lunes, 27 de diciembre de 2021

La Larga Derrota - Parte 4

La Larga Derrota

La Cristiandad y sus defensores, de 1789 hasta el presente. 

Parte 4: 

El 'Otro' Imperio

 
Por Charles A. Coulombe

Tomado de: https://catholicism.org/the-long-defeat-christendom-and-its-defenders-1789-to-the-present-part-4-the-other-empire.html
Traducido del inglés por Roberto Hope 

Junto con Austria, Eslovenia y Chequia, lo que ahora es Alemania formaba el grueso del Sacro Imperio Romano Germánico, que, como hemos visto, fue gobernado por los Habsburgo durante largo tiempo. A diferencia de sus dominios hereditarios, la mayor parte del Sacro Imperio estaba formado - para 1789, de un tapiz de más de 300 feudos hereditarios, estados eclesiásticos, y ciudades libres, Como hemos visto, la Revolución Francesa puso de cabeza a toda la Europa, y a Alemania en particular. Finalmente, luego de la derrota de Napoleón en Waterloo, parecía que el genio había sido metido nuevamente en la botella.

Al mismo tiempo, la época llamada del Romanticismo, movimiento que - aun cuando con el tiempo habría de asumir diversas versiones en todo el Occidente - comenzó en Alemania. Escritores y artistas tales como Novalis, Achim von Amim, Clemente Brentano, Augusto y Federico Schlegel, José Goerres, Gaspar David Friedrich, los hermanos Grimm, y una multitud de otros, combatieron por igual a la Ilustración y a la Revolución en las esferas intelectual y cultural. Reiniciaron el interés en el folclor germánico y en los cuentos de hadas, en la mítica floresta alemana, y en la mitología nórdica. Al hacer eso, despertaron el interés por la Edad Media y también - en la Alemania protestante, en el catolicismo. Hombres tales como Novalis vieron la unidad europea perturbada por la revuelta protestante, y muchos de sus correligionarios románticos abrazaron el catolicismo. Una multitud de escritores políticos, tales como Gentz, Haller, Mueller y von Baader abogaron por la Iglesia y la Monarquía Católica. Durante el período de la Restauración, el Neo-Goticismo y la reacción política fueron dominantes, en tanto que Prusia voluntariamente tomaba el rol de segundo violín al de Austria en la nueva Confederación Germánica que reemplazó al Sacro Imperio Romano Germánico después de 1815.

Ese orden fue roto por las revoluciones de 1815, cuyo logro más notable fue correr del trono a Carlos X - último rey de Francia legítimamente coronado (los revolucionarios belgas también tuvieron éxito en alcanzar la independencia de su país, los revolucionarios polacos no alcanzaron tal suerte). Pero diez años más tarde, el pro-católico Federico Guillermo IV, el 'Romántico en el Trono' se hizo rey de Prusia. Inmediatamente terminó el conflicto de su padre con la Iglesia y concluyó la Catedral de Colonia (cuya construcción había sido interrumpida por la Revuelta Luterana). El nuevo Rey se rodeó de asesores - a quienes llamaban la 'Camarilla' - algunos de ellos evangélicos devotos, como J.F. Stahl y los hermanos (Leopoldo y Ernesto) von Gerlach, y otros de los cuales eran católicos como Radowitz y Reumont.

El año 1848 vio revoluciones por toda Europa, envolviendo todas las nacionalidades de los Austria así como a muchos de los Estados Alemanes. Un parlamento alemán fue convocado en Francfort, sus miembros estaban divididos acerca de la forma que el nuevo Imperio Alemán habría de tomar. Los Conservadores propugnaban por una entidad Gran Alemana que incluyera a Austria; los liberales querían excluir los dominios de los Habsburgo y darle la corona a Federico Guillermo. Él la rechazó y con el tiempo el status quo volvió a Europa Central.

