lunes, 3 de marzo de 2014

¿Qué es la Filosofía Cristiana?

¿Qué es la Filosofía Cristiana?

La Dictadura del Relativismo ha lanzado un asalto furioso contra la noción básica y fundamental de la Verdad Absoluta. Desligada de la realidad, prefiriendo ficciones como el “matrimonio homosexual”, la mente moderna se ha volcado en sí misma. El contrasentido se ha vuelto lo normal. Para resistir y oponerse a esta anárquica guerra relámpago, nunca ha sido tan urgente el entender los fundamentos filosóficos, como se presentan tan claramente en este texto de una conferencia presentada en Sydney

Del artículo "What is Christian Philosophy?"

Por Peter Kalina

Publicado en el número de Junio-Julio 2012 de Christian Order
http://www.christianorder.com/features/features_2012/features_junejuly12_bonus.html


Traducido por Roberto Hope

El Padre Black, en su brillante introducción a esta serie de conferencias sobre la Civilización Cristiana, se refería a la necesidad del ocio como base de toda auténtica cultura. Su tesis siendo que: Si el hombre está totalmente preocupado con la idea de ganarse la vida, no tiene tiempo para otras ideas que deben formar el fundamento de toda civilización o cultura sólida. Para que el hombre pueda desarrollar su potencial completo, debe tener tiempo para pensar.

Debemos enfatizar de inicio, que el pensar no debe ser sólo por pensar, pues ha sido el pensar por pensar lo que en gran medida ha contribuido a la decadencia de la civilización, que observamos a diario en nuestra vida. El gran matemático y enormemente sobrevaluado filósofo, René Descartes, en su muy citado pero abominable aforismo, dijo: “Cogito ergo sum” (Pienso, luego existo). El propósito de esta conferencia es demostrar “Non 'cogito ergo sum' sed 'sum ergo cogitare possum” (no 'Pienso, luego existo' sino 'Soy, luego puedo pensar')

Cordura y Realidad: Pensar en Cosas
Si el pensar no es por pensar, entonces ¿para qué es?. Muy simplemente, el pensar es para las cosas. Pensar y cosa van juntos. No es por casualidad o capricho que en los lenguajes sajones “think y thing” o “denken y Ding” suenen de forma tan similar. Nuestra cordura depende de que nuestro pensamiento esté conectado con la realidad; o sea, lo que pensamos debe corresponder a lo que son las cosas.

El gran filósifo tomista alemán, Josef Pieper, escribió una pequeña pero muy significativa obra intitulada Musse als Fundament der abendländischen Kult (Ocio, la base de la cultura occidental) ¿Por qué se interesaría un filósofo en la cultura? ¿Qué no, la mera mención de filosofía invoca ideas de irrelevancia e inutilidad? ¿No lo pone a uno a dormir? Muy ciertamente, las filosofías modernas harán justamente eso. Pero ténganlo por seguro, si logro ponerlos a dormir esta tarde, no será gracias a la filosofía moderna.

¿Por qué puedo afirmar esto? Porque la verdadera filosofía y el pensar acerca de las cosas son esencialmente lo mismo. Si separa uno el pensamiento de las cosas, separa uno la filosofía de la realidad. ¿Qué es esta cosa llamada filosofía que me permite hacer tales afirmaciones y, para muchos oídos modernos, afirmaciones tan estrafalarias?

Farsantes Sofistas vs Amantes de la Filosofía
Veamos ahora lo que es la filosofía. La mejor manera de comenzar es viendo al mundo mismo. La palabra filosofía viene del griego philo, que significa amor, y sophia, que significa sabiduría. De ahí que la definición nominal de la filosofía sea el amor a la sabiduría. Pero ¿por qué sólo el amor a la sabiduría? Ciertamente deberíamos poder decir que la filosofía es sabiduría, y dejarlo así. Para ver por qué, tendremos que atrasar el reloj y situarnos en el siglo cuarto antes de Cristo.

En esa época deambulaban por Grecia hombres, llamados sofistas, que no sólo se consideraban ellos mismos sabios, sino que por una remuneración, estaban dispuestos a enseñarles a otros cómo hacerse tan sabios como ellos. Pero más que sabiduría, lo que ellos realmente enseñaban era cómo vivir en el mundo, las cosas correctas que decir para influir en la gente y tener éxito — lo que peyorativamente ahora se le conoce como sofisma.

Los farsantes de hoy son sus descendientes intelectuales. Oponiéndose a los sofistas, hubo un hombre que era demasiado humilde para llamarse sabio pero prefería ser conocido como un amante de la sabiduría, o sea un filósofo. Ese hombre, por supuesto, era Sócrates, el maestro de Platón que, a su vez, fue maestro de Aristóteles.

