lunes, 19 de mayo de 2014

Veinticinco Errores Explícitos del Concilio Vaticano II. 2a

Veinticinco Errores Explícitos del Concilio Vaticano II


del comentario TWENTY-FIVE EXPLICIT ERRORS OF VATICAN COUNCIL II, por TIM, tomado de http://angelqueen.org/2013/12/30/o-council-where-is-thy-infallibility/

y traducido deel inglés por Roberto Hope

Resaltados en letra negrita se muestran los conceptos erróneos contenidos en documentos del Concilio Vaticano II. Debajo de ellos se presentan algunas afirmaciones del magisterio anterior a dicho concilio y otras de santos y doctores de la Iglesia que las contradicen, así como algunos argumentos de recta razón del autor, que los señala como errores.

    Segunda parte: Nostra Aetate


  1. “Aunque las autoridades de los judíos con sus seguidores reclamaron la muerte de Cristo, sin embargo, lo que en su Pasión se hizo, no puede ser imputado ni indistintamente a todos los judíos que entonces vivían, ni a los judíos de hoy.” Declaración sobre la Relación de la Iglesia con las Religiones No Cristianas, “Nostra Aetate” 28 de octubre de 1965.
    1. ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores.  Hechos 7:51-52
    2. Los judíos, que mataron al Señor Jesucristo y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres, impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues la ira de Dios ha venido sobre ellos hasta el fin.  I Tesa 2:14-16
    3. ¡Pobres judíos! Ustedes invocaron una terrible maldición a que cayera sobre sus cabezas, al decir “Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos” (Mateo 27:25), y esa maldición la llevan con ustedes hasta estos días; ustedes, raza miserable, y hasta el fin de los tempos habrán de sufrir el castigo de esa sangre inocente.  San Alfonso María de Ligorio.
    4. El Señor hizo a Caín errabundo y fugitivo sobre la tierra, pero le puso una marca, no fuera que alguien que se lo encontrara quisiera matarlo. Así tembién los judíos, contra los cuales la sangre de Cristo clama, aun cuando no debe matáreseles, de todos modos, como errabundos deben permanecer en la tierra hasta que sus caras se llenen de vergüenza y busquen el nombre de Jesucristo nuestro Señor.   Papa Inocencio III
    5. Los judíos andan errantes por toda la tierra, sus espaldas dobladas y sus ojos viendo hacia abajo, trayendo para siempre a nuestras mentes la maldición que llevan sobre ellos.  San Agustín.
    6. Recta Razón: La declaración del concilio es una construcción ilógica de lo que en lógica se llama un hombre de paja (o sea eludir la cuestión) ya que nadie jamás consideraría indiscriminadamente a todos los judíos culpables de la muerte de Jesús. Su madre era judía, como lo eran sus primeros apóstoles y sus discípulos. Hay también muchos judíos hoy en día que son católicos devotos, y siempre los ha habido desde la Pasión. Por consiguiente, esa afirmación es errónea.
  2. ... La Iglesia ... deplora los odios, persecuciones y manifestaciones de antisemitismo de cualquier tiempo y persona contra los judíos.” Nostra Aetate
    1. Desagradecidos de favores recibidos, y olvidándose de los beneficios, los judíos responden a la amabilidad con insultos y a la bondad con impío desdén. Han de conocer el yugo de su esclavitud perpetua por causa de su culpa. Cuiden que los pérfidos judíos nunca en el futuro se vuelvan insolentes, sino que en temor servil sufran siempre públicamente la vergüenza de su pecado – Papa Gregorio IX
    2. Los que crucificaron a Jesús deben ser tenidos en sujeción completa    Papa Inocencio III
    3. Sería lícito, conforme a la costumbre, tener a los judíos en perpetua servidumbre debido a su crimen.  Santo Tomás de Aquino.
    4. Recta razón: La Iglesia es el pilar y fundamento de la verdad según la escritura; por consiguiente, su “manifestación de antisemitisemo” no sólo es meritoria, buena y verídica, sino necesaria para una sociedad saludable. A la vez, uno puede lógicamente aborrecer los errores de la diabólica religión judía sin necesidad de odiar (deseándoles el fuego del infierno) a todos los judíos. Mi madre es una judía que se llama María y el amigo que más amo es un judío que se llama Jesús.
  3. La Iglesia, por consiguiente, reprueba como ajena al espíritu de Cristo cualquier discriminación o vejación realizada por motivos de raza o color, de condición o religión.” Nostra Aetate.
    1. Que los evangelios les sean predicados a los judíos, y si éstos siguen obstinados, que sean expelidos.  Papa León VII
    2. Si alguno no condenara a aquéllos que sostienen opiniones similares a las de los herejes y que han permanecido en su impiedad hasta su muerte. Que sea anatema.  II Concilio de Constantinopla
    3. Aquéllos que hayan sido detectados, aun con escasa prueba, de haberse apartado de la doctrina de la religión católica deben ser clasificados como herejes y caer bajo las sentencias que operan contra los herejes.  Papa Inocencio IV.
    4. Decretamos que aquéllos que dan crédito a las enseñanzas de los herejes, así como aquéllos que los defienden y los patrocinan, sean excomulgados. Si alguien se rehusa a evitarlos luego de que aquéllos han sido condenados por la Iglesia al ostracismo, sean también excomulgados [déjenme interponer aquí que este decreto reduciría a la Iglesia otra vez a ese “pequeño rebaño” del que habla Jesús]. Por la defensa de la fe, las autoridades seculares, sea el cargo que tengan deberían exterminar a los herejes en la medida de sus capacidades. Siempre que alguien asuma autoridad, sea ésta espiritual o temporal, que sea obligado a confirmar por juramento este decreto.  Cuarto Concilio de Letrán (ecuménico]
    5. Recta razón: No “discriminar” contra las religiones falsas es el culmen de una herejía llamada indiferentismo (o americanismo en los EUA). Esta herejía ha sido condenada. Por consiguiente así también lo es el Concilio Vaticano II en esta declaración verdaderamente ilógica.

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