lunes, 27 de enero de 2014

El Papa Francisco y el Islam

El Papa Francisco y el Islam
Por Louie Verrecchio
http://www.harvestingthefruit.com/2014/01/
Traducido por Roberto Hope

1. Visitando a un grupo de refugiados en la parroquia del Sagrado Corazón en Roma el pasado domingo 19 de enero, el Papa Francisco dijo:
“compartiendo nuestra experiencia al llevar esa cruz, para quitar esa enfermedad de nuestros corazones, que amarga nuestra vida, es importante que hagan lo siguiente en sus reuniones: Quienes sean cristianos, con la Biblia y quienes sean musulmanes, con el Korán. La fe que sus padres les infundieron les ayudará siempre a salir adelante.”
2. Como católicos, entendemos que “esa enfermedad de nuestros corazones” es más que la simple ansiedad y tristeza que acompaña a todos los que sufren y lloran en este valle de lágrimas; más bien el origen de la amargura del hombre es su separación de Dios.

3. Sólo Jesucristo es el Médico Divino por cuyas heridas somos sanados (Isaías 53)

4. El Korán sostiene que nuestro Bendito Señor no es más que un hombre y nada más que eso. Es, en otras palabras, un libro de mentiras blasfemas, ofensivo a Dios Todopoderoso y a aquéllos que en verdad lo aman.

5. Uno puede aferrarse al Korán hasta su último suspiro, pero fuera de Jesucristo y de su Santa Iglesia Católica, no hay salvación.

6. Aquellos padres que infundieron en sus hijos una “fe” en el dios falso del Korán han logrado poco más que perpetuar una mentira, consignando a sus hijos a la muerte eterna.

7. Jesucristo encargó a su Iglesia a bautizar a todas las naciones en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que observen todo aquello que Él ha mandado.

8. El Vicario de Cristo tiene el deber de llevar a efecto esta misión

9. El Papa Francisco faltó tanto a Nuestro Señor como a los musulmanes a quienes se dirigió en la Parroquia del Sagrado Corazón en Roma.

10. El Papa Francisco se alió a esos padres musulmanes en perpetuar una mentira que esencialmente consigna a sus hijos a la muerte eterna.

11. Debemos rezar y ayunar por el Papa.

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