lunes, 27 de agosto de 2018

La Nueva Edad Obscura. III

La Nueva Edad Obscura

 La Escuela de Frankfort y la Corrección Política 


Por Michael Minicino

Tomado de: https://www.schillerinstitute.org/fid_91-96/921_frankfurt.html
el cual a su vez es una reproducción tomada del número de invierno de 1992 del Magazín Fidelio

Traducido del inglés por Roberto Hope

Parte III



La Explosión de la Opinión Pública

A pesar de la imposibilidad de probar la tesis central de los "tipos psicoanalíticos," la metodología de la Escuela de Franfort para hacer encuestas interpretativas se volvió dominante en las ciencias sociales y esencialmente así sigue siendo hoy en día. De hecho, la adopción de estas nuevas, supuestamente científicas técnicas en los años 1930s trajo una explosión en el uso de los sondeos de opinión, mucho de lo cual ha sido fondeado por Madison Avenue (se utiliza este término para referirse a la industria publicitaria, porque en esa avenida de la Ciudad de Nueva Mayor es donde están ubicadas las matrices de las principales agencias publicitarias de los EUA - N.del T.). Las principales encuestadoras de hoy en día — A. C. Nielsen, George Gallup, Elmo Roper — todas ellas se fundaron a mediados de los 1930s y comenzaron utilizando los métodos de Instituto de Investigación Social, especialmente por el éxito del Analizador de Programas Stanton-Lazersfeld. Para 1936, la actividad encuestadora se había extendido lo suficiente como para justificar la formación de una asociación, la Academia Americana de Investigación de la Opinión Pública en Princeton, encabezada por Lazersfeld. En la misma época, la Universidad de Chicago formó el Centro Nacional de Investigación de Opinión. En 1940, la Oficina de Investigación del Radio fue convertida en el Buró de Investigación Social Aplicada, una división de la Universidad de Columbia, con el incansable Lazersfeld como director.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Lazersfeld comenzó a emplear encuestas para psicoanalizar el comportamiento de los votantes en los Estados Unidos, y para la elección presidencial de 1952, las agencias publicitarias de Madison Avenue estaban ya firmemente en control de la campaña de Dwight Eisenhower, utilizando el trabajo de Lazersfeld. La de 1952 fue también la primera elección desarrollada bajo la influencia de la televisión que, como bien lo había predicho Adorno ocho años antes, había progresado a un grado increíble de influencia en muy corto plazo. Batten, Barton, Durstine & Osborne — la legendaria agencia de publicidad BBD&O — diseñó las apariciones de campaña de Eisenhower, enteramente para las cámaras de televisión y tan cuidadosamente como los numerosos congresos de Nüremberg de Hitler; los 'spots' publicitarios de un minuto de duración se comenzaron a emplear por primera vez para satisfacer las necesidades de los votantes determinadas por los sondeos.

La bola de nieve no ha dejado de rodar desde entonces. Todo el desarrollo de la televisión y la publicidad en los años 1950s y 1960s fue liderado por hombres y mujeres que habían sido capacitados en las técnicas de la Escuela de Frankfort, de alienación masiva. Frank Stanton pasó directamente del Proyecto del Radio a convertirse en el dirigente individual más importante de la televisión moderna. El principal rival de Stanton en el período formativo de la televisión fue Sylvester "Pat" Weaver, de la NBC; después de obtener un doctorado en el "comportamiento de atención de los auditorios," Weaver trabajó con el Analizador de Programas a fines de los 1930s, antes de ser nombrado vice-presidente de la agencia de publicidad Young and Rubicam, posteriormente director de programación de la NBC y acabó siendo el presidente de la cadena. Los historiales de Stanton y de Weaver son típicos.

Hoy en día, los hombres y las mujeres que dirigen las cadenas de medios, las agencias de publicidad y las organizaciones encuestadoras, aun cuando jamás hayan oído de Theodor Adorno, creen firmemente la teoría de Adorno de que los medios pueden, y deben, convertir en "fútbol" todo lo que tocan. La cobertura que se hizo de la Guerra del Golfo debería dejar claro que así es.

La técnica de los medios masivos y de la publicidad desarrollada por la Escuela de Frankfort ahora efectivamente controla el desarrollo de las campañas políticas en los Estados Unidos. Las campañas ya no se basan en programas políticos, sino realmente en la alienación. Las pequeñas irritaciones y los temores irracionales son identificados por medio de sondeos psicoanalíticos, para luego ser metamorfoseados en forma de "problemas políticos" a ser abordados; los anuncios de "Willy Horton" de la campaña presidencial de 1988, y la "enmienda de quema de la bandera", no son más que dos ejemplos recientes. Las cuestiones que determinan el futuro de nuestra civilización se reducen escrupulosamente a oportunidades para fotos y sound bites — como los reportes originales de Ed Murrow de los años 1930s — en los que se maximiza el efecto dramático pero el contenido en ideas es cero.

¿Quién es el enemigo?