Las Cuatro Causas: Estudio de un caso
Si la filosofía es el amor a la sabiduría ¿entonces qué es la sabiduría misma? Sabiduría es el conocimiento a través de las causas más elevadas. Una mirada a las causas de la Catedral de Saint Mary's en Sydney aclarará esto:

Una de las causas de Santa María son los sillares con que está construida, pues si quitas los sillares, dejarás de tener una catedras. Pero, por supuesto, un montón de piedras no es una catedral.  Otra de las causas de Saint Mary's es el orden de los sillares o el diseño de la catedral. Por supuesto, alguien tuvo que ordenar los sillares de acuerdo con un diseño o plano. Esto requiere de otra causa, el constructor. El constructor, a su vez, no construye una catedral sólo por construir una catedral, busca ganarse la vida y sostener a su familia. El constructor principal, el Arzobispo de Sydney, quiso construir la catedral. se supone, para la mayor gloria de Dios. 

Este ejemplo de la Catedral de Saint Mary´s es una ilustración de las cuatro causas de Aristóteles:

Hay dos causas intrínsecas. En primer lugar, la causa material, de lo que algo está hecho, los sillares en el caso de la catedral; y en segundo lugar, la causa formal, aquéllo que hace a algo ser lo que es — o sea el diseño de la catedral. Además de estas dos causas intrínsecas, hay dos causas extrínsecas. La primera es la causa eficiente o el agente, o sea quién o qué da la forma a la materia, el constructor de la catedral, y la segunda es la causa final, el fin o propósito de algo, la mayor gloria de Dios en el caso de la Catedral

Hay que hacer notar que la causa final es la primera en el orden de intención y la última en el órden de ejecución. Eso significa que el primer paso en la construcción de la Catedral de Saint Mary´s es el deseo de tener una catedral. El último es la nueva y reluciente catedral.

Partes Filosóficas
Aun cuando es verdad decir que la filosofía se interesa por todo, también es cierto que la filosofía se interesa más en saber por qué son las cosas, en vez de qué son las cosas; en cambio las ciencias empíricas, la física y la química por ejemplo, se interesan más en lo que son las cosas en vez de por qué son las cosas.

La preocupación de la filosofía es con las cosas o el ser, y por qué hay algo y no nada. La raison d’être de la filosofía es el ser.

La filosofía puede dividirse en tres partes: instrumental, especulativa y práctica,

1. La parte instrumental de la filosofía es la lógica. La lógica, como la filosofía, es una ciencia. Desafortunadamente hoy en día, la palabra ciencia se utiliza sólo para designar las ciencias empíricas o experimentales. El término ciencia, sin embargo, es mucho más amplio que esto. La palabra viene del latín “scientia” que significa conocimiento en un sentido amplio, o sea conocimiento a través de las causas. La lógica es la ciencia del pensamiento. La filosofía es la ciencia del ser o de las cosas. La filosofía utiliza la lógica como un instrumento para ayudarnos a pensar correctamente acerca de las cosas. Como lo mencioné antes, la filosofía es por el interés de las cosas no por el interés de pensar.

2. La parte especulativa de la filosofía se ocupa primordialmente del ser, no del hacer. La palabra especular viene del latín “speculari”, que significa observar. En la filosofía especulativa vemos las cosas. La filosofía especulativa puede dividirse a su vez en “Física” y “Metafísica”.
En este contexto, física significa filosofía natural, no la ciencia experimental del mismo nombre. Aquí nos interesa el ser en lo concerniente a que es movible o cambiable. La física puede a su vez dividirse en “Cosmología” y “Psicología Filosófica”. La cosmología trata de cosas tales como el espacio y el tiempo, la materia y la forma, la substancia y los accidentes, las cuatro causas, etc. La psicología filosófica trata de seres que se pueden mover por sí mismos, o sea, de cosas vivientes. En cierto sentido, es la ciencia del alma porque todas las cosas vivientes, sean plantas o animales, tienen alma. Las plantas y los animales tienen almas materiales, en tanto que el hombre tiene un alma espiritual.

Metafísica, la otra parte de la filosofía especulativa, como su nombre lo indica, echa una mirada más profunda que como lo hace la física. Está dividida en Metafísica Defensiva, Ontología y Teología Natural.

La Metafísica Defensiva defiende la posibilidad de conocer el ser. Esto es muy importante en una época que niega toda objetividad del conocimiento y sostiene que no hay una verdad absoluta y que todo es relativo.

Ontología es la ciencia del ser en cuanto a ser. Aquí se examina la naturaleza de la verdad, de la bondad y de la belleza.

La teología natural trata de la causa del ser; o sea, por supuesto, de Dios.

