Ataques al Tomismo.
Un ensayo histórico-teológico
Por John Lamont
Tomado de. http://rorate-caeli.blogspot.com/2015/01/a-christmastide-gift-for-our-readers.html
Traducido del inglés por Roberto Hope
Tomismo y neomodernismo
I: Progresistas,'manualismo' y tomismoQuienquiera que tenga alguna familiaridad con el ambiente clerical e intelectual de la Iglesia Católica se habrá topado con la opinión convencional 'progresista' concerniente al tomismo y a su papel en la Iglesia, anterior al Concilio Vaticano Segundo, y concerniente al estado preconciliar de la teología en general. Sus pretensiones y sus consignas se reiteran continuamente en círculos teológicos y clericales, con poco cambio desde esa época ― la primera mitad del Siglo XX ― en que comenzaron a usarse. A diferencia de las posturas 'progresistas' sobre cuestiones morales, esta opinión convencional ha alcanzado virtualmente el estatus de una pseudo ortodoxia dentro de la Iglesia, llegando algunos de sus componentes a ser centrales para el catolicismo 'conservador'. Su aceptación por los neo-conservadores está evidenciada en una presentación favorable a ellos escrita por el Padre Brian van Hove en la revista Homiletic and Pastoral Review 1, revista que constituye uno de los pilares más antiguos del catolicismo conservador en la lengua inglesa. La presentación de esta opinión convencional toma la forma de un ataque a la encíclica Humani Generis de Pío XII, documento que incomoda a los neo-conservadores. La forma como lo expone es de una manera ingenua, carente de las sutilezas que habría introducido un perspicaz apologista de esa postura, pero es útil por esa misma razón.
Es la versión ingenua de una idea, la versión simplificada y fácilmente accesible, la que llega a adoptarse ampliamente y la que determina los acontecimientos. Esto es conocido por los apologistas perspicaces, que saben que las sutilezas que ellos han introducido para desarmar a los críticos y ocultar sus verdaderas intenciones habrán de ser descartadas una vez que su postura haya triunfado. En conjunto, estos puntos constituyen la ideología que justificó la destrucción de la teología católica preconciliar, y que constituye un apuntalamiento esencial de la hegemonía progresista que controla ahora a la Iglesia. Desenmascarar esta ideología es crucial para superar esa hegemonía. Este artículo y sus dos secuelas están dedicados a la tarea de exhibirla.
Manualismo:
Un componente importante de esta ideología es su ataque al “manualismo”. Este ataque arguye que la teología católica preconciliar consistía en gran medida en una “teología manualista”. Supuestamente esta teología se enseñaba en manuales teológicos y sufría de legalismo, dogmatismo, ahistoricismo, antimodernismo (presumido como una falta) y abstracción.
La idea misma de una “teología manualista” es, sin embargo, una ficción. Se usaban ampliamente, en realidad, manuales teológicos antes de Segundo Concilio Vaticano para el fin para el cual fueron escritos: la educación de los estudiantes.2 Los mejores de esos manuales estaban escritos de una manera excelente para ese propósito, como podrá percatarse cualquier educador que los lea. Pero nunca hubo una escuela de teología basada en esos manuales, y menos una escuela dominante. La teología antes del Concilio se llevaba a cabo con los mismos medios que se utilizan en otros proyectos de estudio académico: monografías, revistas especializadas, tratados extensos. Estas obras, y no los manuales teológicos, eran los medios del desarrollo de la teología pre-conciliar. Si fuéramos a identificar un producto característico de la teología del período que precedió al Concilio, no serían los manuales, sino las grandes obras de referencia tales como el Dictionnaire de Theologie Catholique, o el Dictionnaire de Spiritualité. Los artículos en estas obras con frecuencia equivalían a tratados del tamaño de un libro de más de 100,000 palabras. Incluyen monumentos de erudición sobresaliente que hoy en día no podrían ser reemplazados; la profundidad del conocimiento teológico que se usó en su composición ya no existe en nuestros días ―¡vaya debilidad de la teología pre-conciliar! La idea de una “teología manualista” es una ficción dirigida a sacerdotes cuya formación teológica no pasaba más allá de los manuales que habían estudiado en el seminario. Esos sacerdotes eran la mayoría, especialmente en el mundo de habla inglesa, donde la teología académica era débil. El convencerlos de que lo que habían aprendido en el seminario era la defectuosa y obsoleta “teología manualista”, abría el camino para alejarlos de la doctrina católica que les había sido enseñada.
Tomismo.