Parte de la influencia del timo de la personalidad autoritaria en nuestros días también se deriva del hecho, increíble, de que La Escuela de Frankfort y sus teorías fueron aceptadas oficialmente por el gobierno de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, y estos miembros del Comintern fueron los responsables de determinar quiénes eran los enemigos de Norteamérica durante y después de la guerra. En 1942, la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), la unidad de espionaje y operaciones encubiertas constituida precipitadamente, le pidió al ex-presidente de la Universidad de Harvard, James Baxter, que organizara una Rama de Investigación y Análisis (R&A) que trabajara bajo la División de Inteligencia de la OSS. Para 1944, la Rama de Investigación y Análisis había reunido a tan grande y prestigiado grupo de eruditos inmigrados que H. Stuart Hughes, entonces un joven recién doctorado, dijo que trabajar para la Rama era asistir a una segunda escuela de graduados con cargo al gobierno. La Sección Centro-Europea estaba encabezada por el historiador Carl Schorske; debajo de él, en la importantísima Sección Austro-Germana, estaba Franz Neumann como jefe de la Sección, con Herbert Marcuse, Paul Baran y Otto Kirchheimer, todos ellos veteranos del Instituto de Investigación Social. Leo Lowenthal encabezó la sección germano-parlante de la Oficina de Información de Guerra; Sophie Marcuse, esposa de Marcuse, trabajaba en la Oficina de Inteligencia Naval. En la Rama de Investigación y Análisis también estaban Siegfried Kracauer, el antiguo instructor de Adorno sobre la filosofía de Kant, que para entonces ya era un teórico del cine; Norman O. Brown, quien se hizo famoso en los años 1960s por combinar la teoría del hedonismo de Marcuse con la terapia de energía orgónica de Wilhelm Reich para popularizar la "perversidad polimorfa"; Barrington Moore Jr., que posteriormente fue profesor de filosofía y habría de ser co-autor de un libro con Marcuse; Gregory Bateson, marido de la antropóloga Margaret Meade (quien escribía para la Revista de la Escuela de Frankfort), y Arthur Schlesinger, el historiador que había de formar parte del gabinete de Kennedy.

La primera encomienda para Marcuse fue encabezar un equipo que identificara tanto a aquéllos que habrían de ser juzgados como criminales de guerra después de que acabara la guerra, como a aquéllos que podían ser líderes potenciales de la Alemania de la post-guerra. En 1944, Marcuse, Neumann, y Kirchheimer escribieron la Guía de Desnazificación, que fue posteriormente emitida para oficiales de las fuerzas armadas norteamericanas de ocupación en Alemania, para ayudarles a identificar y suprimir comportamientos pro-nazis. Luego del armisticio, la Rama de Investigación y Análisis envió representantes como enlaces de inteligencia con las diversas potencias de ocupación. Marcuse fue asignado a la Zona Norteamericana, Kirchheimer a la francesa, y Barrington Moore a la soviética. En el verano de 1945, Neumann se separó para hacerse jefe de investigación para los juicios de Nüremberg. Marcuse se mantuvo dentro o alrededor del servicio de inteligencia de los Estados Unidos hasta principios de los años 1950s, ascendiendo hasta ser nombrado jefe de la Rama Centro Europea de la Oficina de Investigación de Inteligencia del Departamento de Estado, oficina formalmente encargada de "planificar y poner en marcha un programa de investigación de inteligencia positiva...para satisfacer las necesidades de inteligencia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de otras agencias autorizadas." Durante su estadía como funcionario de gobierno de los Estados Unidos, Marcuse apoyó la división de Alemania en una parte Oriental y otra Occidental, observando que esto prevendría que se formara una alianza entre los partidos de izquierda recientemente liberados y los antiguos estratos conservadores de industriales y hombres de negocios. En 1949 preparó un reporte de 532 páginas intitulado "The Potentials of World Communism" ("El Potencial del Comunismo en el Mundo," que no fue desclasificado como secreto hasta 1978) el cual indicaba que el Plan Marshall para la estabilización económica de Europa limitaría el potencial de reclutamiento de los partidos comunistas de Europa Occidental a niveles aceptables, causando un período de coexistencia hostil con la Unión Soviética, marcado por confrontación solamente en lugares lejanos como Iberoamérica e Indochina — en conjunto, un pronóstico sorprendentemente exacto de lo que pasó. Marcuse dejó el Departamento de Estado con una subvención de la Fundación Rockefeller para trabajar en los diversos departamentos de estudios soviéticos que se habían formado en muchas de las principales universidades norteamericanas después de la guerra, principalmente con veteranos de la Rama de Investigación y Análisis