En la Teología Natural, puede encontrarse todo lo que la razón puede saber acerca de Dios: las pruebas de la existencia de Dios; la naturaleza de Dios, en cuanto a que Él es un solo ser: Ha de contrastarse con la teología sagrada y revelada en la que no sólo pueden encontrarse las verdades acerca de Dios conocidas por la razón, sino también aquellas verdades que sólo Dios podía saber y se ha dignado revelarnos. Un ejemplo primordial de esto es la doctrina de la Santísima Trinidad. La razón humana por sí sola nunca en un millón de años o en un mes de domingos podría jamás llegar al conociminento de esta doctrina, que es de lo más sublime. Lo mismo sucede con la Encarnación de Nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.

3. La parte práctica de la filosofía se interesa primordialmente con el hacer en vez del ser. La filosofía práctica puede, a su vez, dividirse en Filosofía Moral o Ética, y Poiética. La ética trata de lo que uno debiera hacer: La poiética trata de cómo debiera uno hacer las cosas; o sea que es la filosofía del arte.

Filosofía Verdadera = Filosofía Cristiana
Dada la historia de la filosofía y de hecho la del mundo, debe ser difícil de creer que pueda haber cosa tal como una “Filosofía Cristiana.” Después de todo ¿no dijo Cicerón, el gran estadista romano, que no ha habido algún disparate que no haya sido enunciado por algún filósofo en alguna parte? Tantos filósofos, tantas filosofías ¿cómo puede simplemente haber una filosofía verdadera? Debe haber una filosofía verdadera porque la verdad es una. Las cosas o existen o no existen, la causalidad o existe o no existe. Aun si la filosofía verdadera no existiera ahora, todavía podría armarse tomando las verdades de varias filosofías falsas. La verdad no puede contradecir a la verdad y consecuentemente debe haber, y hay, una filosofía verdadera. Es la filosofía de Aristóteles, tal como fue perfeccionada por Santo Tomás de Aquino.

Pero ¿cómo podemos decir que esta filosfía verdadera es una “Filosofía Cristiana”? Después de todo, el Cristianismo ha sido revelado por Dios, y la filosofía se descubre por la razón. El cristianismo depende de la fe y de la autoridad. La fe y la autoridad no ejercen poder sobre la la filosofía. Dado que Dios es el autor de la gracia y el autor de la naturaleza, no puede haber contradicción entre las verdades del orden sobrenatural y las del orden natural. La filosofía verdadera es la “Filosofía Cristiana” porque el autor de sus verdades es Dios y como Cristo es Dios, la filosofía verdadera debe ser la filosofía de Cristo.

Comprendiendo lo Sobrenatural
También llamamos Filosofía Cristiana a la filosofía verdadera porque las verdades filosóficas nos ayudan a comprender mejor los misterios sobrenaturales. Teniendo eso en cuenta,  a diferencia de Dios Todopoderoso, nosotros jamás podremos entender completamente Sus misterios.

La filosofía nos ayuda a entender los misterios de la Santísima Trinidad y de la Encarnación al aclararnos nuestras nociones de persona y de naturaleza. Naturaleza es lo que algo es, persona es quien alguien es. ¿Quién es Cristo? La Segunda Persona de la Santísima Trinidad ¿Qué es Cristo? Dios y Hombre. En la Santísima Trinidad tenemos tres quiénes y un qué. Es la psicología filosófica la que ayuda a nuestra comprensión de estos dos grandes misterios de nuestra fe.

En el Santísimo Sacramento, bajo las apariencias del pan y del vino, tenemos el cuerpo, la sangre, el alma y la Divinidad de Nuestro Señor. Sabemos que la sustancia es Cristo y que las apariencias o accidentes son la forma, el color, el sabor, el olor, etc. del pan y del vino. Nuestra comprensión de sustancia y accidentes es la misma que la que tenía Aristóteles en el Siglo IV antes de Cristo.

Nuestra doctrina de materia y forma de los sacramentos es tomada de la cosmología. Todas las creaturas, con excepción de los ángeles están compuestas de materia primaria y forma sustancial. La materia primaria es lo que puede ser cuerpo; forma sustancial es lo que lo hace ser un cuerpo particular, o sea, una piedra, una flor, un gato o un hombre. Ahora bien, por supuesto, la materia y la forma de los sacramentos es un poco distinto de esto. Por ejemplo, en el sacramento del Bautismo, el ministro, al decir las palabras, o sea la forma, y vertir el agua, o sea la materia, lava de hecho el alma, limpiándola del pecado original.

Teología Sagrada: La medida de la Verdad
Debe también concederse que la Teología Sagrada constituye una gran ayuda para la filosofía. Esto es porque, si cualquier opinión filosófica contradice una verdad de la Teología Sagrada. Entonces sabremos que debe ser falsa. Si algún filósofo nos dice que no hay tal cosa como bien y mal, no debemos ponerle atención a sus argumentos para saber que está equivocado. Dios nos ha dado el Decálogo para que distingamos el bien del mal. Dios no puede mentir; por lo tanto ese filósofo está errado. La única razón que pudiéramos tener para escuchar sus argumentos es para señalar los errores en su pensar. Vemos que la Teología Sagrada es un correctivo negativo para la filosofía, que la preserva del error.