Otro artículo del credo postconciliar tiene que ver con el carácter del tomismo, que fue promovido por los papas desde León XIII hasta Pío XII. Las acusaciones que en sustancia se hacen contra el tomismo son que injustificadamente limitaban la teología a un sistema filosófico particular, que la teología estaba forzada a conformarse a ella, y que no era el verdadero pensamiento de Santo Tomás. Estos argumentos juegan un papel subordinado en la crítica del tomismo pre-conciliar, cuyo principal énfasis radica en acusaciones de que el tomismo es “abstracto”, “racionalista”, “ahistórico”, “árido”, “petrificado”, “inmóvil”, “obsesivo”, que "induce a secularidad pura”, “escleróticamente endurecido, teológica, espiritual y eclesialmente”, “causante de una ruptura entre la teología y la vida”, una “máscara de cera”, una “camisa de fuerza” que “reducía a la esterilidad la especulación teológica”. La esencia de esta villana forma del tomismo estaba supuestamente enunciada en las 24 tesis tomistas desarrolladas por destacados eruditos y respaldadas por la Sagrada Congregación de Estudios en 1914 y presentadas como aquéllas que contienen los principios y los principales postulados de la filosofía de Santo Tomás de Aquino.
Las acusaciones sustantivas contra el tomismo pueden desecharse fácilmente. El argumento de que el Tomismo era impuesto en la teología preconciliar carece de fundamento, como puede verse leyendo los textos oficiales que tratan del asunto. Todos estos textos conciernen a la eseñanza de filosofía y teología en las instituciones educativas. León XIII y los papas que lo siguieron habían decidido que era esencial que al clero le fuera dada una formación filosófica sólida, y que la mejor filosofía para formarlo era el tomismo. A fin de alcanzar ese objetivo, decretaron que la formación filosófica en los seminarios y universidades católicas fuera tomista en naturaleza. Esto hizo necesario dar alguna definición de lo que consiste el tomismo, y estas 24 tesis fueron promulgadas para satisfacer esta necesidad.
Podría plantearse la objeción de que los estudiantes deberían haber aprendido también filosofías competidoras como el kantianismo o el escotismo, en vez de confinar su formación filosófica a un solo sistema. Esta es una propuesta admirable y ciertamente debería seguirse en programas doctorales en las cinco o diez mejores universidades del mundo. Para el seminario y sistema universitario católico era (y sigue siendo) imposible de ponerse en práctica. Lo más que podría lograrse en este sistema o en cualquier sistema universitario promedio es hacer que los estudiantes adquieran alguna comprensión de un tipo de filosofía. El nivel promedio de los estudiantes y el tiempo disponible para su formación no permite otra cosa ― y aun esta meta es muy ambiciosa y difícil de alcanzar. Éste era el valioso objetivo de la legislación preconciliar para promover el tomismo. No era un intento de imponer el tomismo en la teología en general.
El argumento de que las 24 tesis no representan el pensamiento filosófico de Santo Tomás con exactitud es falso; todas pueden documentarse abundantemente de sus obras. Dan una imagen razonablemente buena de sus principales posturas filosóficas. La selección de estas tesis es importante para entender la historia subsecuente del tomismo. Fueron seleccionadas con vista a identificar dónde el tomismo difiere de otras escuelas de filosofía católica ― y de manera notable del suarezianismo, la escuela filosófica de los jesuitas. Las 24 tesis ponían a los jesuitas en la posición incómoda de tener que escoger entre la autoridad magisterial y sus propias tradiciones. Aun cuando la Sociedad de Jesús consiguió de Benedicto XV una clarificación de que los jesuitas no tenían prohibido disputar algunas de estas tesis al discutir cuestiones que tradicionalmente se han disputado entre estas escuelas, pero quedaba el caso de que la autoridad eclesiástica había decretado que la educación católica tenía que basarse en principios filosóficos que se oponían al pensamiento jesuita. Esto creó una desaveniencia entre la Sociedad de Jesús y el magisterio que habría de crecer después. Mucha de la oposición al tomismo en la iglesia tuvo comienzo en esta hostilidad de los jesuitas
La debilidad de las críticas sustantivas contra el tomismo no fue impedimento para la campaña anti-tomista, para la cual estas acusaciones no eran más que pretextos. El enfoque de esta campaña y la clave de su éxito fue una labor de propaganda, Esta labor se concentró efectivamente en las metas clave de toda propaganda: envilecer a los oponentes cuya destrucción se busca, crear temor en estos oponentes y exaltar el valor, la bondad y la sabiduría de todos aquéllos que se unían para atacar a los oponentes. El envilecimiento tomó la forma de epítetos como señalamos arriba – ´árida', 'racionalista', 'estéril', etc. – junto con la acusación de que los tomistas denunciaban a católicos leales como herejes, y que hicieron que fueran castigados por la autoridad eclesiástica, a fin de imponer sus particulares, defectuosas, opiniones personales. El temor era dirigido contra la presunta malicia y tiranía de los tomistas y el presunto alejamiento del mundo moderno que supuestamente resultaría si sus ideas obsoletas fueren impuestas o sancionadas oficialmente por la Iglesia. Estos temas negativos llevaban directamente a la glorificación de cualquiera que concordara con ellos y que denunciara a los tomistas y al tomismo; estas denuncias protegían a las víctimas inocentes de denuncias falsas, resistían a la tiranía y promovían un glorioso abrazo de la Iglesia con el mundo moderno.