Al mismo tiempo, Max Horkheimer estaba causando un daño aún más grande. Como parte de la desnazificación de Alemania recomendada por la Rama de Investigación y Análisis, el Alto Comisionado de los Estados Unidos para Alemania, John J. McCloy, utilizando fondos personales discrecionales, se llevó a Horkheimer de regreso a Alemania para reformar el sistema universitario de ese país. De hecho, McCloy le pidió al Presidente Truman y al Congreso que aprobaran un proyecto de ley que permitiera a Horkheimer, quien ya se había hecho americano naturalizado, a que tuviera una doble nacionalidad; así, durante un breve período, Horkheimer fue la única persona en todo el mundo en tener al mismo tiempo la nacionalidad americana y la alemana. En Alemania, Horkheimer comenzó a hacer el trabajo preparatorio para un completo resurgimiento de la Escuela de Frankfort en esa nación a finales de los años 1950s, incluyendo la capacitación de toda una generación de eruditos opuestos a la civilización Occidental, como Hans-Georg Gadamer y Jürgen Habermas, que habrían de tener una influencia destructiva en la Alemania de los 1960s. En un período de la historia americana cuando algunos individuos eran orillados a quedar desempleados y al suicidio por despedir el más tenue aroma de izquierdismo, los veteranos de la Escuela de Frankfort — todos ellos con sobresalientes credenciales del Comintern — llevaban lo que podía llamarse vidas encantadoras. Los Estados Unidos habían, en increíblemente gran medida, entregado la determinación de quiénes eran los enemigos de la nación a los peores enemigos de la nación.

IV. El Eros Aristotélico: Marcuse y la Contra-cultura de las Drogas de la CIA

En 1989, se le pidió a Hans-George Gadamer, protegido de Martin Heidegger y último de la generación original de la Escuela de Frankfort, que escribiera una apreciación de su propio trabajo para el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung. Escribió así:
"Uno tiene que concebir la ética de Aristóteles como la verdadera realización del desafío de Sócrates, el cual Platón había puesto al centro de sus diálogos sobre la pregunta de Sócrates acerca de lo que constituye el bien, como la idea principal y más elevada, que supuestamente es el principio más elevado del ser para el universo, el estado y el alma humana. Contra esto, Aristóteles opuso una crítica decisiva, bajo la famosa fórmula, "Platón es mi amigo, pero aún más amiga es la verdad." Él negó que uno pudiera considerar la idea del bien como un principio universal del ser, que supuestamente sea válido de la misma manera para el conocimiento teórico igual que para el conocimiento práctico y para la actividad humana."
Esta aseveración no sólo manifiesta la filosofía subyacente de la Escuela de Frankfort, también indica un punto de inflexión alrededor del cual podemos ordenar gran parte del combate filosófico de los últimos dos milenios. En sus términos más simples, la corrección de Platón por Aristóteles desgaja a la física de la metafísica, relegando al Bien como un mero objeto de especulación, acerca del cual "nuestro conocimiento se queda en hipótesis" en palabras de Wilhelm Dilthey, filósofo favorito de la Escuela de Frankfort. Nuestro conocimiento del "mundo verdadero", como Dilthey, Nietzsche, y otros precursores de la Escuela de Frankfort solían enfatizar, se vuelve erótico, en el sentido más amplio del término, como fijación de objeto. El universo se convierte en una colección de cosas, cada una de las cuales opera de acuerdo con su propia naturaleza (o sea genéticamente) y por medio de la interacción entre ellas (o sea mecanísticamente). La ciencia se convierte en la deducción de las categorías apropiadas de estas naturalezas e interacciones. Ya que la mente humana es meramente un sensorium, esperando que la manzana de Newton la sacuda para hacer una deducción, la relación de la humanidad con el mundo (y viceversa) se convierte en un apego erótico a objetos. La comprensión de lo universal — la aspiración de la mente a ser la imagen viviente del Dios vivo — es por lo tanto ilusoria. Ese universal, o no existe o existe incomprensiblemente como un deus ex machina; o sea, lo Divino existe como una superadición al universo físico — Dios es realmente Zeus, lanzando relámpagos al mundo desde una ubicación externa.(O, quizás más apropiadamente, Dios es realmente Cupido, dejando que esas flechas de oro hagan que los objetos se atraigan, y las flechas de plomo hagan que los objetos se repelen.

La clave de todo el programa de la Escuela de Franfort, desde su originador Lukacs en adelante, es la liberación del eros Aristotélico, para hacer psicológicamente primarios los estados de sentimiento individuales. Cuando el Instituto de Investigación Social llegó a los Estados Unidos, a mediados de los años 1930s, se regocijaron de que ahí fuera un lugar que carecía de defensas contra su tipo de Kulturpessimismus (pesimismo cultural). Sin embargo, aun cuando la Escuela de Frankfort hizo importantes incursiones en la vida intelectual americana antes de la Segunda Guerra Mundial, esa influencia estaba principalmente confinada al medio académico universitario y al del radio, y aun cuando importante, todavía no había alcanzado el nivel apabullante de influencia sobre la vida social, que habría de adquirir durante la guerra. Además, la movilización de los Estados Unidos para la guerra, y la victoria contra el fascismo, desviaron el programa de la Escuela de Frankfort Los Estados Unidos en 1945 se habían vuelto casi sublimemente optimistas, con una población firmemente convencida de que una república movilizada, respaldada por la ciencia y la tecnología, podía hacer casi cualquier cosa. Los quince años que siguieron a la guerra, sin embargo, vieron la dominación de la vida familiar por el radio y la televisión, que habían sido moldeados por la Escuela de Frankfort, en un período de erosión política en el cual el gran potencial positivo de Los Estados Unidos degeneró en una postura puramente negativa contra la amenaza real, y con frecuencia manipulada, de la Unión Soviética. Al mismo tiempo, cientos de miles de la nueva generación — los llamados "baby boomers" — estaban entrando a la escuela preparatoria (college) y estaban siendo expuestos al veneno de la Escuela de Frankfort, sea directa o indirectamente. Es ilustrativo que para 1960, la sociología se había convertido en el curso de estudio más popular en las universidades americanas. De hecho, cuando uno mira las primeras agitaciones de la rebelión estudiantil de principios de los 1960s, como los discursos del Movimiento de Libre Expresión de Berkeley o la Declaración de Port Huron que dio origen al grupo Students for a Democratic Society. A uno le sorprende qué carentes de contenido real eran estas discusiones. Hay mucha ansiedad acerca de estar siendo forzados a conformarse al sistema — "Soy un ser humano. No doblar, enrollar ni mutilar" — fue una frase muy socorrida en Berkely — pero está claro que los "problemas" citados derivan mucho más de los libros de texto exigidos de sociología, que de las verdaderas necesidades de la sociedad.