En la siguiente década, sin embargo, la solución de la 'Pequeña Alemania' encontró oposición entre pensadores nordalemanes protestantes tales como Constantin Franz, Heinrich Leo, y Johann Friedrich Böhmer, y católicos como Franz Johann Joseph Bock - todos los cuales estaban inspirados por la memoria del Sacro Imperio Romano Germánico, y no podían imaginar una Alemania sin los Habsburgo a la cabeza. Al mismo tiempo, el crecimiento del proletariado urbano y la miseria acarreada por la Revolución Industrial trajo al frente a proponentes de soluciones para la cuestión social, tales como Wilhelm von Ketteler, Obispo de Maguncia, quien alentaba la formación de sindicatos obreros católicos y de organizaciones sociales católicas.

Inspirador como era todo esto, la muerte de Federico Guillermo IV en 1861 llevó al trono de Prusia a su hermano menor, Guillermo I. El nuevo Rey, a su vez, estaba enamorado de las ideas del liberal Otto von Bismarck, quien era a la vez anti-Habsburgo y anti-católico. Como canciller de Prusia, Bismarck estaba determinado a expulsar a Austria de Alemania y a hacer de Prusia el poder principal en un nuevo imperio alemán. La Guerra Austro-Prusiana de 1866 vio logrado esto, así como la anexión del Reino de Hanover, del Electorado de Hesse Kassel, del Gran ducado de Nassau (cuyo depuesto gobernante, sin embargo, más tarde habría de heredar Luxemburgo) y de la Ciudad Libre de Francfort - capital nominal de Alemania - a Prusia. Las otras Monarquías Germánicas (Baviera, Sajonia, Württemberg, etc) consintieron a la dominación prusiana. Cinco años más tarde, luego de la derrota francesa en la guerra Franco-Prusiana, Guillermo I fue proclamado Kaiser [César] Alemán, y la mitad del sueño de Bismarck quedaba completado. Él seguiría librando una guerra política contra la Iglesia en la Kulturkampf [guerra cultural.]

Bismarck, sin embargo, no habría de proceder sin oposición. Las organizaciones católicas existentes fueron acompañadas por un partido político católico, el Centro. Alentado por von Ketteler, su fundador, Ludwig von Windthorst, era (no para sorprenderse demasiado) también miembro del partido pro-independentista Hanoveriano, el Welfenbund. Asistiéndole estaban August Reichensperger y Hermann von Mallinckrodt. Hallaron aliados en el Partido Consevador Prusiano, y con éxito combatieron las medidas anti-católicas de Bismarck. Con el tiempo, viendo a sus enemigos como aliados potenciales en la lucha de mayor magnitud contra los Socialistas, Bismarck terminó su ataque y se reconcilió con León XIII - quien, en reciprocidad, lo armó caballero. Pero su estrella se estaba apagando rápidamente. En 1888 murió Guillermo, y fue reemplazado por su hijo, que vivió pocos años, Federico III. La muerte de éste, a su vez, llevó a los tronos de Prusia y de Alemania a su hijo, Guillermo II. Teniendo poca necesidad de Bismarck, el Kaiser lo removió menos de dos años después.

El nuevo gobernante era un hombre muy complejo. Por una parte, era extremadamente pro-Británico; su amada abuela materna, la Reina Victoria, literalmente murió en sus brazos. Pero aborrecía y despreciaba al sucesor de ella, su tío Eduardo VII - quien le hacía recíprocos sus sentimientos. Quería que Alemania emulara en sus logros el éxito británico como Imperio de Ultramar, lo cual puso a los dos países en trayecto de colisión. Guillermo quería a su primo Nicolás II, Zar de Rusia, pero a pesar de todos los ornamentos de supremacía con los cuales estaban envueltos sus respectivos tronos, ambos monarcas gradualmente perdieron el control de la maquinaria de gobierno en favor de sus respectivas clases políticas; cuando concluyeron un tratado de alianza luego de una agradable reunión en 1902, ambos de 'sus' gobiernos anularon el acuerdo, con desastrosas consecuencias trece años más tarde.

