Buenas noches, Sra.Clinton
(Una Campaña de Nacimiento Parcial ha Quedado Enterrada)
Por Michael Matt
Tomado de: http://remnantnewspaper.com/web/index.php/articles/item/2865-goodnight-mrs-clinton-a-partial-birth-campaign
Traducido del inglés por Roberto Hope
Sin embargo, siempre desde que yo era niño me ha parecido que la emoción de la victoria no es, ni por mucho, tan poderosa como la agonía de la derrota. Si la Sra. Clinton hubiera logrado la victoria anoche, hoy sería el día más sombrío de la historia. El futuro habría sido peor que nefasto para un pueblo que intencionalmente habría elevado [a la presidencia] a una radical, inmoral y corrupta mujer que odia las leyes de Dios, defiende el asesinato de bebés y se afana con gran celo por la destrucción de la familia.
De haber sido elegida, ese resultado habría hablado mucho más de nosotros que de ella. Nos habríamos exhibido como un pueblo desalmado y sin corazón, despreciable y más allá de toda esperanza.
Demasiado estaba en juego. Mucha de nuestra labor aquí en The Remnant, por ejemplo, habría sido definida como criminal en los próximos cuatro años. Nuestra preferencia por proveer escolarización a nuestros hijos en nuestra propia casa se habría vuelto ilegal en la aldea que la Sra, Clinton tenía en mente. Hasta nuestra posibilidad de movernos libremente habría sido socavada por la Sra. Clinton, quien había prometido expandir a miembros de 'grupos de odio' la lista de gente a la que no se le permite abordar vuelos comerciales hacia el interior o hacia el exterior de los Estados Unidos. (Como 'líder de un grupo de odio', según nos califica el infame Southern Poverty Law Center, no le es difícil a quien esto escribe imaginarse con cuánto entusiasmo la Presidente Hillary habría aplicado la legislación anti-crímenes de odio contra la América Cristiana)
Por lo tanto, sí, como todo mundo, estamos todavía tratando de procesar la noticia de esta sorpresiva derrota, verdaderamente formidable (si Trump revoca la Enmienda Johnson [que a partir de 1954 prohibe a ciertas organizaciones exentas de impuestos, que apoyen o se opongan a candidatos a cargos políticos ― N. del Tr.] hasta podría la Iglesia Católica en este país volverse nuevamente relevante). Hay mucho que aprender de lo que vimos acontecer anoche, no el menor de lo cual es que la gran prensa, lejos de poseer omni-sapiencia, de hecho son ideólogos que no tienen idea de lo que pasa, y a quienes nunca se les debe volver a tener confianza.
Independientemente de lo que pase con una presidencia de Trump, ya sabemos que un porcentaje sustancial del pueblo americano no está fuera de toda esperanza ― que todavía tiene suficiente sentido Cristiano para reconocer y rechazar lo demoníaco cuando lo ve. Y ¿qué es lo que debemos sacar de todo esto? Que los demonios no son invencibles. De hecho, anoche les salió el tiro por la culata gracias a un 'bufón' de quien se habían burlado inmisericordemente durante 18 meses y quien decidió ser el primer político en décadas en darle una voz nuevamente a los americanos que temen a Dios ― una concesión comparativamente pequeña que, no obstante, redujo a lágrimas amargas y a un silencio estupefacto a la mitad izquierda de este país.
Donald Trump se las ingenió para librar de los grilletes a los Americanos pro-vida, pro-Dios y pro-familia, provocando que los demonios se desbandaran frente a ellos como cucarachas. Y así como muchos de nosotros votamos por Donald Trump para detener a Hillary Clinton, ahora podemos celebrar sin reparos la aplastante derrota que nuestro voto infirió a los todopoderosos: George Soros, el Papa Francisco, Planned Parenthood, la prensa principal, Hollywood, las Naciones Unidas, la Unión Europea y el resto de los fanáticos del Nuevo Orden Mundial.