La Revolución Psicodélica de la CIA

La agitación en fermento en las universidades en 1960 podría haber pasado, o tenido un resultado positivo, de no ser por la traumática decapitación de la nación que representó el asesinato de Kennedy, más la simultánea introducción del uso extendido de las drogas. Las drogas siempre habían sido una "herramienta analítica" de los románticos del siglo diecinueve, como los simbolistas franceses, y eran populares entre la periferia bohemia marginal europeo-americana bien entrada la era de la post-guerra. Pero, en la segunda mitad de los años 1950s, la CIA y los servicios de inteligencia aliados comenzaron a hacer una extensa experimentación con el alucinógeno LSD (dietilamida de ácido lisérgico) para investigar su potencial para el control social. Ahora ha quedado documentado que se produjeron y se diseminaron millones de dosis de la sustancia química bajo el eje de la Operación MK-Ultra de la CIA. El LSD se convirtió en la droga de preferencia dentro de la agencia y se repartía gratuitamente a amigos de la familia, incluyendo a un número sustancial de veteranos de la OSS. Por ejemplo, fue el veterano de la Rama de Investigación y Análisis de la OSS, Gregory Bateson, quien "entregó" al poeta del movimiento Beatnik, Allen Ginsberg, a un experimento de la Marina Norteamericana en Palo Alto, California. No sólo Ginsberg, sino también el novelista Ken Kesey y los miembros originales del grupo de Rock 'The Grateful Dead' fueron quienes abrieron la puerta de la percepción, por cortesía de la Marina. El guru de la "revolución psicodélica," Timothy Leary, se enteró de los alucinógenos por primera vez en la Revista Life (a cuyo editor, Henry Luce, como a muchos otros formadores de opinión, con frecuencia se le proporcionaba ácido del gobierno), y comenzó su carrera como un empleado de la CIA bajo contrato; en una "reunión" de pioneros del ácido, Leary reconoció abiertamente, "todo lo que soy, lo debo a la visión de la CIA." Los alucinógenos tienen el efecto singular de hacer antisociales a las víctimas, enteramente centradas en sí mismas, y obsesionadas con objetos. Hasta los objetos más banales adquieren un "aura", de la cual Benjamin había hablado, y se volvían imperecederos y profundos. En otras palabras, los alucinógenos lograban instantáneamente un estado mental idéntico al prescrito por las teorías de la Escuela de Frankfort. Y la popularización de estos químicos crearon una vasta labilidad psicológica para llevar esas teorías a la práctica. Así, la situación a principios de los 1960s representó un punto brillante de re-entrada para la Escuela de Frankfort y fue explotado íntegramente. Una de las ironías que coronaron a la 'Now Generation' (Generación del Ahora) de 1964 hasta ahora es que, por todas sus afirmaciones de extrema modernidad, ninguna de sus ideas o artefactos tenía menos de treinta años. La teoría política viene enteramente de la Escuela de Frankfort. Lucien Goldmann un radical francés que fue profesor invitado de la Universidad de Columbia en 1968, estaba absolutamente en lo correcto cuando en 1969 dijo de Herbert Marcuse que "los movimientos estudiantiles ...encontraron en su obra y a final de cuentas sólo en su obra, la formulación teórica de sus problemas y aspiraciones." El pelo largo y las sandalias, las comunas de amor libre, la comida macrobiótica, los estilos de vida liberados, se habían ideado a la vuelta del siglo veinte y se habían probado totalmente en el terreno en varios experimentos sociales como el de la comuna de Ascona de 1920. Hasta el desafiante "Nunca confíes en nadie mayor de treinta años" de Tom Hayden era meramente una versión menos educada del "No vale la pena hablar con nadie que sea mayor de treinta años" de Rupert Brooke de 1905. Los planificadores sociales que modelaron los años 1960s simplemente aprovecharon materiales que ya se encontraban disponibles.

