato de la escena se introducirá en docenas de películas — trasladado a la Edad Media, el Espacio, etc, etc.
El Proyecto del Radio también descubrió que la televisión tenía el potencial de intensificar todos los efectos que habían estudiado. La tecnología de televisión ya existía de varios años atrás y se había exhibido en la Feria Mundial de Nueva York, pero la única persona que intentó su utilización en serio había sido Adolph Hitler. Los Nazis transmitieron eventos de los Juegos Olímpicos de 1936 "en vivo" a salas comunales de exhibición en varios lugares de Alemania; estaban tratando de ampliar su gran éxito en el uso del radio para nazificar todos los aspectos de la cultura Alemana. Los planes para desarrollar más la televisión en Alemania fueron descarrilados por los preparativos para la guerra.

Adorno comprendió el potencial perfectamente

En 1944 escribía: "La televisión aspira a una síntesis del radio con la cinematografía, y se ha detenido solamente porque las partes interesadas no han llegado a un acuerdo, pero sus consecuencias son ciertamente enormes y prometen intensificar el empobrecimiento de la cuestión estética tan drásticamente, que para el día de mañana, la identidad velada de todos los productos de la industria de la cultura podrán salir triunfantes al exterior, cumpliendo el sueño Wagneriano del Gesamtkunstwerk — la fusión de todas las artes en una misma obra."
El punto obvio es éste: las formas profundamente irracionales del entretenimiento moderno — el contenido idiota y eroticizado de la mayor parte de los programes de televisión y de las películas, el hecho de que su estación local de música clásica toque Stravinsky junto con Mozart — no tiene por qué ser así — está diseñado para que así sea. El diseño fue tan exitoso que hoy en día nadie siquiera cuestiona las razones ni los orígenes.

III Creando la "Opinión Pública". La "Personalidad Autoritaria" el Coco y la OSS.

Los esfuerzos de los conspiradores del Proyecto del Radio, por manipular a la población dieron origen a la pseudociencia moderna del sondeo de la opinión pública, a fin de adquirir mayor control sobre los métodos que estaban desarrollando.
En nuestros días, los sondeos de opinión, al igual que las noticias de la televisión, han sido integrados completamente en nuestra sociedad . Una "encuesta científica" de lo que se dice que la gente piensa acerca de una cuestión puede producirse en menos de 24 horas. Algunas de las campañas para alcanzar altos puestos políticos son configuradas enteramente por las encuestas; de hecho, muchos políticos tratan de fabricar cuestiones que en sí mismas nada significan, pero que saben que los hará verse bien en las encuestas, exclusivamente con el propósito de favorecer su imagen de "populares." Se toman decisiones importantes de política aun antes del voto de la ciudadanía o de la legislatura, de acuerdo con los resultados de las encuestas. Los periódicos ocasionalmente escriben hipócritas editoriales llamando a la gente a que piense por sí misma, al mismo tiempo que el agente de negocios del periódico envía un cheque a la organización encuestadora local.
La idea de la Opinión Pública no es nueva, desde luego. Platón habló contra ella en su República hace más de dos mil años. Alexis de Tocqueville escribió largo y tendido acerca de su influencia en los Estados Unidos a principios del siglo XIX. Pero nadie pensó en medir la opinión pública antes del siglo XX, y nadie antes de 1930 pensó en usar esas mediciones para tomar decisiones.
Es de utilidad pausar y reflexionar sobre el concepto en conjunto. La creencia de que la opinión pública pueda ser una determinante de la verdad es filosóficamente descabellada. Pasa por alto la idea de la mente racional individual. Toda mente individual contiene la chispa divina de la razón, y es de esa manera capaz de hacer descubrimientos científicos, de entender los descubrimientos de otros. La mente humana es una de las pocas cosas que no pueden, en consecuencia, ser "promediadas". Considere: al momento del descubrimiento creativo, que sea posible, aunque no probable, que el científico que hace el descubrimiento es la única persona que tiene esa opinión acerca de la naturaleza, en tanto que todos los demás tienen una opinión diferente o no tienen opinión alguna. Uno puede imaginarse el resultado de una "encuesta conducida científicamente" sobre el modelo del sistema solar de Kepler poco después de que hubiera publicado La Armonía del Mundo: 2% a favor, 48% en contra y 50% sin opinión.
Estas técnicas psicoanalíticas se volvieron normales, no sólo en la Escuela de Frankfort, sino en todos los departamentos de ciencias sociales de las universidades norteamericanas, particularmente después de que el Instituto de Investigación Social arribó en los Estados Unidos. La metodología fue base de una obra de investigación por la cual la Escuela de Frankfort es más conocida, el proyecto de la personalidad autoritaria. En 1942, el director del Instituto de Investigación Social, Max Horkheimer, hizo contacto con el Comité Judío Americano, el cual le solicitó establecer un Departamento de Investigación Científica dentro de su organización. El Comité Judío Americano también otorgó una gran subvención para Estudiar el antisemitismo entre la población norteamericana. "Nuestro objetivo," escribió Horkheimer, en su introducción al estudio "no es meramente describir los prejuicios, sino explicarlos a fin de lograr su erradicación ... Erradicación significa reeducación planeada científicamente con base en la comprensión alcanzada científicamente."