El Verdadero Camino entre Dos Extremos
¿Cómo, pues, difiere la “Filosofía Cristiana” de las demás filosofías? Además de la diferencia obvia de que las filosofías no cristianas están plagadas de errores. La filosofía verdadera mantiene un curso entre dos extremos: El extremo del nominalismo y el extremo del idealismo.

1. Quienes proponen el nominalismo sostienen que el único conocimiento que podemos tener es el conocimiento recibido a través de nuestro sentidos. Esto restringe nuestro conocimiento a los particulares. Aunque conozcamos al gato Micifuz, no podremos saber lo que es un gato porque sólo podemos percibir gatos individuales. No podemos saber qué es la verdad porque no podemos ver, oir, degustar, tocar u oler la verdad. Esto, por supuesto, sería insensatez pura.

2. Quienes proponen el idealismo sostienen que las únicas cosas que conocemos son nuestras ideas. Esto equivale a decir que nuestras mentes están divorciadas de la realidad; que lo que conocemos son pensamientos, no cosas. El conocer a través de los sentidos se considera ilusorio: No podemos estar seguros de que hay cosas fuera de nuestra mente y aun cuando las haya, no las podemos conocer. Una variación extrema del idealismo es el solipsismo, que afirma que la única cosa que existe es uno mismo. Un seguidor del solipsismo escribió una carta al Times de Londres quejándose del hecho de que nadie compartía las mismas opiniones que él. Si usted piensa que todo esto es insensatez está usted en terreno seguro.

La filosofía cristiana evita estos dos extremos adhiriéndose al dicho de Aristóteles de que, aunque todo conocimiento comienza por los sentidos, no acaba ahí. En el conocimiento comenzamos por percibir singulares, por ejemplo varios tipos de árboles. Observamos sus hojas, colores, crecimiento, reproducción y demás. Mediante la abstracción entendemos lo que es un árbol. Nuestra comprensión de lo que es un árbol no depende de que sea de un tamaño, forma o color en particular.

De hecho, el hombre tiene conocimientos de dos tipos: conocimiento sensitivo y conocimiento intelectual. Esto es así porque el hombre es un animal racional. Está compuesto de un cuerpo material y de un alma espiritual. Su cuerpo tiene los sentidos externos de vista, oído, tacto, gusto y olfato; los sentidos internos son sentido común, imaginación sensible, memoria sensible, e instinto. Su alma tiene la capacidad del intelecto, por la cual de los singulares sensibles puede abstraer ideas universales. Por la misma facultad, puede hacer juicios acerca de la verdad o falsedad de proposiciones individuales. Igualmente, de verdades conocidas, puede razonar para llegar a nuevas verdades. Por su conocimiento sensitivo, el hombre es como los demás animales de la creación; por su conocimiento intelectual, el hombre es como los ángeles y como Dios.

Pensar como Dios
Así entonces, regreso al título de esta conferencia, “¿Qué es la Filosofía Cristiana?”  Espero haber sido claro en explicar que la Filosofía Cristiana es la filosofía auténtica, o sea el pensamiento verdadero acerca de todo. Decir que es el pensamiento verdadero es decir que los pensamientos de uno deben conformarse con la realidad. Para contestar la pregunta de Pilatos: “¿Quid est veritas?” (¿Qué es la verdad?). La verdad es la conformidad de la mente con la realidad, de mente con cosa. Aun mejor dicho, la verdad es lo que es. El punto es que nuestras mentes deben conformarse a las cosas y no lo contrario: Pues sólo Dios hace que las cosas se conformen a Su mente. Las cosas se deteminan por la mente de Dios. Las cosas que Él ha hecho determinan nuestras mentes.

No es por nada que el antiguo catecismo preguntaba ¿Cómo sabemos que hay un Dios?  La respuesta, por supuesto, es “Sabemos que hay un Dios por las cosas que ha hecho”. Las cosas fueron hechas para llevarnos a Él. No hay creatura sin un creador: El pensar claramente de las cosas nos debería llevar al Pensador que ha traido cosas a existencia sin hacer esfuerzo alguno. El Pensador Superior que tiene un solo pensamiento, distinto — mas no separado — de Él mismo, el Verbo, engendrado desde toda la eternidad; del amor de estas Dos Personas, procediendo eternamente una Tercera Persona, el Espíritu Santo.

Agradezcamos a este Todopoderoso Dios Trino y Uno por habernos dado esta facultad de pensar acerca de las cosas, y oremos por que cada vez más conformemos nuestro pensamiento a Su pensamiento

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