Eros y Civilización

El documento fundacional de la contra-cultura de los 1960s, y que llevó a los 1960s el "mesianismo revolucionario" de los 1920s, fue el Eros y Civilización de Marcuse, publicado originalmente en 1955 y financiado por la Fundación Rockefeller. El documento resume magistralmente la ideología del Kulturpessimismus de la Escuela de Frankfort en el concepto de "dimensionalidad." En una de las más bizarras perversiones de la filosofía, Marcuse afirma derivar este concepto de Friedrich Schiller. Schiller, a quien Marcuse falsamente identifica como heredero de Immanuel Kant, discernió dos dimensiones en la humanidad: un instinto sensual y un impulso hacia la forma, Para Marcuse, por otra parte, la única forma de escapar de la unidimensionalidad de la sociedad industrial moderna era liberando el lado erótico del hombre, el instinto sensual, la rebelión en contra de la "racionalidad tecnológica." Como posteriormente (en 1964) habría de decir Marcuse, en su obra El Hombre Undimensional, "Una cómoda, suave, razonable esclavitud democrática predomina en la civilización industrial avanzada, una señal del progreso técnico."

Esta liberación erótica él la identifica falsamente con el "instinto de juego" de Schiller, que, más que ser erótico, es una expresión de la caridad, un concepto más alto del amor asociado con la verdadera creatividad. La teoría contraria de Marcuse de liberación erótica es algo que se encuentra implícito en Sigmund Freud, pero no enfatizado explícitamente, excepto para algunos renegados de Freud como Wilhelm Reich y en cierta medida, Carl Jung, Marcuse afirma que todo aspecto de la cultura de Occidente, incluyendo la misma razón, actúa para reprimir esto: "El universo totalitario de la racionalidad tecnológica es la más reciente transmutación del concepto de razón" o "Auschwitz sigue visitando, no la memoria sino los progresos del hombre — los vuelos inter-espaciales, los cohetes, los misiles, las bonitas plantas electrónicas..."

Esta liberación erótica también habría de tomar la forma del "Gran Rachazo" una negativa rotunda al monstruo "capitalista" y todas sus obras, incluyendo la razón tecnológica y el "lenguaje ritual-autoritario." Como parte del Gran Rechazo, la humanidad debería desarrollar un "ethos estético," convirtiendo a la vida en un ritual estético, un "estilo de vida" (una frase sin sentido que entró al lenguaje en los años 1960s, bajo la influencia de Marcuse). Con Marcuse representando la punta de la cuña, los años 1960s se llenaron de justificaciones intelectuales obtusas para la rebelión sexual adolescente sin contenido. Eros y Civilización fue reimpreso en una edición barata encuadernada en papel en 1961, y tuvo varias reediciones; en el prefacio de la edición de 1966, Marcuse afirmó que la nueva consigna "Haz el amor, no la guerra", era exactamente de lo que hablaba cuando decía "La lucha por el eros es una lucha política." En 1969, observó que hasta la obsesión de la Nueva Izquierda por emplear obscenidades en sus manifestaciones políticas era parte del Gran Rechazo, llamándole "una rebelión lingüística que destroza el contexto ideológico en el cual se utilizan y se definen las palabras."

Marcuse fue auxiliado por el psicoanalista Norman O. Brown, su protegido en el OSS, que contribuyó a Life Against Death (Vida Contra la Muerte) en 1959, y Love's Body (Cuerpo del Amor) en 1966 — llamando al hombre a que se desprenda de su razonable ego "blindado," y lo reemplace con un "ego Dionisiano del cuerpo," que abrazaría la realidad instintiva de perversidad polimorfa y traería al hombre de nuevo a una "unión con la naturaleza." Los libros de Reich, que afirmaban que el nazismo había sido causado por la monogamia, fueron reeditados. Reich había muerto en una cárcel norteamericana por recibir dinero con su embuste de que el cáncer podía ser curado re-canalizando la "energía orgónica." La educación primaria llegó a ser dominada por el principal discípulo de Reich, A.S. Neill, un miembro del culto teosófico de los años 1930s y ateo militante, cuyas teorías educativas exigían que a los pupilos se les enseñara a rebelarse contra sus profesores, que son, por naturaleza, autoritarios. Del libro de Neill, Summerhill, se vendieron 24,000 ejemplares en 1960, aumentando a 100,000 en 1968, y dos millones en 1970. Para 1970, era de lectura obligatoria en 600 cursos universitarios, haciéndolo uno de los textos educacionales más influyentes del período y todavía es un punto de referencia para los escritores recientes sobre el asunto.