Religiosamente, Guillermo era un protestante muy devoto. Si no tan de 'Iglesia Alta' como lo había sido su gran tío Federico Guillermo IV, ciertamente se inclinaba en esa dirección - como lo muestran la arquitectura y los adornos de la nuevamente reconstruida Catedral de Berlín. Para afianzar su relación con sus antiguos súbditos que habían emigrado a los Estados Unidos, distribuyó biblias, campanas y otros presentes a muchas iglesias alemanas en los Estados Unidos - muchos de los cuales siguen atesorados hasta nuestros días. Además donó generosamente al naciente Museo Germánico de Harvard en 1905. También cultivó buenas relaciones con sus súbditos católicos. Así como había fondeado a instituciones protestantes alemanas en Tierra Santa, en 1898, Guillermo hizo una donación a la Abadía de Hagia María en Jerusalén.

Al mismo tiempo, corrientes frescas estaban moviéndose en el alma de Alemania. El Pan-Germanismo buscaba atraer a todos los germano-parlantes - incluyendo a los de Austria-Hungría - al Imperio dominado por Prusia; este movimiento también era anti-católico. Como los demás nacionalismos europeos del período, su cuasi-misticismo hacía de la nacionalidad una religión. En cierto sentido, era rival del Movimiento de Reavivamiento católico, por el alma de los alemanes. Ciertamente, en parte bajo la presión del desarrollo del cientificismo, del misticismo en la poesía y de mucho más, se tornó en un tema central en la cultura germánica en vísperas de la Primera Guerra Mundial.

La guerra arruinó a Alemania, ciertamente. Miles de muertes, la economía en ruinas, las posesiones de ultramar perdidas, y todo aparentemente por nada. Además, el Kaiser y los demás príncipes fueron todos depuestos y huyeron. En su lugar, se estableció la República Weimar. Nacida de la derrota, captó la imaginación y el patriotismo de relativamente pocos alemanes. Unos voltearon a la izquierda y abrazaron la visión comunista de una Utopía - de esto surgieron revueltas sin éxito en Berlín y otros lugares, al igual que la poco duradera República Soviética de Baviera. Estas fueron suprimidas por veteranos desmovilizados y estudiantes de derechas en los llamados 'Freikorps.' Con el tiempo, cierto tipo de orden se restauró, y para 1924, la República Weimar parecía ser un estado en marcha.

Pero satisfizo a pocos. en 1918, el Bund der Aufrechen - 'Liga de los Justos' - fue fundada para reinstalar a los Hohenzollern. El católico bávaro Karl Ludwig Freiherr von und zu Guttemberg estuvo activo organizando la restauración bávara - fuera como parte de o independiente de Alemania. Pero muchos pensadores, católicos y protestantes, pensaban que los males de Alemania requerían más que una reinstalación de la Monarquía Guillermana. Un reino a la vez más a tono con la Edad Media y con el futuro: una construcción no meramente política sino también espiritual y cultural era a lo que aspiraban. Desde luego, había muchas ideas diferentes acerca de cómo proceder, pero en conjunto fueron llamadas la 'Revolución Conservadora.' Entre sus luminarias se encontraban Edgar Julius Jung, Ernst Jünger, Heinrich Brüning, Ernst von Salomon, Arthur Moeller van den Bruck, Stefan Geoge, Hubertus von Loewenstein-Scharffeneck, y los austriacos Othmar Spann y Hugo von Hofmannsthal. Juntos aspiraban a construir una 'Alemania Sacra.'

Pero fue un movimiento de la izquierda cuyos dirigentes supieron bien cómo cubrirse de patriotismo quienes acabarían siendo los amos de Alemania - los Nacional Socialistas. Bien llamados 'Bolcheviques de camisa café,' su carismático dirigente, Adolf Hitler, fue capaz de convencer a unos cuantos Revolucionarios Conservadores así como a una buena parte de la opinión más convencional, que él sería el salvador de la país - especialmente después del colapso de la economía alemana. La destitución de Heirich Brüning por el Presidente Hindenburg pavimentó el camino para la subida al poder de Hitler. La mayoría de los Monárquicos y los Conservadores Revolucionarios se oponían a él - y sus sospechas más sombrías fueron confirmadas por los asesinatos de varios de sus miembros en la 'Noche de los Puñales Largos.' El resto se volvió núcleo de la Resistencia Alemana a Hitler; desde sus filas ideológicas surgió Claus von Stauffenberg, héroe de la conjura de julio contra Hitler en 1944. Él murió clamando '¡Viva la Sacra Alemania!' Muchos más perdieron la vida en las secuelas del fracaso de ese atentado.

