A propósito del inmisericorde, soberbio e injusto trato que la burocracia Vaticana encabezda por el humilde Papa Francisco ha dado en estos últimos meses a los Franciscanos de la Inmaculada, comenzaremos con un editorial que nos recuerda que debemos defendernos de los ataques contra la Tradición.
La Hostilidad contra la Tradición
No es Normal y Debe Oponérsele
Traducido al
español por Roberto Hope, de la traducción al inglés del
Editorial
contenido en el número de enero de 2014 de Radicati nella Fede,
hecha y
adaptada del original italiano por Francesca Romana, y publicada en:
http://rorate-caeli.blogspot.com/2013/12/war-on-tradition-not-normal-and-must-be.html
Sacerdotes y seminaristas: “¿Qué
esperan para contraatacar?”
El Papa había esperado un cambio...
pero la curia diocesana, conformada con ex del '68, no lo ha
permitido.
Lo siguiente es la editorial de enero
del 2014 de Radicati nella Fede:
El llamar a
las armas a los sacerdotes católicos y a los seminaristas que
conocen la tradición pero que no la han abrazado completamente, es
especialmente importante.
Prácticamente todo se permite; más
bien, todo menos la Tradición.
Después del valiente, pero al mismo
tiempo tímido acto de Benedicto XVI cuando emitió su Motu Proprio
del 2007, hemos sido testigos de un continuo afán por “confinar”
a la Tradición fuera de la Iglesia.
El Santo Padre dijo que la Antigua
Misa nunca había sido abrogada. En cierto modo, ese dicho confirmó
que no podía ser abolida, puesto que la autoridad de la Iglesia
sirve para conservar la Tradición como una fuente de la Revelación,
tal como sirve para para conservar las Sagradas Escrituras, pero
nunca puede regir sobre ellas; si rigiera sobre ellas, la autoridad
[de la Iglesia] no sería aquélla que Nuestro Señor deseaba, y
tomaría la forma de autoritarismo.
Bien entonces, después del Motu
Proprio Summorum Pontificum, la diversa curia diocesana se ha afanado
en un decidido esfuerzo por parar, suprimir o confinar todo intento
de retornar a la gloriosa Tradición de la Iglesia, tanto en lo
doctrinal como en lo litúrgico.
Esto ha sido el total boycoteo de la
voluntad del Papa, la cual fue un simple acto de justicia: la Misa
que la Iglesia ha celebrado durante quince siglos y que produjo
santos jamás puede ser abolida.
Ni siquiera la terrible carencia de
sacerdotes que hemos visto en estos últimos años, ha podido liberar
a la Tradición del confinamiento que sufre. Prefieren quedarse sin
sacerdotes, prefieren cerrar los templos, pero se niegan a permitir
que los sacerdotes tradicionalistas celebren la Misa de siempre.
Muchos sacerdotes estaban listos para
pasarse a la Tradición; muchos estaban interesados seriamente en
obtener pasesión de ésa que constituye el mayor patrimonio de la
Iglesia, muchos pidieron que se les enseñara a decir la Misa
Antigua.
Entonces, como hacha implacable de
verdugo, sobre aquéllos que con jubilosa simplicidad habían
comenzado a celebrarla, cayeron procesos canónicos, remoción de
sus parroquias, sutiles acusaciones de cisma, etc. Usted conoce la
historia. Así ha caído un escalofrío sobre los sacerdotes, muchos
de los cuales eran jóvenes que soñaban con poder acercarse al altar
con un “Introibo ad altare Dei...”
¿Y qué debe decirse de los
seminaristas? “Si amas a la Tradición, eres peligroso y no puedes
ser ordenado en la Iglesia, “ éste es el estribillo que repiten
los superiores de los seminarios, obedientes a sus obispos.
Un tremendo escalofrío ha caído
sobre una potencial primavera para las almas; primero sobre los
sacerdotes y luego sobre los fieles. El Papa había tenido esperanza
de un cambio en el clima de la Iglesia, pero la vieja guardia, ahora
en la curia diocesana, conformada por ex-'68s, nada ha permitido.
Los sacerdotes que aman la tradición
se encierran en un silencio prudente y los seminaristas, en una
“ápnea” de conciencia, para poder llegar a su deseada ordenación
convencidos ilusoriamente de que las cosas habrán de cambiar
una vez que sean ordenados sacerdotes.
¿Es normal todo esto? ¡En absoluto!
¡No es normal en la Iglesia!
¿Están aquellos señores que se
muestran hostiles a la Tradición y que con extraños bizantinismos
la impiden, interesados todavía en la salvación de las almas?
¿desean todavía promover el cristianismo? o ¿aspiran a algo
diferente? Y, de ser así ¿por qué están ocupando la Iglesia de
Dios?
Han estado promoviendo una nueva
religión con tibias referencias al cristianismo del pasado. Han
estado bregando y gastando una enormidad de dinero con el propósito
de transformar al Catolicismo en una religión adecuada para los
salones literarios, gastan su tiempo en tratar de restaurar una
pintura o comentar sobre un texto literario, pero se mantienen
ausentes del territorio... no se sientan en el confesionario y no
suben al altar todos los días, pues andan afanosamente ocupados en
algún proyecto cultural.
¿Están todavía preocupados de que
las almas frecuenten los sacramentos? ¿consideran todavía los
sacramentos como necesarios para la salvación? o ¿están sólo
ocupados en crear “comunidad”, sustituyendo con estructura
lo que es esencial, o sea Dios.
Esperamos con todo nuestro corazón
que el año nuevo traiga dos cosas:
1. Un arrebato de valentía en todos
aquellos sacerdotes y seminaristas que están sufriendo a nombre de
una Iglesia que cada vez es más hostil a su propio pasado.
Quisiéramos decirles a ellos “¿por qué esperan para
contraatacar? Sí, contraatacar – ¡para obedecer a Dios!”
consideren los efectos de esta Iglesia terriblemente
modernizada; consideren la gran aflicción que ha producido, y
obedezcan a Dios jubilosamente. Es sólo de esta forma como podrán
servir a la Iglesia amorosamente, porque la Iglesia es – Tradición.
2. La enmienda de aquéllos que han
desplegado tal hostilidad contra la Misa Tradicional y que la han
aprisionado. Reconocemos que no todos ellos lo han hecho de mala fe.
A ellos quisiéramos decirles “Déjennos tener la experiancia de
la Tradición;” dennos los templos; permítannos cuidar de las
almas y luego vengan con toda simplicidad y juzguen los frutos.
Ustedes les han entregado templos a los cismáticos ortodoxos y han
anunciado las horas de culto de los herejes protestantes. ¿Cuándo
liberarán la misa de todos los tiempos del limbo en que la tienen?
¿Qué dirían sus antiguos párrocos, sus abuelos y los santos de
más de 2000 años de cristianismo?
Perdónennos si les hemos hablado con
tanta franqueza; no queremos ofender a nadie sino despertar su
conciencia en esta situación dramática. No es hora para ser
ceremoniosos.
Que el año 2014 despeje de mucha
almas sinceras su turbación, por la gracia de Dios y las oraciones
de muchos.
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