Marcuse guió el camino para el renacimiento del resto de los teóricos de la Escuela de Frankfort, re-introduciendo al por largo tiempo olvidado Lukacs en Norteamérica. El propio Marcuse fue el pararrayos de la contra-cultura, y era atacado regularmente por fuentes tales como el diario soviético Pravda, y el entonces gobernador de California, Ronald Reagan. La única crítica con algún mérito fue la del Papa Pablo VI, quien en 1969 criticó a Marcuse, (caso extraordinario, ya que el Vaticano generalmente se abstiene de denunciar a personas que aún viven) junto con Freud, por su justificación de "las expresiones ofensivas e irrefrenadas de eroticismo" y calificó la teoría de liberación de Marcuse como "la teoría que abre el camino para el desenfreno disfrazado de libertad...una aberración del instinto." El eroticismo de la contra-cultura significaba mucho más que el amor libre y el ataque violento contra la familia. También significaba la legitimación del eros filosófico. La gente fue enseñada a verse como objetos, determinados por sus "naturalezas." La importancia del individuo como persona dotada de la chispa divina de la creatividad y actuando sobre toda la civilización humana fue reemplazada por la idea de que la persona es importante porque es negra, o mujer, o siente impulsos homosexuales. Esto explica la transformación del movimiento de los derechos civiles en el movimiento llamado Black Power ('empoderamiento' de los negros), y la transformación de la legítima cuestión de los derechos civiles de las mujeres en feminismo. La discusión sobre los derechos civiles de las mujeres fue forzada a convertirse sólo en otro "culto de liberación" con todo y su quema de portabustos, y otros rituales abiertamente de tipo Astarte; un repaso de Política Sexual de Kate Millet (1970) y El Eunuco Hembra, de Germaine Greer, demuestra su total sustento en Marcuse, Fromm, Reich, y otros extremistas freudianos.

El Mal Viaje

La popularización de la vida como un ritual erótico y pesimista no se abatió, sino que de hecho se profundizó durante los veinte años que llegaron a nuestro tiempo, es la base del horror que vemos a nuestro alrededor. Los herederos de Marcuse y de Adorno dominan enteramente nuestras universidades, enseñando a sus propios alumnos a que reemplacen la razón con ejercicios rituales "Políticamente Correctos." Son muy pocos los libros teóricos sobre las artes, las letras o el lenguaje publicados ahora en los Estados Unidos o en Europa que no reconozcan abiertamente su deuda con la Escuela de Frankfort.

La cacería de brujas en las universidades es simplemente una implementación del concepto de "toleración represiva" — "tolerancia para los movimientos de izquierda pero intolerancia para los de derecha" — impuesta por estudiantes de la Escuela de Frankfort, ahora convertidos en profesores de estudios feministas o de estudios afro-americanos. El portavoz más erudito en pro de los estudios afro-americanos, por ejemplo, el profesor Cornell West de Princeton, declara públicamente que las teorías se derivan de Georg Lukacs. Al mismo tiempo, la horripilancia tan cuidadosamente nutrida por pesimistas de la Escuela de Frankfort, ha corrompido nuestros emprendimientos culturales más elevados. Uno difícilmente puede encontrar una ejecución de una opera de Mozart que no haya sido enteramente deformada por un director que, siguiendo a Benjamín y al Instituto de Investigación Social, trate de "liberar el subtexto erótico." No puedes pedirle a una orquesta que ejecute a Schönberg y a Beethoven en un mismo programa, y mantener la integridad de ésta última. Y cuando nuestra más alta cultura se vuelve impotente, nuestra cultura popular se vuelve abiertamente bestial. Una imagen final: Los niños norteamericanos y los europeos ven diariamente películas como Nightmare on Elm Street (Pesadilla en la Calle del Álamo) o Total Recall (Desafío Total). o programas de televisión comparables con ellas. Una escena típica en una de estas películas mostrará a un personaje que sale de un aparato de televisión, la piel de su cara se desprende de manera realista para revelar un hombre horriblemente deformado, con dedos en forma de navajas de rasurar, dedos que comienzan a crecer hasta varios pies de largo y, de repente, la víctima es rebanada en tiras sangrientas. Esto no es entretenimiento, es la profundamente paranóica alucinación de una mente influida por el ácido LSD. Lo peor que pasó en los 1960s es ahora nuestra dieta diaria. Debido a la Escuela de Frankfort y a sus co-conspiradores, Occidente se encuentra en un "Mal Viaje" del cual no se le permite bajarse.

Los principios por los cuales se construyó la civilización judeo-cristiana occidental ya dejaron de ser dominantes en nuestra sociedad; existen solamente como un tipo de movimiento de resistencia clandestino. Si ese movimiento a final de cuentas se sumerge, nuestra civilización no sobrevivirá — y en nuestra era de enfermedad pandémica incurable y armas nucleares, el colapso de la civilización occidental muy probablemente arrastrará con él al resto del mundo al infierno.

La salida es crear un renacimiento. Si eso suena grandioso, es no obstante lo que se requiere. Un renacimiento significa comenzar de nuevo; descartar lo malo, lo inhumano y lo simplemente estúpido, y retornar, cientos o miles de años, a las ideas que permiten a la humanidad crecer en libertad y bondad. Una vez que hayamos identificado esas creencias centrales, podremos reconstruir la civilización.