Esta propaganda era con frecuencia expresada de manera asombrosamente burda en medios intelectuales. Pero un vez que hubo logrado hacer una conexión emocional, esta tosquedad ―como pasa en toda propaganda ― sólo fortaleció su poder. Una vez que ese poder hubo sido demostrado, el temor a ser víctima de él aumentó su fuerza. Ahora que el partido que la impulsa ha adquirido dominancia en la Iglesia, y desterrado la filosofía y la teología tomistas de virtualmente toda institución católica de educación superior, esta propaganda toma una forma retrospectiva. El derrocamiento del monopolio tomista sobre la ortodoxia ― el 'arrasamiento de los bastiones' publicitado por Hans Urs von Balthasar ― y la iluminación y libertad de pensamiento que supuestamente resultaron de este derrocamiento, se presentan como los grandes logros teológicos del Concilio. Las perversidades de los tomistas y su sofocante ideología proveen la razón para descartar sus posturas sin examinarlas y para proceder cual si el movimiento progresista las hubiera reemplazado y constituyera en efecto la totalidad de la teología católica,
El tomismo constituía un blanco fácil para esta propaganda. Todo campo de estudio avanzado, como el de la filosofía, el de las matemáticas o el de la física, pueden representarse como 'áridos' y 'rígidos'. Para los gustos de la mayoría de la gente, esta representación será con frecuencia cierta. Las materias precisas y rigurosas tienen inevitablemente componentes áridos. Debido a que trata de cuestiones fundamentales cuyas respuestas son verdaderas para siempre y en todas partes, la filosofía será siempre 'ahistórica' e 'inmutable'. No satisfará los deseos y expectativas de los individuos o sociedades porque estos deseos y expectativas nunca se dirigen hacia conceptos sutiles y difíciles. Satisfará sus necesidades ― si es verdadera. Pero la demostración de una verdad filosófica es una débil defensa contra la propaganda.
Esta propaganda está dirigida no solamente contra el tomismo sino contra la filosofía misma, y los opositores al tomismo sólo pudieron utilizarla porque no estaban interesados en la filosofía. Usaban argumentos filosóficos para impulsar su agenda, pero no proponían una alternativa filosófica general al tomismo. No ofrecían explicación alguna de temas centrales de la filosofía ― tiempo, espacio, causa, universal y particular, cuerpo, alma, percepción y demás ― para reemplazar las explicaciones tomistas que ellos habían desechado. La alternativa al tomismo que ellos proponían, el 'tomismo trascendental', con su 'voltear hacia el yo', no contiene un análisis serio de esos temas. Por supuesto, si hubieran tratado de ofrecer una alternativa al tomismo habrían tenido que enfrentar a los tomistas en el terreno del argumento razonado, en el cual los tomistas eran más que capaces de resistir, pues los progresistas se contentaban con hacer la filosofía a un lado en vez de trabarse en ella.
La naturaleza de este rechazo del tomismo ha tenido graves consecuencias. No sólo se trata del rechazo de esas tesis características que propone el tomismo pero que son rechazadas por otras escuelas de pensamiento católico. Se trata de un rechazo general del contenido del tomismo en conjunto. Este contenido es compartido en gran parte con las demás escuelas católicas tradicionales ― y de hecho con la filosofía occidental tradicional en conjunto, ya que el tomismo incorpora muchas de las ideas platónicas y aristotélicas que son centrales a la filosofía. Por supuesto, el rechazar estas ideas básicas significa rechazar la filosofía occidental y el conjunto de la tradición de pensamiento católico, del cual forman una parte esencial. Pero si aceptamos ― como debiéramos ― que la filosofía occidental tiene algún valor, entonces tal rechazo también significa descartar las percepciones filosóficas fundamentales que ella contiene. Este abandono tiene consecuencias para la teología que no dejaron de percibirse por los tomistas que defendían su tradición.
Aun cuando los opositores progresistas del tomismo eran hostiles a la filosofía, su ataque al tomismo no era uno puramente negativo; tenía el propósito de desplazar al tomismo y al legado filosófico católico en general, a fin de reemplazarlo con sus propias opiniones. Estas opiniones, que revivieron los elementos esenciales de la herejía modernista de finales del siglo 19 y principios del 20, necesitan comprenderse a fin de poder entender la situación actual del tomismo y de la iglesia en general.
(continuará)
Bibliografía
1 http://www.hprweb.com/2013/12/looking-back-at-humani-generis/
2 Una lista útil de los principales manuales está incluida en 'The Teaching Authority of the teólogical Manuals', del Padre Joseph Clifford Fenton que puede hallarse en línea en http://www.catholicapologetics.info/modernproblems/vatican2/Manuals.htm.
3 Las 24 tesis estáncontenidas aquí: https://franciscan-archive.org/thomas/24tesis.html.
Bibliografía
1 http://www.hprweb.com/2013/12/looking-back-at-humani-generis/
2 Una lista útil de los principales manuales está incluida en 'The Teaching Authority of the teólogical Manuals', del Padre Joseph Clifford Fenton que puede hallarse en línea en http://www.catholicapologetics.info/modernproblems/vatican2/Manuals.htm.
3 Las 24 tesis estáncontenidas aquí: https://franciscan-archive.org/thomas/24tesis.html.
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