Abajo, en las cloacas, hasta las ratas están desgarrando sus pequeñas pieles: Miley Cyrus tendrá que dejar el país como prometió hacerlo si Trump ganaba (que te vaya bien Miley, y cuida que, al cerrarse la puerta, no te pegue en el trasero). El Reverendo Al Sharpton también necesita un corredor de bienes raíces del extranjero, lo mismo que Whoopi Goldberg, Tom Hanks, Bruce Springsteen, Ellen y el resto de las 'elites' de colas largas y narices puntiagudas.
Hollywood está derramando lágrimas de ácido esta mañana y de ello debemos felicitar mucho a Donald Trump.
Los malos, los demonios, los pro-aborto, la facción anti-familia ― todos ellos perdieron anoche y perdieron en grande. Y ― ¡horror de los horrores! ― su derrota les fue propiciada por gente que se para frente a las clínicas abortivas recorriendo con los dedos las cuentas de su rosario, rogándole al Cielo que intervenga, pidiéndole a Nuestra Señora que dé a nuestra nación algo más de tiempo para que vuelva a sus cabales. Perdieron, en otras palabras, ante la ”gente menuda” ― gente que viaja en sus mini-mamamóviles llenas de niños, aferrada a sus biblias y a sus armas, que vive allá en esa 'canasta de deplorables' [como calificó Hillary Clinton a los partidarios de Trump] donde Dios y familia todavía son más importantes que las dádivas gubernamentales y que el derecho de asesinar bebés.
Obviamente, todo esto debe tenerse en perspectiva; fue Donald Trump quien fue electo anoche, no Santo Tomás Moro. Va a haber desencantos que provengan de la Casa Blanca de Trump. Se los aseguro. No debemos engañarnos con eso, seamos realistas. América tiene un muy, muy largo camino que recorrer si habrá de volver a sus cabales. Nuestro país está todavía en una rebelión de facto contra Dios. Aún no hemos salido del bosque, ni siquiera estamos cerca. Pero el infierno sufrió anoche un revés y nada puede cambiar esa realidad que ahora es histórica.
Por lo tanto, oremos por que el Presidente Trump pueda tomar los pasos, aunque sean pasos de bebé, para revertir los motores y cambiar el curso. Nuestras expectativas son modestas, por decir lo menos, pero no sin esperanza y ciertamente no sin una convicción firme de que la alternativa venía del mismo vientre del infierno y habría asestado un golpe de muerte a la América cristiana.
Los perdedores de ayer son ahora la mejor causa de esperanza. Esa derrota aplastante prueba que los malos, aun cuando son poderosos, no son invencibles. Puede resistírseles y hasta derrotárseles. Le guste el personaje o no, Trump ha probado fuera de toda duda, que la guerra por Dios, por la familia y por los no nacidos en este país está lejos de ser una causa perdida.
El sordo gemido que oímos a todo el largo y ancho de América nos ofrece una prueba audible de esto ― es el sonido de los dientes del demonio rechinando. Y para eso, cualesquier reservas que podamos tener acerca de nuestro presidente electo, los americanos decentes pueden levantar “un sonido de alegría al Señor” al dar un suspiro nacional de alivio,
Con cauteloso optimismo hacia el futuro, agradecemos a Dios por el milagro que fue la derrota de la pro-abortista, pro-sodomía, y anti-americana Hillary Rodham Clinton. Y agradecemos a Donald Trump por haber tomado una postura en favor de la gente buena cuya voz ha sido silenciada en este país por demasiado largo tiempo. Anoche se pronunciaron, y su recién descubierta voz fue oída en todo el mundo.
Recen por Donald Trump. Él no es católico, y por eso no tiene el beneficio de los sacramentos. Y sin embargo, todos los poderes del infierno van a aliarse contra él durante los próximos cuatro años. Él necesita de nuestras oraciones, se dé cuenta de ello o no.
Que Dios bendiga a América, y que los americanos utilicen esta tregua para ponerse de rodillas y bendecir a Dios por haber tenido misericordia de nosotros ― misericordia de la cual somos altamente inmerecederos.
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