En última instancia, un nuevo renacimiento se apoyará en científicos, artistas, y compositores, pero en el principio, dependerá de gente aparentemente ordinaria que defenderá en ella misma la chispa divina de la razón, y tolerará nada menos que eso en los demás. Dados los éxitos de la Escuela de Frankfort y sus patrocinadores de la Nueva Edad Obscura, estas personas ordinarias con su creencia en la razón y en la diferencia entre el bien y el mal, serán "impopulares." Pero ninguna verdaderamente buena idea jamás fue popular, en un principio

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El Cambio de Paradigma de la Nueva Era

El trabajo de sondeo original de la Escuela de Franfort de los años 1930s, incluyendo el de la "personalidad autoritaria" estaba basado en categorías psicoanalíticas desarrolladas por Erich Fromm. Fromm derivó esas categorías de las teorías de J.J. Bachofen, colaborador de Nietzsche y de Ricardo Wagner, quien aseguraba que la civilización humana había sido originalmente "matriarcal." Este período primigenio de democracia "gynocrática" y dominación del culto de la Magna Mater (Gran Madre), decía Bachofen, fue sumergido por el desarrollo del "patriarcalismo" racional, autoritario, incluyendo la religión monoteísta.
Más tarde, Fromm utilizó esta teoría para aseverar que el apoyo de la familia nuclear era evidencia de las tendencias autoritarias.

En 1970, cuarenta años después de que hubiera proclamado la importancia de la teoría de Bachofen, Erich Fromm de la Escuela de Frankfort hizo una encuesta acerca de qué tan lejos habían progresado las cosas. Listó algunos "cambios socio-psicológicos", que indicaban el avance del matriarcalismo sobre el patriarcalismo:
  • La revolución de las mujeres
  • La revolución de los niños y los adolescentes, basada en el trabajo de Benjamin Spock y otros, permitiendo a los niños nuevas y más adecuadas maneras de expresar su rebelión
  • El surgimiento del movimiento radical de los jóvenes, que abraza completamente a Bachofen, en su énfasis en el sexo en grupo, estructura familiar disuelta, y atuendo y comportamiento unisexual.
  • El empleo de Bachofen por profesionales para corregir un análisis excesivamente sexual de la relación madre-hijo — esto habría de hacer el Freudianismo menos amenazador y más aceptable para la población general.
  • La visión del paraíso del consumidor ... En esta visión, la técnica asume el carácter de la Gran Madre, una madre técnica en lugar de una natural, que amamanta a sus hijos y los pacifica con una incesante canción de cuna (en la forma del radio y la televisión). En el proceso, el hombre emocionalmente se vuelve un infante, sintiéndose seguro en la esperanza de que los pechos de la madre siempre le proveerán de leche en abundancia, y que ya no se necesitan hacer decisiones por el individuo.
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La Teoría de la Personalidad Autoritaria

La Escuela de Frankfort ideó el perfil de la "personalidad autoritaria" para ser usado contra sus enemigos políticos. El fraude descansa en el supuesto de que las acciones de las personas no son importantes, Más bien, la cuestión es la actitud psicológica del actor — determinada por científicos sociales como los de la Escuela de Frankfort. Este concepto está diametralmente opuesto a la idea de la ley natural y a los principios legales republicanos sobre los cuales se fundaron los Estados Unidos; es, en verdad, fascista, e idéntico a la idea del "crimen de pensamiento," como se describe en el 1984 de George Orwell, y a la teoría del "crimen volitivo" desarrollado por el juez Nazi Roland Freisler a principios de los 1930s.

Cuando la Escuela de Frankfort estaba en su fase abiertamente bolchevique, su trabajo de la personalidad autoritaria estaba ideado para identificar personas que no fueran lo suficientemente revolucionarias, a manera de que estas personas pudieran ser "reeducadas." Cuando la Escuela de Frankfort expandió su investigación luego de la Segunda Guerra Mundial, a petición del Comité Judío Americano y de la Fundación Rockefeller, su propósito no era el de identificar el anti-semitismo, eso era meramente la fachada. Su objetivo era medir la adhesión a las creencias de la civilización judeo-cristiana, a manera de que estas creencias fueran caracterizadas como autoritarias y así desacreditadas.

Para los conspiradores de la Escuela de Frankfort, el peor crimen era la creencia de que cada individuo está dotado de una razón soberana, que podría permitirle determinar lo que es bueno y lo que es malo para la sociedad entera; así, el decirle a la gente que se tiene una idea razonable a la cual se debe conformar es un extremismo autoritario y paternalista.

Bajo estas normas, los jueces de Sócrates y de Jesús estaban en lo correcto al condenar a estas dos personas (como, por ejemplo, lo afirma en uno de los casos I.F. Stone en su "Juicio de Sócrates"). Es la medida de nuestro propio colapso cultural el que esta definición de autoritarismo haya sido aceptada por la mayoría de los ciudadanos, y utilizada libremente por operaciones políticas como la Liga Anti Difamación y la Red de Conocimiento de los Cultos para "satanizar" a sus enemigos políticos.

Cuando Lyndon LaRouche y seis de sus colegas se enfrentaron a un juicio por cargos falsificados en 1968, LaRouche identificó que la fiscalía habría de apoyarse en el fraude de la personalidad autoritaria, para argüir que las intenciones del acusado eran inherentemente criminales. Durante el juicio, el abogado de LaRouche trató de demostrar que las raíces de la teoría de conspiración del fiscal se encontraban en la Escuela de Frankfort, pero el argumento fue denegado por el Juez Albert Bryan Jr., quien dijo "No voy a regresar a principios de los 1930s en declaraciones iniciales o en testimonios de testigos."