La Escala A-S

Para este estudio, cinco volúmenes llegaron a producirse en el curso de los finales de los años 1940s, el más importante fue el último, The Autoritarian Personality, escrito por Adorno, con la ayuda de tres psicólogos sociales de Berkeley, California.
En los años 1930s, Erich Fromm había ideado un cuestionario para ser usado para analizar psicológicamente a los trabajadores alemanes y clasificarlos como "autoritarios", "revolucionarios" o "ambivalentes". El núcleo del estudio de Adorno fue, una vez más la escala psicoanalítica de Fromm, pero cambiando el extremo positivo de "personalidad revolucionaria" a "personalidad democrática", a fin de hacer las cosas más aceptables para el auditorio de la post-guerra.
Se probaron y midieron nueve características de la personalidad, que incluían:
convencionalismo — adhesión rígida a los valores convencionales de la clase media.
agresión autoritaria — la tendencia a estar alerta de, y condenar, rechazar y castigar a la gente que viole los valores convencionales
proyectividad — la disposición para creer que en el mundo ocurren cosas desastrosas y peligrosas
obsesión por el sexo — preocupación exagerada de las cosas sexuales que ocurren
Se construyeron varias escalas de estas mediciones: La Escala E (de etnocentrismo), la escala PEC (conservadurismo político y económico), la escala A-S (anti semita), y la escala F (fascista). Utilizando la metodología de Rensis Lickert para ponderar los resultados, los autores pudieron extraer una definición empírica de lo que Adorno llamó un "nuevo tipo antropológico" la personalidad autoritaria. La trampa aquí, como en todo trabajo de encuesta psicoanalítica, es el supuesto de un "tipo" Weberiano. Una vez que el tipo ha sido determinado estadísticamente, todo comportamiento puede ser explicado, si una personalidad anti-semita no obra de una manera anti-semita, entonces es por que tiene un motivo ulterior para su actuar, o está siendo discontinuo: La idea de que la mente humana es capaz de transformarse se pasa por alto.
Los resultados de este mismo estudio pueden ser interpretados de maneras distintas diametralmente opuestas . Uno podría decir que la población de los Estados Unidos era generalmente conservadora, no deseaba abandonar la política capitalista, creía en una familia sólida, y que la promiscuidad sexual debiera ser castigada, pensaban que el mundo de la post-guerra era un lugar inseguro, y que todavía sospechaban de los judíos (y de los negros, de los católicos, de los orientales, etc. — desafortunadamente cierto, pero corregible en un contexto social de crecimiento económico y optimismo cultural.) Por otra parte, uno podría tomar los mismos resultados y probar que bajo la superficie estaban fermentándose progroms anti-judíos, y congresos de Nüremberg, en espera de que un nuevo Hitler los viniera a levantar. Cuál de las dos interpretaciones es la que se acepte será una decisión política, no científica. Horkheimer y Adorno firmemente creían que todas las religiones, incluido el judaísmo, eran "el opio de las masas". Su objetivo no era proteger a los judíos de los prejuicios en su contra, sino la creación de una definición de autoritarismo y anti-semitismo que pudiera ser explotada para forzar la "reeducación planeada científicamente" de los americanos y los europeos, para alejarlos de los principios de la civilización judeo-cristiana, que la Escuela de Frankfort despreciaba. En sus escritos teóricos de este período, Horkheimer y Adorno promovieron la tesis hasta lo más paranoico, tal como que el capitalismo era inherentemente fascista, o que la filosofía del mismo cristianismo es el origen del anti-semitismo. Como Horkheimer y Adorno escribieron conjuntamente en su obra "Elementos de Anti-Semitismo" de 1947:
"Cristo, el espíritu hecho carne, es el brujo deificado. La auto-reflexión del hombre en el absoluto, la humanización de Dios en Cristo es el proton pseudos (la falsedad original). El progreso más allá del judaísmo está unido al supuesto de que Jesús, el hombre, se ha vuelto Dios. El aspecto reflexivo del Cristianismo, la intelectualización de la magia, es la raíz del mal"
En la misma época, Horkheimer pudo escribir, en un artículo más popularizado intitulado "Anti-Semitismo. Una Enfermedad Social" que "al presente, el único país donde no parece haber anti-semitismo de ninguna clase es Rusia" [1]
Este intento egoísta de maximizar la paranoia fue más adelante auxiliado por Hannah Arendt, quien popularizó la investigación de la personalidad autoritaria en su ampliamente leída obra "Los Orígenes del Totalitarismo": Arendt también agregó la famosa floritura retórica acerca de la "banalidad del mal" en su obra posterior "Eichmann en Jerusalén", hasta un simple individuo tipo tendero como era Eichmann, puede ser convertido en una bestia nazi bajo las circunstancias psicológicas correctas — todo gentil es sospechoso, psicoanalíticamente.

Si la versión extrema de Arendt de la tesis de la personalidad autoritaria, que es la filosofía que opera en el Cult Awareness Network (CAN — Red de Conocimiento de los Cultos), un grupo que trabaja con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y con la Liga Anti Difamación del B'nai B'rith, entre otros. Utilizando un método estándar de la Escuela de Frankfort, CAN identifica grupos políticos y religiosos que representan sus enemigos políticos, y luego los re-bautiza como "culto" a fin de justificar operativos contra ellos.

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