Después de la Guerra, lo que quedaba de los partidos del Centro y Conservador, fueron unidos para formar el Partido de la Democracia Cristiana bajo la dirección de Konrad Adenauer. Inicialmente, el ala derecha de ese partido estaba formada por esa gente - en particular del Abendländische Bewegung (Movimiento Occidental). Pero en los años 1950s, fuertemente influenciados tanto por los Estados Unidos como por la Unión Soviética (quienes, por diferentes razones, eran enemigas de la Monarquía y de la Revolución Conservadora) fueron pronto hechos a un lado. La 'revolución de 1968' pareció dar al traste con esas ideas.

A pesar de la caída de la Unión Soviética y del desplazamiento de todo el espectro político hacia la izquierda - así como del colapso de la moral que ya es común en Occidente - hay en estos días, alemanes entusiasmados por explorar, retener o aun restaurar elementos de su legado político y cultural. Además de la revista Corona, Tradition und Leben es quizás el grupo monárquico más grande del país, está dedicado al proyecto de reinstalar a los Hohenzollern a las coronas de Prusia y de Alemania, así como las otras casas a las suyas. El Verband der Koenigstreuen [Asociación de Leales al Rey] en Baviera sigue llevando la estafeta por los Wittelsbach. Los primos Hanoverianos de los Windsor también tienen sus defensores, el Welfenbund. Las diversas otras casas soberanas de antaño siguen estando activas, al igual que la nobleza. También hay un pequeño remanente del antiguo Partido Católico de Centro. El Renovatio Institut busca conservar el bien común, contribuyendo a la preservación y renovación de sus cimientos culturales y hallar en la riqueza del legado del pensamiento cristiano occidental, respuestas a los desafíos que enfrenta este legado y las culturas en él basadas," Con ideas similares están los Conservadores Alemanes. La Sección Alemana de la Unión PanEuropea declara que está "comprometida con el Cristianismo como alma de Europa, en particular la imagen cristiana del hombre. La Unión PanEuropea está luchando contra todas las tendencias que destruyen la fuerza espiritual y moral de Europa, el nihilismo, el ateísmo, y el consumismo inmoral. La unión PanEuropea lucha por una Europa Cristiana, eso es, un continente de dignidad humana y de respeto a Dios y a Su creación."

Religiosamente, la Fraternidad de San Pedro y el Instituto de Cristo Rey operan en el país, en tanto que Berlín tiene su comunidad tradicionalista, el Instituto San Felipe Neri. Pro Missa Tridentina y Una Voce son organizaciones laicas. En el frente cultural, la Asociación de Asociaciones Ciudadanas Alemanas es un grupo paraguas de grupos locales de todo el país, que buscan mantener las tradiciones locales; la Federación de Patria y Entorno en Alemania sirve en una función semejante. La Familienbetriebe Land und Forst representa a terratenientes privados, nobles y plebeyos, cuyas raíces en la tierra muchas veces vienen de siglos atrás.

Sufriendo de la misma secularización y demonización de cualquiera que se ubique a la derecha del socialismo que fastidia al resto de Europa, la moderna Alemania está lejos de ser feliz en su propio pellejo. Por una parte, el localismo siempre ha sido muy fuerte, mientras que por la otra, su conexión con el Sacro Imperio Romano Germánico siempre la obliga a ver más allá de sus fronteras, sea para alcanzar la unidad o para conquistar. El influjo islámico masivo de los años recientes ha agregado dificultades al país, como lo han sido las medidas de mano de hierro anti-COVID de la Canciller Merkel. Recemos mucho por un país que ha producido tantos santos y héroes, que algún día vuelva a ser la Sacra Alemania.

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