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Hipis nazi-comunistas de los 1920s

Una apabullante cantidad de filosofía y artefactos de la contra-cultura de los 1960s, además de la insensatez actual de la Nueva Era se deriva del experimento social a grande escala llevado a cabo en Ascona, Suiza entre aproximadamente 1910 y 1935. Originalmente una área de vacaciones para los miembro del culto de teosofía de Elena Blavatsky, el pequeño villorrio suizo se convirtió en el refugio de toda secta ocultista, izquierdista, y racista del movimiento original de la Nueva Era de principios del siglo veinte. Para finales de la Primera Guerra Mundial, Ascona ere indistinguible de lo que posteriormente habría de convertirse Haight Asbury, llena de tiendas de comida saludable, librerías de ocultismo pregonando el I Ching, y Naturmenschen, "Señores Natural" que andaban de pelo largo, en sandalias, y en túnicas, a fin de "retornar a la naturaleza." La influencia dominante en el área venía del Dr. Otto Gross, estudiante de Freud y amigo de Carl Jung, quien había sido miembro del círculo de Max Weber en la época en que el fundador de la Escuela de Frankfort, Lukacs, también era miembro. Gross llevó a Bachofen a sus extremos lógicos, y, en palabras de su biógrafo, "se dice de él el haber adoptado Babilonia como su civilización, en oposición a aquélla judeo-cristiana de Europa ...si Jezabel no hubiera sido vencida por Elías, ..el mundo habría sido diferente y mejor. Jezabel era Babilonia, religión de amor, Astarte, Ashtoreth; matándola, el moralismo monoteísta judío sacó el placer fuera del mundo "

La solución de Gross era re-crear el culto a Astarte a fin de comenzar una revolución sexual y destruir la familia burguesa, patriarcal. Entre los miembros de este culto estaban Frieda y D.H. Lawrence, Franz Kafka, Franz Werfel, el novelista que más tarde vino a Hollywood y escribió El Canto de Bernardette; el filósofo Martin Buber, Alma Mahler, esposa del compositor Gustav Mahler, y posteriormente enlace con Walter Gropius, y Oskar Kokoshka entre otros. El Ordo Templis Orientalis (OTO), la fraternidad ocultista establecida por Aleister Crowley, tenía su albergue sólo para mujeres en Ascona. Es aleccionador percatarse de que el número de intelectuales que ahora son laureados como héroes culturales y que fueron influenciados por esta locura de la Nueva Era — incluyendo a la mayor parte de los autores que gozaron de un importante resurgimiento en Norteamérica en los años 1960s y 1970s. El lugar y su filosofía figura de manera elevada en las obras, no sólo de Lawrence, Kafka y Werfel, sino también de los ganadores de premios Nobel, Gerhardt Hauptmann, y Hermann Hesse, H.G. Welles, Max Brod, Stefan George, y los poetas Rainer María Rilke, y Gustav Landauer.


En 1935, Ascona se convirtió en el cuartel general de la conferencia anual Eranos para popularizar el gnosticismo. Ascona fue también el lugar de creación de lo que ahora llamamos danza moderna. Fue el cuartel general de Rudolf von Laban, inventor de la forma más popular de notación dancística, y de Mary Wigman. Isadora Duncan era una visitante frecuente. Laban y Wigman, al igual que Duncan, buscaron reemplazar las geometrías formales del ballet clásico con re-creaciones de danzas de cultos, que fueran capaces de desenterrar las memorias raciales primigenias del auditorio. Cuando los Nazis llegaron al poder. Laban llegó a ser el funcionario más alto en el campo de la danza del Reich, y él y Wigman crearon el programa de danza ritual para los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín — que fueron filmadas por el director de cine personal de Hitler, Leni Riefenstahl, un anterior estudiante de Wigman. El peculiar psicoanálisis ocultista popular en Ascona fue también decisivo en el desarrollo de mucho del arte moderno. El movimiento Dada se originó en la cercana Zurich, pero todos sus primeros personajes eran Asconianos de mente y cuerpo, especialmente Guillaume Apollinaire, quien era un particular aficionado a Otto Gross. Cuando "Berlín Dada" anunció su creación en 1920, su manifiesto de inauguración fue publicado en una revista fundada por Gross. El documento primario del surrealismo también provino de Ascona. El Dr. Hans Prinzhorn, un psiquiatra de Heidelberg, viajaba a Ascona, donde fue el amante de Mary Wigman. En 1922 publicó el libro, "Las obras de Arte de los Enfermos Mentales," basado en pinturas de sus pacientes psicóticos, acompañado de un análisis que afirmaba que el proceso creativo mostrado en este arte era realmente más libre que el de los Antiguos Maestros. El libro de Prinzhorn fue ampliamente leído por los artistas modernos de la época, y un historiador reciente lo ha llamado "la biblia de los surrealistas"

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